El fiscal de Morelos, Uriel Carmona, informó que solicitó a la Cámara de Diputados iniciar el proceso para desaforar a Cuauhtémoc Blanco, exgobernador de Morelos y actual diputado federal de Morena, denunciado por su media hermana por el delito de violación en grado de tentativa.
“Es requisito constitucional para que el Ministerio Público pueda proceder penalmente en contra de un servidor público federal, que la propia Cámara le retire el fuero para que las investigaciones periciales continúen”, dijo el funcionario en entrevista con Azucena Uresti en Radio Fórmula.
Nidia Fabiola denunció que los hechos ocurrieron cuando el exfutbolista era gobernador y ella trabajaba como coordinadora de Desarrollo Económico para MiPymes en la Secretaría de Desarrollo Económico y Trabajo.
Respecto a la denuncia, el fiscal indicó que el tema del desafuero no significa que el diputado sea culpable del delito por el que es señalado, ya que ese proceso solo es para que pueda ser investigado, posteriormente será un juez el que determine si es culpable o inocente.
“No se trata de un tema político, se trata de un familiar, de una media hermana. Trabajamos con cautela”, declaró.
“Lo que esperamos es que no haya ninguna represalia a nivel político en contra del Ministerio Público y Fiscalía porque tenemos la presión institucional de proceder contra las personas agresoras contra las mujeres”, mencionó.
El pasado 4 de febrero, Nidia Fabiola denunció en el programa de Azucena Uresti que era víctima de amenazas tras su denuncia contra Cuauhtémoc Blanco, lo que fue confirmado por el fiscal, quien detalló que ya existe una denuncia por el delito de amenazas.
A mediados de enero de este año, autoridades de Morelos presentaron ante la Fiscalía Anticorrupción un primer bloque de denuncias por presuntas irregularidades en diversas dependencias durante la administración de Cuauhtémoc Blanco, en detrimento de 40 millones de pesos del erario público.
El gobierno de Morelos tiene señalamientos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) por el presunto mal manejo de 2 mil 557 millones de pesos entre 2019 y 2023, periodo en el que Blanco se desempeñó como gobernador de esa entidad federativa.
En octubre, Cuauhtémoc Blanco fue elegido como secretario de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, a pesar de que el gobierno de Morelos fue señalado por hacer un posible mal manejo de recursos cuando él era gobernador de esa entidad.
La Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública es uno de los principales grupos de trabajo de la Cámara de Diputados, ya que ahí se analizan, discuten y aprueban los recursos económicos para las instituciones de gobierno, los organismos autónomos, los gobiernos estatales y municipales. A la Comisión le corresponde hacer el dictamen de Presupuesto de Egresos de la Federación y revisar la Cuenta Pública.
En conferencia de prensa, el diputado y coordinador de la banca de Morena, Ricardo Monreal, aseguró que no ha llegado la solicitud de desafuero en contra de Cuauhtémoc Blanco a la Cámara de Diputados.
“No conozco la denuncia, no ha llegado a la Cámara de Diputados, pregunté hace un rato en la Oficialía de partes y en la Secretaría General, en Servicios Parlamentarios, no ha llegado. No sabemos los delitos y tampoco cuál es la causa que se le imputa al diputado”, afirmó Monreal.
Sin embargo, aseguró que se le dará el seguimiento “normal” y que “habrá aplicación estricta de la ley”.
“De Cuauhtémoc Blanco le puedo decir que yo no prejuzgo. No, no lo hago y tampoco a ninguna de las partes que están en este litigio merece que se les descalifique. No lo voy a hacer. Y lo que les puedo asegurar que el grupo mayoritario actuará conforme a la ley y a la justicia” dijo.
Finalmente, al ser cuestionado sobre un posible conflicto de intereses entre el diputado Hugo Eric Flores, presidente de la Comisión Jurisdiccional que ha tenido desencuentros con Cuauhtémoc Blanco, Monreal señaló que el legislador es “un abogado serio” y reiteró su confianza.
“Yo estoy seguro de que Hugo Eric hará su trabajo de forma imparcial, profesional, objetivo y que no habrá ningún sesgo en el desempeño de su función”, concluyó.
El premio Nobel Mario Vargas Llosa murió a los 89 años en su residencia de Lima. Deja una prolífica obra de la que te destacamos 5 novelas de ficción que marcaron su carrera.
La carrera prolífica del escritor Mario Vargas Llosa, fallecido a los 89 años en Lima, duró casi 7 décadas y le valió, entre otros, el Premio Nobel de Literatura en 2010 y el premio Príncipe de Asturias, gracias a sus novelas, cuentos, ensayos, piezas de teatro e infinidad de artículos periodísticos.
Vargas Llosa era además integrante de la Academia Francesa, uno de los mayores honores culturales e intelectuales en Francia. Sus miembros son conocidos como les immortels (los inmortales), y solo hay 40 asientos, numerados y vitalicios.
Entre sus miembros destacados han estado Voltaire, Montesquieu, Victor Hugo y Alejandro Dumas.
El gobierno peruano decretó “Duelo Nacional el día 14 de abril” y anunció banderas a media asta en locales estatales con motivo del deceso, indicó un Decreto Supremo divulgado a medianoche.
Su disciplina y compromiso lo llevaron a producir una obra de asombrosa abundancia: 20 novelas, un libro de cuentos, 10 obras de teatro, 14 libros de ensayo, dos de crónicas y uno de memorias.
Estas son las obras de ficción más célebres de Mario Vargas Llosa, nacido en 1936 en la ciudad peruana de Arequipa:
Con su primera novela, el autor peruano irrumpió en el panorama literario internacional de manera impactante, marcando también el inicio del llamado “Boom Latinoamericano”, un movimiento literario que revolucionó la narrativa del siglo XX en lengua española.
A este grupo pertenecen también los mexicanos Carlos Fuentes, Juan Rulfo y Vicente Leñero, el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar y el uruguayo Juan Carlos Onetti, entre otros.
La historia, inspirada en sus vivencias personales, transcurre en el Colegio Militar Leoncio Prado, ubicado en Lima. Un internado de formación castrense donde jóvenes adolescentes se preparan para una posible carrera militar.
El colegio, sin embargo, representa cómo era a ojos de Vargas Llosa la sociedad peruana de la época: autoritaria, violenta, machista y profundamente desigual.
Al momento de su publicación, Perú atravesaba un periodo de fuertes tensiones políticas y sociales tras la dictadura del general Manuel A. Odría (1948–1956), por lo que la publicación de la novela fue polémica hasta el punto de que el ejército peruano quiso censurarla.
A Vargas Llosa le traería fama internacional y repudio local.
Como figura clave de la literatura latinoamericana, su segunda novela de ficción tampoco defraudaría. Ambiciosa y compleja, “Conversación en La Catedral” fue considerada por muchos críticos como una de sus obras maestras.
El libro se caracteriza por los cambios constantes de narrador, de tiempos verbales y de escenas, lo que obliga al lector a reconstruir por si mismo los hechos.
El 3 de octubre de 1968, el general Juan Velasco Alvarado lideró un golpe militar que derrocó a Fernando Belaúnde Terry, elegido en las urnas en 1963. En ese contexto y solo un año después se publicaría este libro.
La historia gira en torno a Santiago Zavala, conocido como “Zavalita”, un joven periodista que acaba desilusionado, trabajando como redactor en un periódico sensacionalista y viviendo una vida gris.
Un día, se encuentra casualmente con un antiguo chofer de su padre, y juntos se sientan a conversar en un bar llamado precisamente “La Catedral”. La conversación y los recuerdos de ambos sirven como eje central de la novela.
En un caso de rebeldía tribal, Vargas Llosa contrajo matrimonio en 1955, cuando aún contaba con 19 años, con su tía materna, la boliviana Julia Urquidi, 11 años mayor que él y divorciada. El escándalo en la familia fue enorme, no solo por la edad, sino por el parentesco.
De su relación con ella y su trabajo en Radio Panamericana saldría una de sus novelas más exitosas y graciosas: “La tía Julia y el escribidor”.
De nuevo, era una novela que contaba sus experiencias vitales, pero a diferencia de las anteriores obras, más densas y centradas en temas políticos, esta tiene un tono más ligero, casi humorístico y autobiográfico. Sí se mantiene la crítica al conservadurismo y clasismo de la sociedad peruana.
Cuando Vargas Llosa publicó “La tía Julia y el escribidor”, ya era un autor consagrado en América Latina y Europa.
Julia Urquidi publicaría luego una suerte de respuesta en su libro de memorias “Lo que Varguitas no dijo”.
Los críticos dicen que con este libro Vargas Llosa alcanzó la madurez literaria. Se nota, añade la crítica literaria, en la épica y las disertaciones filosóficas latentes en toda la narración.
Con “La guerra del fin del mundo” el escritor vira hacia la novela histórica de ficción.
Los acontecimientos que inspiran la historia son reales y ocurrieron en Brasil a fines del siglo XIX: la llamada Guerra de Canudos (1896–1897) fue una sangrienta rebelión religiosa que tuvo lugar en 1897 en Canudos, Brasil, y encabezada por el mesiánico Antonio Conselheiro.
Vargas Llosa toma este hecho real como base para una novela en la que múltiples personajes cruzan sus caminos: periodistas, soldados, bandidos, intelectuales, prostitutas, campesinos y políticos. El lector asiste no solo a una guerra física, sino también a una colisión ideológica entre modernidad y tradición, razón y fe.
Lo que empezó como un guión para una película que nunca se filmó terminaría convirtiéndose en una de sus obras más ambiciosas.
Más adelante regresaría a la novela histórica con “El paraíso en la otra esquina” (2003) y “El sueño del celta” (2010).
En 2000, cuando nadie lo esperaba, volvió a publicar una novela total con “La fiesta del chivo”, que rivalizaría con sus grandes logros en la escritura, como “Conversación en la catedral” o “La guerra del fin del mundo”.
Era el regreso del Vargas Llosa que se metía en el fragor de los grandes acontecimientos políticos y de la violencia. Y también el regreso a un tema muy atractivo para los escritores latinoamericanos: el caudillo devenido en dictador.
En esta ocasión, el foco se sitúa en la República Dominicana y la figura del dictador Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó con mano de hierro entre 1930 y 1961. Cómo haría antes, Vargas Llosa escribió esta novela tras una profunda investigación documental y entrevistas.
La trama gira en torno a Urania Cabral, hija de un antiguo funcionario trujillista, que regresa a Santo Domingo después de décadas en el exilio. Su viaje es el hilo conductor emocional y sirve para explorar el trauma personal y colectivo de una sociedad marcada por el silencio y la complicidad.
La novela denuncia cómo muchos sectores sociales –élite, iglesia, militares, empresarios– fueron cómplices del régimen, y cómo el miedo disolvió la responsabilidad individual.
Su literatura “estuvo marcada por la pasión por la literatura y el compromiso con la exploración de la condición humana a través de sus historias”, dijo La Casa de las Américas en su nota de despedida al genial escritor.
*Con información de Juan Carlos Pérez Salazar.
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