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Crimen organizado, desigualdad hídrica y políticas de conservación transfronteriza: desafíos en la Selva Maya
Crimen organizado, desigualdad hídrica y políticas de conservación transfronteriza: desafíos en la Selva Maya
Foto: Edith Kauffer
8 minutos de lectura

Crimen organizado, desigualdad hídrica y políticas de conservación transfronteriza: desafíos en la Selva Maya

Un nuevo libro explora cómo la conservación de la naturaleza y las relaciones geopolíticas se entrelazan en las tierras fronterizas de la Selva Maya, uniendo a México, Guatemala y Belice. La investigación presenta el concepto de la “Selva Maya y sus aguas–tierras”, espacios donde la conservación y la gestión de recursos naturales se entrelazan, conectando y desconectando elementos como el agua, los bosques y las tierras, instando a repensar las fronteras y límites establecidos.
13 de abril, 2025
Por: Astrid Arellano / Mongabay

La Selva Maya es un inmenso territorio considerado un hotspot de biodiversidad, compuesto por diversas áreas protegidas y sitios patrimoniales en México, Guatemala y Belice. No son solo líneas plasmadas en un mapa, sino espacios vivos y conectados, cuyos problemas y políticas de agua, tierra y bosques suelen ser tratados por separado y no como parte de la misma historia. Dos investigadoras proponen repensar estos temas que, en realidad, pueden estar muy entrelazados. Para ello, señalan un elemento clave, unificador y en ocasiones descuidado: el agua que existe en toda la región.

El nuevo libro The Maya Forest Waterlands Shared Conservation, Entangled Politics, and Fluid Borders, presenta un concepto novedoso: “la Selva Maya y sus agua-tierras”, entendidas como espacios con fronteras dinámicas y fluidas, en los que la conservación, las personas y la política de estos tres países interactúan, se conectan y se desconectan de la naturaleza.

Desafíos en Selva Maya: crimen organizado y políticas de conservación transfronteriza en nuevo libro
Cascadas del Río Santo Domingo, Chiapas, México. Marzo 2022. Foto: Edith Kauffer

“El concepto ‘Maya Forest Waterlands’ es de difícil traducción en español, pero nos referimos a que no podemos hablar de aguas y tierras, sino de aguas que se vuelven tierras, y tierras que se vuelven aguas”, describe Edith Kauffer, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) en México, y coautora del libro. La politóloga experta en las dimensiones políticas del agua describe que “estos territorios son espacios de fluidez, en contextos tropicales donde lo que hoy es agua, mañana es tierra y pasado mañana regresa a ser agua, debido a las dinámicas de fuertes precipitaciones, también alternadas con periodos de sequías”.

Junto a la publicación, las autoras también han producido un video relacionado con sus investigaciones en la Selva Maya que, al igual que el libro, pretende ser de interés no sólo para estudiantes y académicos en la conservación de la naturaleza, sino también para la política ambiental global, geopolítica, tierras fronterizas, relaciones internacionales y gestión de recursos naturales.

Kauffer destaca los desafíos de gestionar los recursos hídricos compartidos a través de las fronteras de México, Guatemala y Belice, y enfatiza la falta de acuerdos formales, así como las significativas disparidades en el acceso a los servicios de agua entre los países. Sería deseable que los estados pudieran transitar hacia una visión que tome en cuenta la existencia de estas cuencas transfronterizas, sostiene la especialista.

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“La cooperación es un principio definido a nivel internacional en materia de gestión del agua. Pero eso en realidad no existe”, dice la investigadora. “Ni siquiera existe un mapa de cuencas transfronterizas aprobado entre los estados. Los mapeos los hemos hecho los investigadores. Cuando hablo de cuencas no solamente hablo de agua. Si bien una cuenca se organiza en torno a un río principal, implica la vida humana, toda la biodiversidad y los recursos naturales que hay en esos espacios”, detalla.

Tanto Kauffer como la coautora del libro Hanna Laako, investigadora y politóloga especializada en temas de conservación de la Universidad de Finlandia Oriental, suman varias décadas de habitar en el sur de México y estudiar estos territorios donde han coincidido en diversos proyectos de investigación en torno a la Selva Maya.

Desafíos en Selva Maya: crimen organizado y políticas de conservación transfronteriza en nuevo libro
Las investigadoras Hanna Laako y Edith Kauffer, bajo la lluvia en la frontera Tabasco-Guatemala. 5 de julio 2018. Foto: Miguel Ángel Urbina Pérez

“Me parece que un reto es el estudio transfronterizo para generar resultados y visiones más integrales y regionales”, sostiene Laako en entrevista. “Frecuentemente nos enfocamos sólo dentro de las fronteras del propio país —y sin duda también es importante—, pero a la vez existen muchos fenómenos que trascienden las fronteras y que son compartidos, pero no los alcanzamos a ver si no nos asomamos al otro lado”, explica.

Ambas destacan que el análisis transfronterizo representa un área importante de oportunidad para continuar investigando la biodiversidad, mientras que su libro pretende arrojar luz sobre la construcción y el mapeo de esta ecorregión. A la vez, ofrecen un recorrido por otros escenarios: la transformación de la selva relacionada con los mayas, los senderos de las estaciones biológicas, la historia de los chicleros —los recolectores de chicle o goma de mascar natural obtenida de la resina del árbol chicozapote (Manilkara zapota)—, los ríos internacionales y las cuencas transfronterizas, y las diversas discrepancias geopolíticas relacionadas con el acceso al agua para las comunidades.

Desafíos en Selva Maya: crimen organizado y políticas de conservación transfronteriza en nuevo libro
Río Lacantún, Chiapas, sur de México. Enero 2018. Foto: Edith Kauffer

Un mismo río, pero un acceso desigual

La Selva Maya tiene agua, sin embargo, muchos de sus habitantes no tienen acceso a ella. Las investigadoras señalan las enormes contradicciones entre los extensos recursos hídricos expuestos en el caso de dos subcuencas transfronterizas —las del río Usumacinta— y la falta de agua que padecen las comunidades locales. Aunque estos territorios son ricos en recursos naturales y biodiversidad, la gente a menudo experimenta escasez y desigualdades contrastantes en el derecho humano al agua y al saneamiento.

“Cuando uno va por el río Usumacinta, en la parte donde forma la frontera entre México y Guatemala, verá del lado de guatemalteco a mujeres bañándose, bañando a sus hijos y lavando la ropa. Eso no se aprecia del lado de México, porque hay un diferencial de acceso a los servicios en ese mismo río, esa misma agua”, describe Edith Kauffer.

Desafíos en Selva Maya: crimen organizado y políticas de conservación transfronteriza
Mujeres haciendo uso del agua en el río Usumacinta, en Guatemala. Junio 2022. Foto: Edith Kauffer

Naturalmente, existen las mismas posibilidades, pero del lado mexicano hay un mejor acceso al agua entubada y al saneamiento que del guatemalteco, “y ahí es donde la frontera marca una diferencia tremenda en materia de política del agua”, agrega Kauffer.

Pasa lo mismo con las políticas de conservación, dice la especialista, pues se cuenta con áreas naturales protegidas con una serie de restricciones o prohibiciones para el uso de recursos naturales, que del otro lado de la frontera no existen. Es decir, cuando hay un área protegida que colinda con la frontera, no siempre existe otra área protegida del otro lado. Allí es donde se propician actividades ilícitas como la extracción de madera o fauna silvestre. “El hecho de tener fronteras porosas lo permite”, dice la investigadora del CIESAS.

Desafíos en Selva Maya_ crimen organizado y políticas de conservación transfronteriza
Río Usumacinta, frontera fluvial, en Guatemala. 2022. Foto: Edith Kauffer

“Ahí vemos que, si hubiera una gestión compartida general de los recursos naturales o una conservación transfronteriza, podríamos evitar ese tipo de situación de contrabando o de ilícitos en el conjunto de la Selva Maya”, reitera Kauffer.

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La investigadora agrega que existen retos ambientales que no respetan las fronteras nacionales. La Selva Maya ha estado sujeta a considerables cambios territoriales, políticos y sociales en las últimas décadas, que afectan profunda y simultáneamente los entornos naturales de la región, particularmente relacionados con el turismo y las actividades del crimen organizado “que se están expandiendo por todas las áreas fronterizas de la región, causando violencia y miedo al extorsionar recursos y tierras de las personas”, sostiene la investigación.

Además, este panorama también ha afectado a la propia investigación científica y estudios en la zona, agregan las autoras del libro. “Han aumentado también los casos de amenazas hacia estudiosos de conservación —aunque no haya sido nuestro caso, afortunadamente— o simplemente la situación de no poder ir a ciertos lugares a trabajar”, sostiene Hanna Laako.

Desafíos en Selva Maya: crimen organizado y políticas de conservación transfronteriza
Piedras Negras, Guatemala. Sitio arqueológico prehispánico maya ubicado en la cuenca del río Usumacinta. Enero 2023. Foto: Edith Kauffer

Los pueblos invisibilizados

Las autoras sugieren en el libro lo fácil que se excluyen las voces de los mayas contemporáneos en las narrativas de la Selva Maya. No obstante, describen, esta región incluye varias luchas mayas y de otros pueblos indígenas. En Belice, por ejemplo, el movimiento maya ha realizado ‘contramapeos’ —sus propios mapas, diferentes a los oficiales creados por el Estado— para defender sus derechos y territorios ancestrales, mientras que en México, los pueblos indígenas han criticado la bioprospección, entendida como la búsqueda de productos originados a partir de plantas, animales y microorganismos destinados a la comercialización, donde las comunidades no siempre han resultado beneficiadas de manera equitativa por compartir su conocimiento tradicional.

¿Cómo podrían entonces integrarse mejor las perspectivas de los pueblos indígenas en las políticas de conservación y desarrollo? Hanna Laako recuerda que, en primera instancia, la conservación realizada por y desde los pueblos indígenas es cada vez más reconocida a nivel internacional. Por ejemplo, en los reportes recientes de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes), donde México es miembro fundador.

“Pero requieren el reconocimiento de sus derechos”, sostiene Laako, quien asegura que esto será un tema cada vez más importante porque las tierras de alta biodiversidad suelen coincidir con las de pueblos indígenas, por eso el énfasis en la diversidad biocultural. “Y si ahora se busca conservar hasta el 30 % de tierras y zonas marinas, estas van a coincidir cada vez más con los pueblos indígenas, requiriendo nuevas formas de colaboración, incluso nuevas formas de pensar sobre la conservación. Ciertamente, muchas organizaciones de conservación en la Selva Maya están en ese intento”, agrega.

Desafíos en Selva Maya_ crimen organizado y políticas de conservación transfronteriza
Río Lacantún, en la Selva Lacandona, Chiapas, México, después de inundaciones en 2022. Foto: Edith Kauffer

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Uno de los resultados más importantes del libro es el reconocimiento a la historia de los recolectores de chicle, a menudo invisibilizada en la literatura. Hanna Laako señala que los chicleros, como se les conoce, han dejado aportes notables en la región durante más de cien años, formando nuevas comunidades forestales, construyendo conocimientos ecológicos y creando senderos transfronterizos que ahora son utilizados por conservacionistas, arqueólogos y otros especialistas para salvaguardar la Selva Maya.

“Es típico que cada gobierno esté interesado en dejar su propia huella a través de sus proyectos, y así se generan nuevas capas encima de las anteriores, las cuáles se olvidan, consciente o inconscientemente. Así fue con la chiclería”, describe Laako, quien considera que esta es una trayectoria común del sistema capitalista que genera auges, pero que luego se desvanecen y quedan en el olvido.

“Varias comunidades se instalaron en la selva por la chiclería y fueron animadas por los gobiernos a hacerlo durante el auge. Luego se fue cerrando el ciclo chiclero y las comunidades se quedaron con el reto de la subsistencia mientras que los gobiernos siguientes ya tenían su mirada en otras cosas”, afirma la investigadora.

Visto desde el contexto actual, en ocasiones también se promueve el olvido como una herramienta para lanzar nuevos proyectos, como es el Tren Maya —dice Laako— que también se sustenta en el discurso del “sur de México olvidado”. Por ello, la importancia de tomar consciencia sobre este tipo de sucesos es que tienen que ver con las formas de vida de personas, comunidades y de generaciones. “Y desde luego debemos pensar qué tipo de desarrollo queremos, tomando en cuenta los efectos ambientales que puede haber en esos nuevos auges”, concluye Laako.

Desafíos en Selva Maya: crimen organizado y políticas de conservación transfronteriza
Río Santo Domingo y río Jataté, Chiapas. Foto: Edith Kauffer
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Imagen BBC
La vida de Francisco, el Papa “ambivalente” que rechazó los lujos del Vaticano
13 minutos de lectura

El Vaticano anunció la muerte del argentino Jorge Bergoglio, el primer no europeo en convertirse en Papa desde el siglo VIII. Te contamos su historia.

21 de abril, 2025
Por: BBC News Mundo
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Cuando fue elegido Papa en marzo de 2013, el argentino Jorge Bergoglio marcó importantes hitos en la historia de la Iglesia católica.

Fue el primer pontífice latinoamericano, del continente americano y de todo el hemisferio sur.

De hecho, el papa Francisco -cuya muerte acaba de ser anunciada por el Vaticano- fue el primer no europeo en convertirse en obispo de Roma desde la muerte de Gregorio III en el año 741.

También fue el primer pontífice jesuita, y como tal intentó desde el momento de su elección privilegiar la sencillez que se le atribuye a la histórica orden fundada por San Ignacio de Loyola en 1534 por sobre la pompa vaticana.

Al asumir su mandato, decidió recibir a sus cardenales de manera informal y de pie, en lugar de sentarse en el trono, rechazó la limusina papal e insistió en compartir el autobús que llevó a otros cardenales de regreso a casa.

“Me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”, remarcó.

Un año más tarde, Francisco, que con su nuevo nombre rindió homenaje a San Francisco de Asís, el predicador del siglo XIII famoso por su austeridad, era escogido por la revista Time como “la persona del año”.

El mundo tenía los ojos puestos en él.

No había sido el favorito para suceder a Benedicto XVI, el primer pontífice en retirarse voluntariamente en vida en 600 años.

Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) y Jorge Bergoglio (Francisco)
Getty Images
El cardenal argentino era considerado uno de los favoritos para suceder a Juan Pablo II en 2005, pero los cardenales optaron por el conservador Joseph Ratzinger.

La mayoría de los analistas había anticipado que el nuevo pontífice sería un hombre más joven.

Sin embargo, Bergoglio, de 76 años, fue escogido tras presentarse como un candidato conciliador, que apeló a los conservadores con puntos de vista tradicionales sobre asuntos sexuales y atrajo a los reformistas con su postura liberal sobre la justicia social.

El cónclave apostó a que pese a su edad su figura poco ortodoxa podría ayudar a rejuvenecer al Vaticano y revitalizar su misión.

Sus orígenes en Argentina

Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936 y fue el mayor de cinco hermanos.

Sus padres habían huido de su Italia natal escapando del fascismo.

Le gustaba bailar tango y, como buen argentino, amaba el fútbol. Era hincha del club San Lorenzo, una pasión que mantuvo toda su vida.

“Tengo cartas de él describiendo la formación del equipo de San Lorenzo del año 46, recuerdos de su infancia”, le cuenta a BBC Mundo Gustavo Vera, un activista contra el trabajo esclavo y la trata de personas que era muy amigo de Bergoglio y mantuvo correspondencia asidua con el pontífice durante los 12 años que duró su papado.

A los 21 años Bergoglio estuvo cerca de la muerte. Tuvo una infección respiratoria grave por la que debieron extirparle parte del pulmón derecho. Esto lo dejó vulnerable por el resto de su vida a las infecciones respiratorias.

Jorge Mario Bergoglio de colegial en Buenos Aires en la década de 1940
Familia Bergoglio
Jorge Mario Bergoglio de colegial en Buenos Aires en la década de 1940.

Se graduó como técnico químico en la escuela secundaria, y trabajó como portero de un club nocturno y barrendero.

Luego consiguió empleo en una fábrica local, donde trabajó bajo las órdenes de la bioquímica y activista social paraguaya Esther Ballestrino, con quien inició una amistad que duraría años.

“Francisco le tenía un afecto enorme. Me contó que ella le enseñó mucho de historia y sobre el mundo de la izquierda y el marxismo. Él no tenía ideología, pero siempre trató de entender poliédricamente el mundo, siempre tuvo esa apertura”, relata Vera.

Tras el golpe de Estado de 1976, la hija de Ballestrino fue secuestrada y desaparecida por militares. Al año siguiente, Esther se convirtió en una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo.

Muy pronto ella misma fue secuestrada y torturada. Su cuerpo nunca fue hallado y se convirtió en una de los miles de desaparecidos que dejó el régimen militar.

“Lo que más aprendió de ella es que, más allá de que uno sea de palabra cristiano, lo importante es lo que hace. Y él veía a Esther como una persona totalmente volcada a servir al prójimo, inclusive arriesgando su propia vida”, agrega Vera.

Los años de plomo

En los años 60, Jorge Bergloglio había dejado su trabajo como técnico químico para entrar en el seminario en la Compañía de Jesús.

Tras ser ordenado sacerdote en 1969, estudió humanidades y filosofía en Argentina, vivió en Chile y un breve tiempo en Alemania. Enseñó literatura y psicología en colegios jesuitas.

Ascendió rápidamente y en 1973 se convirtió en superior provincial de la orden que había elegido.

Jorge Bergoglio de joven dando misa
Getty Images
Jorge Bergoglio de joven dando misa en su Argentina natal.

Eran tiempos convulsos en Argentina, y tras el golpe militar fue señalado de no haber protegido a dos sacerdotes que fueron secuestrados por los militares mientras trabajaban en algunos de los barrios más pobres del país.

Fue una acusación que él negó rotundamente, insistiendo en que trabajó tras bastidores para liberarlos.

Los sacerdotes fueron torturados, pero finalmente se los encontró con vida.

Años más tarde, Bergoglio fue investigado por este caso y exonerado.

También hay quienes sintieron que no hizo lo suficiente para oponerse o denunciar al brutal régimen militar que dejó decenas de miles de víctimas.

“Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas”, aseguró él mismo sobre esa controversia en la biografía “El Jesuita”, publicada en 2010.

Tras su elección como Papa en 2013, varias personas confirmaron que trató de ayudar a quienes buscaron huir del país. Incluso se publicó un libro con testimonios titulado “Salvados por Francisco”.

“Nos llevaste en tu auto (…). Me pediste que tratara de ocultarme y que no mirara el camino que íbamos a hacer. Pensé: ‘¿Se habrá dado cuenta este curita del riesgo al que se está exponiendo?’. Entonces no sabía que eras el Provincial de los jesuitas”, cuenta el uruguayo Gonzalo Mosca, quien fue perseguido por los militares de ambos países, en una carta que se recoge en el libro.

Defensor del diálogo

Bergoglio también mantuvo diferencias con jesuitas que lo criticaban por su falta de interés en la teología de la liberación, esa síntesis del pensamiento cristiano y la sociología marxista que buscaba derrocar la injusticia.

Él, por el contrario, prefería una forma más suave de apoyo pastoral. A veces, la relación incluso rayaba en el distanciamiento.

No obstante, siguió escalando en la jerarquía eclesiástica.

Francisco tras ser nombrado Papa
Getty Images
Apenas fue elegido, Francisco se alejó de la pompa que había rodeado a la mayoría de sus predecesores.

Fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992 y seis años más tarde se convirtió en arzobispo.

El papa Juan Pablo II lo nombró cardenal en 2001 y asumió cargos en la Curia, el organismo que supervisa el funcionamiento de la Iglesia católica.

En todas esas instancias cultivó la reputación de hombre de gustos sencillos, que luego mostró como pontífice.

“Cuando lo conocí, me llamó la atención porque viajaba siempre en subte y colectivo (autobús), vivía en un cuartito en el segundo piso del arzobispado sin servicio doméstico, nada. Se hacía todas las cosas él”, recuerda Vera, quien se acercó por primera vez al entonces arzobispo para pedirle protección para su organización, la Fundación La Alameda, que estaba amenazada por su lucha contra la explotación y la trata de personas.

Bergoglio también solía volar en clase económica y siempre que podía prefería usar la túnica negra de sacerdote a otros trajes.

El cardenal Bergoglio en Buenos Aires
Reuters
Como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio defendió el reclamo argentino de soberanía sobre la islas Malvinas/Falklands.

En sus sermones, llamaba a la inclusión social y criticaba a los gobiernos que no prestaban atención a los más pobres de la sociedad.

“Vivimos en la parte más desigual del mundo, que ha crecido más, pero que ha reducido menos la miseria”, denunció en más de una oportunidad.

A Francisco se le reconoce también por incentivar y privilegiar el diálogo.

Trabajó intensamente con miembros de otras iglesias, hizo grandes esfuerzos para sanar la brecha milenaria con la Iglesia Ortodoxa Oriental y convenció a los líderes israelíes y palestinos de que se unieran a él para orar por la paz.

Durante su papado, llamó la atención sobre los migrantes que llegaban en botes a Europa y comparó los centros de detención de inmigrantes en ese continente con campos de concentración.

De hecho, su primera visita oficial como Papa fue a la isla italiana de Lampedusa, donde cada año llegan miles de personas desde las costas africanas.

Y, como latinoamericano de habla hispana, brindó un servicio crucial como mediador cuando el gobierno de Estados Unidos avanzó hacia un acercamiento histórico con Cuba, bajo el gobierno de Barack Obama (2009-2017).

El papa Francisco se reúne con el expresidente Fidel Castro durante su visita a La Habana en 2015.
Reuters
El papa Francisco reunido con el expresidente Fidel Castro durante su visita a La Habana en 2015.

Tradiciones y abuso

Pero así como pontificado tuvo muchos elementos pioneros, su papado ha sido señalado por muchos como ambivalente.

Es que en muchos aspectos, el papa Francisco era un tradicionalista.

Fue “tan intransigente como el papa Juan Pablo II… sobre la eutanasia, la pena de muerte, el aborto, el derecho a la vida, los derechos humanos y el celibato de los sacerdotes”, afirma monseñor Osvaldo Musto, quien estaba con él en el seminario.

Bergoglio dijo que la Iglesia debería dar la bienvenida a las personas independientemente de su orientación sexual, pero insistió en que la adopción gay era una discriminación contra los niños.

Pronunció palabras cálidas a favor de las uniones de personas del mismo sexo, pero se negó a llamarlo matrimonio. Eso, para él, sería “un intento de destruir el plan de Dios”.

En 2013, ya siendo Papa, participó en una marcha pro vida en Roma, pidiendo por los derechos de los no nacidos “desde el momento de la concepción”.

Y aunque en enero de 2025 nombró, por primera vez en la historia, a una mujer (Simona Brambilla) como prefecta en el Vaticano, se resistió a la ordenación de mujeres, declarando que el papa Juan Pablo II había descartado de una vez por todas la posibilidad.

“Yo creo que es el Papa más importante en cuanto a reformas de la Iglesia desde Juan XXIII”, le dijo a BBC Mundo el periodista Vicens Lozano, autor de “Vaticangate”, quien lleva más de cuatro décadas cubriendo la Santa Sede.

“Es cierto que cuando asumió generó grandes esperanzas de reformas y decepcionó a mucha gente que pensaba que el proceso sería muy rápido, pero el tiempo de la Iglesia es muy distinto al que se vive fuera de los muros del Vaticano… siempre digo que cuando uno entra allí debe sacarse el reloj”, señala.

“En los últimos años de su papado Francisco aceleró el proceso de reformas, pero no quería ahondar las divisiones entre los reformistas y los tradicionalistas para evitar que se produzca un cisma”, afirmó Lozano.

El Papa Francisco rodeado de monjas
Getty Images
Francisco nombró a más mujeres en cargos de poder, pero se opuso a la ordenación femenina.

El mayor desafío de su papado vino de dos frentes: de aquellos que lo acusaron de no abordar el tema del abuso clerical y de los críticos conservadores que sentían que estaba diluyendo la fe.

Estos últimos tenían en mente sus acciones para permitir que los católicos divorciados y vueltos a casar tomaran la comunión.

A veces, los dos ataques convergieron en uno: los conservadores adoptaron el tema del abuso infantil como un arma en su campaña de desprestigio.

Uno de los más famosos lo inició en agosto de 2018, el arzobispo Carlo Maria Viganò, exnuncio apostólico en EE.UU., que publicó una declaración de guerra de 11 páginas.

En su carta, describió una serie de advertencias hechas al Vaticano sobre el comportamiento del excardenal Thomas McCarrick, a quien describió como un abusador en serie que tenía víctimas adultas y menores.

El Papa, alegaba Viganò, lo había convertido en un “consejero de confianza” a pesar de saber que estaba profundamente corrompido.

La solución era clara, decía: Francisco debía dimitir.

“Estas redes homosexuales”, afirmaba Viganò, “actúan bajo el manto del secreto y de la mentira, con el poder de los tentáculos de un pulpo (…) y están estrangulando a toda la Iglesia”.

La disputa terminó con la destitución de McCarrick, luego de una investigación del Vaticano.

Manifestantes contra el abuso clerical, incluida una mujer vestida con un hábito de monja, protestan en Dublín antes de la visita del Papa en 2018.
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Manifestantes contra el abuso clerical, incluida una mujer vestida con un hábito de monja, protestan en Dublín antes de la visita del Papa en 2018.

Durante su papado, Francisco tomó algunas medidas concretas para frenar los abusos dentro de la Iglesia.

“Una de las más fundamentales fue el cambio del código canónico, que no solo castiga hasta la expulsión a los sacerdotes criminales, sino que también castiga con el mismo rigor a los que encubren estos abusos”, dice Lozano.

En 2019 el Papa removió a toda la cúpula de la Iglesia en Chile por no haber actuado para frenar los abusos sexuales infantiles que cometieron durante décadas miembros del clero en ese país.

También pidió disculpas por haber cometido “graves equivocaciones de valoración” durante su visita a Chile, el año anterior, cuando defendió la inocencia de un obispo que encubrió abusos.

En enero de 2025 disolvió el Sodalicio de Vida Cristiana, la comunidad religiosa católica con sede en Perú investigada durante años por denuncias de presuntos abusos sexuales y psicológicos.

También luchó contra el abuso de poder: en 2022 le quitó privilegios al Opus Dei, una de las instituciones más conservadoras de la Iglesia, que quedó relegado a la categoría de asociación clerical pública.

Ocurrió meses después de que 43 exempleadas domésticas de Argentina, Paraguay y Bolivia denunciaran al Opus Dei ante el Vaticano por servidumbre y explotación laboral.

Para Lozano, las acusaciones de que no hizo suficiente son injustas.

“Francisco luchó contra lo que él mismo llamaba la ‘cultura de la impunidad en la Iglesia’ y creó varias comisiones en el Vaticano para investigar los casos de abusos sexuales”, cuenta.

“Hubo muchas expulsiones de sacerdotes de la Iglesia, lo que pasa es que eso aparece poco en los medios de comunicación”, asegura.

Legado

Jorge Mario Bergoglio subió al trono de San Pedro decidido a cambiarlo.

Para dar ejemplo, fue un Papa sin lujos que eligió no vivir en el Palacio Apostólico del Vaticano -que incluye a la Capilla Sixtina-, sino en la residencia de Santa Marta, al lado, donde vivía en un pequeño departamento de tres ambientes.

Creía que cualquier otra cosa sería vanidad.

“Mira el pavo real”, dijo, “es hermoso si lo miras de frente. Pero si lo miras desde atrás, descubres la verdad”.

Francisco sosteniendo un modelo de una paloma de la paz, en México
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Francisco intentó cambiar a la Iglesia pero sus críticos afirman que no hizo suficiente, en especial sobre el problema del abuso sexual clerical.

“Él sabía que la base del poder era predicar con el ejemplo”, dice Vera.

“Pocos saben que los miércoles, cuando tenía la audiencia general, y los domingos, cuando rezaba el Ángelus, él almorzaba en el comedor de Santa Marta.

“Pero no iba a la misma hora que almorzaban todos los prelados, sino una hora antes, con los mozos y los cocineros, y él mismo se servía su comida, como si fueran una familia”, revela.

También esperaba poder reorganizar la institución desde adentro, mejorando su misión histórica al eliminar las luchas internas, centrándose en los pobres y devolviendo la Iglesia a la gente.

“Necesitamos evitar la enfermedad espiritual de una Iglesia que está envuelta en su propio mundo”, dijo poco después de su elección.

“Si tuviera que elegir entre una Iglesia herida que sale a la calle y una Iglesia enferma y retirada, elegiría la primera”.

Lo logró solo a medias.

Muchos de los que esperaban una gran reforma se sintieron decepcionados, sobre todo por cómo encaró el legado de abuso sexual clerical.

El papa Francisco, vestido con un impermeable amarillo, saluda a las multitudes en Manila durante una visita a Filipinas.
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Francisco realizó casi medio centenar de giras durante su papado, pero nunca volvió a Argentina.

En su propio patio trasero, América Latina, no logró frenar el avance de la Iglesia evangélica, que durante sus 12 años de papado no dejó de sumar a fieles desencantados con el catolicismo.

Y en su natal Argentina causó decepción el hecho de que nunca visitó el país, que en los últimos años ha atravesado una de las crisis económicas más graves de su historia, con un fuerte aumento de la pobreza.

No obstante, Francisco será recordado por su trabajo incansable para difundir la palabra de Dios, con visitas a más de 60 países en todos los rincones del planeta.

Y, como un hombre humilde que practicaba lo que predicaba y que mantuvo la calidez y sencillez a pesar de ocupar lo que seguramente sea el cargo vitalicio más poderoso del planeta.

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