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“Estamos sobre una bomba de tiempo”: miles viven sobre suelo contaminado por derrames de hidrocarburos del aeropuerto de la CDMX
“Estamos sobre una bomba de tiempo”: miles viven sobre suelo contaminado por derrames de hidrocarburos del aeropuerto de la CDMX
Diseño: Darien Cruz @darien_cl
7 minutos de lectura

“Estamos sobre una bomba de tiempo”: miles viven sobre suelo contaminado por derrames de hidrocarburos del aeropuerto de la CDMX

Desde hace más de 15 años se detectó contaminación por derrames de hidrocarburos en el AICM; el total de suelos afectados podría llenar poco más de 4 albercas olímpicas.
18 de marzo, 2025
Por: Tamara Mares

Más de 37 mil personas habitan en las colonias aledañas al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “Benito Juárez”. Para ellas y ellos, vivir cerca del puerto aéreo significa estar expuestos a derrames de hidrocarburos que les provocan dolores de cabeza y mareos, y  hacer su vida cotidiana a lado de un sitio que desde hace más de 15 años ha estado contaminado y que, a la fecha, no tiene un plan de remediación.

Pedro es uno de esos miles de habitantes. Ha vivido durante más de 20 años en CTM Aragón, una de las colonias atravesada por el ducto de turbosina que lleva el combustible de Azcapotzalco al puerto aéreo, pero fue hasta el año pasado que empezó a detectar un olor a hidrocarburos en la zona, el cual las autoridades atribuyeron a tomas clandestinas que hicieron grupos criminales. Pedro es un nombre ficticio de este vecino del Aeropuerto, quien pidió reservar su identidad por miedo a represalias. 

Este olor se debía a la turbosina, una sustancia compuesta por químicos como el benceno –que es cancerígeno–, etilbenceno, tolueno, y derivados que han sido catalogados como “probablemente cancerígenos” por la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

Leer: Vecinos reportan socavón en la GAM, pero resultó ser una toma clandestina de combustible

Pedro, junto con otros vecinos, comenzaron a denunciar los hechos en febrero de 2024, tanto con la Secretaría de Protección Civil capitalina como en redes sociales, pero no han obtenido respuesta íntegra a sus preocupaciones, e incluso ya recibieron amenazas de las cédulas delictivas, por lo que pidieron omitir sus nombres reales por su seguridad.

“Estamos sobre una bomba del tiempo”, dice, “estamos ahí porque ese es nuestro patrimonio, pero por ejemplo, mi mamá no sale de la casa por el aroma. Si tuviéramos a dónde cambiarnos, muchos ya lo hubiéramos hecho”.

Sumado a las tomas clandestinas, se han derramado miles de litros de turbosina en dos ocasiones en la estación de combustible. Además, el uso continuo de combustibles en el área y la falta de atención integral a las filtraciones han generado un significativo pasivo ambiental en el subsuelo. El ducto de turbosina y la estación de combustibles conforman una infraestructura completa que, aunque es operada por dos empresas distintas, ha causado contaminación en el subsuelo del AICM y las colonias aledañas.

Emergencia ambiental AICM
Gráfico: Darien Cruz @darien_cl

Norponiente de la CDMX, acechado por hidrocarburos

El AICM se encuentra en el norponiente de la Ciudad de México, sobre terrenos que fueron utilizados para la aeronáutica militar y civil desde inicios del siglo XX.  El hoy Aeropuerto “Benito Juárez” se surte de combustible, para los más de 300 mil vuelos que operan cada año, por medio de un ducto de turbosina que está a cargo de Petróleos Mexicanos (Pemex). Este tubo desemboca en la Estación de Combustibles, que es administrada por Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).

La misma estación se ubica encima de suelos contaminados con turbosina y trazos de gasavión. El total de suelos afectados podría llenar poco más de 4 albercas olímpicas, o más de 14 mil metros cúbicos.

contaminación por derrames de hidrocarburos en el AICM
Diseño: Andrea Paredes @driu.paredes

La Estación de Combustibles del AICM se encuentra justo detrás del Deportivo Oceanía ubicado en la Alcaldía Gustavo A. Madero de la capital del país. Del lado sureste colinda directamente con la colonia Pensador Mexicano, en la Alcaldía Venustiano Carranza; y hacia el norte y noroeste con la colonia San Juan de Aragón III Sección de la Alcaldía Gustavo A. Madero.

En tanto, el ducto de turbosina que surte al AICM de combustible atraviesa las colonias Cuchilla del Tesoro, San Juan de Aragón secciones III, IV y V; Narciso Bassols, Fovissste Aragón, CTM Aragón, y Ciudad Lago, en el municipio mexiquense de Nezahualcóyotl.

Las calles de las colonias no son sólo habitacionales, pues hay comercios, escuelas, jardines de niños, bibliotecas y centros comunitarios.

Tan sólo de las manzanas que colindan directamente con la zona de la Estación de Combustibles, se calcula que hay 4 mil personas viviendo alrededor de este sitio contaminado, con base en cifras del Inventario Nacional de Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Sin embargo, el total de pobladores de las colonias que colindan con la Estación de Combustibles y el ducto de turbosina –que es operado por Petróleos Mexicanos (Pemex)– es de aproximadamente 37 mil personas.

Grupos criminales provocan derrames en colonias

Desde febrero de 2024, vecinos de las colonias Narciso Bassols, Fovissste Aragón, CTM Aragón y San Juan de Aragón secciones IV y V denunciaron un fuerte olor a gasolina en varias avenidas y en coladeras cerca de sus viviendas.

No fue hasta inicios de julio, cuando el olor se extendió también a la colonia Cuchilla del Tesoro y se produjo un incendio en el límite entre esta colonia y Ciudad Lago, en el municipio mexiquense de Nezahualcóyotl, que Pemex y bomberos locales intensificaron labores de desazolve para limpiar los drenajes y medir los niveles de explosividad en las alcantarillas, el cual indicaron que era nulo.

En ese momento, técnicos de Pemex y elementos de la Fiscalía General de la República (FGR) explicaron que la presencia de hidrocarburos en los drenajes se debía a que había tomas clandestinas a lo largo del ducto de turbosina.

Las autoridades también negaron que el incendio que se produjo el 1 de julio haya estado relacionado con la infraestructura a cargo de Pemex, pero en los vecinos se cimbró el miedo de que sus colonias tuvieran el mismo destino que Analco, en Guadalajara, hace 33 años, cuando la tragedia del Sector Reforma se cobró la vida de más de 200 personas por una explosión causada por la filtración de miles de litros de gasolina en el drenaje.

“En Jalisco, el accidente que hubo, lo mismo: lo minimizaron, que no pasa nada, que hay una fuga de combustible, y en dos o tres días ya estaban volando casas, autos, camiones y demás”, expresó Pedro.

Entérate: Localizan dos túneles para transportar huachicol en Cuautepec, Hidalgo

En las inmediaciones del AICM, Pemex se comprometió a cambiar la infraestructura y hacer que el ducto fuera más profundo para evitar que fuera comprometido. Asimismo, removió la tierra del camellón sobre la Avenida 604 que había sido contaminada por turbosina, pero sin previamente hacer estudios de caracterización para determinar cuánto suelo había sido afectado.

Igualmente, participó el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) para hacer estudios de contaminación en el aire; y se mandaron a hacer estudios de caracterización por parte de la Secretaría de Medio Ambiente capitalina (Sedema) para determinar el nivel de afectación en el suelo.

“Nos dijeron que la turbosina no hace daño”

“Nos dijeron que la turbosina no es inflamable, la turbosina no hace daño, la turbosina no huele, que tú puedes convivir con la turbosina como si nada”, dijo Pedro sobre la información que dio Pemex en las primeras juntas.

Sin embargo, la misma hoja de datos de seguridad que maneja Pemex para la turbosina lo clasifica como un “líquido inflamable” y marca como medidas de prevención que se mantenga fresco y alejado del calor, superficies calientes, chispas, llamas al descubierto y otras fuentes de ignición.

Asimismo, indica como riesgo para la salud “peligro por aspiración”, y en particular por contacto con la piel o en caso de ingestión. Si bien señala que “No se cuenta con datos significativos para demostrar causar cáncer”, uno de los componentes de la turbosina es el benceno, que múltiples fuentes –entre ellas el Departamento de Salud estadounidense– señalan como cancerígeno.

 

 

Técnicos de Pemex Logística, junto con la autoridad de aguas en la Ciudad de México SACMEX y Protección Civil local hicieron estudios del porcentaje de explosividad en las zonas afectadas, y aunque todos los resultados arrojaron cero, los vecinos desconfiaron de la autoridad.

“Al enterarnos que la turbosina sí tenía afectaciones, no solamente a nosotros como seres humanos, sino también al medio ambiente, se comprometen a cambiar la tierra por donde corre todo el derecho de vía, que era donde estaba contaminada la tierra, y a limpiar en lo más posible el drenaje, porque obviamente el drenaje también estaba contaminado”, explicó Ana, otra vecina de las colonias que pidió resguardar su identidad por amenazas de grupos criminales.

Esperan resultados, sin conocer el daño ambiental

Los vecinos no han recibido todavía los resultados de los estudios de caracterización, por lo que no saben en qué nivel los suelos de sus colonias pueden estar contaminados.

“Si no hubo un estudio en el derecho de vía, ¿qué te dice que este metro está contaminado y el siguiente metro no? Si no hubo una reparación, más que la cantidad que ellos [Pemex] determinaron que iba a sacar tierra y hasta ahí”, comentó Ana.

En junio, trabajadores de Pemex acudieron a Cuchilla del Tesoro tras los reportes de fuerte olor a hidrocarburos en la zona.
En junio, trabajadores de Pemex acudieron a Cuchilla del Tesoro tras los reportes de fuerte olor a hidrocarburos en la zona. Foto: Tamara Mares

Entre la posibilidad de que se detecten nuevas tomas clandestinas y haya derrames, junto con su temor de la exposición a químicos cancerígenos, los habitantes de la zona aledaña al AICM han reiterado su miedo de perder sus colonias por la turbosina.

“Todos tenemos hijos, nietos, sobrinos, y nuestra primera preocupación fue por ellos. Por el futuro que les vamos a dejar, pero también muchos tienen su sustento y su medio de vivir en estas colonias, así como muchos”, expresó la vecina de la Alcaldía Gustavo A. Madero. 

“Es gente que vive ahí en la colonia, y ha sido su vida y va a ser la herencia de sus hijos, sus nietos y por una casa que lucharon. Nosotros llegamos antes que la turbosina”.

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Imagen BBC
Rancho Izaguirre: “dicen que somos el Auschwitz mexicano, pero Teuchitlán no es el culpable de ese horror”
7 minutos de lectura

El centro de adiestramiento del Cartel de Jalisco encontrado cerca de Guadalajara conmocionó al mundo, pero los vecinos del predio temen ser estigmatizados.

15 de marzo, 2025
Por: BBC News Mundo
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En una inmensa sabana forrada de cultivos de caña, en el estado de Jalisco, México, destaca un pequeño predio rectangular con muros de concreto, dos precarias edificaciones y un portón negro de madera, con dos caballos pintados, que da a conocer el nombre del lugar: Rancho Izaguirre.

Un lugar que para los vecinos del municipio de Teuchitlán solía pasar desapercibido, hasta que en septiembre de 2024 la Guardia Nacional allanó el terreno entre tiroteos y arrestó a 10 personas, rescató a dos secuestrados, y encontró un cadáver.

La semana pasada, después de que la Fiscalía local dijo que no encontró más cosas tras los allanamientos, el grupo Guerreros Buscadores de Jalisco denunció que ahí, además de un campo de adiestramiento del Cartel de Jalisco Nueva Generación, había hornos crematorios para desaparecer los cuerpos de las víctimas de una de las empresas criminales más poderosas de México.

La misma fiscalía jalisciense descarta los hornos, aunque el grupo de buscadores mantiene su versión. Y los vecinos los califican de “cómplices”, que “están quemando al pueblo”, que son “maña”.

Y las investigaciones, cada día más empapadas por la desconfianza hacia las autoridades, continúan.

Camionetas de la policía municipal frente al Rancho Izaguirre
BBC
Camionetas de las fiscalías local y nacional llegan diariamente a los predios para realizar investigaciones.

La presidenta, Claudia Sheinbaum, ha pedido “esperar a los resultados”. Mucho de su gestión depende del tema seguridad.

Al predio llegan cada mañana, bajo un sol punzante y una oleada de polvo, una decena de camionetas de las fiscalías local y nacional, así como de la Guardia Nacional y la Policía Municipal, que en Teuchitlán no tiene más de 30 oficiales. Por la tarde se van y el predio en la noche queda solo, como si no fuera un foco de atención nacional y mundial.

Que lo es porque los buscadores, con su denuncia, dieron a conocer las fotos de sus hallazgos, donde se veían los zapatos corroídos, las playeras agujereadas y las mochilas polvorientas de los jóvenes que pasaron por este otro epicentro de la crueldad humana.

“El nombre de Teuchitlán está en el ojo del huracán del mundo”, me dice Jaime Gustavo Nabel, el párroco del municipio, mientras suenan niños hablando y riendo como en cualquier tarde calurosa de catequesis en la parroquia.

“Dicen que somos el Auschwitz mexicano, el infierno en la tierra, la herida abierta de la humanidad, y no, Teuchitlán no es el asesino ni el culpable de este horror”.

El párroco de Teuchitlán Jaime Gustavo Nabel
BBC
El municipio de Teuchitlán no es culpable de este horror, asegura el párroco Jaime Gustavo Nabel.

“Está canijo”

Teuchitlán está a 50 kilómetros de Guadalajara, una de las tres ciudades más grandes de México, y su gran riqueza, además de las industrias cañera y agavera, es una pirámide cilíndrica, conocida como Guachimontones, que construyeron las culturas prehispánicas acá antes de esta era.

Una atracción turística a la que cada domingo, reporta el recepcionista, llegaban un promedio de 100 turistas, y ahora, después de que el pueblo se convirtió en noticia mundial, llegan poco más de 20.

Pero la sensación de la localidad no es la de una emergencia: los niños juegan en las calles, los campesinos se reúnen en plaza a compartir el atardecer y las madres llevan a sus hijos a tarde de catequesis.

Sol Rivera es una de ellas. “No es que haya negación o falta de empatía —dice, sonriente—, sino que nosotros no somos eso y más bien queremos seguir mostrando a las madres que estamos con ellas, que les tenemos respeto y admiración por todo lo que han hecho”.

Una mujer paga a la dueña de un local en Teuchitlán
BBC
Los lugareños de Teuchitlán, como Sol Rivera, no quieren que se les asocie con las atrocidades reportadas en el Rancho Izaguirre

El domingo el pueblo hospeda una vigilia, a la que vendrán cientos de madres buscadores de todo el país.

Rancho Izaguirre está en la zona rural del municipio: convenientemente, tan cerca y tan lejos del pueblo y la gran metrópoli.

A dos predios de distancia, un campesino regando un cultivo de caña me dice, en condición de anonimato, que “ahora esto da miedo, esto antes era tranquilo, pero imagínate cuando la caña esté alta, de dos metros, y este desierto se convierta en un laberinto de callejones”.

Otro campesino de la zona, también reacio a darme su nombre, añade: “Esto está canijo, yo vivo en Estados Unidos y mi hijo también, por esto nomás, por esta violencia”.

En Guadalajara, donde Rancho Izaguirre también parece estar en todas las conversaciones, muchos se preguntan por la interacción de los vecinos con el predio: ¿cómo no iban a saber, me dicen, o haber visto, o incluso abastecer de tortillas a esta presunta academia paramilitar?

Fotos de los desaparecidos cuelgan de un muro y yacen en el piso
BBC
El domingo habrá una vigilia por los desaparecidos.

Academia militar

David Saucedo, un experimentado consultor en seguridad, tiene una explicación: “Estos centros logísticos están aislados de los entornos urbanos porque como hay detonaciones, gritos por las prácticas de tortura, explosivos, necesitan privacidad, necesitan una barra perimetral de seguridad que los aísle”.

Al tiempo, “están cerca de la ciudad porque es ahí donde necesitan a los reclutas (…) En Guadalajara en este momento hay una batalla entre dos carteles que necesitan nuevos soldados y estos centros se suelen usar para abastecer la batalla”.

El reclutamiento voluntario o forzado es una práctica común de la estructura criminal de los carteles, sirven para formar halcones (vigilantes), sicarios y narcomenudista, y son gestionados por exmilitares y mercenarios”, señala Saucedo.

Vista aérea del Rancho Izaguirre
EPA
El rancho está ubicado a una distancia conveniente de la zona urbana, como para que sus actividades pasaran desapercibidas.

Si algo se puede deducir de las imágenes de dron que los medios locales han podido sacar del predio es que en él había varios espacios típicos de una academia militar, como un camino de obstáculos hecho de llantas o huecos en la tierra que sirven como piloto de trinchera.

Para Saucedo, estas academias muestran el carácter organizado del crimen, cuya estructura incluye hospitales, bodegas y centros de monitoreo.

El criminólogo añade que la mayoría de los prospectos narcos entran a este tipo de academias por voluntad, pero un 40% —estima— llegan de manera forzada.

“La fe para sanar”

Carlos Eduardo Amador Magaña desapareció a sus 19 años un martes de junio 2017 en un momento en el que, como ahora, el Cartel de Jalisco había sufrido una escisión y sus nuevas ramas estaban en guerra y en busca de soldados.

Rosalba Magaña —vestida de rojo, cargando su foto, de verbo preciso y rebelde— es su madre, una jubilada soltera que crió a tres hombres; y lo sigue buscando.

Dos días después de la desaparición, me dice, ya le había dado a las autoridades videos, transcripciones de llamadas y pruebas que “permitían hacer un plan de búsqueda, y hoy es fecha que eso no se agota”, que no le dan información.

Rosalba Magaña con las fotos de su hijo desaparecido
BBC
Rosalba Magaña sigue buscando a su hijo desaparecido en 2017.

La madre buscadora —así les llaman en México a un creciente símbolo del valor y la esperanza— añade: “Yo he trabajado y peleado con las autoridades, he buscado en basureros, he gritado y llorado en mi casa, porque yo cometí el error, quizá porque tenía una vida relativamente feliz, porque no sabía que esto pasaba, de confiar en que las autoridades iban a responder ante esto de manera organizada, y no”.

Lo que más le “da coraje”, afirma, es que las desapariciones aumenten.

“Cuando mi hijo desapareció, en 2017, eran 3.700 los desaparecidos, y ahora son 16.000”, dice, sobre una cifra que genera polémica en México, pero que, si se toman los números históricos, puede llegar a 120.000.

“Claro que tengo fe de encontrarlo”, insiste, a pesar de que no cree en las autoridades. “En el campo de exterminio, o como indigente, pero la fe la necesito para sanar”.

Luego repite una frase que se ve en las camisetas y afiches de los familiares de desaparecidos que por estos días vuelven a protestar en Guadalajara y sus municipios aledaños: “Mientras no lo encuentre, no voy a descansar”.

Línea gris
BBC

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