Por la omisión de alcaldías que no verificaron oportunamente que las obras que autorizaron se construyeran con apego a la normatividad urbana, hoy cientos de inmuebles con pisos excedentes han sido vendidos y habitados, mientras agrupaciones vecinales luchan en juzgados y tribunales buscando que las edificaciones que están en proceso de construcción y violan el uso de suelo sean demolidas antes de que lleguen a ocuparse.
Animal Político preguntó por transparencia a las 16 alcaldías de la CDMX cuántos pisos ilegales han ordenado demoler o demolido desde 2010. En respuesta, solo Iztacalco informó que en 2021 demolió un piso irregular en la colonia Iztaccíhuatl, pero al pedir detalles del caso el área de prensa de la demarcación señaló que la información está reservada. Las demás demarcaciones afirmaron que no tienen registro del derribo de niveles de más.
En tanto, la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) señala que de 2019 a la fecha se ha documentado que en la CDMX hay al menos 469 pisos excedentes construidos en 299 inmuebles, de acuerdo con denuncias vecinales y abiertas por oficio.
Mariana Boy, titular de la PAOT, dijo en entrevista que los procesos para lograr la demolición de obras irregulares en la ciudad son complicados y los vecinos, quienes son los primeros en interponer quejas formales, se enfrentan a grandes despachos de abogados que terminan desgastándolos e incluso intimidándolos, por lo que desisten de sus denuncias.
Sin embargo, en los últimos cuatro años, con apoyo y asesoría de la PAOT, se han logrado cinco victorias en tribunales, donde quedó firme la instrucción de demoler los pisos construidos ilegalmente.
“De 2019 a 2023, logramos cinco sentencias condenatorias que ordenan la demolición de pisos excedentes. Fueron sentencias admitidas por el Tribunal de Justicia Administrativa y fueron las primeras cinco sentencias que ordenan la demolición de pisos excedentes en la historia de la PAOT (…) No es un número menor, mucho menos en el tiempo que ha transcurrido que son cuatro años”, dijo Boy.
Actualmente, detalló, se encuentran activos 248 juicios por construcciones irregulares en la ciudad, que fueron tramitados entre enero de 2012 y mayo de 2023.
Respecto de las denuncias que han recibido en la PAOT por violación al uso de suelo, la procuradora dijo que en 2019 recibieron mil 679, en 2020 fueron 247, para 2021 sumaron mil 479 y el año pasado mil 029. La diferencia de datos entre 2020 y 2021 tuvo que ver directamente con la suspensión de términos a causa de la pandemia.
En lo que va de 2023, la PAOT ya registra 485 denuncias por violación al uso de suelo.
Las alcaldías donde se ha registrado el mayor número de denuncias entre 2020 y 2023, por construcciones irregulares, son Cuauhtémoc, Benito Juárez, Coyoacán, Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo.
Desde principios de 2016, los vecinos de la colonia Hipódromo Condesa denunciaron que en Baja California 370 se pretendía construir un inmueble que violaba el uso de suelo. A pesar de las reiteradas denuncias y manifestaciones, en el predio donde por años hubo una casa unifamiliar se levantó una torre de 14 niveles —más cinco pisos subterráneos para estacionamiento—, aun cuando la normatividad de la colonia permite inmuebles no mayores a 21 metros de altura, es decir, siete pisos.
Tocaron la puerta de la alcaldía Cuauhtémoc, del gobierno capitalino, del Instituto de Verificación (Invea) y de la PAOT. Destinaron tiempo y recursos para defender su colonia de la corrupción inmobiliaria sin tener éxito.
Quetzal Castro, representante de la Comisión de Participación Comunitaria (Copaco) de la Colonia Hipódromo 2, y quien desde el primer momento dio seguimiento a este tema, dijo que desde 2016 hasta 2019 prácticamente ninguna autoridad hizo caso a sus denuncias, hasta que la entonces secretaria de Gobierno, Patricia Mercado, y el extitular de la PAOT, Miguel Ángel Cancino, los recibieron y se comprometieron a atenderles.
Fue hasta 2020, ya con una nueva administración en la CDMX, que la justicia dio la razón a los vecinos y la empresa debió demoler siete de los 14 niveles que había construido ilegalmente.
“Perseverancia sería la palabra, y la valentía que tuvo cada uno que en ese momento, y lo digo por quienes ya no están, integramos esta lucha, esta defensa”, dijo la vecina.
A lo largo de estos años, dos de los vecinos más activos fallecieron, entre ellos, la vecina colindante al predio en cuestión.
“Nosotros peleamos que se respete lo que está en la ley, porque la ley es para todos, no nada más para los vecinos”, agregó Castro.
La titular de la PAOT señaló que la estrategia jurídica que emprendieron fue exitosa no solo por lograr la resolución a su favor para demoler siete pisos, sino también porque fue la propia empresa constructora la que tiró los niveles excedentes, es decir, no costó al erario.
Otro caso donde la PAOT obtuvo resoluciones favorables fue Copilco 75, en Coyoacán, donde la empresa Be Grand pretendía construir tres torres de hasta 27 niveles cada una.
En este caso, no se derribó la construcción porque tanto la UNAM como las autoridades capitalinas actuaron oportunamente antes de que se edificara cualquier cosa y la justicia ordenó regresar a su estado original el predio.
En Medicina 63, colonia Copilco Universidad, que tenía dos niveles adicionales y no respetaba el área libre, también se procedió a la demolición.
De acuerdo con la PAOT, desde 2018 se detectó que en este predio se construía un inmueble de cuatro niveles de altura, lo que rebasaba por dos lo permitido por el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano vigente. Además, no contaba con Registro de Manifestación de Construcción y se localiza dentro de la zona de amortiguamiento denominada “Buffer Level 2” de la Declaratoria de Patrimonio Mundial del Campus Central de la Ciudad Universitaria, por lo que debía tener aprobación del Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
En tanto, en Cuauhtémoc 68, en Coyoacán, se ordenó el derribo de una alberca construida en una zona habitacional, así como la demolición de una vivienda unifamiliar que se construyó ilegalmente en suelo de conservación en la alcaldía Tláhuac.
“En todos estos casos, no es solo la sentencia, sino que ya se ejecutó, ya se llevaron a cabo las demoliciones, y bueno, para nosotros esto sienta un precedente muy importante y la intención, el objetivo de la PAOT es tener más casos como estos”, subrayó Boy.
Aunque en los cinco casos que ha acompañado la PAOT se logró en tribunales que se respetara la normativa urbana de la CDMX, son muchos más los casos en los que los vecinos e incluso autoridades se han dado por vencidos.
Algunas empresas incluso han llegado a demandar a los vecinos que denuncian sus construcciones ilegales, a fin de que les paguen cantidades exorbitantes de dinero. Por ello, en muchos casos los vecinos deciden desistir.
Los casos son variados y están a simple vista. Sin embargo, la torre de acero construida en Insurgentes Sur 2021, en la colonia San Ángel, así como el inmueble que se levantó en la Presa Anzaldo, ambos en la alcaldía Álvaro Obregón, son ejemplos de monumentos de presunta corrupción inmobiliaria.
En San Ángel, una zona protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se comenzó a construir desde 2014 una torre de 20 pisos que violentaba no solo el uso de suelo de la zona, sino las disposiciones del INAH. En 2018, el inmueble fue clausurado definitivamente, pero la construcción con sus grandes soportes de acero continúa en pie, oxidándose frente a los ojos de los peatones, mientras que las autoridades litigan en tribunales para que la construcción sea derribada.
Otro caso emblemático es la torre de 15 pisos que se construyó sin ninguna autorización en Periférico 3042, San Jerónimo Aculco, justo en la Presa Anzaldo, una zona federal protegida.
De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente capitalina (Sedema), es una construcción que no cuenta con el uso de suelo correspondiente, con Dictamen de Impacto Urbano, ni tampoco con Manifestación de Impacto Ambiental.
A la llegada de Claudia Sheinbaum al Gobierno de la CDMX, la atención a esta obra irregular se convirtió en una prioridad. Incluso, el 4 de julio de 2019, la Sedema emitió un dictamen a través del cual determinó la demolición, así como la imposición de multas por 61 millones 441 mil pesos.
Y aunque las obras de demolición sí se comenzaron a ejecutar por parte de la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse), rápidamente fueron suspendidas porque los constructores continuaron defendiéndose por la vía legal y el gobierno tuvo que frenar el derribo.
A la fecha, el inmueble sigue en pie dentro de una zona protegida.
Una de las acciones que emprende la PAOT al momento de detectar que alguna construcción ilegal se está llevando a cabo es dar vista al Registro Público de la Propiedad, para que custodie el folio real del inmueble.
Con esto, subrayó la titular de la PAOT, no se detiene la construcción, pero sí se traduce en un impedimento para los constructores o dueños del inmueble que quieran vender.
Es una joya del Renacimiento que para el papado fue una audaz afirmación del estatus espiritual y político del Vaticano, de Roma y de la Iglesia católica.
En un lugar con más de cinco siglos y medio de historia, ubicado en el Estado más pequeño de todos, tienen lugar unas elecciones que intrigan a gran parte del mundo, ya sea por razones religiosas, políticas, sociales o intelectuales.
Pero atañen particularmente a los alrededor de 1.400 millones de fieles católicos, pues se trata de la selección del sucesor de San Pedro, el primer papa ordenado por Jesús.
Según esa tradición, la línea ininterrumpida de sucesores que ha habido desde entonces ha asegurado que los mensajes y enseñanzas que Cristo les dio a los apóstoles se hayan transmitido y permanecido inalterados.
Los cardenales con voz y voto en la trascendental decisión sobre cuál de los príncipes de la Iglesia católica apostólica romana será el sumo pontífice se congregaron por primera vez en la Capilla Sixtina en 1492.
Pero no era la única sede de cónclaves, hasta que en 1878 se convirtió en la permanente.
Desde entonces, durante ese paréntesis en el que se elige a un papa, es en la delgada chimenea que está en su techo y no en sus magníficas obras de arte donde se fijan los ojos del mundo, a la espera de señales de humo, las únicas pistas de lo que está ocurriendo en su interior.
Y es que, a partir del momento en el que se proclama extra omnes, y todos los que no forman parte del cónclave se retiran, los cardenales electores se quedan encerrados entre esas cuatro paredes y con un techo tapándoles el cielo.
Suena claustrofóbico, ¡pero qué paredes y qué techo!
La Capilla Sixtina es una obra de arte que a lo largo de los siglos ha dejado a millones maravillados.
Algunos se quedan sin palabras; otros, como el erudito alemán Goethe, las encuentran:
“Hasta que no hayas visto la Capilla Sixtina, no tendrás una idea adecuada de lo que el hombre es capaz de lograr”.
Y, ¿sabías que…?
Es incongruente que Miguel Ángel creara una obra tan sublime en la bóveda de la Capilla Sixtina contra su voluntad.
Pero así fue.
Siempre se consideró más escultor que pintor.
Cuando el papa Julio II le pidió que se encargara de la capilla, estaba trabajando en la tumba de mármol del pontífice y nunca antes había terminado un fresco completo.
A pesar de que la comisión llegaba de tan alta autoridad, intentó rechazarlo dos veces, pero finalmente capituló.
Una de las pruebas más fehacientes de su reticencia es un soneto que le envió a su amigo Giovanni di Pistoia en 1509, apenas un año después de empezar su obra en el techo Sixtino, tarea que se extendería durante tres años más.
Sus quejas y dolencias ya eran numerosas.
Tenía la glándula tiroides inflamada, decía, la columna vertebral torcida y encorvada, el pecho oprimido y retorcido, los muslos acalambrados constantemente y el trasero dolorido por el esfuerzo.
Por si fuera poco, “¡Mi pincel, encima de mí todo el tiempo, gotea pintura para que mi cara sea un buen piso para los excrementos!“.
No eran lamentos vanos.
Para pintar el techo de 3.300 metros, tenía que estar parado en un andamio precario de 18 metros de altura, con el cuello doblado hacia atrás y el brazo elevado por encima de la cabeza.
Gran parte del tiempo trabajaba en soledad, pues, como demostró el trabajo de restauración en la Capilla Sixtina, sus frescos fueron realizados en gran parte por su mano, a excepción de partes relativamente menores hechas por asistentes.
Le precupaba su estado mental.
“Porque estoy atascado así,
mis pensamientos son estupideces locas, pérfidas:
cualquiera dispara mal por una cerbatana torcida“.
Y le preocupaba también que pintar en esas condiciones afectara la obra, de ahí que declarara, al final del poema:
“Mi pintura está muerta.
Defiéndela por mí, Giovanni, protege mi honor.
No estoy en el lugar correcto, no soy pintor“.
La imagen central del techo de la capilla, que muestra a Dios creando a Adán, con sus dedos casi tocándose, es una de las más impactantes de todo el edificio.
Como le dijo a la BBC la historiadora del Renacimiento Catherine Fletcher, es “una de las pocas pinturas que se ven por todas partes”.
“Junto con la Mona Lisa, es posiblemente la única pintura del arte occidental que alcanza ese nivel icónico”.
La obra no sólo asombró por su gran maestría, sino también por su gran originalidad.
Dios aparece como un superhéroe, arrastrado por el viento, musculoso, con ropajes ceñidos que revelan sus piernas y un manto.
El acto de la creación, realizado con la punta del dedo, también fue invención de Miguel Ángel.
Pero hay algo que, dado cuán hipnóticas son esas dos manos en el centro, puede pasar desapercibido.
De hecho, no fue hasta la década de 1870, tras la primera publicación de fotografías del Techo Sixtino, que se observó una presencia significativa bajo el brazo de Dios.
Está entre figuras envueltas en el manto rojo ovalado del Creador, y es una mujer que dirige a Adán una mirada atenta.
Pero ¿quién puede ser?
La interpretación más ampliamente aceptada es la presentada por primera vez por el crítico de arte inglés Walter Pater (1839-1894), quien afirmó que la persona a quien Dios cobija bajo su brazo es Eva, antes de su creación.
Las otras 11 figuras, añadió, representan simbólicamente las almas de la progenie por nacer de Adán y Eva: la humanidad entera.
El creador, señaló Pater, “viene con las formas de las cosas que serán, la mujer y su progenie, en el pliegue de su manto”.
“Ella parece muy consciente de lo que sucede”, le dijo a la BBC Matthias Wivel de la Galería Nacional en Londres.
“Dios le está dando a Adán un alma, le está dando libre albedrío, y eso es lo que Eva personifica”, agregó.
Más recientemente se ha planteado que la mujer que ocupa ese lugar de honor junto a Dios es la Virgen María.
Esta teoría surgió a raíz del niño pintado junto a la figura femenina, sobre quien se posan suavemente los dedos de Dios; se debate si podría ser el niño Jesús, quien espera pacientemente junto a su padre.
Cuando el papa Sixto IV encargó la construcción de la capilla que lleva su nombre, en 1480, Miguel Ángel tenía tan solo 5 años.
Pasarían casi tres décadas antes de que el famoso maestro del Renacimiento escalara el alto andamio y transformara el techo con su pincel.
Pero eso no quiere decir que estuviera en blanco: la bóveda estaba pintada de azul con estrellas doradas.
Era un cielo creado por Piermatteo d’Amelia, uno de los artistas convocados para decorar el sagrado recinto en un período sorprendentemente corto, apenas 11 meses, de julio de 1481 a mayo de 1482.
El equipo estaba conformado por los más grandes pintores de la generación anterior, entre ellos Sandro Botticelli, Pinturicchio, Cosimo Rosselli, Pietro Perugino (maestro del pintor y arquitecto Rafael) y Domenico Ghirlandaio (maestro de Miguel Ángel).
El plan comprendía un ciclo del Antiguo y otro del Nuevo Testamento, con narraciones que comenzaban en el muro del altar, continuaban a lo largo de los largos muros de la capilla y finalizaban en el muro de la entrada.
Encima se pintó una galería de retratos papales, que se completaban debajo con representaciones de cortinas pintadas.
Doce frescos de esos artistas del siglo XV siguen mostrando hermosamente escenas de la vida de Cristo y de Moisés en las paredes de la capilla.
Solían ser 14, pero cuando, en 1533, Clemente VII de Médici le encargó a Miguel Ángel que pintara “El juicio final” en el muro del altar, se perdieron los dos primeros episodios de esas historias, pintados por Perugino, así como el retablo de la Virgen asunta entre los Apóstoles.
“El juicio final” fue pintado 25 años después del techo de la Capilla Sixtina, cuando Miguel Ángel tenía 60 años.
La tarea era abrumadora: visualizar el fin de los tiempos y el comienzo de la eternidad.
Nadie mejor que él para llevarla a cabo.
El fresco refleja magistralmente y sobre un fondo azul el significado textual del apocalipsis.
El término proviene del griego apokálypsis que significa “despojar lo que cubre”, “retirar el velo”, “descubrir”, “develar”, “revelar”.
Así, muchas de las más de 300 figuras que rodean a Cristo, casi todas masculinas, están desnudas.
Cuando Biagio da Cesena, el maestro de ceremonias papal, se quejó de tal indecencia, la respuesta de Miguel Ángel fue inmortalizarlo en el fresco como juez de los condenados y del infierno.
Lo pintó desnudo salvo por una serpiente que le rodea las caderas y le muerde los genitales.
Sin embargo, Biagio no era el único escandalizado, y las críticas no cesaron ni con la muerte del artista.
Cuando el Concilio de Trento prohibió el arte “lascivo”, la obra fue condenada como indecorosa.
En 1564 el papa Pío V le ordenó a Daniele da Volterra, quien había sido aprendiz de Miguel Ángel, que cubriera la desnudez de los personajes pintados por su maestro.
Eso le valió a Daniele el desafortunado apodo de Il Braghettone o “el creador de bragas”.
Cuatro siglos después, cuando se hizo la limpieza de “El juicio final” en las décadas de 1980 y 1990, se presentó el dilema de si conservar o eliminar las adiciones que ocultaban lo que Miguel Ángel dejó a la vista.
La solución fue dejar algunos rastros de la censura como evidencia de la mentalidad dominante del siglo XVI, y recuperar tanto como fuera posible el aspecto original del fresco.
Así, San Pedro, San Bartolomé y Santa Catalina de Alejandría siguen vistiendo las prendas creadas por Il Braghettone.
El Renacimiento italiano y el Imperio inca no suelen asociarse entre sí, pero ambos fueron fenómenos de la misma época.
La ciudadela de Machu Picchu, situada en los Andes en Perú, se completó alrededor de 1450, en el apogeo del poder del imperio, y probablemente estuvo ocupada hasta alrededor de 1530.
A más de 10.500 kilómetros de distancia, mientras los emperadores incas continuaban reinando en su incomparable retiro en la cima de la montaña, los grandes artistas italianos creaban sus frescos en la Capilla Sixtina del Vaticano.
Y Machu Picchu seguía habitado cuando, en 1512, Miguel Ángel le estaba dando los toques finales a su obra maestra en el techo.
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