Las clínicas del ISSSTE de Acapulco y Chilpancingo carecen de aire acondicionado, denunciaron derechohabientes y trabajadores de la institución, por lo que exigieron a las autoridades la reinstalación de estos servicios.
El martes 25 de junio se registró un apagón en la clínica de Medicina Familiar de Acapulco, ubicada en la avenida Solidaridad, falla que motivó a los empleados a protestar para exigir a los directivos la reparación de las instalaciones eléctricas, ya que, desde hace cuatro meses, esta clínica carece de aire acondicionado.
“Después del huracán Otis (en octubre de 2023), repararon a medias el aire acondicionado. Pero desde hace cuatro meses se quedaron sin servicio”, denunció un trabajador que pidió no publicar su identidad.
Ayer, los empleados del archivo clínico tuvieron una reunión con funcionarios del ISSSTE para exponerles el problema.
En la clínica del ISSSTE de Chilpancingo, el aire acondicionado del quirófano dejó de funcionar desde la semana pasada, lo que originó que algunas cirugías a derechohabientes se suspendieran.
“Me tuvieron internado tres días para operarme de la pierna, pero en ese lapso nunca fue reparado el aire acondicionado y opté por salirme; y los médicos ni siquiera me han dicho si me van a reprogramar la cirugía”, reprochó un derechohabiente que labora en una dependencia del gobierno federal en la capital del estado.
Refirió que desde febrero de este año lo han estado atendiendo; y tenía programada su operación en la clínica del ISSSTE, pero la semana pasada, cuando le avisaron que todo estaba ya listo lo internaron.
“Pero estuve tres días internado y, pues, nunca repararon el aire acondicionado en el quirófano; y opté por salirme de la clínica”, comentó el empleado federal.
En la clínica del ISSSTE de Chilpancingo, desde hace años son constantes las protestas de los derechohabientes por el mal servicio.
El gobierno federal construye un hospital del ISSSTE de especialidades en Acapulco que empezará a funcionar en septiembre de este año, según la versión oficial, que además maneja que la obra lleva 72 por ciento de avance.
Las encuestas no resuelven la duda de si ganará Kamala Harris o Donald Trump. Es lo que se conoce como un empate técnico. Así están las encuestas en la recta final por la presidencia.
Seguramente te estés preguntando quién va a ganar las elecciones en Estados Unidos este martes. ¿Donald Trump o Kamala Harris?
Pues la respuesta, según las encuestas, es que no se sabe.
Los sondeos son tan cerrados que no se puede predecir. Trump y Harris se encuentran en lo que se conoce como un empate técnico.
El promedio de encuestas nacionales elaborado por ABC News/538 indica que el apoyo a Harris se encuentra en torno a 48%, mientras que Trump obtiene 47%. Esta escasa diferencia se encuentra dentro del margen de error de las encuestas, por lo que no es posible sacar conclusiones de esos datos.
“La campaña para la elección presidencial está empatada a nivel nacional. Las encuestas son muy buenas para darnos una idea del panorama general, pero no son lo suficientemente precisas como para distinguir uno o dos puntos en todo un país”, explica a BBC Mundo Whit Ayres, encuestador republicano y presidente de la empresa de sondeos North Star.
Hay que destacar que esas encuestas hacen referencia a la intención de voto de los ciudadanos, pero en Estados Unidos el presidente o la presidenta no se escoge a través de votación directa por lo que el llamado voto popular no siempre sirve para anticipar el resultado que arrojarán las elecciones.
De hecho, en 2016 la candidata demócrata Hillary Clinton obtuvo casi tres millones de votos más que Donald Trump, pero perdió los comicios.
Esto se explica debido a que en Estados Unidos el presidente es escogido a través de un mecanismo de elección de segundo grado, gracias al cual más importante que ganar en la cuenta total de votos hay que vencer en un número suficiente de estados que permita obtener la mayoría de los votos en el llamado colegio electoral.
¿En qué consiste esto?
Básicamente en que a cada estado de EE.UU. se le asigna un número determinado de votos, que se calculan de acuerdo con el tamaño de su población. Así, por ejemplo, California -el estado más poblado- cuenta con 54 votos, mientras que estados como Dakota del Norte o Vermont -que están entre los menos poblados- solamente cuentan con 3 votos cada uno.
La abrumadora mayoría de los estados y el Distrito de Columbia otorgan todos sus votos al candidato que obtiene allí la mayoría de votos. Las únicas excepciones son Maine y Nebraska, donde los votos se distribuyen de forma proporcional.
En total, hay 538 votos a repartir por lo que para que un candidato resulte electo presidente tiene que obtener al menos 270 votos.
“En 43 de los estados sabemos bien de antemano cómo van a votar porque son consistentemente estados republicanos o demócratas”, indica Ayres.
Ese patrón de votación, que según las encuestas se prevé que se mantenga para las elecciones de este martes, indica que los demócratas cuentan con 21 estados que suman unos 230 votos del colegio electoral, mientras que los republicanos cuentan con 23 estados que suman 215 votos.
Así, la carrera por la Casa Blanca terminará decidiéndose seguramente en siete estados, conocidos como péndulos porque suelen cambiar su apoyo de un partido al otro. En 2024 hay siete estados péndulos que en su conjunto representan 93 votos del colegio electoral: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
“La elección se decidirá por quién gane la mayoría de los 93 votos electorales en esos siete estados clave”, señala Ayres.
¿Y cómo va la carrera presidencial en esos estados? Veamos.
De acuerdo con el promedio de encuestas estadales elaborado por la web de análisis de encuestas 538, que forma parte de la cadena de noticias estadounidense ABC News, la competencia entre el exmandatario republicano y la vicepresidenta demócrata está muy reñida también en estos siete estados, con diferencias que oscilan entre 1 y 2 puntos porcentuales.
Trump aparece adelante en Pensilvania, Nevada, Carolina del Norte, Georgia y Arizona, mientras que Harris lidera en Wisconsin y Michigan.
Pero esas diferencias son demasiado pequeñas como para ser significativas.
“La contienda entre Trump y Harris está esencialmente empatada en esos siete estados en disputa y es muy difícil decir en este momento qué candidato obtendrá la mayoría de esos 93 votos electorales”, apunta Ayres.
Cuatro de los estados en disputa se ubican en el llamado cinturón del sol: Arizona, Nevada, Carolina del Norte y Georgia. Los otros tres forman parte del conocido como “cinturón del óxido”: Wisconsin, Michigan y Pensilvania.
Arizona
Este estado del suroeste representa 11 votos del colegio electoral. Aquí Trump adelanta a Harris por tres puntos porcentuales.
En 2020, Biden ganó en Arizona por unos 10.000 votos, pero durante las últimas décadas ha sido un estado republicano. De hecho, desde 1912 nunca un candidato republicano ha llegado a la Casa Blanca sin ganar en este estado.
Arizona alberga un porcentaje importante de votantes hispanos y comparte una frontera de centenares de kilómetros con México, por lo que es uno de los lugares donde el tema migratorio ha tenido preponderancia y ha generado malestar entre los ciudadanos, aunque las cifras de cruces de migrantes han caído en los últimos meses.
El asunto migratorio es una de las grandes armas de Trump contra Harris dado que durante el gobierno de Joe Biden y Harris creció el número de personas que llega a la frontera.
Aquí también hubo una fuerte polémica por el tema del aborto, debido al intento fallido de la legislatura estatal controlada por los republicanos para instaurar una prohibición del aborto casi total.
La defensa del derecho al aborto es un asunto que motiva a ir a las urnas a los votantes demócratas, por lo que favorece a Harris.
Nevada
Una ventaja de 34.000 votos permitió a Biden llevarse en 2020 los 6 votos del colegio electoral de Nevada.
Antes del retiro de la candidatura de Biden a la reelección, Trump tenía una amplia ventaja en las encuestas, pero las cosas han cambiado con Harris y ahora Trump solamente aparece con menos de un punto por delante.
Con un porción importante de electores hispanos, la recuperación de la economía postcovid ha sido más lenta en este estado, que tiene actualmente la tasa de desempleo más alta de EE.UU.: 5,1%.
Carolina del Norte
Trump ganó en este estado por 74.000 votos en 2020 y, en la actualidad, supera a Harris en las encuestas por poco más de un punto porcentual.
Liz Mair, asesora política republicana y presidenta de la empresa de consultoría Mair Strategies, señala que un elemento que podría afectar las votaciones en este estado es la respuesta que se ofrezca ante el impacto destructivo que recientemente tuvo allí el huracán Helene.
Georgia
En 2020, Biden ganó los 16 votos del colegio electoral de Georgia por una ventaja de 13.000 votos. Los supuestos intentos de Trump por intentar revertir ese resultado -algo que él rechaza- derivaron en un juicio penal en su contra aún en marcha.
El triunfo de Biden fue posible gracias al apoyo que obtuvo de los votantes afroestadounidenses, que representan un tercio de la población de Georgia.
Sin embargo, el desencanto de estos electores -y de los hispanos- derivó en una caída del apoyo a los demócratas en Georgia, algo que Harris intenta cambiar. Por lo pronto, no obstante, se encuentra dos puntos porcentuales por detrás de Trump.
Michigan
El conocido como estado de los Grandes Lagos representa 15 votos del colegio electoral y durante los últimos dos comicios presidenciales fue clave tanto para la victoria tanto de Trump en 2016 como para la de Biden en 2020.
Durante los últimos 11 meses, sin embargo, los demócratas han enfrentado un retroceso en ese estado debido al apoyo que el gobierno de Biden le ha dado a Israel durante la guerra en Gaza. Esa reacción negativa se explica por el hecho de que Michigan es el estado con mayor proporción de población árabe de EE.UU.
A pesar de ello, Harris aventaja a Trump en las encuestas por menos de un punto porcentual. Los tres principales cargos electos del estado los ocupan mujeres demócratas, quizás un buen presagio para Harris.
Wisconsin
Este estado representa 10 votos del colegio electoral y, al igual que Michigan, le dio apoyo mayoritario tanto a Trump en 2016 como a Biden en 2020. En ambos casos por un margen estrecho de unos 20.000 votos.
Los vínculos históricos con los sindicatos y el hecho de que la población es menos religiosa hace que los demócratas gocen en Wisconsin, Michigan y Pensilvania de un mayor apoyo entre los electores blancos sin estudios universitarios, un grupo de votantes que tiende a votar de forma clara a favor de Trump.
Según las encuestas, Harris cuenta con menos de un punto porcentual de ventaja sobre Trump en Wisconsin.
Pensilvania
Con 19 votos en el colegio electoral, los expertos consideran a Pensilvania como el estado péndulo más importante para ambos candidatos. Acá Trump aventaja a Harris por menos de un punto.
Whit Ayres destaca que Harris no aprovechó la oportunidad de postular como su candidato a vicepresidente al popular gobernador demócrata de este estado, Josh Shapiro.
“Eso le habría dado a su campaña una ventaja en Pensilvania, pero por alguna razón ella escogió a un candidato que no pertenece a ninguno de los estados péndulo”, dijo el experto a BBC Mundo en referencia Tim Walz, candidato de Harris a vicepresidente.
La economía -y, en especial, la inflación- es considerado como uno de los temas clave en Pensilvania, que es el estado de EE.UU. donde más han aumentado los precios de los víveres en EE.UU., de acuerdo con la consultora Datasembly.
Pero en una elección tan cerrada, ¿qué necesitan los candidatos para ganar la Casa Blanca?
Liz Mair asegura que los candidatos deberían centrar sus esfuerzos en la movilización de los electores que les apoyan.
“Ahora, cuando ya tenemos gente votando [por correo o con voto anticipado], creo que es muy poco realmente lo que los candidatos pueden hacer. Lo más obvio que puede impactar el resultado son las operaciones para aumentar la participación electoral”, dice Mair.
La experta recomienda que intenten replicar y modernizar lo que hizo la campaña de Barack Obama en 2012.
“Es una de las cosas más inteligentes que he visto hacer en una campaña. Contar con listas de tus votantes potenciales de forma de poder acercarte a ellos el día de las votaciones y asegurarte de que participen. Esa es una de las pocas cosas que los candidatos pueden controlar hasta cierto punto. Básicamente, se trata de una operación de participación”, señala Mair.
Por su parte, Ayres apunta que ya la gran mayoría de los electores han tomado una decisión y que, al estar las elecciones tan reñidas en los estados péndulo, es probable que el resultado final lo determinen un pequeño grupo de electores allí que no han decidido aún si votarán ni por quién.
El experto apunta que hay cuatro grandes temas de campaña que tienen peso en los siete estados péndulo.
“Aborto, democracia, economía y migración son asuntos críticos, aunque tienen mayor peso en un lugar que en otro. En Arizona, por ejemplo, la inmigración es muy relevante, pero todos esos temas son importantes en todos los estados péndulo”, apunta Ayres.
Mientras la agenda republicana se centra en la economía y la migración, los demócratas se enfocan en el derecho al aborto y la defensa de la democracia.
En el caso de Harris, Ayres apunta que ella intenta cambiar la percepción que tienen los votantes de que los republicanos saben manejar mejor que los demócratas la economía del país.
“Harris está haciendo énfasis en la economía y en su propuesta de ayuda a la clase media, para intentar cerrar la brecha de confianza sobre la gestión de la economía que ahora favorece a Trump. Eso es justo lo que ella debe hacer”, dice Ayres.
Liza Mair apunta que desde que Harris llegó a la carrera presidencial ha tenido que cerrar esa y otras brechas que existían debido a que Biden había perdido apoyo entre distintos grupos de electores, incluyendo los hispanos.
La experta cree que Harris podría intentar movilizar más el voto latino a través de su propuesta para impulsar el sector de la construcción de viviendas.
“Si ella quisiera intentar conseguir un 2% o 3% adicional entre el voto hispano, sería inteligente que saliera y hablara sobre esas políticas, pues muchos latinos trabajan en ese sector o en industrias relacionadas. Y si se construyen muchas nuevas viviendas, las oportunidades que tendrán de mejorar su situación socioeconómica serán mayores”, indica.
En el caso de Trump, Mair señala que uno de los puntos débiles que tiene es el apoyo de las mujeres que, paradójicamente, estaría perdiendo tanto entre las que apoyan el aborto como entre las que se oponen a él.
“No creo que consiga sumar a muchas mujeres aparte de las que ya lo apoyan”, dice.
“En general, Trump tiene un problema con las votantes mujeres. Creo que por eso está tratando de presionar a los electores masculinos más jóvenes, que son menos propensos a participar, pero que cuando lo hacen tienden a favorecerle”, agrega.
La experta considera que es de esperar que Trump redoble su apuesta por estos electores masculinos, así como por su discurso anti-inmigrantes.
“Él tiene que concentrarse en conseguir que salgan a votar las personas que son increíblemente hostiles a todo lo que perciben como extranjero, principalmente a los inmigrantes, y a cualquier tipo de comercio exterior. Si puede hacerlo, podría ganar y con un apoyo mayor del que la gente espera”, asegura.
“En este momento, se trata de un juego de participación, no de persuasión. Y, para Trump, probablemente siempre ha sido un juego de participación”, apunta.
Es la recta final y ante el empate técnico que reflejan los sondeos, la decisión del triunfo puede estar en manos del último puñado de indecisos.
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