Galilea, de 12 años, no sabe qué va a estudiar y si podrá hacerlo. El tema está lejos de ser una preocupación para ella. No le roba el sueño o le quita la tranquilidad.
La niña alza las cejas, encoje los hombros y ríe con pena, cuando se le pregunta qué va a estudiar. Verse así misma como doctora, maestra o ingeniera no forma parte de su horizonte de vida.
Vive en Chautipan. Un pueblo de la sierra que forma parte de Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero, la localidad de la que son originarias 17 personas a las que desaparecieron entre el 21 y 27 de octubre, entre ellas, cinco menores que dejaron de estudiar para trabajar en la venta de trastes. De esas 17 personas, a once las hallaron decapitadas y desmembradas, a los menores con los ojos arrancados, en una camioneta blanca, a la que dejaron a la salida de Chilpancingo, el 6 de noviembre.
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Chautipan está a solo 40 minutos de Chilpancingo, la ciudad capital, la que concentra los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Aunque parece una comunidad en los confines de Guerrero, por la falta de servicios, entre ellos, los educativos y de oportunidades de empleo.
El preescolar de Chautipan son tres cuartos de madera y la Telesecundaria una construcción de tabique y techo de madera de una sola aula, ubicadas en los extremos de la cancha de usos múltiples, a la salida de Chautipan. Las instalaciones del preescolar y la telesecundaria se notan arruinadas. La última vez que las niñas y los niños de Chautipan tuvieron clases fue a mediados de octubre, mucho antes de las lluvias del huracán John.
La Escuela Primaria Ignacio Zaragoza es la única construcción en forma. Pero también acusa abandono.
La madre de Galilea, Laura Mollao Zaragoza, de 31 años, quien estudió hasta tercer año de primaria y a los 13 años tuvo a su primer hijo, tiene la esperanza de que Galilea y sus cinco hermanos, Fernanda de tres años, Eliseo de cinco, un adolescente de 14, otro de 16 y el mayor de 18, quieran estudiar y ellos tengan recursos económicos para mandarlos a la Universidad.
Las probabilidades de que eso ocurra son bajas. En Chautipan el máximo nivel es la secundaria y en los niveles disponibles, preescolar, primaria y secundaria las y los maestros se aparecen poco para impartir clases. Las familias no pueden enviar a sus hijas e hijos fuera del pueblo para que vayan a escuelas a las que sí van los maestros porque carecen de recursos.
La madre y el padre de Galilea viven en pobreza extrema, una condición en la que las familias carecen de recursos para comprar los alimentos básicos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El padre de Galilea, Martín Cayetano Castro, quien es el comisario de Chautipan, no tiene un trabajo remunerado. Siembra maíz y frijol para el autoconsumo.
“Lo que vamos sacando no es suficiente para mantener a toda la familia”, indica Laura.
Como lo de la siembra no alcanza, Martín se emplea para limpiar parcelas o como chalán de albañilería, trabajos que acá en la sierra salen de vez en cuando. A mediados de noviembre lo contrataron sólo un día y le pagaron 250 pesos.
Esta mañana de diciembre, en la casa de Laura y Martín sólo hay frijoles y tortillas para comer. Eso es lo que tienen todos los días.
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Chautipan es un pueblo en la cresta de un cerro, en la parte serrana del municipio de Chilpancingo de los Bravo.
De acuerdo con el último censo del INEGI, hay 539 habitantes. Sólo tiene una calle, la que lo atraviesa de inicio a fin y divide la cresta del cerro. Se trata de la misma vía que lo conecta con otras comunidades de la sierra, entre ellas, Jaleaca de Catalán, la localidad más importante de la parte serrana de Chilpancingo, con 2,359 habitantes.
En las 150 viviendas censadas por la comisaría municipal hay familias formadas por madres y padres que solo terminaron la primaria, como máximo. De acuerdo con el INEGI, el promedio de escolaridad de las y los habitantes de Chautipan es de 4.62, es decir, menor a quinto año de primaria. El grado promedio estatal es de 8.5 años (casi tercero de secundaria) y el nacional de 9.7 grados, o sea, segundo de bachillerato.
En Chautipan no recuerdan que algún habitante haya hecho estudios profesionales. La mayoría se queda en estudios de primaria.
Laura y Martín, la madre y padre de Galilea, se quedaron en tercer y quinto grado de primaria, respectivamente.
“Tenía que trabajar para ayudar a mi familia”, compartió Martín.
“Yo me quedé huérfana de madre, estaba a cargo de mis hermanos y de mi papá y también tenía que trabajar”, contó Laura.
Laura y Martín tienen un hijo de 18 años que terminó la telesecundaria hace dos años, pero no tienen forma de que estudie bachillerato y después una carrera, porque no pueden mandarlo a estudiar fuera porque no tienen dinero.
Luis Salvador Millán e Inés Cabrera Sánchez, quienes también tienen seis hijos, forman otra familia en la que se repite esta situación. Luis Salvador terminó la primaria ya de adulto e Inés no tuvo forma de estudiar ni siquiera ese nivel básico; no sabe escribir, aunque sabe leer un poco. Los hijos de este matrimonio, algunos ya casados, solo terminaron la primaria.
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Luis Salvador es presidente de la Asociación de Padres de Familia y asegura que en Chautipan tienen un grave problema porque los menores no ven en el estudio una forma de mejorar sus vidas, van a la escuela porque los mandan sus madres y padres, pero ellas y ellos no tienen trazado un plan de vida.
Salvador considera que este problema es porque la Secretaría de Educación no supervisa que las y los maestros cumplan con su tarea de ir a la comunidad a dar clases y con esta forma esporádica, las niñas y los niños no se motivan y no hallan la utilidad que tiene la escuela.
Luis Salvador es un caso raro en Chautipan. El sí quería estudiar, pero se quedó con las ganas, probablemente hubiera sido ingeniero, de haber tenido los medios. Tuvo varios hermanos y desde pequeño quedó huérfano de padre, así que, desde lo once años, trabajó para mantener su casa.
“Los maestros casi no vienen a dar clases, sólo vienen a dejarles tareas y así los niños no se sienten motivados de ir a la escuela”, considera Luis Salvador.
Los cinco docentes de la Escuela Primara Ignacio Zaragoza, ubicada en Chautipan, entre ellos, la directora, enviaron un oficio a la Dirección General de Administración y Desarrollo de Personal del Gobierno del Estado de Guerrero, para informar que no acuden a la comunidad a dar clases debido a las difíciles condiciones de acceso por los daños en la carretera que dejó el huracán John, la falta de transporte y, como problema más grave, mencionaron la inseguridad.
Un día antes, los habitantes se reunieron para tomar acuerdos sobre las maestras y los maestros. Como respuesta, las maestras y maestros de la primaria enviaron ese oficio.
Los docentes no se presentan desde días antes del huracán John, a finales de septiembre; después, a finales de octubre, se conoció la noticia de la desaparición de 17 personas, entre ellas, cinco menores y dos mujeres, once aparecieron el 6 de noviembre en una camioneta que abandonaron al sur de Chilpancingo.
Chautipan no fue escenario de la violencia, aunque de ahí eran las víctimas.
Las madres y los padres de familia tienen varias semanas que intentan contactar a las y los maestros para que se presenten en la comunidad y los menores regresen a las aulas.
Luis Salvador presidente de la Asociación de Madres y Padres de Familia de Chautipan denunció que las y los maestros no quieren regresar y eso complica más la situación de la comunidad, precisamente por el luto colectivo.
La comunidad plantea que la solución es que los maestros se queden de lunes a viernes en el pueblo para que no viajen diario, si lo que se les complica es el tema de las condiciones de la carretera, del transporte y de la inseguridad.
De los 539 habitantes de Chautipan, unos 250 son menores en edad de cursar preescolar, primaria y secundaria, de acuerdo con la estimación de Luis Salvador Millán.
De esos 250 menores, en teoría 93 van a la primaria, aunque un porcentaje de estos menores se quedarán en los grados intermedios y la mayoría terminará este nivel pero ya no entrará a la telesecundaria, como ocurrió con los niños Raymundo Santos Francisco, de 13 años; Ángel Barrera Millán, de 14; Leandro, también de 14; Abraham, de 15, y Diego, de 16 años.
De los cinco niños, cuatro fueron hallados desmembrados y uno de ellos continúa desaparecido, igual que otros cinco hombres de la comunidad. Sólo Raymundo concluyó estudios de primaria, los demás abandonaron los estudios de primaria.
Griselda Francisco Cabrera, de 31 años, madre de Raymundo Santos Francisco, de 13 años, contó que su hijo terminó la primaria en julio de 2023 y entró en septiembre a la telesecundaria.
“Como en octubre del 2023 ya no quiso estudiar, los maestros ni venían a dar clases y el mejor quiso trabajar”, compartió.
En esta tragedia colectiva, Griselda también perdió a su esposo, Héctor Santos de la Cruz, de 32 años, a su madre, a su padre, a dos hermanos y a su hermana. Griselda y Héctor tampoco terminaron los estudios de primaria.
Ángel Barrera Millán, otro de los menores asesinados, ya no quiso estudiar desde que iba en quinto año de primaria. María del Socorro, su madre, dijo que a veces hasta le pegaba para que fuera a la escuela.
Ángel prefirió trabajar para ayudar a su mamá con los gastos de la casa. Recibía una paga de 800 pesos a la semana, la que entregaba a su mamá para sostener la casa. Era el segundo de los tres hijos de María del Socorro.
“Ángel me decía que estaba bien con ser vendedor de trastes, que con eso iba a salir adelante”, compartió la mamá, quien tiene a tres hermanos desaparecidos.
Tras la caída del régimen de Bashar al Assad el fin de semana, Israel ha estado llevado a cabo cientos de ataques aéreos en Siria y también ha trasladado tropas a la zona desmilitarizada de los Altos del Golán.
Tras la caída del régimen de Bashar al Assad el fin de semana, Israel ha estado llevado a cabo cientos de ataques aéreos en Siria y también ha trasladado tropas a la zona desmilitarizada de los Altos del Golán, ampliando así la extensión del territorio sirio que se encuentra bajo su control.
Este lunes el ejército israelí confirmó que atacó a la flota naval de Siria en los puertos de Al Bayda y Latakia, destruyendo numerosos barcos.
En una declaración, el Ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, dijo que los ataques tenían como objetivo “destruir capacidades estratégicas que amenazan al Estado de Israel”.
Añadió que la operación para destruir la flota siria había sido un “gran éxito”.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dijeron que habían atacado una amplia gama de objetivos -incluidos aeródromos, vehículos militares, armas antiaéreas y sitios de producción de armas- en la capital siria, Damasco, así como en Homs, Tartus y Palmira.
También apuntaron a almacenes de armas, depósitos de municiones y “docenas” de misiles mar-mar.
Israel afirma que está tomando estas medidas para garantizar la seguridad de sus ciudadanos, pero otros dicen que está aprovechando la oportunidad para debilitar a un adversario de larga data.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés), con sede en Reino Unido, afirma haber documentado más de 310 ataques de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) desde la caída del régimen de Assad el domingo.
Los ataques apuntaron, según se informa, a instalaciones militares del ejército sirio desde Alepo en el norte hasta Damasco en el sur, e incluyeron depósitos de armas, depósitos de municiones, aeropuertos, bases navales y centros de investigación.
Rami Abdul Rahman, fundador del SOHR, dijo que los ataques han estado destruyendo “todas las capacidades del ejército sirio” y que “se están violando las tierras del país”.
Israel dice que sus acciones son para evitar que las armas caigan “en manos de extremistas” mientras Siria hace la transición hacia una era post-Assad.
Israel está preocupado por quién podría hacerse con el supuesto arsenal de armas químicas de Bashar al Assad.
No se sabe dónde ni cuántas de estas armas tiene Siria, pero se cree que el expresidente Assad las tenía almacenadas en algún lugar.
El lunes, el organismo de control de las armas químicas de la ONU advirtió a las autoridades sirias que se aseguraran de que todas las que tuvieran estuvieran a salvo.
Ake Sellstrom, ex inspector jefe de armas de las Naciones Unidas en Siria, ahora profesor asociado de histología en la Universidad de Umea en Suecia, dice que Israel ha estado atacando las capacidades de armas químicas de Siria con sus ataques aéreos.
“Lo que está haciendo Israel es quitarle activos”, dijo a la BBC. “Pueden ser personas, instalaciones o equipos”.
Se sabe que las fuerzas leales a Al Assad utilizaron gas sarín en un ataque a un suburbio de la capital siria, Damasco, en 2013, en el que se cree que murieron más de 1.000 personas.
También se les acusa de utilizar armas químicas en otros ataques más recientes.
El Dr. Sellstrom dice que las fuerzas rebeldes también pueden tener arsenales de armas químicas, ya que se sabe que las han utilizado antes contra sus enemigos en Siria.
“Assad tenía estas armas para marcar cierta fuerza en el conflicto con Israel, pero nunca las utilizó directamente. Ahora tenemos un gobierno totalmente diferente.
“Israel va a entrar para limpiar… todo lo que tenga en términos de armas químicas”.
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu anunció que sus tropas habían tomado el control de la zona desmilitarizada de los Altos del Golán, ampliando así la extensión del territorio sirio que ocupa en esta región.
Netanyahu dijo que se trataba de una “posición defensiva temporal hasta que se encuentre un acuerdo adecuado”.
“Israel ha dicho que quiere impedir que se produzca cualquier ataque como el del 7 de octubre por parte de Hamás desde el lado sirio”, afirma el profesor Gilbert Achcar de la Universidad SOAS de Londres.
“Pero esta es una oportunidad para avanzar y detener el acercamiento de otras fuerzas a la frontera de la zona ocupada”.
La toma de la zona desmilitarizada por parte de Israel ha sido rotundamente condenada en declaraciones de los países árabes, y el Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio la ha descrito el lunes como “una ocupación del territorio sirio y una flagrante violación del Acuerdo de Separación de 1974”.
Informes llegados de Siria afirman que los avances israelíes habían ido más allá de la zona de separación e incluso habían llegado a 25 km de Damasco, pero fuentes militares israelíes negaron esas acusaciones.
Por primera vez, las FDI reconocieron, que sus tropas están operando más allá de la zona de amortiguación desmilitarizada en los Altos del Golán, pero el portavoz Nadav Shoshani dijo que la incursión israelí no había ido significativamente más allá.
Los Altos del Golán son una meseta rocosa situada en el suroeste de Siria, ocupada por Israel desde hace más de medio siglo.
En la guerra de 1967, Siria bombardeó a Israel esa zona, pero Israel hizo retroceder rápidamente a las fuerzas sirias y se apoderó de unos 1.200 kilómetros cuadrados de la zona, que ha puesto bajo control militar.
Siria intentó recuperar los Altos del Golán durante la guerra del Yom Kippur de 1973, pero fracasó.
Ambos países firmaron un armisticio en 1974, y desde entonces, hay una fuerza de observadores de la ONU en la línea de alto el fuego.
Sin embargo, Israel se anexionó la zona en 1981, en una medida que no ha sido reconocida por la gran mayoría de la comunidad internacional.
Siria ha dicho que no firmará ningún acuerdo de paz con Israel a menos que se retire de todo el Golán.
La mayoría de los habitantes árabes sirios de los Altos del Golán huyeron de la zona durante la guerra de 1967. En la actualidad existen más de 30 asentamientos israelíes en la zona del Golán, en los que viven aproximadamente 20.000 personas. Los israelíes comenzaron a construirlos casi inmediatamente después del final del conflicto de 1967.
Los asentamientos se consideran ilegales según el derecho internacional, aunque Israel rechaza la acusación.
Los colonos viven junto a unos 20.000 sirios, la mayoría de ellos de la secta drusa, que no huyeron cuando se tomó el Golán.
Netanyahu ha dicho que la ocupación de la zona de amortiguación de los Altos del Golán por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel tiene la intención de ser temporal, pero que la retirada dependerá del comportamiento del próximo gobierno de Siria.
“Si podemos establecer relaciones de vecindad y relaciones pacíficas con las nuevas fuerzas que surgen en Siria, ese es nuestro deseo”, dijo. “Pero si no lo hacemos, haremos lo que sea necesario para defender el Estado de Israel y la frontera de Israel”.
“Lo que pasa por la mente de los israelíes es que puede haber incursiones en el Golán por parte de fuerzas dentro de Siria y para asegurarse de que no haya posibilidad de eso, se ha adentrado más en el interior”, dice HA Hellyer, del Royal United Services Institute, un grupo de expertos con sede en Londres.
“Sin embargo, Israel ya ha ocupado territorio en los Altos del Golán como medida de seguridad y lo fortificó después. Puede que lo vuelva a hacer”.
El Ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Saar, ha dicho que los ataques aéreos sobre bases militares sirias se han realizado únicamente para defender a sus ciudadanos.
“Por eso atacamos los sistemas de armas estratégicas, como por ejemplo las armas químicas que quedan o los misiles y cohetes de largo alcance, para que no caigan en manos de los extremistas”, explica.
Sin embargo, el profesor Achcar afirma que “las armas químicas no están muy extendidas en Siria, y sólo están en dos o tres lugares. Pero con más de 300 ataques aéreos se intenta debilitar mucho más al país”.
Israel considera a Bashar al-Assad “el diablo que conocen”, afirma, pero no está seguro de lo que ocurrirá a continuación.
“Creen que Siria se dividirá en facciones en guerra, como ocurrió en Libia, y temen que surja una facción hostil a Israel.
“Quieren impedir que una facción como esa utilice las armas del ejército sirio contra ellos”.
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