Uno de los casos en México de poblaciones desplazadas por efectos del cambio climático dio un paso hacia la llamada justicia climática: 60 familias de El Bosque, Tabasco, pueblo devorado por el mar, lograron que el gobierno estatal donara un terreno para ser reubicadas en conjunto, sin embargo, diez familias quedaron excluidas de la reubicación.
El Bosque, en el municipio de Centla, Tabasco, es una comunidad devorada por el mar, cuya crecida se ha llevado decenas de casas, la primaria y el kinder y, en suma, el territorio que habitaban unas 200 personas.
Este pueblo tabasqueño recibía su nombre porque en la orilla de la costa había una larga línea de pinos, de los cuáles sólo quedan algunos a punto de caer, incluso muertos, pero que se aferran con sus raíces, narra Guadalupe Mayoral, hija de una de las habitantes de El Bosque, y que llevó el caso a en una audiencia histórica ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la ciudad de Washington, Estados Unidos.
“Lo ves lejos de la orilla. Ahí te das una idea de esa línea de pinos que estaba. Es muy triste ver lo que está pasando”, describió.
“Te preguntarás ¿Qué hacía una línea de pinos en una playa? Eso era más que suficiente para comprobar que era una tierra que tenía riqueza en todos los sentidos. Aunado a ello, aunque era una comunidad muy pequeña, sí tenía servicios de educación, tenía agua, tenía luz. Era un lugar muy bonito y muy turístico. Había pesca. Había suficiente pesca”, cuenta.
El Bosque fue una comunidad que años antes exportó toneladas de pescado y ahora sobreviven en techos de láminas que la población tuvo que adaptar.
Ante la emergencia, los pobladores apoyados por organizaciones civiles exigieron, al menos desde 2022, su reubicación, lo que convierte a este caso en “histórico” y “relevante”.
Los habitantes de El Bosque volverán a tener una casa propia, luego que el Congreso de Tabasco aprobó un dictamen por unanimidad para reubicar a estas familias, ahora desplazadas por efectos del cambio climático en México.
Con esto, se convierten en la primera comunidad reconocida como desplazada climática en México y atendida a través de un proceso de reubicación comunitaria.
La decisión del Congreso local se concretó el 28 de febrero de 2024 mediante un decreto en el cual consta que se “enajena” o transmite un terreno de 150 mil m2 totales a las familias de El Bosque.
Su reubicación ocurre después de años de evidenciar que la población comenzaba a vivir las consecuencias del impacto climático.
Sin embargo, aunque ya cuentan con un predio para las familias, organizaciones de la sociedad civil como Nuestro Futuro A.C., Conexiones Climáticas y Greenpeace México, señalan que hace falta considerar a las familias que quedaron excluidas del padrón que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) realizó.
Nora Cabrera, abogada y directora de la organización Nuestro Futuro A.C. explica que el caso de la comunidad de El Bosque es especial porque a través de la lucha colectiva, la comunidad y la sociedad civil han acompañado y empujado la resolución sobre el predio para su reubicación.
“El caso de El Bosque tiene esperanza de resolución y puede ser un modelo sobre cómo atender un proceso de reubicación de desplazamiento climático [interno]”, dijo Nora Cabrera en entrevista para Animal Político.
Por ello, las organizaciones exigen que la reubicación se apegue a los plazos previamente establecidos y se revise el padrón de beneficiarios de la Sedatu, para integrar a las familias que quedaron fuera del proceso y que son parte reconocida de la comunidad.
El terreno donde la comunidad será reubicada no está directamente pegado al mar. Respecto a la actividad pesquera que caracteriza a la población, la abogada señaló que, tanto la comunidad como las organizaciones que les acompañan, se encuentran en pláticas con las autoridades para que, una vez establecidos, sigan pescando.
“Ahora que ya está el terreno, es pedir que la reubicación sea justa y digna. Parte de esas características es que la comunidad siga siendo una comunidad de pescadores aunque se encuentre localizada en una zona que no tiene mar de frente”, añadió.
En el decreto se reconoce por primera vez que la resolución a favor de la reubicación de la población afectada deriva por la elevación del mar, como consecuencia del cambio climático. En el documento se autoriza que en una superficie de 20 mil m2 se construyan 60 viviendas para las familias de El Bosque.
De esta manera se evitará que “quienes actualmente habitan en viviendas consolidadas y en la mayoría de los casos fabricadas de materiales provisionales, se vean afectadas por el fenómeno natural”, señalaron en la resolución.
“Eso se ha logrado a través de una lucha colectiva y que la comunidad ha empujado y que la sociedad civil hemos acompañado y que las autoridades han escuchado. Entonces, hay una forma de decir [que] aquí hay algo para construir un protocolo, una política pública que reconozca y atienda el problema”, añadió Nora Cabrera.
Con el decreto publicado, se deberá comenzar con la construcción de las viviendas. De acuerdo con el proyecto ejecutivo, las casas deben quedar listas y entregadas para el mes de septiembre de 2024.
“El proyecto ejecutivo ya se le presentó a la comunidad y deben empezar [con la construcción], si no es en los próximos días o mes, con este tema. Sobre todo, lo importante es ver que se inicie con la construcción y que también se haga la entrega a las personas de la comunidad en el plazo que se comentó y es el tercer trimestre del año”, explicó la abogada Cabrera.
Además de resolver la reubicación de las familias, las autoridades deben atender las necesidades inmediatas de la comunidad como salud, educación y refugio que siguen sin ser atendidas, como han denunciado las organizaciones de la sociedad civil que les acompañan.
La ciudad está invirtiendo millones de dólares en medidas de sostenibilidad en áreas que van desde la conservación del agua hasta la ampliación de la red de energía solar.
Las Vegas es famosa por sus luces brillantes, los excesos y el hedonismo. Pero el patio de recreo de Estados Unidos (o, para usar su apodo más conocido, la ciudad del pecado) se está volviendo verde. La ciudad ha invertido millones en impulsar iniciativas de sostenibilidad, que van desde medidas de conservación del agua y de gestión de residuos hasta la energía solar.
“El esfuerzo comenzó en serio en 2005”, dice Marco Velotta, quien trabaja como funcionario de sostenibilidad de la ciudad, “y se aceleró con la ley de recuperación en 2009”. La ley federal estableció objetivos para la energía renovable, la conservación del agua, el reciclaje y los edificios ecológicos.
“Con la ley de recuperación y la dirección del ayuntamiento, la ciudad pudo realizar una inversión inicial de US$75 millones en proyectos de sostenibilidad”, dice Velotta.
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A pesar de registrar un aumento dramático de su población, el consumo de agua en Las Vegas ha disminuido “significativamente”, dice.
Para 2030, se espera que el 50% de toda la electricidad de Nevada se genere a partir de recursos renovables.
En particular, la franja de Las Vegas ha redoblado sus esfuerzos para adoptar energías renovables. La mayoría de los complejos hoteleros han desarrollado iniciativas de sostenibilidad gracias a un programa de promoción que ofrecía la ciudad, con el cual se reducía en un 50% el impuesto sobre la propiedad durante diez años (el programa ya no está vigente).
Los complejos hoteleros también deben cumplir con el estándar estatal de obtener energía de fuentes renovables en un 40%. “La mayoría ha superado el 40%”, afirma Velotta.
“Las Vegas ha avanzado mucho en poco tiempo”. Al principio, los turistas también se sorprendieron por los esfuerzos de sostenibilidad de la ciudad. Sin embargo, desde que Las Vegas se ha convertido en líder en este ámbito, la sostenibilidad se ha convertido en parte de la historia general de la ciudad”.
Y aunque el progreso logrado por la calle principal de Las Vegas —conocida como The Strip-—pudiera parecer impresionante (el sector comercial de Las Vegas representa un tercio del consumo total de energía de Nevada), el área partió desde un “punto inicial relativamente bajo”, señala Steffen Lehmann, profesor de arquitectura y urbanismo en la Universidad de Las Vegas.
Añade, sin embargo, que “en particular, la zona está dando pasos adelante, con un esfuerzo concertado para mejorar la eficiencia energética de los hoteles del complejo turístico mediante la integración de la energía solar y el aumento de la luz natural”.
Las Vegas es la segunda ciudad de Estados Unidos en cuanto a capacidad solar per cápita, mientras que Honolulu, en Hawái, es la primera. “La ciudad del pecado podría llamarse la ciudad solar”, dice Lehmann. Y los resorts han estado aprovechando los 320 días de sol que recibe la ciudad cada año.
La empresa hotelera MGM Resorts International desarrolló su propio sistema solar de 100 megavatios, que proporciona energía a 11 de sus propiedades en Las Vegas, el equivalente necesario para abastecer a 27 mil hogares.
Pero ni siquiera esta cifra, más la cantidad de energía adicional que le compra a un proveedor solar, es suficiente para abastecer las 11 propiedades durante las 24 horas del día. La empresa tiene el objetivo de obtener toda su energía de fuentes renovables para 2030.
Las Vegas se encuentra en el desierto de Mojave, donde escasea el agua, lo que hace que la conservación del agua sea “primordial” en los esfuerzos de la cadena hotelera por hacer que sus operaciones sean sostenibles, dice Michael Gulich, vicepresidente de sostenibilidad ambiental de MGM Resorts International.
Lehmann afirma que, desde 2007, las propiedades hoteleras de MGM en Las Vegas han conservado 16 mil millones de galones de agua, gracias a políticas hídricas “agresivas”.
Estas incluyeron reemplazar el césped por plantas locales, instalar grifos que ahorran agua en todas las propiedades y reutilizar el agua de los acuarios y en la fuente del famoso hotel Bellagio.
“El uso general de agua per cápita [en Las Vegas] sigue siendo demasiado alto”, advierte Lehmann. “Había un desperdicio excesivo antes de que [los complejos hoteleros] comenzaran a conservar agua en 2007”.
En 2023, Resorts World Hotel anunció que había alcanzado un hito: funcionar completamente con fuentes de energía renovable, dos años después de su apertura. NV Energy suministra al complejo de 3.500 habitaciones energía renovable, derivada de plantas solares, geotérmicas y eólicas en Nevada.
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El director de sostenibilidad del hotel, Brandon Morrison, dice que durante la construcción, se rescataron 13.000 toneladas de acero de la estructura de un desarrollo que fue abandonado durante la crisis económica de 2008. La empresa invirtió más de US$1.000 millones en mejoras de eficiencia energética, añade.
“Aunque Resorts World presenta cifras de sostenibilidad impresionantes, se trata de una anomalía entre los hoteles de Las Vegas, muchos de los cuales tienen un rendimiento deficiente en términos de responsabilidad medioambiental”, afirma Lehmann.
Las importantes iniciativas de energía solar y ahorro de agua que están utilizando muchos complejos turísticos de Las Vegas son “pasos necesarios para una ciudad desértica en rápido crecimiento”, añade. “El Strip se ha convertido en un notable caso de estudio en el uso eficaz de la energía solar renovable y la conservación del agua”.
Esta ciudad, con su gran consumo de energía, tiene grandes retos por delante.
“Las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero en la ciudad son dos: el transporte, en particular los automóviles y camiones, y el uso excesivo del aire acondicionado”, afirma Lehmann. “Como ciudad joven en el desierto (con tan solo 119 años), Las Vegas debe trabajar con diligencia para ser ingeniosa y sostenible”.
Cada vez más complejos turísticos están desarrollando sus propios sistemas de energía solar, que incluyen sistemas de respaldo con baterías para que la energía solar pueda almacenarse y utilizarse cuando se ponga el sol.
Más del 97% del agua que se utiliza en Las Vegas se recicla, añade Lehmann, algo vital teniendo en cuenta el rápido agotamiento del río Colorado, del que la ciudad depende para obtener agua dulce.
“Es gratificante para nosotros observar que en un momento Las Vegas se consideraba una ciudad de desperdicios y excesos”, afirma Velotta. “Sin embargo, gracias a nuestros amplios esfuerzos en materia de sostenibilidad, ahora somos reconocidos como un líder mundial en sostenibilidad y compromiso medioambiental”.
Este artículo apareció en BBC Future. Puedes leer la versión original en inglés aquí.