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Comunidad de Tabasco desplazada por el cambio climático ya tiene terreno para reubicación, pero faltan familias excluidas
Comunidad de Tabasco desplazada por el cambio climático ya tiene terreno para reubicación, pero faltan familias excluidas
Foto: Cuartoscuro
5 minutos de lectura

Comunidad de Tabasco desplazada por el cambio climático ya tiene terreno para reubicación, pero faltan familias excluidas

El gobierno de Tabasco anunció la reubicación de la comunidad de El Bosque, desplazada por el cambip climático, con la construcción de 60 casas. Sin embargo, el padrón excluye a más familias peticionarias.
17 de marzo, 2024
Por: Verónica Santamaría
@VeroSantamariaC 

Uno de los casos en México de poblaciones desplazadas por efectos del cambio climático dio un paso hacia la llamada justicia climática: 60 familias de El Bosque, Tabasco, pueblo devorado por el mar, lograron que el gobierno estatal donara un terreno para ser reubicadas en conjunto, sin embargo, diez familias quedaron excluidas de la reubicación.

El Bosque, en el municipio de Centla, Tabasco, es una comunidad devorada por el mar, cuya crecida se ha llevado decenas de casas, la primaria y el kinder y, en suma, el territorio que habitaban unas 200 personas.

Este pueblo tabasqueño recibía su nombre porque en la orilla de la costa había una larga línea de pinos, de los cuáles sólo quedan algunos a punto de caer, incluso muertos, pero que se aferran con sus raíces, narra Guadalupe Mayoral, hija de una de las habitantes de El Bosque, y que llevó el caso a en una audiencia histórica ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la ciudad de Washington, Estados Unidos.

Foto: Cuartoscuro

“Lo ves lejos de la orilla. Ahí te das una idea de esa línea de pinos que estaba. Es muy triste ver lo que está pasando”, describió.

“Te preguntarás ¿Qué hacía una línea de pinos en una playa? Eso era más que suficiente para comprobar que era una tierra que tenía riqueza en todos los sentidos. Aunado a ello, aunque era una comunidad muy pequeña, sí tenía servicios de educación, tenía agua, tenía luz. Era un lugar muy bonito y muy turístico. Había pesca. Había suficiente pesca”, cuenta.

El Bosque fue una comunidad que años antes exportó toneladas de pescado y ahora sobreviven en techos de láminas que la población tuvo que adaptar.

Ante la emergencia, los pobladores apoyados por organizaciones civiles exigieron, al menos desde 2022, su reubicación, lo que convierte a este caso en “histórico” y “relevante”.

Logros de la comunidad de El Bosque ante el cambio climático

Los habitantes de El Bosque volverán  a tener una casa propia, luego que el Congreso de Tabasco aprobó un dictamen por unanimidad para reubicar a estas familias, ahora desplazadas por efectos del cambio climático en México.

Con esto, se convierten en la primera comunidad reconocida como desplazada climática en México y atendida a través de un proceso de reubicación comunitaria.

La decisión del Congreso local se concretó el 28 de febrero de 2024 mediante un decreto en el cual consta que se “enajena” o transmite un terreno de 150 mil m2 totales a las familias de El Bosque.

Su reubicación ocurre después de años de evidenciar que la población comenzaba a vivir las consecuencias del impacto climático.

Sin embargo, aunque ya cuentan con un predio para las familias, organizaciones de la sociedad civil como Nuestro Futuro A.C., Conexiones Climáticas y Greenpeace México, señalan que hace falta considerar a las familias que quedaron excluidas del padrón que la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) realizó.

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Escuela de la comunidad de El Bosque devorada por el aumento del nivel del mar | Foto: Cuartoscuro

Nora Cabrera, abogada y directora de la organización Nuestro Futuro A.C. explica que el caso de la comunidad de El Bosque es especial porque a través de la lucha colectiva, la comunidad y la sociedad civil han acompañado y empujado la resolución sobre el predio para su reubicación.

“El caso de El Bosque tiene esperanza de resolución y puede ser un modelo sobre cómo atender un proceso de reubicación de desplazamiento climático [interno]”, dijo Nora Cabrera en entrevista para Animal Político.

Por ello, las organizaciones exigen que la reubicación se apegue a los plazos previamente establecidos y se revise el padrón de beneficiarios de la Sedatu, para integrar a las familias que quedaron fuera del proceso y que son parte reconocida de la comunidad.

¿Cómo es el predio en el que serán reubicados en Tabasco?

El terreno donde la comunidad será reubicada no está directamente pegado al mar. Respecto a la actividad pesquera que caracteriza a la población, la abogada señaló que, tanto la comunidad como las organizaciones que les acompañan, se encuentran en pláticas con las autoridades para que, una vez establecidos, sigan pescando.

“Ahora que ya está el terreno, es pedir que la reubicación sea justa y digna. Parte de esas características es que la comunidad siga siendo una comunidad de pescadores aunque se encuentre localizada en una zona que no tiene mar de frente”, añadió.

En el decreto se reconoce por primera vez que la resolución a favor de la reubicación de la población afectada deriva por la elevación del mar, como consecuencia del cambio climático. En el documento se autoriza que en una superficie de 20 mil m2 se construyan 60 viviendas para las familias de El Bosque.

De esta manera se evita que “quienes actualmente habitan en viviendas consolidadas y en la mayoría de los casos fabricadas de materiales provisionales, se vean afectadas por el fenómeno natural”, señalaron en la resolución.

“Eso se ha logrado a través de una lucha colectiva y que la comunidad ha empujado y que la sociedad civil hemos acompañado y que las autoridades han escuchado. Entonces, hay una forma de decir [que] aquí hay algo para construir un protocolo, una política pública que reconozca y atienda el problema”, añadió Nora Cabrera.

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La principal actividad de los habitantes de El Bosque era la pesca | Foto: Cuartoscuro

¿Qué sigue?

Con el decreto publicado, se deberá comenzar con la construcción de las viviendas. De acuerdo con el proyecto ejecutivo, las casas deben quedar listas y entregadas para el mes de septiembre de 2024.

“El proyecto ejecutivo ya se le presentó a la comunidad y deben empezar [con la construcción], si no es en los próximos días o mes, con este tema. Sobre todo, lo importante es ver que se inicie con la construcción y que también se haga la entrega a las personas de la comunidad en el plazo que se comentó y es el tercer trimestre del año”, explicó la abogada Cabrera.

Además de resolver la reubicación de las familias, las autoridades deben atender las necesidades inmediatas de la comunidad como salud, educación y refugio que siguen sin ser atendidas, como han denunciado las organizaciones de la sociedad civil que les acompañan.

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Imagen BBC
“Son escenas apocalípticas que nunca imaginé que viviría”: el relato de la corresponsal de BBC sobre los incendios en Los Ángeles
6 minutos de lectura

La corresponsal de BBC Mundo en Los Ángeles narra cómo se están viviendo los históricos incendios que afectan a la ciudad californiana.

09 de enero, 2025
Por: BBC News Mundo
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“Sube a la terraza. Dicen que el fuego es ya visible desde Santa Mónica”.

Al mediodía del martes, recibí la llamada de mi marido con incredulidad.

A pesar de que las condiciones climatológicas auguraban ya desde el domingo una receta para el desastre —los “vientos endemoniados” de Santa Ana con rachas de hasta 160km/h y una sequedad extrema por meses sin lluvias—, parecía una alerta más en una ciudad acostumbrada a ellas.

Poco podía imaginar que estaba a punto de presenciar la primera de una serie de escenas apocalípticas; una de las muchas que desde entonces siguen dejando los que ya son los peores incendios de la historia de Los Ángeles.

Subida al techo de mi bloque de apartamentos, avisté en las montañas de Santa Mónica una tímida llama.

A los cinco minutos, era ya una mancha naranja que se expandía a toda velocidad desde las colinas boscosas hacia Pacific Palisades, un área residencial de clase alta densamente poblada y salpicada de mansiones de famosos.

Mujer observa desde un banco del muelle de Santa Mónica el incendio en Pacific Palisades, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025. (Marcus Ubungen / Los Angeles Times via Getty Images)
Getty Images
Sentada en un banco del muelle de Santa Mónica, una mujer observa la columna de hubo dejada por el incendio en Pacific Palisades.

Una espesa y negra columna de humo se inclinaba hacia el Pacífico, borrando de la vista viviendas, palmeras, arena, el icónico muelle de Santa Mónica y su parque de atracciones que, con 10 millones de visitantes anuales, es uno de los grandes focos del turismo de Los Ángeles.

En menos de 24 horas los incendios serían ya cuatro, unos monstruos llamados Palisades, Woodley, Eaton y Hurst que acorralaban la ciudad por distintos frentes, avanzando sin precedentes en zonas urbanas y dejando a su paso escenas dignas del peor infierno imaginado por Hollywood.

Y para la tarde del miércoles otro, bautizado Sunset, empezaría a arder en las colinas de Hollywood, cerca de donde se ubica el famoso cartel.

Un hombre huye del incendio en Pacific Palisades en bicicleta y pasa frente a un edificio en llamas en Sunset Boulevard en medio de fuertes ráfagas de viento. Los Ángeles, California, Estados Unidos, 8 de enero de 2025. (Foto: Apu Gomes/Getty Images)
Getty Images
La gente desalojó sus casas como pudo y con lo puesto.

Caos y miedo

“Es un momento trágico en nuestra historia, algo nunca antes visto”, le dijo a los periodistas el jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), Jim McDonnell, el martes por la noche.

Mientras, los medios locales repetían las imágenes caóticas de las primeras horas de evacuación en Pacific Palisades: un cuello de botella de cinco kilómetros en la principal vía de entrada y salida a la zona, por vecinos que huían despavoridos y bomberos que trataban de acceder.

Maquinaria pesada empujando, amontonando y dejando para el desguace los vehículos que otros residentes habían dejado atrás, obstaculizando el paso a los camiones cisterna.

Gente huyendo a pie, cargando niños y mascotas, y arrastrando maletas, con álbumes de fotos bajo el brazo.

También estaba la resistencia, aquellos que, a pesar de la orden de las autoridades, se negaban a abandonar sus hogares y los defendían —ilusos e imprudentes— de Goliat con sus mangueras desde el jardín.

“Por favor, prioricen su seguridad y el bienestar de quienes les rodean”, tuvo que repetir en una rueda de prensa el jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, un mensaje en el que ya habían insistido otros funcionarios, incluido el gobernador Gavin Newsom.

Doreen Winkler en lo que era la entrada al apartamento al que se mudó en octubre de 2024, hoy abrasado por el fuego en Pacific Palisades, Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 8 de enero de 2025. (Foto: Jeff Gritchen/MediaNews Group/Orange County Register via Getty Images)
Getty Images
Doreen Winkler en lo que era la entrada al apartamento al que se mudó en octubre de 2024, hoy destruido por el fuego en Pacific Palisades.
Gráfico sobre los incendios de Los Ángeles.
BBC

Empezaron a reportar muertos, heridos por quemaduras, más de 1.000 edificaciones destruidas. Los evacuados se contaban ya por decenas de miles.

Algunos, como los residentes de un centro para la tercera edad de Altadena, fueron sacados en sus sillas de ruedas, muchos de ellos confundidos y asustados, para ser reubicados en un lugar seguro.

Destrucción

Mis redes sociales y mi WhatsApp se llenaron de videos con el fuego avanzando por la Autopista de la Costa Pacífica (PCH), la carretera estatal que bordea California a lo largo de cientos de kilómetros.

Por ella regresé el sábado de surfear la icónica ola de Malibú, una de las mejores del mundo cuando las condiciones acompañan.

Observando desde el auto las mansiones suspendidas sobre el océano, volvimos a uno de nuestros comentarios más recurrentes: “Con el cambio climático, en 50 años esas casas no estarán ahí”.

Muchas ya no están. Pero no fue el mar el que se las llevó por delante. Vivienda tras vivienda quedaron reducidas a cenizas, el esqueleto a la vista.

Es esqueleto de una casa de playa en la Autopista de la Costa Pacífica (PCH) en Malibú y su escalera en espiral tras ser destruida por el incendio de Pacific Palisades, California, Estados Unidos, el 8 de enero de 2025. (Foto: Zoë Meyers / AFP) (Photo by ZOE MEYERS/AFP via Getty Images)
Getty Images
De algunas mansiones de playa de Malibú ya solo queda el esqueleto.

La misma suerte corrió el Reel Inn, restaurante especializado en pescado a pie de carretera y que ocupa un lugar en el corazón de muchos angelinos.

“Tuve varias citas preciosas en el Reel Inn tras un día de playa. Terrible que ya no exista”, escribió en Instagram una antigua compañera.

Y las llamas llegaron a amenazar la Villa Getty, situada también sobre la PCH, réplica de una casa de campo sepultada en el año 79 d.C. por una erupción del Vesubio que el multimillonario petrolero y mecenas J. Paul Getty mandó a construir en los setenta.

Museo y centro de arte, es también conocido por acoger veladas de Hollywood y reuniones políticas de alto nivel.

La Villa Getty, museo de arte, amenazado por las llamas iniciadas en Pacific Palisades, en Los Ángeles, California, Estados Unidos, el 8 de enero de 2025. (Fotos: DAVID SWANSON/AFP vía Getty Images)
Getty Images
La Villa Getty, museo de arte, amenazado por las llamas.

En contraste a ese glamour, pensé en las autocaravanas aparcadas a la orilla de la carretera que sirven de vivienda a aquellos que no tienen techo y que he visto multiplicarse desde que llegué a Los Ángeles en marzo de 2022.

“Hablé con Jose (el tipo que vive en una RV con su familia) y están bien, lejos de la zona (de Palisades)”, escribió en un story de Instagram un fotógrafo e instructor de surf que recorre cada mañana las playas desde Malibú a Sunset.

“Randy decidió quedarse, pero uno de los centros de comando (de los bomberos) está en el cruce de PCH con Sunset (Boulevard) y espero que lo hagan evacuar”, añadió.

Sin embargo, con varios frentes abiertos, los servicios de emergencia no dan abasto. “Lo estamos haciendo lo mejor posible pero no tenemos suficiente personal”, le reconoció a Los Angeles Times el jefe de bomberos del condado, Anthony Marrone.

El condado de Los Ángeles cuenta con 9.000 efectivos, entre el departamento de bomberos y otras agencias.

Pero apenas pudieron descansar desde mediados de diciembre, cuando un incendio llamado Franklin devoró durante nueve días las colinas de Malibú. Noviembre fue otro mes de apagar fuegos.

Y es que Los Ángeles es particularmente vulnerable a los incendios,ya que los barrios ricos y suburbios se encuentran con la naturaleza y se extienden cual laberinto entre cañones y cadenas montañosas.

Vista aérea de un vehículo aparcado en una zona de recuperación de un incendio.
Getty Images

Para asistirlos esta vez, departamentos de bomberos de condados vecinos mandaron refuerzos, y Marrone pidió ayuda más allá del estado, llamado al que ya respondieron Nevada, Oregón y Washington.

Mientras, decenas de voluntarios se lanzaron a colaborar.

Iniciaron colectas para aquellos que tuvieron que correr a albergues, para los que se quedaron sin nada, los que sacaron de residencias de ancianos o centros para menores.

Yo seguí revisando cada 10 minutos la página del gobierno estatal que refleja el avance de los incendios a tiempo real en California, especificando daños y marcando zonas de evacuación: en amarillo cuando es sugerida, en rojo cuando es ya obligatoria.

Y viendo la línea de desalojo acercarse a la calle en la que vivo con mi familia, empacamos los enseres básicos en el coche.

Precavidos y para evitar atascos, el miércoles al mediodía dejamos atrás Santa Mónica.

De camino al hotel leí que ya habían empezado el desalojo obligatorio de mi barrio.

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BBC

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