La ciudad Chilpancingo, Guerrero, lleva varios días asediada por la violencia. Desde el 24 de junio, con la aparición de siete cadáveres desmembrados y decapitados en el céntrico barrio de San Mateo, el asesinato de varios transportistas y, por último, la irrupción de más de dos mil pobladores de cinco municipios de la zona Centro y Montaña baja que tuvieron en vilo a los ciudadanos desde el sábado pasado hasta este miércoles 12.
En toda esta violencia hay nombres y actores que las autoridades municipales y estatales se negaban a nombrar. El gobierno federal expuso que Los Ardillos, grupo criminal vinculado a grupos económicos y políticos en región Centro y Montaña baja de Guerrero, estuvieron detrás de los hechos de los últimos días en la capital.
La madrugada del 24 de junio siete cadáveres desmembrados fueron hallados en el barrio de San Mateo; los restos estaban esparcidos por las calles 16 de septiembre y Lerdo de Tejada. En la escena dejaron una cartulina donde nombraron a la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, por no asistir a un segundo desayuno, sin dar más detalles.
“Saludos presidenta Norma Otilia sigo esperando el segundo desayuno que me prometiste después que veniste a buscarme, con cariño, tu amigo”, se leía en la cartulina.
Días más tarde la Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó que cuatro cadáveres de los siete hallados eran integrantes de toda la familia Peralta Catalán, que desaparecieron el 9 de junio pasado.
La alcaldesa de Chilpancingo fue cuestionada sobre el contenido del mensaje en la escena del crimen, pero lo negó porque, dijo, no hace pactos con delincuentes.
“Son amenazas, han aparecido mensajes así dirigidos a diputados, otros alcaldes, gobernadores y hasta el presidente, y ahora los medios lo viralizan después del asunto del balcón en el que también nos señalan a nosotros”, comentó.
A los 11 días del mensaje, el 5 de julio, otra verdad reventó.
Ese miércoles 5 de julio por la mañana circularon en redes sociales unas imágenes acompañadas de un audio donde se observa a la alcaldesa y a su esposo en un restaurante, sentados alrededor de una mesa; tienen enfrente a un hombre vestido de playera negra, pantalón de mezclilla y gorra, con una arma corta en el cinturón.
Fuentes extraoficiales informaron que es uno de los líderes del grupo criminal Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez. Esas imágenes clarificaron la referencia de la cartulina; esa reunión era un primer desayuno.
La alcaldesa, ya sin poder negarlo, dijo que fue un encuentro fortuito, nunca mencionó el nombre de la persona con quien se reunió, sólo lo llamó integrante de una “Policía Comunitaria”, ni tampoco el lugar de la reunión. Su dicho de un encuentro fortuito en realidad salió de la pregunta de un reportero en una entrevista, la alcaldesa la repitió como respuesta.
Después de difundirse estas imágenes la alcaldesa desapareció de la escena pública. Apareció hasta este lunes 10 de julio en su conferencia de prensa matutina y volvió a decir que ella no tiene pactos con grupos criminales, y que ya estaba iniciada una investigación formal.
Ese mismo 5 de julio que salieron las imágenes de la alcaldesa, elementos de la Policía Estatal detuvieron en la carretera federal Chilpancingo-Acapulco, a la altura del poblado de Petaquillas, a Jesús “N” y a Bernardo “N”, líderes transportistas del Circuito Río Azul, que comprende los municipios de Chilpancingo, Quechultenango y Mochitlán.
Ambos hombres fueron detenidos y puestos a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR) por portar armas de uso exclusivo del Ejército, cartuchos y estupefacientes, según el comunicado de la dependencia.
Después de esta detención, un centenar de transportistas del Circuito Río Azul con sus unidades se movilizaron en el sur de la ciudad de Chilpancingo para exigir la liberación de sus dos líderes.
El Circuito del Río Azul es un corredor que va desde Petaquillas, un pueblo de Chilpancingo que está a no más de 10 minutos de la ciudad, hasta Quechultenango. En todo este corredor, es sabido de manera pública, que tiene influencia el grupo criminal de Los Ardillos, asociados a actividades políticas y económicas de la región. Sus líderes, Celso y Jorge Iván Ortega Jiménez, son hermanos del diputado local Bernardo Ortega Jiménez.
La tarde del jueves 6 de junio intentaron en varias ocasiones bloquear la Autopista del Sol, a la altura del punto conocido como Parador del Marqués, pero fueron replegados por elementos de la Policía Estatal con equipo antimotín.
Ante la imposibilidad de bloquear la Autopista del Sol, los transportistas se postraron en las inmediaciones de la FGR y estacionaron sus unidades a la afueras del edificio y en las calles aledañas como una forma de protesta.
Durante la madrugada siguiente trataron de incendiar una unidad estacionada afuera de la FGR, además de dos taxis del servicio local de Chilpancingo en el barrio de San Antonio.
El viernes por la tarde, sin lograr que sus líderes fueran liberados, los transportistas se retiraron de la capital, pero el sábado todo subió de tono.
El sábado la violencia contra los trabajadores del transporte público en Chilpancingo fue desatada y generó pánico en la población.
Por la tarde, en distintos hechos, atacaron a balazos a choferes del transporte público. El saldo de esa tarde fue de cuatro taxistas asesinados y cinco taxis incendiados en la ciudad. En Tixtla, municipio ubicado a 20 minutos de Chilpancingo, dos taxis de esta capital también fueron incendiados y un chofer asesinado en una misma secuencia de hechos.
Las calles de Chilpancingo se vaciaron y los taxistas pararon el servicio. A las nueve de la noche del sábado la ciudad parecía deshabitada.
El día siguiente fue lo mismo, la ciudad amaneció sin transporte público, con negocios cerrados y muy poca gente en las calles. Para el lunes parecía que la situación se calmaba y serían retomadas las actividades en la ciudad.
Pero al mediodía ingresaron más de dos mil habitantes de los poblados de Chilapa, Hueycantenango, Acatepec, Atlixtac y Quechultenango, y paralizaron otra vez la ciudad. Aun cuando aclararon hasta ayer por la tarde su origen y demandas, el contingente ingresó por la parte sur de la ciudad, es decir, por el corredor de Los Ardillos.
La irrupción causó pánico en la ciudad por la forma en que ingresaron, primero se enfrentaron con policías estatales y elementos de la Guardia Nacional, a quienes superaban en número; los manifestantes les quitaron un camión blindado de la Policía Estatal y retuvieron a 10 elementos y tres funcionarios de gobierno.
Después de este enfrentamiento los manifestantes ingresaron a la ciudad y en los edificios del Congreso local y del Poder Ejecutivo, derribaron puertas con la ayuda del vehículo blindado retenido, y bloquearon por cuatro horas la Autopista del Sol.
Se retiraron de la carretera de cuota pasadas las ocho de la noche, pero con los 13 servidores públicos retenidos, y la promesa de volver.
A las 7:30 horas de hoy ya estaban en la Autopista del Sol impidiendo el paso en los cuatro carriles. Este bloqueo duró siete horas y se levantó tras una mesa de negociación que encabezó el secretario general de Gobierno, Ludwing Marcial Reynoso Núñez.
La versión de los pobladores es que necesitaban carreteras, puentes y escuelas.
La versión que dio a conocer la mañana del martes el gobierno federal fue que la movilización era por la liberación de los dos transportistas detenidos–los de Circuito Azul–y que están relacionados con el grupo criminal de Los Ardillos.
Lee aquí completa la nota de Amapola, Periodismo transgresor.
Las ansias de cambio de los argentinos se impusieron al miedo a lo desconocido.
El economista libertario Javier Gerardo Milei ganó las elecciones de este domingo y el próximo 10 de diciembre se convertirá en el 12º presidente de Argentina desde la restauración de la democracia en 1983.
Pese a sus controvertidas promesas de sacar a los políticos a patadas, recortar el gasto, dolarizar la economía y dinamitar el Banco Central, el extravagante y polémico outsider consiguió el respaldo del 55,7% de los electores frente al 44,3% cosechado por su rival, el peronista Sergio Massa.
Pero qué se sabe del futuro mandatario, de dónde viene y quiénes son sus confidentes más cercanos. Estas y otras incógnitas las respondemos a continuación.
Milei nació el 22 de octubre de 1970 en la ciudad de Buenos Aires y se crio en el barrio porteño de Villa Devoto en el seno de una familia de clase media.
Su padre, Norberto Horacio Milei, de 78 años, fue conductor de autobuses y luego se hizo con la propiedad de siete líneas de transporte. Por su parte, su madre, Alicia Luján Lucich, de 73 años, es ama de casa.
Desde muy joven el hoy presidente electo se labró fama de excéntrico y prueba de ello es que sus compañeros del colegio Cardenal Copello comenzaron a apodarlo El Loco, por cómo vestía, lo que decía y cómo se comportaba. Este mote lo acompaña desde entonces.
Al igual que buena parte de sus compatriotas, Milei es aficionado al fútbol, llegando a jugar como portero en el Club Atlético Chacarita Juniors, de la segunda división.
Sin embargo, lo que realmente marcó su infancia fueron los malos tratos que recibió de sus padres, como él mismo admitió.
Según él, todo comenzó el 2 de abril de 1982, mientras miraba por televisión cómo el presidente de facto Leopoldo Galtieri anunciaba el desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas/Falklands, bajo control de Reino Unido.
Milei, quien para la época tenía 11 años, le dijo a su padre que creía que era un “delirio” la decisión del gobierno militar por la relación desigual de fuerzas entre un ejército y otro.
“A mi padre le agarró un ataque de furia. Empezó a pegarme trompadas y patadas. Me fue pateando a lo largo de toda la cocina”, recordó Milei en una entrevista hace cinco años.
El incidente, sin embargo, no fue un hecho aislado, aunque con el paso del tiempo iría cambiando, relató el hoy presidente electo.
“De grande [mi padre] dejó de pegarme para infligir violencia psicológica. Siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre”, comentó.
El trato que su madre le dio no fue mucho mejor.
“Tu hermana está así por culpa tuya, si se muere es culpa tuya”, aseguró que le dijo su progenitora en una ocasión, debido a que su hermana Karina sufrió un shock al presenciar una de las palizas que recibía de su padre.
Milei aseveró que estos vejámenes hicieron que hoy “no le tenga miedo a nada”.
Pese a la mala relación con sus padres, Milei mantiene un estrecho vínculo con su hermana menor, Karina Milei, a quien los cercanos al mandatario electo apodan como El Jefe, en masculino.
“Sin ella nada de esto hubiera sido posible”, declaró en su primer discurso nada más conocer su victoria en las urnas, en el cual le agradeció por todo su apoyo.
El mandatario electo ha comparado el vínculo que lo une con Karina con el del profeta Moisés y su hermano Aarón:
“Moisés era un gran líder, pero no un gran divulgador. Dios le mandó a Aarón para que se comunicara. Yo soy a Kari lo que Aarón es a Moisés”.
Aunque se define como católico, Milei ha arremetido contra el papa Francisco, al que llamó “el representante del maligno en la Tierra” que “tiene afinidad por los comunistas asesinos”.
De su vida personal, se sabe que es amante del rock y lideró la banda “Everest”, que se dedicaba a versionar temas de The Rolling Stones. También dice que es apasionado de la ópera.
Está soltero y no tiene hijos, aunque considera como tales a sus perros: Murray, Milton, Robert y Lucas, a los cuales bautizó en honor a los economistas liberales Murray Rothbard, Milton Friedman y Robert Lucas.
“Les agradezco el triunfo a mis hijitos de cuatro patas”, dijo tras ganar las primarias de agosto en referencia a sus mastines, copias de un perro llamado Conan creados en un laboratorio del norte del estado de Nueva York.
La relación de Milei con sus perros ha dado de qué hablar. El biógrafo no autorizado del mandatario, Juan Luis González, en su libro “El Loco”, asegura que Milei mantiene comunicación con su fallecida mascota a través de una médium.
Las dos únicas novias que se le conocen son figuras del mundo del espectáculo: la cantante Daniela Noemí Pérez, y la humorista Fátima Flórez, que saltó a la fama por sus imitaciones de la saliente vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La prensa asegura que esta última fue quien lo bautizó como el Rey.
En 2021 Milei logró su primer cargo público al ser elegido diputado. Sin embargo, ya tenía tiempo en el mundo de la política, aunque sus andanzas no comenzaron en el seno de un partido, sino en los escenarios televisivos.
El periodista argentino Roberto García, uno de los primeros en llevarlo a un programa de televisión, notó que era un hombre que decía “cosas diferentes al resto de los economistas”.
En aquel momento, el que era director periodístico del diario Ámbito Financiero, lo invitó a su programa para hablar sobre economía y rápidamente identificó que Milei tenía la habilidad de mantener atenta a la audiencia gracias a su tono volcánico.
“Milei es una rara avis. No solo es una persona que sabe de lo que habla, sino que parece saber”, le contó García a BBC Mundo, quien aseguró que hace 15 años a nadie se le podía ocurrir que algunas de las ideas de Milei pudieran ser aceptadas por la sociedad argentina.
El economista comenzó a promover lo que llamó “la batalla cultural”, a través de la cual abogó por la dolarización y lanzó críticas al consenso alcanzado en materia de derechos humanos tras el gobierno militar de las décadas de los 70 y 80.
Desde la televisión el profesor de Economía de distintas universidades argentinas construyó una figura que supo conectar con la ansiedad económica de los ciudadanos ávidos de cambio.
“Yo soy un liberal libertario. Filosóficamente, soy un anarquista de mercado”. Así se definió en 2021 el hoy presidente electo de Argentina.
Sin embargo, su pensamiento ha ido evolucionando. En los primeros años de su carrera como estudiante de Economía de la Universidad de Belgrano, así como en el tiempo en las maestrías que realizó en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) y la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), se consideraba un “liberal clásico”.
No obstante, con el pasar de los años ha ido moviéndose hacia posiciones más radicales y en 2014 se adhirió al mundo de la Escuela de Austria.
“Yo considero al Estado como un enemigo; los impuestos son una rémora de la esclavitud. El liberalismo fue creado para liberar a las personas de la opresión de los monarcas; en este caso sería del Estado”, declaró antes de iniciar su carrera por la silla de la Casa Rosada.
En sus primeras declaraciones tras la victoria ha prometido “un gobierno limitado” y “respeto a la propiedad privada y al comercio libre”.
“No venimos a inventar nada. Venimos a hacer las cosas que la historia demuestra que funcionan. Venimos a hacer lo mismo que hicimos en el siglo XIX en nuestro país, lo mismo que hicieron países como Irlanda hace no tanto tiempo. Venimos a abrazar las ideas de la libertad, que son aquellas que garantizan la prosperidad de los argentinos”, remató.
Sin embargo, su postura contraria al aborto hace que muchos duden en calificarlo como un libertario a carta cabal. ¿La razón? El libertarismo no sólo defiende la desregulación institucional y económica, sino también aquella relacionada con la esfera más individual y personal.
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