“Son unos inconscientes que no hicieron absolutamente nada cuando se presentó el accidente”, fueron las palabras que Irene Moreno, madre de Renata, utilizó para referirse a las autoridades por el caso del Metrobús que el pasado 10 de abril atropelló a su hija, que se encuentra hospitalizada, y que le arrebató la vida a su nuera, Maya.
Renata y Maya fueron atropelladas por una unidad de Metrobús el pasado 10 de abril en el Eje 2 Norte Manuel González, en Tlatelolco.
Desde entonces familiares y amigas del matrimonio han exigido justicia a las autoridades para que se realice una investigación exhaustiva por el caso y han hecho un llamado en redes sociales para hacer activismo digital a favor de Ren y Maya.
Este jueves, en rueda de prensa, la madre de Renata relató que el día del accidente ella acudió al lugar del hecho y preguntó en varias ocasiones a dónde trasladarían a su hija y dónde se encontraba Maya y solo recibía un ‘no sé’ como respuesta.
Irene Moreno acusó que la ambulancia tardó demasiado tiempo en recoger a Renata y ella se estaba desangrando.
“No tengo el valor de decirles en qué condiciones vi a mi hija en la ambulancia, en unas condiciones bastante pésimas. Les pregunté por Maya y me dijeron que la llevaron a otro hospital”, expresó.
Moreno dijo que cuestionó por qué separaron a Renata de Maya y las enviaron a hospitales diferentes. “¿Por qué a mi hija la mandan a un hospital particular y a Maya al hospital general de Balbuena?”.
Además de señalar que la aseguradora nunca llegó, la madre de Renata también comentó que tuvieron que reunir 50 mil pesos en efectivo para que pudieran realizarle una primera cirugía y posteriormente tuvieron que esperar desde el jueves hasta el domingo en la mañana para el segundo procedimiento.
Asimismo, expresó que está muy molesta con “toda la gente que intervino, especialmente con dos trabajadores del Metro, un hombre y una mujer”, quienes ahora quieren hablar con ella, pero aclaró que no lo hará hasta que se realice una investigación sobre el accidente de Maya y Renata.
“El médico que lleva las finanzas me dijo que si yo otorgaba el perdón, Metro se hacía cargo de mi hija, les dije que no, que hasta que ellos se les dio la gana quisieron atendernos, cuando mi hija estaba en una sala de urgencias, llena de sangre”, agregó.
“Le digo al gobierno que son unos inconscientes porque no hicieron nada cuando se presentó el accidente”, señaló Irene Moreno, madre de Renata.
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— Animal Político (@Pajaropolitico) April 18, 2024
Gabriela Amores, abogada de la familia, reiteró que el pasado 10 de abril Maya y Renata fueron embestidas por una unidad del Metrobús de número económico 123 a la altura de Tlatelolco y el imputado investigado registró en su declaración una velocidad más alta que la pericia.
Amores señaló que las autoridades tardaron en llegar al lugar alrededor de 40 minutos y durante ese tiempo “las chicas estuvieron abajo del coche”.
Indicó que los policías llegaron por un video de las cámaras de la Secretaría de Seguridad porque se reportó un accidente en vías del Metrobús y no por la necesidad de investigar el hecho.
“A las seis de la tarde dice el policía que llega al registro, él llega tres minutos después y es cuando las ambulancias se llevan, 10 o 15 minutos después a Maya y Renata. Eso es como la parte que vamos analizando”, dijo.
La abogada agregó que Renata gritaba preguntando por su esposa, por lo que señaló que es posible comprobar la lesbofobia que se vivió en ese momento porque cerca del lugar donde sucedió el accidente se encuentra la escuela de Seguridad Pública y los policías nunca llegaron hasta que el C2 les informó.
“A 30 pasos está hospital de Seguro Social donde hay ambulancias; nunca llegaron, hasta que las cámaras les avisaron. Renata gritaba “mi esposa”. Su esposa estaba viva cuando llegó la ambulancia, casi 40 minutos estuvo viva”, expresó.
📍#Ahora | El pasado 10 de abril, una unidad de Metrobús embistió a Maya y Renata, un matrimonio de mujeres, a la altura de Tlatelolco. La abogada de la familia, Gabriela Amores, acusó diversas irregularidades en el caso y denunció lesbofobia después del accidente.
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Durante su intervención en la rueda de prensa, Amores puntualizó que no hubo un acompañamiento por parte del Metrobús y que un peritaje en criminalística decidió que no había responsabilidad del servicio de transporte público.
Seis días después del accidente de Renata y Maya, Metrobús compartió una breve tarjeta informativa en sus redes sociales para expresar que lamentaba el incidente.
El servicio de transporte señaló que la empresa operadora se ofreció a cubrir los gastos funerarios de Maya y que el apoyo estaba a disposición de los familiares para cuando decidieran utilizarlo.
Asimismo, indicó que trabajan para garantizar que la empresa operadora de la unidad involucrada y su aseguradora cumplan con otorgar la atención médica a Renata.
A través de la cuenta ‘Justicia para Ren y Maya’ en redes sociales, se han compartido las exigencias sobre el caso, señalando que principalmente solicitan la reparación integral del daño, así como:
En un momento en el que las potencias europeas han decidido aumentar el gasto en defensa y armamento, Suiza ha reactivado un antiguo sistema de defensa que el siglo pasado le permitió permanecer ajeno a los conflictos armados.
“Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Y así fue, al menos en Suiza.
Excavados a una profundidad imposible, la dura roca de los Alpes suizos esconde una laberíntica red de túneles de uso civil y militar con cientos de búnkeres a prueba de una guerra nuclear.
Sus entradas se camuflan bajo montículos, detrás de puertas minúsculas en un bosque o incluso bajo construcciones que fingen ser casas, y en realidad tienen paredes de dos metros de hormigón y ventanas con agujeros para colocar un fusil.
Con 8,8 millones de habitantes, Suiza es el país del mundo con más refugios nucleares per cápita: más de 370.000. Las últimas cifras afirman que, de hecho, hay más plazas que habitantes.
Una ley de 1963, garantiza que todos sus ciudadanos, incluyendo extranjeros y refugiados, tenga asegurada una litera en un búnker en caso de que se produzca un conflicto armado o un desastre nuclear en el país o uno vecino.
El espacio para cada persona debe ser de no menos de un metro cuadrado. Además, deben estar situados a 30 minutos máximo andando de casa, 60 en el caso de que el área sea montañosa.
Unas distancias asequibles, no solo por el tamaño del país, también por la obligación para los propietarios de bloques de apartamentos de construir y equipar refugios en todas las viviendas.
“La mayoría de la población vive en edificios que incluyen sus propios búnkeres. Si no hay refugio en un edificio habitado, existen instalaciones públicas”, explica la Oficina Federal de Protección Civil.
Los refugios están concebidos para casos de conflicto armado y deben ser resistentes a los efectos de las armas modernas, es decir, deben brindar protección contra sustancias peligrosas de tipo: nuclear, biológico y químico, así como a impactos de armas convencionales.
Es una cultura de defensa civil y ciudadana, más que militar.
“La sólida carcasa exterior del refugio puede resistir al menos 10 toneladas de presión por metro cuadrado (es decir, 1 bar), lo que significa que puede soportar el derrumbe de un edificio sobre él”, explica protección civil.
Tras un terremoto, por ejemplo, los refugios pueden dar alojamiento de emergencia y el tipo de filtro con el que están equipados también protege contra armas biológicas y químicas, ya que purifica el aire exterior contaminado.
“Me hace sentir más seguro saber que hay un refugio para todo el mundo en caso de ataque o desastre nuclear. No creo que una guerra en Suiza o en alguno de los países vecinos sea un escenario probable. Sin embargo, creo que es bueno que estemos preparados”, le dice a BBC Mundo Nicolas Städler, desde la ciudad de Basel, justo en la frontera con Alemania y Francia.
Pero admite que ahora mismo, si pasara algo, no sabe dónde está el refugio al que tendría que acudir.
Para Daniel Jordi, subdirector de la Oficina Federal de Protección Civil, conocer el lugar al que ir solo es importante llegado el momento.
“El bunker al que debes acudir está asociado a tu dirección. Pero es normal que las familias cambien de casa o se muden. Saber dónde está su refugio solo causaría confusión. ¿Es el anterior? ¿Es el nuevo? Nuestra recomendación es comunicarlo solo cuando sea necesario”, dice Jordi.
La existencia de esta red se remonta a la segunda guerra mundial, cuando el país quedó atrapado entre la Alemania nazi de Hitler, la Italia fascista de Benito Mussolini y su propio deseo de permanecer neutral. Suiza se ha mantenido al margen de las guerras extranjeras desde 1815.
El periodo de la Guerra Fría terminó de espolear la construcción pública, pero sobre todo privada, de estas instalaciones. Todas tienen que pasar una inspección cada 10 años y obtener un certificado.
Ahora, muchos de estos espacios se han convertido en improvisadas despensas, en abarrotados trasteros o bodegas de vino por nombrar algunos ejemplos. Algunos son museos, hoteles o restaurantes.
“La idea era que se pueda aprovechar el espacio pero sin modificar su estructura. Contamos con que, llegado el momento, los ciudadanos tendrán dos días para devolver esa parte del sótano a su uso original: un búnker”, dice el subdirector de la Oficina Federal de Protección Civil.
Otros se encuentran en mal estado debido a años de desuso, pero todas tienen que pasar una inspección cada 10 años y obtener un certificado de que todo está bien o pagar para solucionarlo.
“Yo no me siento más protegido. La evolución de las armas de guerra ha llegado a un punto en el que un ataque a la población civil en Suiza podría causar numerosas víctimas”, explica Eugenio Garrido, un abogado de República Dominicana que vive en Zúrich desde hace años.
“No estoy seguro de si los refugios construidos hace unos 50 o 60 años detendrían tales ataques”, añade.
Ahora “ante la evolución de la situación de seguridad mundial”, el gobierno suizo quiere poner a punto la red y planea una inversión de US$250 millones para modernizar la red, asegurando que los búnkers estén operativos y listos para su uso en caso de emergencia.
Las autoridades puntualizaron que las mejoras en los refugios no son preparativos para la guerra, sino una inversión en seguridad pública.
Isabel vive en Zúrich. Tampoco está segura de dónde está su búnker, el refugio al que tendría que ir si sucede algún ataque, pero le cuenta a BBC Mundo que saber que hay uno le da “paz mental”.
“Creo que es una gran medida para proteger a la población de cualquier desastre o conflicto nuclear; me da tranquilidad saber que tengo dónde estar protegida yo y mi familia”.
“Tal y como está el mundo, no se puede descartar nada, pero espero que Suiza mantenga su neutralidad y pueda seguir siendo un lugar seguro para sus habitantes y que de cobijo a la gente que lo necesita”, dice en referencia al tradicional espíritu de acogida y neutralidad del país helvético.
Sin ir muy lejos, Suiza acogió a miles de judíos que escapaban de la Alemania nazi de Hitler.
Pero la decisión del gobierno suizo de adoptar sanciones de la UE contra Rusia marcó un cambio significativo en la histórica postura de no alineamiento y en la mentalidad de los ciudadanos.
Según medios locales, las empresas suizas especializadas en búnkeres han reportado un incremento significativo en las consultas y solicitudes desde el inicio del conflicto. Por ejemplo, Oppidum Bunkers, dedicada a la construcción de refugios de lujo, informó de un “aumento constante” en las consultas sobre sus productos en los últimos meses.
Y compañías como Mengeu AG y Lunor han experimentado una “explosión de solicitudes” para renovar o verificar la funcionalidad de búnkeres existentes, muchos de los cuales datan de las décadas de 1960 a 1980 y requieren mantenimiento urgente.
Desde protección civil Daniel Jordi lo confirma: “Sí, desde la guerra en Ucrania recibimos muchas más preguntas, tanto de ciudadanos como de los cantones, que son los responsables de garantizar que los refugios estén listos y que la gente tenga acceso a ellos”.
La oleada de preguntas a menudo incluye “¿dónde está mi búnker?” “¿Tengo uno?” “¿Sigue intacto?” “¿Cómo puedo arreglar el mío?”.
Durante años Suiza se cogió al llamado “dividendo de la paz”, que provocó el deterioro o abandono de sus refugios.
“Ese dividendo hace referencia al gasto en seguridad no incurrido durante las últimas décadas porque tras el fin de la guerra fría no había percepción de riesgos inminentes bélicos ni para la población”, explica el profesor Juan Moscoso del Prado, Senior fellow de Instituto EsadeGeo.
Este analista recuerda que la invasión de Ucrania llegó a amenazar la integridad de infraestructuras críticas nucleares, como es caso de la central de Zaporiyia. En caso de explosión o de ataque, la nube de contaminación radioactiva podría afectar al centro de Europa, como ocurrió con Chernóbil.
También, el anuncio de Estados Unidos de retirar parte de sus efectivos militares del territorio europeo y de su compromiso de defensa y seguridad sobre Europa occidental, sin duda afecta a Suiza.
“Suiza, durante mucho tiempo fue un territorio incrustado entre países o bloques enfrentados. Esa situación duró siglos, abarcó tiempos de guerras y conflictos entre Francia, Prusia y después Alemania, el Imperio Austrohúngaro, Rusia… Desde el final de la guerra fría, Suiza parecía ser una isla dentro de un continente de paz estabilidad, pero esa estabilidad uniforme se ha roto radicalmente con la guerra de Ucrania”, añade Moscoso del Prado.
Y dado que no se sabe cuál puede ser el curso de la guerra en Ucrania, otro países han reaccionado de forma similares como los países bálticos, Finlandia, Noruega o Suecia.
En un momento en el que las potencias europeas han decidido aumentar el gasto en defensa y armamento, Suiza ha reactivado un antiguo sistema de defensa que el siglo pasado le permitió permanecer ajeno a los conflictos armados.
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