
Autoridades de seguridad desmantelaron tres antenas repetidoras de internet, presuntamente controladas por grupos del narco en Michoacán con las que ofrecían servicios amenazando a la población.
En cateos ejecutados en inmuebles de los municipios de Apatzingán y Buenavista, elementos de la Secretaría de Seguridad estatal, la Coordinación Nacional Antisecuestros (CONASE), del Ejército y de la Guardia Nacional ubicaron antenas de Internet a resguardo del crimen organizado, informó la Fiscalía de Michoacán.
Durante los operativos se detuvo a una persona que custodiaba uno de los inmuebles y se aseguraron tres antenas, equipos repetidores de internet, cableado y computadoras.

La Secretaría de Seguridad Pública dio a conocer en un comunicado que realizaron tres cateos en las poblaciones de Santa Ana Amatlán y Cenobio Moreno, del municipio de Buenavista, donde fueron inhabilitadas las antenas de Internet ilegal.
De acuerdo con medios locales como La Voz de Michoacán los presuntos responsables de la operación del servicio son Los Viagras.
La Fiscalía también informó que el grupo impedía el acceso a compañías nacionales de servicios de telecomunicación, además de que bajo amenazas, obligaban a los pobladores a contratar los servicios de internet a costos elevados.
“De acuerdo con las investigaciones, desde agosto de 2023, los pobladores fueron asolados por supuestos integrantes de grupos criminales que los obligaron a contratar servicio de internet a costos excesivos, bajo el argumento de que serían privados de la vida en caso de no hacerlo”.
Apenas el 14 de diciembre se dio a conocer que equipos de la empresa Telmex fueron dañados y los cables cortados por presuntos grupos del narco en Michoacán, con lo que la población de San Juan de los Plátanos, Tepalcatepec y Coalcomán se quedó sin internet ni servicio de telefonía.

Este 24 de diciembre, en la víspera de Navidad, se registraron 65 homicidios en el país, según el reporte diario de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Las entidades con el mayor número de víctimas fueron Estado de México y Michoacán, con 8 asesinatos cada una; y Chihuahua, que registró 6. Le siguieron Guerrero y Nuevo León, con 5 y 4 víctimas respectivamente.
Apenas el 11 de diciembre, una emboscada a elementos de seguridad estatales y federales en el municipio de Múgica, Michoacán, dejó dos personas muertas.
Los hechos ocurrieron en la localidad de Gámbara mientras personal de la Guardia Nacional, el Ejército y policías estatales realizaban recorridos de vigilancia.
Durante la emboscada, las autoridades repelieron el ataque y mataron a uno de los hombres del grupo armado.
Un militar también resultó herido y falleció mientras recibía atención médica, informó la Guardia Civil.
El 16 de noviembre en distintos puntos de Michoacán se registraron bloqueos en carreteras y balaceras, ante ello, autoridades estatales y federales implementaron desde ayer 15 de noviembre, cuando ocurrieron los hechos, operativos para garantizar la seguridad de la población y restablecer el tránsito vehicular.
En las zonas de Zamora, Huaniqueo, Numarán y Morelia hubo bloqueos carreteros con vehículos incendiados. En Numarán se repelió una agresión armada, por lo que policías y militares acudieron a la región para reforzar la seguridad.
En la vía libre de Uruapan-Pátzcuaro un grupo armado incendió dos autos, además de atacar a balazos un tráiler sobre la carretera Morelia-Quiroga, en las inmediaciones de la tenencia Capula.
Las autoridades estatales informaron que hubo un ataque a balazos contra una unidad de carga en la vía Pátzcuaro-Morelia.
También se registró un bloqueo en Erongarícuaro, ubicado en una carretera que conecta con Zamora y La Piedad.

Los nuevos lineamientos de seguridad muestran el interés de Washington por frenar la inmigración ilegal, contener el avance del narcotráfico y mejorar la relación con sus aliados ideológicos y sus socios comerciales.
Tanto el reciente bloqueo “total y completo” de todos los buques petroleros sancionados que entren y salgan de Venezuela como el inusual rescate financiero a Argentina de octubre son muestras de la relevancia que América Latina tiene para Donald Trump.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional reafirma la decisión de Estados Unidos de ampliar la presencia militar y su influencia en la región. Publicado por la Casa Blanca el 4 de diciembre, el documento plasma la visión del mundo de la actual gestión.
“Mi gobierno ha actuado con una urgencia y velocidad históricas para restaurar la fuerza estadounidense en el país y en el exterior“, dice la carta firmada por el mandatario que antecede el documento de 29 páginas.
Según los nuevos lineamientos de seguridad, Trump mira a América Latina decidido a frenar la inmigración ilegal, contener el avance del narcotráfico y mejorar la relación con sus aliados ideológicos y sus socios comerciales.
Para hacerlo, propone volver a la política exterior del presidente James Monroe de “América para los Americanos”, con la que EE.UU. declaraba en 1823 su intención de resguardar a la región del avance de las potencias ajenas al continente.
“Tras años de abandono, Estados Unidos reafirmará y aplicará la doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental”, dice el nuevo documento que llama a este enfoque “corolario Trump a la doctrina Monroe”.
Este enfoque se ganó el apodo de la “doctrina Donroe”, que surge de la combinación entre Donald y Monroe. El término apareció en enero en la portada del New York Post y rápidamente fue adoptado por analistas estadounidenses y medios internacionales.
Entonces, ¿estamos ante una nueva doctrina de Monroe en la región? ¿Cuáles son las preocupaciones e intereses de Trump en América Latina? ¿Cómo hará para ampliar su influencia en el continente?
Para que Estados Unidos consolide su poder global, Trump entiende que primero debe reafirmar su influencia en la región.
“Estados Unidos debe ser preeminente en el hemisferio occidental como condición para nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permite afirmarnos con confianza donde y cuando lo necesitemos en la región”, dice el documento.
Para Will Freeman, investigador de Estudios Latinoamericanos del influyente centro de estudios estadounidense Council on Foreign Relations, Trump busca dar un “nuevo giro a una vieja idea”.
“Es una especie de justificación ideológica para la intervención de Estados Unidos o para la mano dura en la región, la cual se centra explícitamente en la inmigración”, dijo Freeman a BBC Mundo.
“Pero el documento también menciona los cárteles de la droga y las incursiones extranjeras hostiles, lo que suena a la Doctrina Monroe en su versión original”, agrega.
La idea de una estrategia inspirada en la antigua doctrina Monroe no es nueva. Ya en 1904 el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) estableció su propio “corolario Roosevelt” a esa doctrina del Siglo XIX.
En aquel momento, Roosvelt sostenía que Estados Unidos debía intervenir en los países de la región si no estaban siendo capaces de cumplir con sus compromisos financieros o con el cuidado de sus democracias, según explica Freeman.
En cualquier caso, lo que sabemos hasta el momento sobre el llamado “corolario Trump” es bastante vago. Por eso, el analista recomienda no tomarlo como un plan estratégico sino como una declaración de principios.
“Trump no sigue una política exterior tan consistente como para llamarla doctrina. Tampoco hace ninguna declaración que nos ayude a entender cómo se relacionan las medidas que está tomando con sus objetivos más ambiciosos”, dice.
Para Trump, los países de América Latina son el origen de muchos de los problemas que enfrenta Estados Unidos, pero a la vez pueden ser la clave para resolverlos.
El documento presenta a la “migración ilegal y desestabilizadora” como uno de los principales problemas que tienen origen en Latinoamérica, ya que la mitad de los inmigrantes que viven en Estados Unidos proviene de la región, principalmente de México.
“Es la parte del mundo que más le interesa para sus objetivos de política interna”, dice Freeman.
A su vez, menciona el peligro de los cárteles de drogas, teniendo en cuenta que casi toda la cocaína que se consume en Estados Unidos proviene de tres países de la región: Colombia, Perú y Bolivia.
En ese sentido, para Bernabé Malacalza, autor del libro “Las cruzadas del siglo XXI”, que trata sobre la relación entre Estados Unidos y China, la nueva arquitectura de seguridad nacional se sostiene en que Estados Unidos considera a la región como “parte de su frontera de seguridad interna”.
“América Latina pasó a ser prioritaria para Estados Unidos. Adquirió un lugar que antes no había tenido y que se explica en que la seguridad hemisférica ganó protagonismo”, dice el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.
El documento menciona además la necesidad de limitar incursiones extranjeras hostiles, en una clara referencia a China, aunque no la menciona.
En materia comercial, Trump busca mejorar sus acuerdos con sus socios en la región bajo la impronta del America First (Estados Unidos primero). El documento plantea el uso de “aranceles y acuerdos comerciales recíprocos como herramientas poderosas”, algo que el gobierno de Trump ya ha puesto en práctica con numerosos países de la región, con resultados mixtos.
En el caso de México, la Casa Blanca sabe que las empresas estadounidenses también se ven afectadas por las disputas comerciales.
“Por eso, Trump busca consolidar acuerdos orientados al nearshoring (estrategia de una empresa para transferir parte de su producción a países cercanos), porque entiende que la región es parte de la reconfiguración de las cadenas de valor”, señala Malacalza.
Trump no solo quiere que las empresas estadounidenses crezcan, sino que los países aliados fortalezcan sus economías nacionales para, de este modo, intensificar las relaciones comerciales.
Según el documento, “un hemisferio occidental económicamente más fuerte y sofisticado se convierte en un mercado cada vez más atractivo para el comercio y la inversión estadounidenses”.
“Los países de la región tienen un impacto desproporcionado en estos asuntos internos que a Trump le importan mucho, y que también le interesan a su base política”, resume Freeman.
El mastodóntico portaaviones USS Gerald Ford, en el Caribe desde noviembre, no solo presiona al gobierno de Venezuela, sino que también refleja los nuevos lineamientos de seguridad de Estados Unidos.
Según el documento, la Casa Blanca busca desplegar una “presencia (militar) más adecuada” y “despliegues específicos” para controlar las fronteras terrestres y las rutas marítimas.
Estados Unidos habilita incluso “el uso de fuerza letal para reemplazar la fallida estrategia basada únicamente en la aplicación de la ley de las últimas décadas”, menciona el documento.
“La fuerza es el mejor elemento disuasorio”, agrega la Casa Blanca, en lo que es una política exterior deja abierta la opción de la represalia.
Este gobierno ha dicho que busca recuperar la idea de “paz por medio de la fuerza” (Peace Through Strength), el antiguo lema del presidente Ronald Reagan que se basa en confiar en el poder militar como garante de estabilidad.
Para Malacalza, la política de seguridad hacia América Latina “no configura una arquitectura regional o hemisférica, sino que busca que los países se alineen a Estados Unidos y, en última instancia, a Trump”.
Por otro lado, Estados Unidos ofrece una serie de recompensas para sus aliados.
“Recompensaremos y alentaremos a los gobiernos, partidos políticos y movimientos de la región que se alineen ampliamente con nuestros principios y estrategia”, señala la nueva estrategia.
La política de Estados Unidos debería, según el documento, enfocarse en apoyar a líderes y aliados regionales “capaces de promover una estabilidad razonable en la región”, que ayuden a frenar la migración ilegal y a neutralizar a los cárteles.
Esta política de recompensas se vio en octubre cuando Trump anunció el rescate de 20 mil millones de dólares para Argentina o cuando, al mes siguiente, se firmaron acuerdos con este último país, Ecuador, El Salvador y Guatemala para reducir los aranceles a las exportaciones.
En cualquier caso, para los analistas consultados por BBC Mundo, la bautizada “doctrina Donroe” entiende a la región principalmente como un lugar de amenazas más que de oportunidades.
“Les preocupa mucho más prevenir que las amenazas peligrosas de América Latina lleguen a Estados Unidos, según dirán ellos, que aprovechar las oportunidades que ofrece la región“, sintetiza Freeman.
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