El Ministerio Público señaló a Germán “N” encargado del despacho de seguridad pública en Chilpancingo, Guerrero, de formar parte del grupo del crimen organizado “Los Ardillos”, y de ser él, quien secuestró al alcalde, Alejandro Arcos Catalán, en un rancho de Quechultenango y ordenar su asesinato, tras oponerse a nombrar a miembros de este grupo en su gabinete.
De acuerdo con el medio Amapola, durante su audiencia, que duró 12 horas, el MP dijo que quien hasta hace unas horas era el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal respondía a los intereses de ese grupo criminal.
El inculpado, dijeron, “tiene jerarquía dentro de ese grupo de personas”.
Pidieron la prisión preventiva, antes de vincularlo a proceso, porque Reyes era peligroso para los testigos y las personas que formularon la acusación.
Reiteraron: “goza de un nivel jerárquico dentro de ese grupo y de toma de decisiones”.
El único elemento que tiene la FGE para hacer la implicación entre el presunto culpable de asesinato de Arcos Catalán y Los Ardillos es el testimonio de un testigo muerto.
De acuerdo a lo indagado, un testigo muerto, un correo electrónico anónimo y comentarios en las redes sociales son parte del eje que sostiene las acusaciones la Fiscalía General del Estado (FGE) en contra de Germán “N”, detenido la tarde de ayer.
A las 17:30 horas de este martes 12 de noviembre, se llevó a cabo la audiencia inicial de formulación de imputación en contra del acusado, quien fuera teniente del Ejército y Fuerza Aérea, y se desempeñó como fiscal especial de delitos graves en la FGE.
Al acusado, después de doce horas y media de audiencia se le dictó prisión preventiva y se ordenó su reclusión en la cárcel de Chilpancingo, en un área especial, dado que su desempeño como fiscal especial de delitos graves y abordar casos de alto impacto lo pondría en riesgo en la prisión.
El acusado solicitó la ampliación del tiempo para formular su defensa antes de la vinculación a proceso, es decir, 144 horas. La segunda audiencia tendrá lugar a las 10 de la mañana del 18 de noviembre.
De acuerdo con los testimonios recabados por el Ministerio Público, Alejandro Arcos Catalán y 11 colaboradores suyos salieron esa mañana del domingo 6 de octubre en tres camionetas con dirección a Petaquillas y llegar hasta Tepechicotlán para atender a los afectados de las lluvias ocasionadas por el huracán John.
Partieron a las once de la mañana de El Churrasco, ubicado a la salida sur de Chilpancingo, el punto de reunión. Los 12, incluido Alejandro Arcos, salieron a bordo de tres camionetas. El alcalde manejaba una de ellas: la Gran Cherokee y con él iban dos colaboradores. Seis escoltas iban a bordo de una Robust de la Volkswagen y otros dos colaboradores en la Amarok, también de la Volkswagen.
A las once llegaron al entronque de Tepechicotlán, lugar en el que Alejandro se bajó de la Gran Cherokee y dijo a sus escoltas que él se iba a ir solo a dejar apoyos a unas familias de Tepechicotlán en la camioneta Robust y que ellos realizaran por su cuenta actividades y esperaran indicaciones.
Estos testigos coincidieron en que recorrieron Tepechicotlán sin Alejandro y realizaron actividades hasta que recibieron la llamada de un hermano de Alejandro, alrededor de las cinco de la tarde, quien les indicó que se regresaran, que los veía en El Churrasco; les dijo que había un cadáver decapitado y solicitaba que lo acompañaran al Servicio Médico Forense (Semefo) a identificar a su hermano.
Lo que ocurrió a Arcos Catalán cuando dejó a sus colaboradores en Tepechicotlán y él se fue solo en la Robust lo contó el testigo Cándido Pila Domitilo, a quien hallaron muerto en avanzado estado de descomposición en su domicilio en la colonia Obrera, en Chilpancingo, el pasado 6 de noviembre.
Cándido Pila fue un testigo voluntario, quien habría llegado por su propia cuenta a la FGE después de vivir lo siguiente. El pasado 27 de octubre, Cándido vendía chicles y dulces afuera de la iglesia de Petaquillas, fue a este pueblo de Chilpancingo porque llevaba días sin ventas en la ciudad.
Ahí, dos personas que no hacían ningún esfuerzo por ocultar sus armas lo increparon por su osadía de ponerse a vender en ese lugar. “¡Viejo puto! ¿A quién anda vigilando?”, contó que fue cómo lo abordaron, según el testimonio que registró la FGE. Los dos sujetos se identificaron como policías comunitarios y le exigieron 500 pesos por dejarle seguir con su venta. En eso llegó hasta ellos un tipo que supo le decían El Michoacano, quien dio la orden a los policías comunitarios de llevárselo. “¡Súbelo a la camioneta, que sepa lo que es trabajar!”, le habrían dicho.
En esa camioneta iban El Michoacano, El Jimmy y El Junior, por lo que pudo escuchar cuando se hablaban entre ellos. A Cándido, según contó, se lo llevaron a un rancho a Quechultenango porque en esos momentos “el patrón los había mandado llamar”. En el camino de Petaquillas a ese rancho, Cándido escuchó que había sido Germán Reyes Reyes quien había ordenado a El Michoacano a privar de la libertad y asesinar a Alejandro Arcos, supuestamente porque se había opuesto a nombrar a más personas del grupo de Los Ardillos en su gabinete. Los hechos habrían ocurrido en ese mismo rancho.
En el rancho, El Patrón se enojó porque llevaron a Cándido hasta ese lugar y ordenó que lo sacaran de ahí y los sujetos, los supuestos policías comunitarios, obedecieron; lo devolvieron a la iglesia y lo amenazaron para que no dijera nada de lo que vio y escuchó.
Ese mismo 27, la FGE tuvo el testimonio de Cándido porque él mismo se presentó a hacer su declaración de lo que había visto y escuchado.
Resulta que Cándido Pila Domitilo fue hallado muerto, en estado de putrefacción, el pasado 6 de noviembre en su domicilio en la calle Xicoténcatl, número 6 de la colonia Obrera. Los vecinos tenían días que reportaban que en ese domicilio salían olores fétidos. El hombre, quien al parecer tenía 45 años, vivía solo. Se preocuparon porque llevaban días sin verlo y por esos olores nauseabundos que salían de su vivienda.
De acuerdo con el reporte policíaco, Cándido tenía unos cinco días de fallecido. Las autoridades no han informado de las circunstancias de su muerte.
De acuerdo con los elementos de prueba presentados por el Ministerio Público en la audiencia, un policía municipal mediante un correo electrónico anónimo acusó a Germán Reyes Reyes de haber ordenado la muerte de Alejandro Arcos. Dijo que él lo escuchó dar la orden por teléfono.
Este correo electrónico llegó a la representación social dos horas después de que se anunció la detención de Reyes Reyes. El policía, de quien se desconoce detalles, explicó que no quería hablar antes porque temía por su seguridad, pero que una vez que el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública fue detenido, se animó a hacer esta denuncia.
Indicó en el correo electrónico que dos días antes del asesinato escuchó al encargado de despacho hablar por teléfono. En esa llamada ordenaba a alguien juntar a “El Michoacano y a otros cabrones” porque quería la cabeza de Alejandro Arcos, porque se negó a nombrar a un secretario de Obras Públicas que tenía el visto bueno de Los Ardillos.
Otras pruebas presentadas por la FGE en la audiencia fueron comentarios o señalamientos que hicieron usuarios en redes sociales. Los imprimieron y los presentaron como evidencias.
De forma breve, Reyes contó que cuando los elementos se presentaron y le dijeron a qué iban se puso a su disposición. Compartió que conocía a ambos elementos porque él fue fiscal especial de delitos graves. Dijo que cuando salió de su despacho ya como detenido se percató que afuera de la Secretaría también había elementos de la Guardia Nacional.
En la audiencia, denunció que lo detuvieron a las 13:15 horas en una camioneta Suburban color blanca, sin placas y que antes de llevarlo al juzgado, lo que ocurrió alrededor de las cuatro de la tarde, lo trajeron dando vueltas por las calles de la ciudad.
Su abogada exigió que se declarara la nulidad de cualquier investigación llevada a cabo entre las 1:15 de la madrugada y al momento de iniciar la audiencia, porque negaron su detención. Lo anterior porque el Registro Nacional de Detenciones reportó la aprehensión a la 1:15 de la madrugada.
La audiencia inicial de formulación de imputación contra el inculpado comenzó a las cinco y media de la tarde de ayer (martes 11) y se decretó un receso casi inmediatamente para dar lugar a que llegaran reporteras y reporteros, porque en uso de sus garantían el inculpado pidió presencia de los medios de comunicación.
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Antes, el Ministerio Público y la jueza de la Sala 1 del Juzgado de Control y Enjuiciamiento ya se habían enfrascado en una discusión sobre la posibilidad de que la audiencia fuera pública o privada.
El Ministerio Público pidió que fuera privada por la gravedad de los hechos y la jueza argumentó que por lo mismo debía ser pública para que la sociedad estuviera enterada. “La sociedad tienen derecho a saber qué es lo que está pasando en Chilpancingo”, dijo.
Durante la audiencia, la jueza manifestó su extrañeza porque la FGE mencionó los nombres de los testigos, si antes expuso que eran confidenciales.
Tal es el caso del nombre del principal testigo y las circunstancias bajo las cuales declaró voluntariamente. Persona que fue hallada muerta y la parte acusadora no mencionó que su testigo principal dejó de existir.
Este martes, la jueza que atendió la audiencia inicial de formulación de imputación contra Germán Reyes Reyes tuvo una tarde azarosa. Atendió al mismo tiempo dos audiencias, en las que mandaba a receso continuamente para aprovechar el tiempo.
La audiencia sobre el caso del inculpado del crimen de Alejandro Arcos duró doce horas y media. Comenzó a las cinco y media de la tarde del martes y concluyó a las seis de la mañana del miércoles. La otra audiencia que atendió la jueza concluyó hasta las siete de la mañana.
Fue una jornada agotadora para los asistentes a la audiencia de Reyes Reyes. Aunque la jueza iba y venía entre dos salas, lo que le permitía estar en constante movimiento, al final, se advirtió que el cansancio y el sueño estaban por vencerla, como les ocurrió a varias de las personas presentes en esta audiencia.
Uno de los primero agotados, por cierto, fue el mismo imputado. Alrededor de las dos de la madrugada, la jueza notó que Germán Reyes cabeceaba y le era difícil mantener los ojos abiertos. Para dar oportunidad a que se despejara e hidratara, la jueza suspendió la audiencia. Dijo que el inculpado debía estar en sus cinco sentidos al escuchar las formulaciones en su contra, porque su libertad, era el tema que estaba en juego. Entonces se suspendió la audiencia y varias personas hicieron lo mismo que el inculpado, mojaron su cara y tomaron bebidas energizantes.
En cada suspensión, la jueza no descansaba. Iba a la otra sala a atender la segunda audiencia.
Unos 40 minutos después se reanudó la audiencia. En total, tuvo ocho recesos, uno de ellos, el segundo, fue de más de dos horas, para dar tiempo a que la defensa del inculpado se empapara del expediente.
En la parte inicial, la jueza determinó designarle un defensor de oficio a Reyes Reyes, porque se percató que su abogada particular, la que pidió a los reporteros omitir su nombre porque ha recibido amenazas, no tenía buena defensa, pues, desconocía el procedimiento.
La abogada había pedido anular las investigaciones de la FGE ocurridas entre la 1:15 de la madrugada y antes de la audiencia. “No es procedente la nulidad de los actos de investigación”, exclamó la jueza.
Reyes pidió mantener a su abogada, que asumía las consecuencias de tal decisión, pero la jueza le pidió que atendiera las determinaciones del Juzgado. Se nombró al defensor público y para dar tiempo a que este conociera el expediente se decretaron dos horas, lo que se prolongó casi tres. Cuando se reanudó la audiencia, la abogada antes cuestionada ya tenía otros dos abogados como parte del equipo, por lo que ya no fue necesario el defensor de oficio, a quien le dieron las gracias sin tener ninguna actuación.
En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump más ambicioso y en México gobierna una mujer. Una coyuntura desafiante para dos países que se necesitan.
México es quizás el país más afectado en el mundo por lo que ocurre en Estados Unidos.
Las razones son de toda índole: por la frontera de 3.000 kilómetros que comparten, porque es su mayor socio comercial, porque millones de familias tienen miembros en ambos países.
Pero si es el más afectado por razones estructurales, también lo es por razones coyunturales.
Donald Trump fue elegido este martes como nuevo presidente de Estados Unidos en parte gracias a su agenda agresiva hacia México, la cual incluye altos aranceles a las importaciones desde ese país y la deportación de mexicanos indocumentados que estén en territorio estadounidense.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quiso calmar los ánimos en su conferencia de prensa del miércoles: “No hay motivo ninguno de preocupación (…) México siempre será un país independiente y soberano. Va a haber buena relación. No competimos entre nosotros, nos complementamos (…) Hay mucha unidad y mucha fortaleza de la economía mexicana”.
Sin embargo, las señales de alarma están prendidas.
“Para Sheinbaum va a ser un desafío enorme”, dice Juan Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales. “Si esta política de desalojar migrantes es llevada a cabo y si hace un proteccionismo a ultranza concentrado en Estados Unidos, va a ser una situación muy complicada para México”.
Estos son los cuatro ámbitos sobre los cuales va a girar la compleja relación entre México y Estados Unidos durante los próximos 4 años.
El miércoles, el peso mexicano registró su peor marca en dos años, de casi 21 pesos por dólar, debido a la victoria de Trump.
Aunque la devaluación es una tendencia normal en países emergentes tras las elecciones en la primera economía del mundo y fue en principio una caída menos drástica de lo esperado, los inversionistas extranjeros creen que las restricciones comerciales prometidas por Trump pueden afectar el desempeño de la economía mexicana.
Por varias razones.
Las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían cada mes a sus familiares son uno de los pilares de la economía de consumo de este país: están, según cifras oficiales, entre el segundo y tercer mayor ingreso después del turismo y las ventas del petróleo.
Esa fuente de ingresos se puede ver afectada por las deportaciones y los aranceles de Trump.
En campaña, el republicano también dijo que piensa imponer aranceles del 25% a las importaciones de México si el país no detiene el tráfico ilegal de migrantes.
También aseguró que va a sancionar el transbordo de productos chinos a través de México e imponer una tarifa de 500% a los automóviles producidos por empresas chinas en México.
Según el centro de estudios Capital Economics, un arancel del 10% a los productos importados de México significaría una reducción del 1.5% del PIB mexicano.
Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, la guerra comercial con China benefició a México, ya que empresas que producían allá acercaron sus fábricas a EE.UU. radicándolas en el país latinoamericano.
Gracias a esto, el año pasado México se convirtió en el mayor importador a Estados Unidos del mundo, entre otras razones porque goza de un Tratado de Libre Comercio que facilita la importación de productos de un país a otro.
El TLCAN, asimismo firmado con Canadá, tendrá que ser ratificado en 2026 por los tres países.
Aunque en 2020 Trump accedió a firmarlo, lo más probable es que ahora lo use como mecanismo de negociación frente a dos de sus grandes obsesiones: la batalla comercial con China y la migración.
“La pregunta es qué tipo de proteccionismo quiere Trump: si es concentrado en Estados Unidos, sin contemplar a Canadá y México, o si lo hace con ellos pero evitando la triangulación con China”, explica Tokatlián.
El otro gran eje de la relación bilateral va a ser la migración.
Trump prometió deportar un millón de migrantes indocumentados al año y dijo que va a reanudar la construcción del muro fronterizo entre los dos países.
Ambas promesas son difíciles de cumplir, según expertos, porque son costosas y pueden afectar a la economía estadounidense, que en parte depende de la mano de obra migrante.
Sin embargo, con que solo una parte de la “deportación masiva” prometida se realice ya hay razones para la preocupación en México.
Se estima que 5 millones mexicanos están en Estados Unidos en situación irregular.
“México va a insistir en el diálogo y va a informar lo que ya está haciendo”, dice Yanerit Morgan, una diplomática y académica mexicana.
Para evitar los aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a detener migrantes y logró reducir el flujo de personas que ingresaba a Estados Unidos.
“Sheinbaum va a seguir con esa política, pero va a tener que fortalecer mucho la red consultar en Estados Unidos, no solo por las deportaciones, sino por el trato a los mexicanos allá”, dice Morgan.
La nueva mandataria mexicana ha insistido en que la migración transnacional debe ser atendida a través de soluciones sociales en los países de origen, una iniciativa que en principio no aparece en el manual trumpista.
A la ecuación se añade el complejo tema del tráfico ilegal de drogas.
Más de 80.000 personas murieron en Estados Unidos el año pasado por cuenta del fentanilo, un potente opioide que se produce y trafica desde México.
Trump prometió que va a bombardear los laboratorios de fentanilo en México, bloquear los puertos mexicanos que transporten sus precursores y designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
Ninguna de estas iniciativas ha sido comentada por Sheinbaum, pero al menos en principio suenan como medidas que en México tocarían la sensible fibra de la injerencia.
En julio, la relación bilateral entró en crisis debido a la detención en Estados Unidos del capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada. La operación no fue notificada al gobierno mexicano y eso generó disgusto en el Palacio Nacional.
Aunque los dos gobiernos tendrán mandatarios nuevos cuando Trump se juramente en enero, el tema inevitablemente va a ser abordado con este antecedente y bajo la preocupación histórica mexicana, aunque marcada en este gobierno, de proteger su soberanía.
Todo lo anterior va a depender de la relación que entablen los jefes de Estado, quienes, en principio, son muy destinos: él, conservador y capitalista, ganó en parte gracias a su rechazo de lo que llama “feminismo radical”; ella, de izquierda y crítica del neoliberalismo, tiene una profunda preocupación por la causa feminista.
En los dos años y medio que AMLO y Trump coincidieron se estableció una relación cordial, pragmática, proclive a la negociación, que dejó a muchos sorprendidos por sus diferencias ideológicas.
AMLO llegó a escribir un libro titulado “Oye, Trump” en el que explicaba la importancia de los migrantes para Estados Unidos y proponía medidas no policiales para atender la migración.
Los expertos esperan que Sheinbaum mantenga el pragmatismo de su antecesor. Antes de las elecciones ella dijo en que va a trabajar con quien quiera que ganase.
“Sheinbaum tiene suficiente carácter como para tener un diálogo interesante, importante, horizontal con él. Ella llegó con un fuerte apoyo popular y eso es algo que Trump no puede negar”, dice Morgan.
La relación bilateral ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primer mujer presidenta, una “progresista” y “ambientalista”, que goza de un notable apoyo popular. Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante.
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