Con el fin de regular a plataformas digitales para renta de alojamientos turísticos, como Airbnb, el Gobierno de la Ciudad de México presentó este lunes una propuesta de reforma a la Ley de Turismo, que incluye la limitación de máximo tres inmuebles por anfitrión o propietario y la creación de un padrón de las estancias.
En conferencia de prensa, Martí Batres, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, anunció que la propuesta será enviada al Congreso capitalino, donde espera que pueda aprobarse antes de que termine el periodo ordinario, el próximo 31 de diciembre, ya que la regulación de plataformas de alojamientos turísticos fue una de sus promesas al presentar su Quinto Informe de trabajo, y fue uno de los pendientes que dejó Claudia Sheinbaum antes de ir por la candidatura de Morena a la Presidencia.
Eduardo Clark García, director General de Gobierno Digital, explicó que el objetivo de la propuesta es comenzar a regular el sector de oferta de inmuebles para uso turístico a través de plataformas, y contar por primera vez con un padrón de este sector en la Ciudad de México, lo que permitirá crear seguridad y calidad en la oferta de estos servicios.
De acuerdo con Clark García, el padrón de anfitriones y alojamientos servirá para asegurar que se cumpla la regla de que la misma persona no tenga más de tres espacios en oferta dentro de plataformas, así como eliminar la existencia de hoteles sin permiso de operación que no cumplen con la normativa aplicable.
Aunque la propuesta no contempla la regulación en los precios de renta y compra de viviendas, el funcionario dijo que buscarán incrementar la oferta de inmuebles de uso habitacional para renta de mediano y largo plazo.
El director de Gobierno Digital apuntó que todas las personas que ya ofrecen servicios mediante plataformas, así como aquellas que quieran ingresar algún inmueble, tendrán que cumplir con la inscripción en el padrón y con medidas de protección civil que aseguren condiciones de seguridad para los inquilinos.
“Es principalmente lo que buscamos, que no haya acaparamiento masivo de vivienda y no haya algún inversionista que compre 100, 200 o 300 unidades y las ponga por toda la ciudad, será un máximo de tres, como en el caso edificios que operan de facto como hoteles, es lo que estamos buscando reducir”, una medida que esperan que fomente la vivienda asequible en la Ciudad de México.
La secretaria de Turismo, Nathalie Desplas, dijo que la propuesta pone a los turistas como eje principal, garantizando su seguridad y un servicio de calidad, y al mismo tiempo ofrece información a los vecinos que podrán identificar cuando un inmueble esté en renta con alguna plataforma, ya que cada espacio recibirá un documento que deberá colocar en un lugar visible.
Desplas afirmó que con esta regulación mejorarán las finanzas públicas, fomentando el cumplimiento de obligaciones fiscales, habrá información para conocer el impacto de esta nueva modalidad de alojamiento y establecer las bases para elaborar políticas que estudien y prevengan la gentrificación.
Al ser cuestionado sobre los detalles de la protección civil dentro de los inmuebles en renta mediante plataformas, así como el porcentaje que se cobrará como cuota a los anfitriones que decidan tener tres espacios para turistas, Clark García indicó que estas precisiones serán determinadas en la normatividad secundaria que tendrá que crearse, luego de que el Congreso capitalino apruebe la reforma a la Ley de Turismo.
El anuncio de la propuesta ocurre casi un año después de que Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, se comprometió a regular las plataformas para renta de alojamientos turísticos, ante los reclamos de grupos vecinales y activistas a favor de la vivienda, que reclamaron el acuerdo de las autoridades capitalinas con Airbnb y la Unesco para la promoción del “turismo creativo”.
Silvia Emanuelli, coordinadora del HIC-AL México (red mundial de derechos relacionados con el hábitat y la vivienda), calificó de “buena noticia” la presentación de la propuesta de regulación, lo que dijo “demuestra que las organizaciones de la sociedad civil teníamos razón cuando decíamos que ese fenómeno era preocupante y problemático”.
“Aún falta leer la iniciativa, que esta vaya al Congreso y que la aprueben sin hacer cambios importantes, porque aunque está destinada exclusivamente al turismo, también reconoce la necesidad de ofertar vivienda a las personas de esta ciudad y evitar que estas se destinen exclusivamente a las plataformas”, indicó Emanuelli.
De acuerdo con la especialista, donde quedan dudas sobre la regulación anunciada es en el tema de las sanciones, ya que no establece qué tipo de infracción se dará a los anfitriones o plataformas en caso de que no cumplan con otorgar datos reales sobre su funcionamiento al Gobierno de la Ciudad de México.
“El problema es que no veo ninguna sanción en caso de que no se cumpla con la norma, me parece que están dando por hecho que las plataformas son aliadas en este tipo de estrategias, pero no lo son, las empresas están buscando hacer negocio, es justo por eso que se requiere implementar medidas”, destacó.
Oshikatsu se refiere a los esfuerzos que hacen los fans para apoyar a su oshi favorito, que puede ser un artista, un personaje de anime o manga, o un grupo que admiran y quieren “impulsar”.
Los carteles en la enorme estación de trenes de Shinjuku, en Tokio, normalmente se usan para publicitar productos como cosméticos y comida, así como películas nuevas.
Pero ocasionalmente uno puede encontrarse con un cartel que muestra un mensaje de cumpleaños y la foto de un joven, a menudo de una boy band y típicamente con una apariencia impecable.
Estos carteles son creados por empresas publicitarias especializadas y son pagados por fans devotos. Forman parte de un fenómeno llamado oshikatsu, un término acuñado en los últimos años que proviene de las palabras japonesas “apoyar” (oshi) y “actividad” (katsu).
Oshikatsu se refiere a los esfuerzos que hacen los fans para apoyar a su oshi favorito, que puede ser un artista, un personaje de anime o manga, o un grupo que admiran y quieren “impulsar”.
Una parte considerable de este apoyo es de naturaleza económica. Los fans asisten a eventos y conciertos, o compran productos como CDs, carteles y otros artículos coleccionables. Otras formas de oshikatsu están destinadas a difundir la fama de su ídolo, compartiendo contenido sobre su oshi, participando en campañas en redes sociales, y escribiendo fanfiction o creando fanart.
Oshikatsu surgió a partir del deseo de los fans por tener un vínculo más cercano con sus ídolos. La combinación entre oshi y katsu apareció por primera vez en las redes sociales en 2016 y se generalizó como un hashtag en la entonces plataforma de Twitter en 2018. En 2021, oshikatsu fue nominada como candidata a la palabra del año en Japón, una señal de que su uso se había vuelto popular.
Ahora, ha aparecido en el radar del Japón empresarial. El motivo es el estallido de la inflación en los últimos años, provocado por la interrupción pandémica de la cadena de suministro y las conmociones geopolíticas, que ha hecho que los consumidores japoneses reduzcan su gasto.
Sin embargo, con los salarios a punto de subir por tercera vez en tres años, el gobierno se muestra cautelosamente optimista ante la posibilidad de que el crecimiento económico sea reavivado a través del gasto impulsado por el consumo. Compañías de la industria del entretenimiento y medios de comunicación buscan en el oshikatsu como posible motor de esta tendencia, aunque no está claro si las próximas subidas salariales serán suficientes.
Contrario a la percepción popular, oshikatsu ya no es del ámbito exclusivo de las subculturas juveniles. Se ha hecho camino también entre los grupos de mayor edad en Japón.
De acuerdo a una encuesta realizada en 2024 por la empresa japonesa de estudios de mercado, Harumeku, el 46% de las mujeres que están en sus 50 tienen un oshi al que apoyan económicamente. Las generaciones mayores tienden a tener más dinero para gastar, especialmente después de que sus propios hijos hayan terminado su educación.
Oshikatsu también supone una interesante inversión en términos de género. Mientras en los hogares tradicionales japoneses se sigue esperando que los maridos sean el sostén económico de las familias, en el oshikatsu son más a menudo las mujeres las que apoyan económicamente a hombres jóvenes.
Cuánto gastan los fans en sus oshi, depende. Según una encuesta reciente realizada por la empresa japonesa de marketing CDG y Oshicoco, una agencia de publicidad especializada en oshikatsu, la cantidad media que gastan los fans en actividades relacionadas con sus oshis es de 250.000 yenes (unos US$1.736) anuales.
Se calcula que esto aporta cada año 3,5 billones de yenes (US$24.500 millones) a la economía japonesa, y representa el 2,1% del total de las ventas minoristas anuales de Japón.
Oshikatsu impulsará el gasto de los consumidores. Pero dudo que tenga el impacto en la economía japonesa que esperan las autoridades. Para los aficionados más jóvenes, el peligro es que la aprobación gubernamental acabe con cualquier tipo de influencia cool, haciendo que el oshikatsu sea menos atractivo para estas personas a largo plazo.
Y si apoyan a un oshi que aún no ha conseguido el éxito, pueden tener una mayor sensación de que su apoyo importa. De ahí que parte del gasto vaya directamente a individuos, en lugar de a superestrellas corporativas ya establecidas. Pero también es posible que los jóvenes oshis en apuros gasten más de este dinero que las celebridades establecidas.
La prensa internacional se está enfocando ya sea en el lado económico del oshikatsu, o en lo peculiar de los fans “obsesivos” que consiguen un segundo trabajo para apoyar a su oshi, y madres que gastan grandes sumas en un hombre que tiene la mitad de su edad. Pero lo que esa cobertura pasa por alto es la lenta pero profunda transformación social de la que el oshikatsu es un síntoma.
Una investigación de 2022 sobre personas que practican oshikatsu deja claro que las “actividades de fans” responden a un deseo profundo de conexión, validación y pertenencia. Si bien esto podría satisfacerse mediante la amistad o una relación íntima, un número creciente de jóvenes adultos japoneses siente que este tipo de vínculos son “problemáticos”.
Los hombres jóvenes lideran esta tendencia, especialmente aquellos que no trabajan como asalariados de oficina con empleos relativamente estables, los llamados salarymen. Muchos de los que trabajan a tiempo parcial o en empleos manuales tienen dificultades para imaginar un futuro con una familia.
El sector terciario está cambiando para dar cabida a un número creciente de servicios que convierten en productos cosas intangibles como la amistad, la compañía y las fantasías románticas escapistas.
Desde abrazos no sexuales hasta alquilar a un amigo por un día o tener una cita con un acompañante travestido, se puede buscar alivio temporal de la soledad pagando por hora. Como resultado, la conexión humana en sí misma se está convirtiendo en algo que puede ser consumido mediante pago.
Por otro lado, compartir actividades de oshikatsu puede generar nuevas amistades. Reunirse para adorar colectivamente a sus ídolos es una forma poderosa de crear nuevas comunidades. Aún está por verse cómo estos cambios en la manera en que las personas se relacionan moldearán el futuro de la economía y la sociedad japonesa.
*Fabio Gygi es profesor titular de Antropología en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres.
Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Puedes leer la versión original en inglés aquí.
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