Decía Andrés Manuel López Obrador, en su campaña de 2018, que él era “choco jarocho”, pues su padre era veracruzano y eso le daba, en automático, la calidad de oriundo de ese estado vecino de su natal Tabasco. Al final de la campaña, el entonces candidato pudo comprobar que “amor con amor se paga”: Veracruz le dio a AMLO dos millones de los 30.1 millones de votos con los que ganó la Presidencia de la República.
Más del 53 por ciento de los veracruzanos que votaron el 1º de julio de 2018 lo hicieron por López Obrador y Morena, partido que ganó las dos senadurías, 17 de las 20 diputaciones federales y la mitad de los municipios.
Con menos holgura, el morenista Cuitláhuac García Jiménez ganó la gubernatura. Se llevó el 44 por ciento de los votos y logró derrotar a tres políticos de apellido Yunes: Miguel Ángel Yunes Linares, el entonces gobernador en funciones; Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del gobernador y candidato de la coalición PAN-PRD-MC (que se llevó 38 por ciento de los votos), y José Francisco Yunes Zorrilla, candidato del PRI que se quedó en un lejano tercer lugar.
Con esa votación bajo el brazo, Cuitláhuac García emprendió una polémica gestión que lo ha convertido en uno de los gobernadores de Morena con peor imagen a nivel nacional. Su estado se caracteriza por los problemas de violencia, inseguridad, opacidad, uso político de la justicia, acoso y violencia contra periodistas y persecución a opositores políticos.
Sin embargo, Cuitláhuac García sigue siendo uno de los morenistas favoritos de López Obrador y de la virtual candidata presidencial Claudia Sheinbaum, quien le tendría un lugar reservado en su posible gabinete presidencial.
La misión de García y de Morena en Veracruz es lograr que Rocío Nahle, ex secretaria de Energía y colaboradora cercana a López Obrador, sea su sustituta en la gubernatura.
Nahle ha emprendido su precampaña con la bandera de la Refinería de Dos Bocas, proyecto que el presidente le encargó personalmente y que, aunque no está en Veracruz, ella defiende como una de las “magnas obras” del sexenio en la región del Sureste.
En 2021, Morena refrendó su lugar de primera fuerza en el estado en las elecciones municipales y de Congreso local, que hoy le permiten gobernar 104 de los 212 municipios (131 con sus aliados PVEM y PT), y tener una mayoría de 31 de los 50 diputados en el Congreso local (35 con PVEM y PT).
Esa mayoría, que le ha permitido a Cuitláhuac García gobernar sin contrapesos, reformar leyes e imponer su influencia política en el estado, es la base de votos con la que Morena va a la elección local de 2024.
Los más de 6 millones de veracruzanos con credencial para votar acudirán a las urnas para renovar la gubernatura y el Congreso local. Los 212 ayuntamientos se elegirán hasta el 2025.
Veracruz es codiciado por todos los partidos, pues es la cuarta entidad con más votantes del país, sólo detrás del Estado de México, Ciudad de México y Jalisco.
Frente a Morena, los dos principales partidos de oposición (PAN y PRI) acordaron una alianza en la que sumaron a un PRD prácticamente inexistente en la entidad.
En Veracruz, le tocó al PRI poner al candidato de la alianza opositora, y la dirigencia de Alejandro Moreno designó a José Francisco Yunes Zorrilla, el mismo político que en 2018 quedó en tercer lugar, con apenas 528 mil votos (13.9 por ciento de la votación total).
Yunes dejó en el camino al senador Julen Rementería, quien aspiraba a la gubernatura, en una apuesta en la que los dirigentes del PRI y el PAN suponen que lograrán sumar la votación obtenida por ambas fuerzas en 2018: 2 millones de votos, con los que hubieran derrotado a Cuitláhuac García en aquellos comicios.
“Pepe” Yunes, como se autodenomina el candidato opositor en su propaganda, ha abandonado el rojo del PRI -identificado con ex gobernadores de mala reputación, como Fidel Herrera y Javier Duarte-, y hoy se presenta con tonos azules, amarillos y neutros, y el slogan “veracruzano de verdad”.
La contienda se ha polarizado entre Morena y la alianza PRI-PAN-PRD, pero hay una tercera fuerza en discordia con historial político en el estado: Movimiento Ciudadano, cuyo líder, Dante Delgado, fue gobernador del estado, preso político en el sexenio de Ernesto Zedillo y dos veces candidato a la gubernatura por su franquicia partidista: Convergencia por la Democracia, hoy MC.
Delgado alcanzó el 28 por ciento de la votación en 2004 y el 13 por ciento en 2010, pero su partido es hoy una fuerza marginal: tiene dos diputados en el Congreso local y sólo gobierna 15 de 212 municipios.
Aún así, MC decidió competir solo en estas elecciones, aunque aún no ha definido su candidatura, de entre tres prospectos: Manuel del Río Virgen –que comparte con Dante la característica de haber sido apresado por razones políticas-, el coordinador estatal de MC, Sergio Gil, y la ex candidata a diputada Sofía Yunes.
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