Las protestas por la muerte de la joven Mahsa Amini, tras su arresto por la policía de la moral, se extendieron a 15 ciudades de todo Irán.
En la quinta noche de manifestaciones callejeras, la policía usó gas lacrimógeno y realizó arrestos para dispersar a las multitudes de hasta mil personas, según la agencia noticiosa oficial IRNA.
Los manifestantes bloquearon calles, lanzaron piedras a las fuerzas de seguridad e incendiaron vehículos policiales y basureros mientras cantaban consignas antigubernamentales, agregó.
Mujeres iraníes que participan en las protestas se quitaron sus hiyab (pañuelos o velos) en plena calle, algo prohibido en Irán.
Al menos ocho manifestantes murieron hasta este miércoles en las protestas de los últimos días en Irán, según un recuento oficial de las autoridades y otro balance de un grupo de defensa de derechos humanos.
La muerte de Amini y la respuesta a las protestas generaron condenas de la ONU, Estados Unidos, Francia y otros países.
Se tiene que acabar con las maniobras brutales de la policía de la moral que impide que las mujeres elijan su ropa”, critica en una calle de Teherán Mahtab, una iraní con un pañuelo naranja que deja entrever su pelo.
“Me gusta llevar este velo como otras prefieren ponerse un chador”, que cubre todo el cuerpo, afirma este mujer de 22 años, maquilladora de profesión, en un barrio acomodado del norte de la capital iraní.
“Pero el velo tiene que ser una opción, no tienen que obligarnos” a llevarlo, añade.
En Irán, las mujeres están obligadas a cubrirse el pelo, y la policía de la moral les prohíbe llevar abrigos por encima de las rodillas, pantalones estrechos, vaqueros con agujeros o ropa de colores vivos, entre otras restricciones.
Nazanin, una enfermera de 23 años, prefiere no arriesgarse. “Ahora vigilaré más cómo llevo el velo, para no tener problemas”, explica a la AFP.
Pero, como Mahtab, también considera que esta unidad debería retirarse de las calles ya que “no se comporta correctamente”.
La hostilidad hacia estos policías, que persiguen el más mínimo defecto en los atuendos, es patente, sobre todo después de la muerte de Mahsa Amini.
“Con este nuevo incidente, la gente ya no llama a esta unidad ‘Gasht-e Ershad’ (patrullas de orientación) sino ‘Ghatl-e Ershad’ (orientación del asesinato)”, cuenta Reyhaneh, una estudiante de 25 años, en el norte de Teherán.
Tras este caso, la gente también pone en duda “la eficacia del uso de la fuerza” contra las mujeres.
“El uso del hiyab no tendría que estar regido por una ley”, afirma a la AFP esta mujer con un velo beige, de donde sobresale el cabello.