La Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México, AC (AZCARM), denunció que fueron las propias autoridades ambientales las que sugirieron llevar felinos al santuario Black Jaguar-White Tiger, ubicado en la colonia San Miguel Ajusco, al sur de la Ciudad de México, un sitio donde recientemente se reveló que los animales —algunos de ellos en peligro de extinción— eran maltratados.
Cristopher Estupiñan, representante legal de AZCARM, explicó en entrevista que la mayoría de los ejemplares llegaron ahí porque fueron asegurados o decomisados y posteriormente llevados a ese santuario, sin que las autoridades ambientales realizaran las verificaciones correspondientes.
“Yo no puedo afirmar una complicidad, pero definitivamente es sospechoso y lo vamos a denunciar, a todos los servidores públicos que resulten responsables, porque no es posible que durante años haya sido el sitio predilecto para el envío de ejemplares asegurados y no hayan verificado las condiciones de los ejemplares”, dijo el abogado.
Animal Político preguntó a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) si habían sugerido llevar ejemplares decomisados a este santuario, las razones y si se realizaron inspecciones previas, pero al cierre de la edición no hubo respuesta.
“Si llegamos a este punto de encontrar más de 200 animales en estas condiciones, es porque nunca hubo una verificación por parte de Profepa para asegurarse de que el sitio donde ellos mismos estaban sugiriendo enviar ejemplares asegurados o decomisados cumpliera con las medidas del trato digno y respetuoso de los animales”, detalló Estupiñan.
Dentro del santuario se encontraron 190 felinos, entre ellos, leones africanos, tigres, jaguares y pumas, además de 17 primates y dos coyotes, de acuerdo con la Profepa.
El abogado explicó que, cuando una persona no logra demostrar la procedencia de un ejemplar —principalmente en riesgo—, o no cuenta con permisos de fauna silvestre, o el animal es decomisado en algún operativo —como en ranchos de narcotraficantes—, las autoridades ambientales se encargan de su destino.
Así se contempla en la fracción XV del artículo 32 del Reglamento Interior de la Semarnat, donde se refiere que la Dirección General de Vida Silvestre tiene la atribución de: “Participar con las unidades administrativas competentes de la secretaría, en la determinación del destino de los ejemplares, partes y derivados de vida silvestre, incluidas especies en riesgo, entre ellas, las acuáticas y forestales que tengan esa categoría y decomisados, entregados voluntariamente o rescatados y devueltos por otros países”.
Durante dos años, diversos activistas, entre ellos Ernesto Zazueta, presidente de AZCARM, comenzaron a indagar y documentar el trato que recibían los ejemplares de fauna silvestre que llegaban al santuario Black Jaguar-White Tiger. A lo largo de meses, él y sus colaboradores consiguieron evidencia fotográfica y otros elementos, pero ningún empleado quería darles detalles “porque tenían miedo”, contó Estupiñan.
Pero en marzo pasado, según se lee en la denuncia presentada ante la Fiscalía General de la República (FGR), un extrabajador del santuario dijo a los activistas que dentro del lugar había una gran cantidad de animales en peligro de extinción en condiciones deplorables, mal estado de salud, desnutrición y con heridas expuestas que no habían sido tratadas.
En la denuncia se narra que las jaulas no cumplían con la protección para los animales y para el personal. Los espacios de confinamiento no tenían puertas ni candados, ni tampoco letreros para advertir riesgos.
También se agregó que había animales que morían de hambre y sus restos se aprovechaban para dárselos a otros animales para que comieran.
“Tenemos conocimiento de que también hay fosas donde enterraban a animales que fallecían. Por eso debe investigar la fiscalía y asegurar el predio, y descubrir (cuántos animales fueron enterrados)”, dijo el abogado.
En la denuncia, la cual será ratificada esta semana, también se agregó que los decesos de los animales no fueron notificados a las autoridades ambientales, lo que presuntamente evidenciaba un mal manejo de la fauna silvestre.
“Las instalaciones del predio no cuentan con los permisos suficientes para poder desarrollar la actividad de protección, cuidado, reproducción y preservación de estas especies, no cuentan con los planes de manejo necesarios para poder tener a especies en riesgo y mucho menos a especies en peligro de extinción”, se lee en la denuncia.
El abogado agregó que Black Jaguar-White Tiger aún no ha sido clausurado, solo está resguardado por la policía de la Ciudad de México. Además, dijo que hasta el momento tampoco se ha girado una orden de aprehensión contra el fundador del santuario, Eduardo Serio.
Se aseguró un predio en San Miguel Ajusco, Tlalpan, donde había animales posiblemente maltratados.
Los terrenos donde se encontraron son para uso agrícola y ganadero, no para albergar este tipo de especies. (1/2) pic.twitter.com/VnW0pj0rvW
— Fiscalía CDMX (@FiscaliaCDMX) July 6, 2022
Ante medios, Eduardo Serio negó que los animales sean sometidos a maltrato. Indicó que el santuario recibe muchos animales en malas condiciones y con problemas genéticos, en riñones, hígado, corazón y con diabetes, y su objetivo es intentar salvarles la vida.
En entrevista con Televisa, señaló que el santuario dejó de recibir el 70% de sus donaciones por la pandemia de COVID-19 y, sin embargo, siguió atendiendo a los animales.
“En general nuestros animalitos han sufrido un poco la crisis porque sí están un poquito más flacos. Ayer estuvo Profepa, los animales están al 90%, 95% de su peso, los que vimos ahí, que se ven espantosos, eran animales que estábamos tratando de rescatar, (los videos) fueron tomados fuera de contexto”, dijo.
“Algunos sí (los recibimos desnutridos), otros se han venido abajo por los problemas genéticos porque ya los riñones no les dan, tienen diabetes, cosas así, y tratamos lo máximo de hacer. Llega el momento que a veces lo logramos, pero no somos Dios, a veces logramos sacarlos adelante y a veces no. Cuando no, no nos queda de otra que darle una muerte digna”, dijo.
La Profepa informó a Animal Político que hay 16 de sus inspectores en el santuario y están reuniendo todos los datos posibles para conocer la salud de los animales, así como todos los elementos de prueba para que en próximos días presenten una “denuncia sólida” ante la FGR.
A la par, se están haciendo gestiones con zoológicos para saber si pueden recibir a los ejemplares, pero primero “los están estabilizando”.
La tarde de este martes, la AZCARM emitió un comunicado donde detalla que se tuvo una mesa de trabajo con autoridades ambientales locales y federales, donde se acordó que dicha ONG se encargará del rescate y resguardo de los grandes felinos, “por contar con los especialistas y recursos humanos correspondientes y con los espacios propicios”.
“La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente nos entregará la custodia de los más de 200 animales entre tigres, leones, jaguares, jaguarundis, pumas, linces, coyotes, monos araña y papiones que se encuentran en el predio de Black Jaguar-White Tiger”, informó la AZCARM.
Ernesto Zazueta, presidente de la ONG, añadió que ya está en reuniones y pláticas con varias de las instituciones zoológicas de la AZCARM para definir cuál será el mejor destino para cada uno de los ejemplares. Dijo que muchas cuentan con planes de manejo especializados en felinos silvestres y con espacios adecuados para garantizar su bienestar.