Pocos empleos, bajos salarios y mayor vulnerabilidad de caer en la pobreza es el panorama laboral que enfrentan las personas con discapacidad, de acuerdo con la nueva base de datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La institución, que forma parte de la Organización de las Naciones Unidas, encontró que siete de cada diez personas con discapacidad están inactivas, es decir, sin empleo y sin búsqueda de uno; en contraste, la tasa de inactividad en personas sin discapacidad es de solamente cuatro de cada diez.
La medición de la OIT encontró que las mujeres con discapacidad enfrentan todavía mayor vulnerabilidad, pues tienen más “barreras que les impiden participar en el mercado laboral y recibir formación”.
La tasa de inactividad de las mujeres con discapacidad, apuntan los datos de la OIT, es más alta que la de los hombres con discapacidad y que la de los hombres y las mujeres sin discapacidad.
Los datos, recabados en 60 países, indican que los periodos de desempleo más largos en personas con discapacidad les orillan a la inactividad o bien, a tomar trabajos en la economía informal, en donde no cuentan con sistemas de seguridad social ni prestaciones.
“Dado que los trabajadores informales carecen de cobertura laboral o de seguridad social, las personas con discapacidad que tienen empleos informales se encuentran en una situación aún más vulnerable”, explicó un boletín de la ONU a propósito de las cifras de la OIT.
Debido a las condiciones poco favorables para encontrar un empleo formal, las personas con discapacidad tienen mayores probabilidades de ser trabajadores autónomos -es decir, por cuenta propia- o trabajadores domésticos, halló el organismo.
A las pocas probabilidades de encontrar un empleo, se suma que las personas con discapacidad tienen menores ingresos que las personas sin esta condición, lo cual, concluyó la OIT, afecta directamente su nivel de vida.
“Aunque la diferencia de ingresos puede deberse a que muchas personas con discapacidad trabajan a tiempo parcial, sus menores ingresos mensuales limitan su capacidad de consumo y las exponen a un mayor riesgo de caer en la pobreza”, continuó el análisis de la ONU.
Estas “barreras laborales” están presentes desde etapas tempranas de la vida de las personas con discapacidad.
“Los jóvenes de entre 15 y 29 años con discapacidad tienen hasta cinco veces más probabilidades de estar fuera del sistema educativo y de no trabajar o formarse que sus compañeros sin discapacidad”, sentenció el organismo internacional.
A ello, hay que sumar que las personas con discapacidad tienen el doble de probabilidades de no contar ni siquiera con el nivel educativo básico.
La OIT recalcó que aun cuando la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad fija criterios sobre la no discriminación, no se ha logrado superar las barreras que imposibilitan el acceso al mundo laboral, lo que implica mayor riesgo de vivir en condiciones de pobreza.
“Las personas con discapacidad, especialmente las mujeres, se enfrentan a enormes barreras de actitud, físicas y de información que les impiden participar en el mercado laboral, y no disfrutan del mismo nivel de acceso a las oportunidades de empleo que las personas sin discapacidad”, informó la ONU.