La comunidad jesuita llamó a un diálogo nacional para detener el “río de sangre” que corre en el país, e hizo un llamado para revisar la estrategia de seguridad pública del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, declaró el sacerdote Javier Ávila, líder de la comunidad jesuita en Cerocahui, en Chihuhua, durante la misa de despedida de los dos sacerdotes asesinados.
“Respetuosamente pido, pedimos, señor Presidente de la República, revise su proyecto de seguridad pública, porque no vamos bien, y esto es un clamor popular. Este evento lamentablemente no es aislado en nuestro país, un país invadido por la violencia y por la impunidad”, dijo el sacerdote Javier Ávila, líder de la comunidad jesuita en Cerocahui.
A cuatro días del asesinato de los sacerdotes jesuitas Joaquín César Mora Salazar y Javier Campos Morales, así como del guía turístico Pedro Eliodoro, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pidió a las autoridades escuchar a las víctimas de la violencia y a los expertos para corregir políticas de seguridad.
A este llamado se sumaron rectores y directores del Sistema Universitario Jesuita, quienes advirtieron que hay un Estado fallido.
“La sangre de Pedro, Javier y Joaquín se unen al río de sangre que corre por nuestro país. Exigimos que las autoridades cumplan con su vocación y deberes”, dijo el representante en México de la Compañía de Jesús, Luis Gerardo Moro.
“Los obispos han llamado a un diálogo nacional y queremos secundar esta iniciativa. Hacemos un llamado a la sociedad y autoridades a ya no agudizar la polarización del país, necesitamos construir puentes para encontrar caminos de paz. Queremos trabajar con todas y todas para crear esas condiciones de paz que tanto necesitamos”, añadió.
Al respecto, López Obrador ha defendido la estrategia de seguridad de su gobierno y dijo que la violencia del país se debe a sexenios pasados.
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