A finales de 2019, cuando el virus del COVID-19 apareció en Wuhan, China y rápidamente comenzó a propagarse en el mundo, se iniciaron una serie de estudios en laboratorio en los que se probaron fármacos existentes para confirmar o descartar si alguno de éstos sería útil para tratar el virus. Uno de ellos fue la ivermectina, un antiparásito que, aunque se utiliza en humanos, su uso más recurrente es el veterinario.
En abril de 2020, científicos australianos publicaron los resultados de un estudio en laboratorio en el que “confirmaban” que la ivermectina inhibía en 48 horas la replicación del virus. Aunque su análisis fue en laboratorio y dijeron que aún debían realizarse ensayos en seres humanos, esta información se propagó casi tan rápido como el COVID-19 y las personas comenzaron a tomarlo.
Ante el momento que se vivía, organizaciones mundiales y expertos en salud tuvieron que hacer distintos llamados a la población para pedirles que no tomaran ivermectina, pues los estudios que se habían hecho hasta el momento no arrojaban resultados confiables, además de que todos ellos se habían realizado en laboratorios.
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Una de las primeras organizaciones en pronunciarse en contra del uso de este medicamento fue la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En un comunicado emitido el 16 de junio de 2020 -el cual además fue compartido por el subsecretario de salud federal, Hugo López-Gatell en sus redes sociales- el organismo explicó que se dio a la tarea de revisar tres estudios que, hasta ese momento, informaban sobre la aparente utilidad de la ivermectina.
La OPS subrayó que ninguno había sido revisado por pares ni publicado formalmente, además de que uno había sido retirado.
“La ivermectina se está usando incorrectamente para el tratamiento de COVID-19, sin ninguna evidencia científica de su eficacia y seguridad para el tratamiento de esta enfermedad. Para empeorar las cosas, la ivermectina inyectable en formulación para uso veterinario se ha utilizado erróneamente para el tratamiento de COVID-19”, alertó el organismo.
“Por todas las razones mencionadas y, de acuerdo con la posición de OPS sobre el uso de medicamentos para COVID-19 sin evidencia sobre su beneficio, la OPS desaconseja firmemente el uso de ivermectina para cualquier otro fin diferente de aquellos para los que está debidamente autorizado”.
A pesar de este llamado, la ivermectina siguió usándose para el tratamiento de COVID-19. Había mucha desinformación y las dudas eran demasiadas, incluso entre los profesionales de la salud.
Por ello, la Secretaría de Salud federal publicó la Guía de uso de medicamentos de eficacia no demostrada en pacientes con COVID-19 en hospitales de la República Méxicana. Ahí se concentró una explicación detallada de los fármacos que no deberían recetarse ni administrarse a pacientes con COVID-19. En esta lista de aquellos que no se recomiendan se encuentra la ivermectina y la azitromicina.
“Hasta el momento no existe ningún tratamiento profiláctico o preventivo con evidencia demostrada para COVID-19, por lo que cualquier intervención en este sentido se deberá llevar a cabo bajo un protocolo de investigación.
“Para el caso de pacientes ambulatorios, no se recomienda prescribir tratamiento alguno, excepto paracetamol, para el control de síntomas correspondientes”, se lee en la guía actualizada al 5 de agosto de 2020.
Las recomendaciones que se incluyeron en este documento fueron el resultado de la revisión de la literatura disponible hasta ese momento y se basó en datos obtenidos de ensayos clínicos y otros tipos de estudios publicados en espacios especializados o en la prensa y que hayan sido sometidos a una revisión por pares.
En la conferencia vespertina del 2 de septiembre de 2020, Hugo López-Gatell y Ricardo Cortés, subsecretario de salud federal y director general de promoción de la salud, respectivamente, alertaron a la población sobre los medicamentos que no debían tomar para tratar el COVID-19.
Hasta ahora no existe ningún tratamiento específico contra #COVID19. Ivermectina, tocilizumab, hidroxicloroquina y remdesivir no tienen registro sanitario para ese fin. pic.twitter.com/7C5FuDj6Dd
— Hugo López-Gatell Ramírez (@HLGatell) September 3, 2020
“Cuatro medicamentos que ha sido utilizados, lo sabemos, sin una base científica (…) hidroxicloroquina, ivermectina, tocilizumab y remdesivir, estos cuatro medicamentos por razones diversas, por fuentes de información diversas, ninguna de ellas científicas, ninguna de ellas técnica, se empezaron a difundir (…) como medicamentos que habían probado su eficacia, no”, subrayó López-Gatell.
Sobre la ivermectina el funcionario explicó que se trata de un medicamento antiparasitario, originalmente de uso veterinario y que con modificaciones de dosificación se usa en seres humanos. “Tiene un importante grado de toxicidad, quiere decir que causa efectos secundarios importantes cuando se usa de una manera inapropiada”, agregó.
Incluso, en aquel momento se dirigió directamente a los expertos en salud a quienes les subrayó que esta información no era nueva porque se encontraba contenida en las Guías de práctica clínica para el manejo de COVID-19 y que eran los lineamientos vigentes.
A pesar del llamado de la OPS y de lo que las propias autoridades federales habían enfatizado que no se debía utilizar ivermectina ni azitromicina para tratar a pacientes con COVID-19, el Gobierno de la CDMX, firma un contrato por 12 millones 090 mil pesos para comprar 93 mil cajas de ivermectina -cada una con 6 tabletas- y 93 mil envases de azitromicina, cada uno con tres pastillas.
Cinco días después de que firmaran el contrato de compra y cuatro días después de que en México iniciara la aplicación de las vacunas contra COVID-19 (en una primera etapa al personal de salud), el Gobierno de la CDMX, a través de la Secretaría de Salud local (Sedesa) comenzó con la entrega de kits médicos a las personas que resultaban positivas al virus.
Aunque la administración capitalina comenzó con la entrega de kits médicos, los cuales contenían ivermectina, fue hasta el 22 de enero de 2021 cuando las autoridades informaron sobre la implementación de esta política.
En conferencia de prensa encabezada por la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, la secretaria de Salud, Oliva López Arellano, dio a conocer que la dependencia a su cargo y un grupo de expertos del Instituto Nacional de Nutrición, del IMSS y de la Secretaría de Educación Ciencia y Tecnología local, luego de valorar la evidencia internacional, habían dado luz verde para administrar un conjunto de medicamentos para pacientes ambulatorios y hospitalarios.
“La Secretaría de Salud de la Ciudad ha identificado que hay bastante evidencia para, justamente –con este grupo de expertos–, para utilizar en personas positivas a COVID-19 (…) aún cuando no tengan síntomas -son positivas- la administración de algunos medicamentos, como es el caso de ivermectina y azitromicina”, dijo la funcionaria aquel día.
Incluso, la funcionaria compartió los primeros resultados de esta política.
Informó que hasta esa fecha se habían entregado 50 mil 747 tratamientos estandarizados. De ellos, 27 mil pacientes habían recibido seguimiento por la línea Locatel.
“Aquí tenemos los datos donde 11 personas que no recibieron tratamiento terminaron hospitalizadas contra tres que sí lo recibieron… digamos la proporción, 508 personas que no recibieron tratamiento presentaron complicaciones y requirieron atención versus 189 que sí lo recibieron”, informó López Arellano.
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Un día después de que el Gobierno local anunciara su estrategia para entregar ivermectina y azitromicina, la Secretaría de Salud federal marcó distancia de esta acción.
Esto sucedió en la conferencia vespertina del 23 de enero de 2021.
“El posicionamiento oficial de la Secretaría de Salud en base (sic) a la evidencia científica disponible, hasta este momento, es que no se cuenta precisamente con los estudios científicos todavía necesarios o válidos que en su momento demuestran que estos medicamentos tienen la eficacia o tienen la utilidad que hasta el momento -que en algunos grupos- pues se ha estado promoviendo”, dijo José Luis Alomía, entonces titular de epidemiología de la Secretaría de Salud federal cuando se le preguntó sobre la estrategia emprendida por el Gobierno de la CDMX.
“Hasta este momento no hay ninguna evidencia científica y es por ello que desde mediados del año pasado la misma Organización Mundial de la Salud en diferentes publicaciones no recomienda el uso de toda una serie de medicamentos, entre ellos la ivermectina, que no cuenta con estas evidencias sólidas”, insistió.
A través de un comunicado, el Panel Multidisciplinario de Expertos (PME) de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSHAE), informó que había determinado que, hasta ese momento, no se contaba con evidencia científica suficiente para recomendar el uso de ivermectina y azitromicina como tratamiento para el COVID-19 en ninguna de sus etapas.
“Al analizar las posibilidades del uso de la ivermectina, las personas especialistas que conforman el PME concluyen que hacen falta ensayos clínicos con diseño apropiado para poder determinar la eficacia y seguridad real del fármaco y, por lo tanto, recomienda que el uso de ivermectina sea exclusivamente bajo protocolos de investigación en ensayos clínicos controlados”, exponen.
“La Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad hace un llamado a evitar el uso de medicamentos contra COVID-19 que carecen de sustento científico sobre su seguridad y eficacia”.
Seis días después de que los Institutos nacionales y hospitales de alta especialidad se pronunciaran en contra del uso de ivermectina y azitromicina como tratamiento de COVID-19, el Gobierno de la Ciudad firma un segundo contrato para adquirir estos fármacos.
Se trató de la compra de 50 mil cajas de ivermectina -cada una con 4 tabletas- por un total de 4 millones 350 mil pesos.
El 22 de marzo de 2021, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) emite un comunicado en el que informaba que luego de revisar la evidencia más reciente sobre el uso de ivermectina para la prevención y el tratamiento de Covid-19 había concluido que los datos disponibles no respaldaban su uso más que para ensayos clínicos.
“Aunque la ivermectina generalmente se tolera bien a las dosis autorizadas para otras indicaciones, los efectos secundarios podrían aumentar con las dosis mucho más altas que se necesitarían para obtener concentraciones de ivermectina en los pulmones que sean efectivas contra el virus. Por lo tanto, no se puede excluir la toxicidad cuando la ivermectina se usa en dosis superiores a las aprobadas”.
El 31 de marzo de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado en el que también desaconsejó el uso de ivermectina para tratar el Covid-19.
En el texto señala que los datos sobre el tratamiento de la Covid-19 con ivermectina no eran concluyentes, por lo que pedían a la población a que hasta que se dispusiera de más datos, este fármaco se utilizara sólo en ensayos clínicos.
En conferencia de prensa, el titular de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), José Antonio Peña Merino, compartió la evaluación que habían hecho de la entrega de kits médicos.
Informaron que habían llevado a cabo un análisis “cuasi experimental” que mostraba que aquellas personas que recibieron la ivermectina tenían un 68% menos de probabilidad de desarrollar síntomas que requirieran hospitalización.
“Aquí lo importante realmente es validar que la política pública que implementó la Ciudad de México de manera masiva, (…) el kit médico, fue un factor importante en la reducción de ingresos hospitalarios y, por supuesto, de posibles defunciones; entonces era importante compartirles el análisis”, resaltó el titular de la ADIP.
Asimismo, dio a conocer que estos resultados habían dado origen a un paper el cual estaría disponible en el sitio SocArXiv.
El Gobierno de la CDMX firma un tercer contrato para comprar ivermectina y ácido acetilsalicílico.
Se trató de una compra por 12 millones 850 mil pesos a través de la cual se adquirieron 150 mil cajas de ivermectina y 100 mil de ácido acetilsalicílico.
Se presenta la actualización de la Guía Clínica para el Tratamiento de la Covid-19 en México la cual muestra un amplio listado de medicamentos divididos en tres grupos principales: aquellos que sí se pueden usar en el tratamiento del Covid-19; aquellos que no se deben usar en ninguna circunstancia y los que solo se pueden utilizar en estudios de investigación.
La ivermectina y el ácido acetilsalicílico se consideran fármacos recomendados solo estudios de investigación. Sobre la ivermectina se informa que no tiene ningún beneficio probado.
En Estados Unidos, la Food and Drug Administration (FDA) hace un llamado a la población a evitar tomar ivermectina. Ante la rápida propagación de información falsa o no corroborada sobre esta medicina -principalmente en las redes sociales-, esta oficina decidió llamar la atención de los riesgos que implicaba tomar este medicamento a través de un tuit y un comunicado que lo acompañó.
https://twitter.com/us_fda/status/1429050070243192839?lang=en
“En el caso de los seres humanos, las tabletas de ivermectina están aprobadas en dosis muy específicas para tratar algunos gusanos parásitos, y hay formulaciones tópicas (sobre la piel) para los piojos y las afecciones cutáneas como la rosácea. Sin embargo, la FDA ha recibido múltiples informes de pacientes que han requerido atención médica, incluida la hospitalización, tras automedicarse con ivermectina destinada al ganado”, alertó la agencia en un comunicado.
En algún punto de septiembre de 2021 el Gobierno de la CDMX dejó de entregar los kits médicos a pacientes positivos de COVID-19.
Según dijo la Secretaría de Salud local (Sedesa), la decisión se tomó luego de que en la Guía médica del Gobierno federal se informara que no hay evidencia de beneficios de que pacientes con COVID-19 tomen ivermectina.
El fundador y director del sitio SocArXiv, Philip N. Cohen, publica una nota aclaratoria bajo el título “Cuando SocArXiv tiene malos papers”, en la que tacha de engañoso al análisis hecho por las autoridades capitalinas.
Subraya que el análisis no fue revisado por pares y que no consideraban que brindara información confiable o útil.
“Dependiendo de la crítica que prefiera, el artículo es de muy mala calidad o deliberadamente falso y engañoso”, afirmó Philip N. Cohen.
El Comité Directivo del sitio SocArXiv decidió retirar de su sitio el artículo, “La ivermectina y las probabilidades de hospitalización por Covid-19: evidencia de un análisis cuasi-experimental basado en una intervención pública en la Ciudad de México” a través del cual el Gobierno capitalino validaba la política de entrega de ivermectina a pacientes enfermos de COVID-19.
“A la luz de esta revisión, un programa para distribuir públicamente ivermectina a personas infectadas con COVID-19, fuera de un estudio controlado, parece poco ético. El documento es parte de dicho programa, y actualmente sirve como parte de su justificación”, subrayó el director del sitio, Philip N. Cohen.
Luego de que el artículo fuera eliminado de la plataforma que lo albergaba, el director de la Agencia de Innovación Pública (ADIP), José Antonio Peña Merino —principal autor del documento— divulgó una carta, en la que con los otros autores, se dicen “profundamente preocupados” por la eliminación del documento, una acción que consideraron “una indulgencia en insinuaciones políticas en lugar de un examen en evidencia científica”.
“Su decisión de retirar el documento se basa en argumentos erróneos, falta de comprensión y varias declaraciones falsas”, se expone en la respuesta.