Autoridades locales desplegaron este domingo un operativo para desalojar a unos 380 migrantes mexicanos y de Centroamérica agrupados en un campamento en la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, con el objetivo de reubicarlos en otra zona.
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Por la mañana, autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) anunciaron a los migrantes que solo podrían llevarse tres cambios de ropa a los albergues en donde serían reubicados.
“Hubo personas que se empezaron a ir y empezaron a subir por su voluntad, sin usar la fuerza pública, a los camiones que van a los distintos albergues”, dijo a la prensa la alcaldesa de la ciudad, Montserrat Caballero.
La funcionaria señaló que los agentes que participaron en el operativo iban sin armas.
Sin embargo, la decisión generó molestia entre los migrantes que habitaban el campamento, el cual llevaba poco menos de un año de instalado.
“Está mal y es inhumano esto que nos están haciendo”, destacó Rosalía Mejía, una mujer del sureño estado mexicano de Guerrero, quien llevaba seis meses viviendo en el campamento con sus tres hijos. “Yo me voy a ir donde un familiar si es posible”, agregó.
Por su parte, una mujer hondureña de nombre Maritza reclamó también la actuación de las autoridades.
“Nos venimos de nuestro país porque hay mucha delincuencia, nos sacan de allá y ahora nos sacan de aquí”, reclamó la mujer, quien lleva un año viviendo en Tijuana y seis meses viviendo bajo una carpa con sus dos hijos menores de edad.
“¿Como quieren que uno busque la forma de entrar a Estados Unidos?”, añadió.
Luego del desalojo, las autoridades comenzaron a destruir las casas de campaña que usaban los migrantes al igual que ropa y enseres domésticos como televisores y muebles.
Decenas de migrantes, principalmente de Centroamérica, cruzan México para pedir asilo en Estados Unidos ante la violencia y pobreza que se vive en sus países. Sin embargo, en el camino son víctimas de la delincuencia organizada o de las propias autoridades mexicanas.
Las autoridades mexicanas han reforzado sus operativos para combatir el flujo migratorio.
Apenas el 9 de diciembre, un tráiler que trasladaba a 160 migrantes irregulares chocó contra un puente peatonal en una carretera de Chiapas (sur) dejando 56 muertos, en su mayoría guatemaltecos.