En las dos primeras semanas de enero de 2022, entre el 1 y el 16 de este mes, se registraron 3 mil 609 casos de COVID-19 en menores de edad, confirmados por resultado positivo a la prueba; mientras que en la primera quincena de diciembre de 2021 se contabilizaron 668; es decir, de un mes a otro, en el mismo periodo, los casos se quintuplicaron.
Esto de acuerdo con el reporte del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), integrado con información de la base de datos de la Secretaría de Salud federal sobre casos de COVID-19 en México.
Los casos registrados en la primera quincena de este enero de 2022 incluso son el doble de todos los que se contabilizaron en todo el mes de diciembre, cuando hubo mil 412. De los casos confirmados entre el 1 y el 16 de enero, 627 fueron en niños de 0 a 5 años; mil 058, en menores de 6 a 11 años y mil 924, en adolescentes de 12 a 17 años.
En cuanto a las defunciones en niños y adolescentes con casos confirmados de COVID, entre el 1 y el 16 de enero de 2022 se han registrado tres, mientras que en todo diciembre de 2021 se contabilizaron 12 y en noviembre, 22. Esto porque los especialistas concuerdan en que aunque los casos se han disparado, son menos graves.
Cada tarde entre semana, en su consultorio privado, el pediatra infectólogo Sarbelio Moreno atiende entre siete y 10 consultas por COVID en menores de edad, los sábados la cuenta pueda llegar a 30, en esta cuarta ola de contagios en México, impulsada por la variante ómicron.
A su consultorio particular, donde solo labora por las tardes, llegan los menores ya con la prueba positiva o con síntomas. Lo usual es que los padres también estén enfermos. “Hay muchísimos casos en niños y adolescentes, lo mismo que en el resto de la población, pero no son casos graves. De todos los pacientes que he visto en mi consultorio, solo a uno lo tuve que enviar a hospitalización y se le dio de alta al día siguiente”, señala el médico.
Moreno afirma que sí se ve una diferencia entre las olas de contagios anteriores y los de esta variante, que, hasta donde se sabe, parece afectar las vías respiratorias altas (los bronquios, la faringe, la laringe), más que los pulmones y otros órganos”, dice Sarbelio Moreno.
Por eso, agrega el pediatra, “los niños refieren que sienten como vidrios en la garganta, y sí, es algo muy molesto, pero no se compara con que se te acabe el aire y no puedas respirar, como pasaba con las variantes anteriores”.
Coincide con él, Rodolfo Jiménez también pediatra infectólogo del Hospital Infantil Privado, quien asegura que hasta el 70% de los pacientes que está recibiendo en su consultorio llegan por COVID o por sospecha de tenerlo pero, en efecto, la mayoría de los casos no son graves.
Los menores de 18 años que pueden desarrollar cuadros menos leves, coinciden los especialistas, son aquellos con comorbilidades o alguna enfermedad previa.
Sarbelio Moreno, quien por las mañanas labora en uno de los hospitales públicos más importantes del país especializados en pediatría, afirma que ahí hay niños ingresados con COVID, pero son pequeños que padecen leucemia o alguna condición que los hace vulnerables, o bien que ingresaron por apendicitis, pero también tienen COVID, como mucha de la población.
“Están hospitalizados, pero no por la gravedad del COVID, sino por las otras enfermedades que padecen”, asegura. Y precisa que en el hospital público pediátrico hay 21 camas ocupadas con pacientes con coronavirus, pero con este cuadro que refiere: afectados por una enfermedad previa.
En un recorrido que este portal hizo por el Hospital Infantil de México Federico Gómez, de la Secretaría de Salud Federal, y por el Hospital Pediátrico La Villa, de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, solo encontró afuera de este segundo a una madre de familia que llevó a su hijo, Israel, por síntomas como de COVID.
El niño de ocho años llevaba dos días con escurrimiento nasal, dolor de garganta y fiebre. “No tengo termómetro ni oxímetro en casa, por eso lo traje mejor aquí al Hospital La Villa. Le hicieron la prueba para COVID y también la de influenza y dio negativo a las dos, así que me lo van a dar, porque al parecer solo es una fuerte infección en la garganta”, contó Gisela Martínez, vecina de la colonia Martín Carrera, en la alcaldía Gustavo A. Madero.
Rodolfo Jiménez, además de la práctica privada, también trabaja en un hospital pediátrico público, y dice que los pediatras están viendo que hay muchas infecciones respiratorias, el 70% son por COVID en este momento, pero hay de otro tipo.
El especialista precisa que aunque los casos de coronavirus con la variante ómicron parecen ser menos graves, además de en los niños con comorbilidades o enfermedades previas, también es importante estar alerta con los menores de cinco años.
En publicaciones internacionales, dice, ya se ha reportado que, sobre todo, los menores de un año tienen más riesgo de desarrollar COVID grave, lo mismo que los adolescentes, sobre todo los que tienen obesidad; aunque en México los de 15 y más ya tienen vacunas.
En general, dice, los niños menores de cinco años siempre tienen más riesgo con las infecciones respiratorias; por eso si un pequeño tiene dificultad para respirar o lleva cuatro días con fiebre o más, hay que llevarlo a un médico o a un hospital a evaluar, aconseja.
Para evitar los contagios, Jiménez dice que en especial para esta variante ómicron se deben usar cubrebocas de alta eficiencia, como los N95, y hay que mantener los espacios cerrados bien ventilados.
“Si los niños van a la escuela, y como con ellos es complicado que se ajusten bien los cubrebocas, lo que se puede hacer es colocarles primero uno de tipo quirúrgico (los azules) y encima uno de tela, para mantenerlos mejor fijados”.
En los salones de clases, los profesores deben usar también un cubrebocas de alta eficiencia y mantener puertas y ventanas abiertas para una mejor ventilación.