Luego del encuentro que mantuvieron el 8 junio de este año el presidente López Obrador y la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, para firmar un acuerdo de cooperación en materia migratoria entre ambos países, las detenciones en México de migrantes indocumentados se dispararon un 120% en tan solo tres meses.
En junio, cuando se llevó a cabo la firma del acuerdo migratorio, se registraron 18 mil 781 detenciones; una cifra similar a las registradas durante el primer semestre de este año.
Pero, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Gobernación, a partir de este punto la tendencia se disparó: para julio, las capturas escalaron un 23%; en agosto, aumentaron hasta un 71%; y para septiembre, el ‘boom’ fue de un 120% al alza. Y si la comparación se hace con enero de este mismo año, entonces el incremento es todavía mucho más notable: un 331%.
De hecho, con más de 41 mil detenciones solamente en septiembre pasado, el gobierno de López Obrador batió todos los récords de capturas de migrantes desde que se empezó a llevar el registro en 2002, hace casi 20 años.
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Es decir, ningún otro gobierno previo, ni el de Peña Nieto, ni el de Felipe Calderón, ni el de Vicente Fox, habían detenido a tal cantidad de personas sin documentos en un espacio de tiempo tan reducido. Ni siquiera en 2014, el año de la llamada ‘crisis de los niños migrantes’, ni tampoco en 2015, cuando el Ejecutivo de Peña Nieto puso en marcha el ‘Plan Frontera Sur’ –una iniciativa que disparó las capturas más de un 80%–, se detuvo a tantos migrantes en un mes como ahora.
Para ponerlo en contexto: en solo un mes, México detuvo casi a los mismos migrantes que en todo 2011, cuando el Instituto Nacional de Migración (INM) detuvo a unas 60 mil personas sin documentos.
Además, en 2021 el gobierno de López Obrador lleva camino de batir todos los récords, apuntando incluso a sobrepasar la barrera de las 200 mil detenciones. En total, entre enero y septiembre de este año, suman ya 190 mil 476 migrantes detenidos. Muy cerca de los 198 mil de 2015, el año que ostentaba, hasta ahora, el récord.
En cuanto a los menores migrantes, hasta septiembre de este año –el dato más actualizado por la Segob– suman casi 40 mil detenidos, de los que el 65% tienen menos de 12 años y mil viajaban solos.
En lo que va de año se produjo un aumento del 246% de menores detenidos en comparación con 2020, aunque hay que matizar que el año pasado, por la pandemia de COVID-19, los flujos y las detenciones bajaron notablemente.
Si se compara con 2019, las detenciones de menores migrantes cayeron un 17%, mientras que, si se compara con 2018, el último año de Peña Nieto, el disparo es de casi 90% al alza.
Estas cifras se producen en el contexto de la firma en Palacio Nacional del ‘Memorándum de entendimiento sobre cooperación internacional entre los gobiernos de México y Estados Unidos’, que fue sellado en junio pasado por el canciller mexicano Marcelo Ebrard y el encargado de Negocios estadounidense, John S. Creamer.
Se trata del primer acuerdo con el nuevo gobierno de Joe Biden, que, según informó el canciller Ebrard, tiene por objetivo fomentar las oportunidades económicas y laborales en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, los principales expulsores de migrantes.
Sin embargo, a falta de que el acuerdo se concrete en resultados tangibles para esos países, lo que puede constatarse es que, a raíz de la firma, las detenciones de migrantes por autoridades mexicanas se multiplicaron en tan solo tres meses.
Cuestionada por cuáles serían los factores que expliquen estos datos, Maureen Meyer, experta en migración y vicepresidenta para programas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), recordó en entrevista con Animal Político que “no es la primera vez” que la visita de un alto funcionario estadounidense a México, o viceversa, se traduce en un aumento súbito de las detenciones de migrantes en suelo mexicano.
Ya pasó, por ejemplo, tras los encuentros que mantuvieron en 2014 los expresidentes Barack Obama y Peña Nieto, que se tradujeron con la puesta en marcha del ya citado Plan Frontera Sur en 2015, año que registró otro ‘boom’ de capturas.
Y está pasando ahora, en el gobierno de López Obrador, que ante las presiones de las administraciones de Donald Trump, y ahora la de Joe Biden, cambió su política migratoria inicial basada en un enfoque de derechos humanos, por la política aplicada en el sexenio anterior de volver a perseguir migrantes con la Guardia Nacional y soldados.
Así se lo recriminaron, incluso, eurodiputados a López Obrador, a quien en octubre pasado le enviaron una carta en la que le mostraron su preocupación por el trato que reciben migrantes y refugiados en México a raíz de las presiones de la administración de Donald Trump.
No obstante, Meyer matizó que en este momento el aumento en las detenciones también se explica “por un aumento significativo” del movimiento de personas en toda la región de Latinoamérica que van hacia a Estados Unidos para tratar de cruzar la frontera norte.
“No solo es una cuestión de que México está registrando un número histórico de detenciones. También en Estados Unidos se va a cerrar el año fiscal con un número muy alto de capturas”, planteó la experta, que hizo alusión a que, de acuerdo con datos de la Patrulla Fronteriza estadounidense, la administración de Biden lleva detenidos de octubre de 2020 a septiembre de este año más 1 millón 659 mil personas; también la cifra más alta registrada en Estados Unidos desde el 2000.
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Sobre este aumento de la movilidad, Meyer explicó que “el impacto económico de la pandemia de COVID-19” ha generado importantes cambios en los flujos migratorios.
Por ejemplo, antes de la pandemia casi la gran mayoría de las detenciones en la frontera estadounidense era de personas de nacionalidad mexicana o centroamericana. Ahora, la Patrulla Fronteriza informó que de los 185 mil migrantes que detuvo en septiembre pasado, hasta un tercio eran de otros países, como Brasil, Ecuador, Chile, Colombia, Haití, o incluso de países africanos.
“Este aumento en la movilidad responde a una gran desesperación humana motivada, en particular, por la crisis económica que desató la pandemia, aunado a que en muchos otros países también se están produciendo crisis de seguridad y crisis políticas, como en Nicaragua, Venezuela, o Haití”, agregó Meyer.
“Es decir, ahora hay niveles históricos de migrantes de otros países que antes no se habían visto con esta intensidad, como tampoco se había visto una pandemia global, que, aunado a las crisis políticas y de seguridad, vino a complicarlo todo mucho más”, recalcó.
En México, la tendencia progresiva al alza de migrantes detenidos no centroamericanos también se ha visto más marcada en este 2021: de los 190 mil 476 que van hasta septiembre, el 16% eran de otros países, como Cuba, Haití, Brasil, o de países africanos. En 2018, el porcentaje era del 11%. Y en 2015, del 9%.
Pero más allá del aumento en los flujos migratorios impulsado por la pandemia, la experta en migración también puso sobre la mesa que, tras la salida de Donald Trump de la Casa Blanca, cuya política migratoria se reducía básicamente a la construcción de un muro en la frontera con México, se esperaba algo diferente del actual presidente demócrata.
“Joe Biden también ha priorizado la detención y deportación de personas migrantes por encima del acceso a una migración legal, o al asilo. Ha sido una decepción –hizo hincapié–. Hasta ahora, el mensaje sigue siendo el mismo: cerrar fronteras y decirle a los migrantes de toda la región que no vengan, porque si lo hacen, los van a expulsar, tal y como hicieron con 8 mil haitianos a los que regresaron, a pesar del contexto de violencia política y de pobreza que vive ese país”.
Por su parte, Gretchen Kuhner, directora del Instituto de la Mujer Migrante (IMUMI), analizó el aumento de las detenciones tras la visita de Kamala Harris como parte de las “múltiples estrategias de contención migratoria” que México “puede prender y apagar dependiendo de la coyuntura del momento”.
“Estas estrategias se tienen que entender en el marco más amplio de la agenda bilateral entre ambos países, en la cual la contención migratoria es algo que el gobierno mexicano puede ofrecer al de Estados Unidos sin costo político, o casi sin costo, para México”, expuso Kuhner, que consideró que esta contención migratoria es la ‘moneda’ que el gobierno de López Obrador está ofreciendo al de Biden a cambio de mantener otras prioridades en la agenda del ejecutivo obradorista.
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“Las prioridades de López Obrador en la relación con Estados Unidos son la economía, mediante la reapertura de los viajes no esenciales, que ya lo logró el pasado lunes; temas relacionados con el T-Mec; disminuir el tráfico de armas de Estados Unidos; la coordinación en algunos temas de seguridad y narcotráfico; y recibir más vacunas anti Covid”, expuso la activista.
También señaló que otra prioridad es asegurar que la administración Biden no critique su política energética, y que además apoye sus programas sociales estrella, como Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando, que ya se están aplicando en Centroamérica.
“Por todo lo anterior, contener la migración en México es algo que pueden hacer sin mucho costo, debido a que no hay grupos grandes de migrantes que voten en el país, o que estén en las calles protestando. Y esto le da ciertos puntos de negociación con sus pares estadounidenses”, recalcó Kuhner.