El 19 de mayo, Thelma Ponce, paciente con cáncer de mama, llegó al Instituto Nacional de Cancerología (INCan) para su segunda quimioterapia. Primero la hicieron ir a comprar dexametasona, porque no había en el hospital. Cuando regresó con esta, le dijeron que definitivamente no podían aplicarle su tratamiento porque no había el fármaco que ella usa, el Fluororacilo (5flu) o quimio roja.
Pacientes de tres hospitales de la Secretaría de Salud señalaron que hay escasez de medicamentos. La situación más grave se encontró en el INCan, donde los cinco pacientes entrevistados refirieron que les han faltando fármacos e insumos, que van desde la misma quimioterapia hasta catéteres, antibióticos y suplementos alimenticios.
Al preguntar a la Secretaría de Salud por qué estaba pasando esto, refirieron a la oficina de comunicación del Instituto de Salud para el Bienestar, pues son los encargados de la compra de medicamentos a través de la UNOPS; oficina de la ONU a la que el gobierno de México le encargó la compra consolidada 2021. Se le hizo la consulta al Insabi del por qué de la falta de medicamentos en los hospitales, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
Los pacientes del INCan refieren que la situación ha empeorado durante las últimas semanas y que para tener completos sus tratamientos ellos tienen que comprar medicinas y materiales.
La señora Thelma, de 65 años, cuenta, a unos metros de la entrada principal del edificio nuevo del INCan, que cuando, el 19 de mayo, le dijeron que no había la quimioterapia que le ponen, le pidieron subir al sexto piso para que le dieran una receta y la fuera a comprar.
Pero cuando iba a extenderle la receta, el médico a cargo del trámite le advirtió que en las farmacias tampoco la iba a encontrar, porque estaba agotada. “Le pregunté que entornes qué podía hacer y me contestó que mejor me cambiaban la formulación. Le dije que sí, y justo hoy vine a preguntarle a mi doctor si está bien el cambio y dice que sí. Me reagendaron la aplicación para el 9 de junio. Espero que no llegue y otra vez no haya quimio”, dice doña Thelma.
La señora Elvira Gascón cuenta que tampoco hay en el hospital cisplatino, para aplicarle la quimioterapia a su mamá Evelia Guadalupe. Su hija dice que al menos tres veces la familia ha tenido que comprar el cisplatino para que le puedan aplicar el tratamiento contra el cáncer cervicouterino a doña Evelia, porque en el INCan no hay. Cada dosis les ha costado 660 pesos.
“Ahorita otra vez no hay, le tocaba la quimio mañana y le dijeron que no hay, pero que igual ya no se la van a poner, porque ya era la última, lleva ocho quimios y 25 radios, y su riñón ya está trabajando lento”, explica Elvira.
Por ahora, doña Evelia, de 72 años y con uno en tratamiento contra el cáncer, va a estar solo bajo vigilancia, en estudios periódicos.
“Eso sí, no nos cobran consultas, no nos cobran estudios, aunque hemos tenido que hacerle (estudios) de sangre por fuera unas tres veces, tampoco nos cobran cirugías, pero sí ha pasado que no hay quimioterapia y se tiene que comprar”, señala Elvira.
El jueves 27 de mayo, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, presentó, durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, los últimos datos oficiales que se conocen del avance de la compra consolidada de este año.
“A la fecha, se han adjudicado, con la UNOPS, un total de 730 claves de medicamentos y material de curación”, afirmó Alcocer.
En diciembre, la UNOPS especificó, en una sesión informativa abierta al público, que se comprarían más de 1,600 claves de medicamento y material de curación, a través de licitaciones públicas internacionales y cuyos contratos estarían firmados en marzo para iniciar el abasto en mayo.
Aparte se haría la compra de 367 claves de medicamentos de patente y de abasto urgente, que debían estar adquiridas en enero. Si Alcocer reporta un total de 730 claves adjudicadas, quiere decir que apenas se llevaría un avance en la compra consolidada 2021 de 35.5%.
En abril, la UNOPS explicó a Animal Político que el retraso se debía a que estaban haciendo el due dilligence de las empresas que postularon ofertas para asegurarse que eran compañías “limpias”, que no estaban ligadas a actos de corrupción.
Fuentes de Animal Político confirmaron que ese proceso de due dillinge ya finalizó, las empresas ganadoras ya recibieron la notificación correspondiente y ya inició la firma de contratos derivados de las licitaciones.
Esta compra cubrirá los requerimientos de las instituciones públicas de salud de junio de 2021 a junio de 2022, y este próximo julio iniciará el proceso de la compra multianual, también conducida por la UNOPS, para asegurar el abasto de medicamentos hasta 2024.
Uri Agustín Rosario tiene 27 años y padece leucemia linfoblástica. Está sentado, junto con su esposa, Dolores Serrano, en una banca de cemento enfrente del edificio nuevo del INCan. Desde marzo está en tratamiento.
A él no le ha tocado tener que comprar fármacos para la quimioterapia pero sí ha tenido que comprar Aciclovir (antiviral), Trimetropina (antibiótico), Heparina (anticoagulante) y los tapones para el catéter.
También tuvo que comprar, porque no había en el hospital, un medio de contraste para una tomografía, que le costó 800 pesos. La pareja cuenta que están en una situación económica compleja porque a los dos los despidieron de sus trabajados por las constantes faltas para atender la enfermedad de Uri. Son las familias de ambos quienes los ayudan.
Eva, quien pide solo identificarla así, dice que a su mamá –parada a su lado bajo la sombra de una cornisa del edificio antiguo del INCan– no le ha faltado su quimio para el cáncer cervicouterino, pero tuvo que comprar, un catéter que le costó 2 mil 400 pesos.
“Esperamos dos meses para ver si ya lo conseguían, porque yo no tenía dinero para comprarlo. Somos de Veracruz y nos tuvimos que venir para acá para la Ciudad para que mi mamá pudiera seguir su tratamiento. Estamos viviendo desde octubre en la casa de unos amigos, yo conseguí trabajo pero gano muy poco. Hasta que junté, en mayo, compré el catéter y hasta entonces se lo cambiaron”, dice Eva.
También cuenta que van cuatro veces que no les dan los medicamentos para el dolor y ella tiene que comprarlos. “He comprado paracetamol con tramadol, pregabalina y gabapentina, porque aquí en el hospital no hay, enumera Eva. Me toca además comprar casi siempre la solución salina para la quimioterapia, que cuesta unos 50 pesos”.
La señora Antonia, que también pide no dar su apellido, dice que esta vez no le dieron un suplemento alimenticio, polimérica hipercalórica, que necesita consumir para subir de peso. Tiene cáncer de matriz y un año en tratamiento.
Este 31 de myao no encontró en la farmacia del hospital el suplemento alimenticio y el viernes pasado no hubo tamoxifeno (un medicamento que se usa como terapia complementaria para el cáncer). “Estuvimos una hora ahí parados en la fila para que nos dijeran que no había. Mi hija lo tuvo que comprar. No sé cuánto le costó. Ya mejor ni pregunto”, dice doña Antonia.
En el Hospital GEA González la falta de medicamentos e insumos no parece tan acentuada pero hay carencia de material básico.
Mucho más cautelosos que en el INCan, algunos de los familiares de los pacientes de este centro médico prefieren no dar sus nombres. “Es que si uno se queja, se vayan a desquitar con los pacientitos”, dice una señora a quien llamaremos Rosa. Ella cuenta que su mamá está hospitalizada aquí desde hace dos semanas por un absceso que le salió en el cuello.
La señora tiene diabetes e hipertensión. “Sí se tomaba sus medicamentos, pero la alimentación pues no la seguía, la hemos pasado dura ahora con la pandemia, nos quedamos sin trabajo, no come bien ella y pues se le descontrolaron las enfermedades”, dice Rosa.
Hasta ahora le han pedido que compre Microdacyn (antiséptico), Cavilón (protector cutáneo) y un inspirómetro incentivo (para recuperar el volumen pulmonar). En todo se ha gastado unos 600 pesos.
Rosa cuenta que además no hay suficiente ropa de cama ni batas para que puedan bañar a los pacientes. Faltan también, asegura, guantes y hasta gasas. “Pedimos unas para ponerle compresas y bajarle la fiebre y que no hay. Los guantes cuando la tenemos que limpiar solo nos dan de a uno. Falta material de higiene y en el hospital hay enfermos con infecciones, hasta con COVID”.
Lourdes López Díaz tiene a su hijo, Jesús Giovanni, hospitalizado en el GEA desde el miércoles de hace una semana. Todavía no le dan un diagnóstico definitivo pero le han dicho que tiene un virus en la cabeza.
“Estaba internado en el Hospital de Las Américas, en Ecatepec, en el Estado de México, allá sí que está feo, allá sí que falta de todo. Los doctores ya me habían dicho que mi hijo se iba a morir. Por eso nos lo trajimos. Aquí solo nos han pedido unas botellitas de un como suero, que no me acuerdo cómo se llama, pero fueron cinco botellas y cada una cuesta 80 pesos”, dice Lourdes.
Ella también sostiene que no hay suficiente ropa de cama ni batas para tener aseados a los pacientes, y que, en efecto, faltan hasta gasas.
Dulce Montserrat López Reyes dice que ella tiene internado en el GEA a su papá, ya lleva más de 40 días en el hospital, donde lo están tratando por COVID.
“Lo único que nos han pedido pagar es un electrocardiograma. Mandaron traer el equipo y el especialista del Instituto de Cardiología, porque a mi papá no lo podían llevar allá por el COVID y nos cobraron por eso 3 mil 500 pesos”.
En el Instituto Nacional de Pediatría, de 10 familiares de pacientes con los que pudo hablar Animal Político, solo una persona dijo que le pidieron un medicamento y otra que le habían dicho los médicos que no tenían Eritropoyetina para el tratamiento de su hijo de cinco años, quien desde el año y medio padece insuficiencia renal.
“Desde hace dos semanas que está el niño aquí y no hay, dicen que no llega, pero le están poniendo otro medicamento en sustitución de ese, pero no sé cuál”, dice la señora Natalia.
Eso sí, asegura, que ya no le están cobrando nada. “Desde diciembre pasado ya no me están cobrando nada, antes sí me cobraban, dependiendo del tiempo que estuviera internado, me cobraban 4 mil o 3 mil 500 pesos y ahorita ya no pago nada”.
La señora Griselda tiene a su niña de un año ocho meses internada desde hace dos meses en Pediatría, tuvieron que hacerle una cirugía porque nació con atresia esofágica (parte del esófago del bebé no se desarrolla adecuadamente).
En todo ese tiempo dice que solo le han pedido un medicamento, del que no recuerda el nombre, pero dice que eran tres ampolletas y le costaron 50 pesos cada una.
“De todo lo demás no me han cobrado nada, ni me pusieron peros para recibirla. Nosotros venimos de Guanajuato y nos estamos quedando en un albergue. Los dos, también mi marido, somos obreros, en el trabajo nos dieron permiso de venir pero no nos están pagando, la estamos pasando con lo poquito que nos manda la familia, lo bueno que no hemos pagado nada aquí en el hospital”.