Pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Conacyt representa no sólo un reconocimiento curricular, sino “la tercera parte de mi salario” o “la renta de mi departamento”, dicen investigadoras que buscan la permanencia en el sistema y que este año deben hacerlo bajo nuevos parámetros y hasta con complicaciones en la plataforma de registro a unos días de que cierre la convocatoria.
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Este jueves, investigadores reportaron fallas en la página donde deben registrar toda la evidencia de su trabajo científico producido durante el último año, aunque también ocurrió la semana pasada, razón por la que el Conacyt aplazó el cierre de la convocatoria 2021 previsto para el 25 de junio, al 28.
Animal Político solicitó al área de prensa del Conacyt conocer el motivo de las fallas en la plataforma, pero no hubo respuesta. Los cuatro investigadores entrevistados refieren que no es la primera vez que tienen problemas con la plataforma, pues desde el sexenio de Enrique Peña Nieto ocurría, pero esta administración tampoco ha corregido.
Su preocupación para resolver este problema es que pese a ser investigadores prolíficos, su estabilidad económica depende en gran medida del estímulo económico que significa permanecer en el SNI.
“Si me quedara sin ese estímulo no pagaría mi renta, tendría que buscar otro lugar”, dice una de las investigadoras que realiza su proceso de evaluación ante el Conacyt y, por tanto, solicitó que su nombre no fuera publicado por temor a represalias.
Por eso, dice otra investigadora de la que también se reserva su nombre, cada vez que deben pasar por evaluación “es una ansiedad por cómo va a estar la plataforma”, o incluso comienzan con un año de anticipación a recopilar las constancias de participación en mesas, foros, y el resto de comprobantes de su trabajo científico.
Esto contrasta con el caso reciente del fiscal Alejandro Gertz Manero, que en 2010 solicitó su ingreso al SNI y después de 11 años de batalla en tribunales federales, y ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) alegando discriminación, consiguió hasta la actual administración que fuera aceptado y colocado en el nivel III, el de más alto reconocimiento.
Pese a que, según determinó el Conacyt desde 2010, Gertz tenía “insuficiente producción científica” y “no demostró una productividad para la generación y transmisión de nuevos conocimientos”, como lo establecía el reglamento.
Además, en este 2021, cuando fue aceptado en el SNI, la comisión especial creada únicamente para analizar su caso, evaluó exactamente la misma “obra” que Gertz presentó en 2010, pese a que los investigadores que buscan avanzan entre cada uno de los tres niveles de reconocimiento deben presentar cada vez más requisitos que incluyen investigación, asesoría de tesis de posgrados y publicaciones en revistas e instancias reconocidas incluso internacionalmente.
Este año, además, dice una de las investigadoras, cambiaron los criterios de evaluación para el área de Humanidades que podría significar la salida del sistema, pues a raíz de la reforma al reglamento también se cambiaron los requisitos este año, aunque la producción científica de cada investigador ocurrió antes de saber las nuevas reglas.
Por ejemplo, ahora los libros o artículos sólo serán tomados en cuenta por “única autoría”, es decir, no serán evaluados si en él participaron más investigadores, lo cual significa que “están castigando la colaboración” y los trabajos en equipo que realizaron en el último año podría ser descartado porque así lo establecen los criterios.
“Me siento en la tablita porque dependerá de quién me evalúe. Si se apega a los criterios, no me tomaría en cuenta los trabajos en colaboración, si es alguien que sabe cómo se trabaja en Humanidades, puede que lo considere”, dice la investigadora.
Ahora también deben subir como evidencia los dictámenes de los artículos o libros que hayan publicado. Esta vez no basta con la publicación misma, por lo que además de que los dictámenes son anónimos, no son entregados a los autores. Imponer este requisito es básicamente “por desconfianza”, pero también es “desconocer el trabajo”.
Aunque hace dos semanas el Conacyt realizó una exposición sobre los nuevos criterios y el acceso a la plataforma, ha sido insuficiente para resolver las dudas en la comprobación de los requisitos y, hasta el momento no ha pasado. “Tendrían que resolver con mayor agilidad”, dice otra investigadora.
Si bien el debate sobre los criterios es pertinente, también tendría que hacerse desde la raíz, pues “por qué tienes que demostrar cada año el trabajo que ahí está, y pasar cada año por este estrés. Más bien ojalá no hubiera SNI, que nació como una forma de resolver el que el salario estaba estancado”, agrega.