Con el número de casos a la baja, este sería el momento para que en el país se hicieran pruebas a la mayor cantidad de personas con síntomas y así controlar mejor una posible tercera ola, pero en lugar de eso, los test han disminuido.
El 19 de enero de 2021 se logró una cifra récord en la aplicación de pruebas: se hicieron en México un total de 48 mil 151 para detectar COVID-19. Pero a partir de entonces la cantidad de test que se han hecho ha ido a la baja, hasta llegar a 12 mil 620 el pasado 9 de abril.
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Así lo ha documentado la plataforma de información Our World in Data, de la Universidad de Oxford, que, a su vez, cita como su fuente a la plataforma de datos COVID de Conacyt.
Alfonso Vallejos Parás, profesor del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, señala que es normal que cuando las olas de las epidemias bajan (como en este caso está sucediendo en México), los países hagan menos pruebas, porque hay menos personas con síntomas.
Sin embargo, el catedrático y epidemiólogo, destaca que en un país como México, donde se estableció que se le tomaría muestra solo al 100% de los casos graves que llegan a hospital y al 10% de los leves, este debería ser el momento para aumentar ese porcentaje y apostar por aplicarle prueba a todos las personas con síntomas, para así contener de manera más efectiva una tercera ola.
Algo que hasta el momento no se ha hecho en México. En el país, las pruebas se han usado para la vigilancia epidemiológica, dice Vallejos Parás, para conocer la magnitud de la epidemia y dónde están los brotes. Pero los test también deberían servir para controlar más, junto con las medidas de sana distancia e higiene, la propagación del virus al identificar el mayor número de casos con síntomas y sus contactos.
Cada estado ha implementado una estrategia diferente para aplicar pruebas. El gobierno federal ha dicho que los estados han aplicado un mayor número a personas con síntomas leves y no solo al 10%.
En la Ciudad de México se aplican pruebas a un mucho mayor número de personas en los kioscos disponibles para esto. Pero incluso en la capital se está observando el mismo descenso.
De acuerdo a los datos de la plataforma de información COVID del gobierno de la capital, el 27 de enero rompieron su récord de pruebas diarias con 27 mil 164. Después de eso, el número se fue a la baja, hasta caer a 3 mil 655, el 10 de abril.
Fuentes de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (Sedesa) argumentaron que la caída en el número de pruebas se debe a que hay una menor demanda de las mismas. Hay menos gente que está acudiendo a realizárselas, pese al llamado de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, para que las personas que salieron a vacacionar y quienes tuvieron que salir de sus casas por alguna razón que acudan a los kioskos COVID a realizarse una prueba, para detectar a tiempo los casos.
El gobierno de la capital incluso reubicó los kioskos donde están disponibles para que, aseguró Sheinbaum, estén en lugares más accesibles para toda la población. Ahora la queja de las autoridades es que la gente no está acudiendo a hacérselas.
Animal Político también preguntó a la Secretaría de Salud federal, a través de su oficina de comunicación, a qué se debe que se estén haciendo menos pruebas en el país, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
A México se le ha señalado, desde los primeros meses de la pandemia, de ser un país donde se hacen pocas pruebas. Algo que no pudo corregir ni con el incremento que hubo en los test durante diciembre y enero, impulsado sobre todo por el aumento en el número de pruebas realizadas en la CDMX, que en noviembre implementó una estrategia más agresiva para detectar COVID, basada en las pruebas rápidas de antígenos.
Esa subida le valió a México para registrar un número de 12 pruebas por cada 100 mil habitantes, de acuerdo a datos de la Universidad Johns Hopkins. Ahora el registro es de apenas 9 pruebas por cada 100 mil habitantes.
Otros países de América Latina registran un mayor número de test, Argentina hace 134 por cada 100 mil habitantes; Uruguay, 423; Chile, 354; Colombia, 131; Guatemala, 43, El Salvador, 32 y Trinidad y Tobago, 20 por cada 100 mil habitantes.
Desde agosto de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió del riesgo para México de hacer pocas pruebas.
La escala de la pandemia por el COVID-19 está “subestimada” y “poco reconocida” en México, señaló Mike Ryan, director del Departamento de Emergencias Sanitarias de la OMS. Durante una conferencia de prensa en Ginebra dijo que esto se debe al bajo número de pruebas realizadas en el país.
Por eso no se debería seguir el patrón de la mayoría de los países, donde el número de pruebas sube y baja a un ritmo paralelo a los casos positivos. En Italia, por ejemplo, de acuerdos a Our World in Data, de la Universidad de Oxford, tuvieron un día récord el 5 de diciembre, cuando se aplicaron 894 mil 721 test para detectar COVID.
Pero después el número cayó a 50 mil 932 el 9 de diciembre; y de ahí volvió a subir hasta llegar a 214 mil 748, el 6 de febrero, pero luego a 107 mil, 968, el 8 de abril.
En Canadá, el 4 de noviembre se hicieron 37 mil 215 pruebas COVID: el 19 de noviembre, 152 mil 094 y el 27 de enero, último día con datos disponibles para este país en Our World in Data, 77 mil 003.
En tanto que en Francia, el 23 de diciembre se hicieron 730 mil 827 pruebas para detectar COVID; el 1 de marzo fueron 414 mil 113 y el 5 de abril, 101 mil 901.
Es lo normal, reitera Vallejos Parás, si hay menos personas con síntomas, se hacen menos pruebas, por eso las fluctuaciones. Pero acá en México este no sería el momento de disminuir el número, sino de apostar por tomarle muestra a todas las personas con síntomas para aislar los casos y después hacer un rastreo de sus contactos, así se controlaría mejor una posible tercera ola.