Hasta diciembre de 2020 se tiene el reporte de que 20 mujeres han sido atacadas con ácido en México, siendo 2018 el año con el mayor número de ataques, al registrarse siete. El año pasado ocurrieron tres agresiones.
En el país no hay una cifra oficial del número de mujeres víctimas de este tipo de violencia, sin embargo, Carmen Sánchez, − activista y víctima de un ataque con ácido por su expareja en 2014−, y la investigadora Ximena Canseco, han llevado un conteo de los casos desde el 2000, en su mayoría, de mujeres que se han acercado a Carmen.
Para quienes encabezan esta investigación, el número de ataques podría ser más alto, pues hay muchos casos que no se denuncian y no se hacen públicos.
Durante el conversatorio, Experiencias de la violencia feminicida en México, organizado por el CCH Sur, Ximena Canseco dio a conocer que la Ciudad de México y Puebla registran cinco casos de ataques con ácido cada uno; el Estado de México tres; Aguascalientes dos; mientras que en Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca, Guanajuato, Querétaro y Yucatán se ha registrado uno en cada entidad.
La edad promedio de las víctimas era de entre 20 y 30 años. Y en la mayoría de los casos, sus agresores fueron sus parejas o exparejas, de acuerdo con su investigación.
¿Y qué ha pasado? El 65% de los casos de ataques con ácido están en la impunidad y sin reparación integral del daño.
Para que estos ataques no se queden solo en una cifra, algunas de las víctimas han contado sus historias para visibilizar todo lo que han enfrentado, desde la carencia en la atención médica, falta de apoyo, hasta la revictimización y falta de justicia, ya que sus agresores siguen libres o sin sentencia.
En Huixquilucan, Estado de México, se realizó por primera vez un mural que visibiliza y nombra a algunas de las mujeres atacadas con ácido en México. Muestra los rostros de Carmen Sánchez, Esmeralda Millán, Elena Ríos y Ana Saldaña.
Esta intervención es para que el Estado recuerde que “seguimos aquí a pesar de su olvido y abandono, que vamos a seguir exigiendo justicia”, dice Carmen.
Estos son los rostros del dolor y la rabia por la injusticia, pero también son rostros de lucha incansable y de resistencia a este Estado feminicida, describe el mural llamado “La digna rabia tiene rostro de mujer”, creado por los artistas Pedro Peña Reyes, Trom y Miguel Sant, con el apoyo de Alejandro León del Consejo de Organizaciones de la Sociedad Civil del Edomex.
La idea, explica Carmen, es poder apropiarse de las bardas que están en completo abandonó y se conviertan en murales de protesta.
“Estamos convencidas de que el arte es un mecanismo muy poderoso de denuncia pública y exigencia de justicia. Ojalá pudiéramos tener un mural en cada estado de las mujeres que sobrevivimos a los ataques con ácido”, dice.
En este caso, el muro intervenido es para que se haga conciencia de que estas agresiones en México son reales mostrado los rostros mujeres que siguen en espera de justicia, y también, para visibilizar que no hay respuesta de las autoridades.
En este primer mural de víctimas de ataques con ácido, pintaron los rostros de cuatro mujeres sobrevivientes, una de ella es Esmeralda Millán, una joven que fue rociada con ácido por su expareja junto con otras tres personas el 2 de diciembre de 2018, en Puebla.
Ella necesita reconstrucción de nariz, boca y un trasplante de córnea, además de quemar su rostro, el ácido lastimó su cuello, manos y el pecho.
Esmeralda vivió con su agresor casi ocho años hasta que lo dejó por su comportamiento violento, al hacerlo la amenazó: “Si no vas a estar conmigo, no vas a estar con nadie”. Luego ocurrió la agresión.
La expareja de Esmeralda sí está en la cárcel, pero lleva más de un año sin sentencia a pesar de que a él también le cayó ácido durante el ataque y eso representa una prueba de lo que hizo. El resto de los agresores siguen libres.
En varias ocasiones han suspendido la audiencia de su agresor y tiene miedo de que pueda quedar en libertad. Esmeralda sigue luchando para que se haga justicia.
La cara de María Elena Ríos, la joven saxofonista de Oaxaca, fue dibujada junto a la frase: “Podría ser tu hija, hermana o madre”. El 11 de septiembre de 2019 ella fue atacada con ácido, químico que también le dejó quemaduras a su mamá.
Los avances en su caso se han logrado por la presión hacia las autoridades y al apoyo de la sociedad civil. Aún sigue exigiendo justicia: falta una orden de aprehensión y que los otros cuatro presuntos culpables vinculados a proceso, entre ellos, Juan Vera Carrizal, su expareja, reciban sentencia.
María Elena vio recientemente a uno de sus agresores por la calle, avisó al entonces fiscal Rubén Vasconcelos, pero no hizo nada, solo se enojó, razón por la que María Elena cuestiona al sistema de justicia del estado que “ha permitido impunidad, desapariciones y feminicidios”.
A Male le han injertado piel en cara, cuello, brazo, manos y pecho. Su recuperación va avanzado. El camino aún es largo.
Ella se dedicaba a gestionar viajes, arreglaba los trámites para renovar o sacar pasaportes y el día que ocurrió su agresión, un hombre hizo una cita con ella para realizar unos trámites. Llegó con un bote. María Elena pensaba que el hombre llevaba comida, era ácido.
Ana Helena Saldaña fue agredida con ácido en la Ciudad de México el 12 de noviembre de 2018 por una mujer que la esperaba afuera de su domicilio, aparentemente vendiendo gelatinas y postres.
Ana le dio las gracias y le dijo que por el momento no quería, pero que tal vez sus vecinos sí. La mujer seguía muy insistente para que revisara la bolsa en donde supuestamente estaban las gelatinas.
Cuando Ana abrió la puerta de su casa su perro atacó a la mujer, eso permitió que hubiera un poco de distancia y no le quemara toda la cara. Ana pensó que le había aventado una gelatina, pero era ácido.
La agresora no se fue inmediatamente tras el ataque, en sus manos sostenía un frasco pero ya no hizo nada, se fue con un hombre que la estaba esperando. Sus quemaduras fueron clasificadas como lesiones que tardan en recuperarse de 15 a 60 días, como en la mayoría de los casos. A dos años del ataque aún sigue recuperándose.
Ella perdió la vista en el ojo derecho y tuvo que someterse a diversas cirugías. Hasta ahora no hay ningún detenido por su agresión. En el mural su rostro se comparte con la frase: “Me quisiste quemar, se te olvidó que soy fuego”.
Carmen Sánchez fue rociada con ácido por su expareja el 20 de febrero de 2014. Ella lleva siete años sin que se le haga justicia.
Las autoridades no han detenido a su agresor Efrén García Ramírez, a pesar de que la orden de aprehensión en su contra fue girada el 2 de mayo de 2014, y de que incluso las autoridades han ofrecido una recompensa a quien informe sobre su paradero.
Para Carmen, la cara de hombre que la atacó, y no la de ella, es la que tendría que salir en los medios de comunicación y en la redes sociales. “Él es el único que debe sentir vergüenza y miedo de salir a la calle, no yo”.
Antes del ataque, Carmen había denunciado dos veces a su expareja, una por delito sexual y otra por sustracción de menor, pero las autoridades del Estado de México nunca procedieron.
El ácido dañó la mitad de su rostro. Carmen tiene injertos en brazos, piernas, pecho, tórax y cara, su cuello fue severamente dañado. Su párpado todavía no está reconstruido. En estos siete años se ha tenido que someter a cerca de 60 intervenciones quirúrgicas
“Una no solo carga con las cicatrices físicas de una violencia tan devastadora, sino con la revictimización social, con la falta de acceso a la justicia, con la exclusión, con la falta de atención médica, psicóloga y legal; y por supuesto, con la tristeza y la rabia acumulada durante años y años”, comenta Carmen.
Las agresiones con ácido continúan y eso muestra que hay una falla del Estado, que no está previniendo y tampoco se está haciendo justicia porque no hay detenidos. Eso implica, según Carmen, riesgo de que haya más agresores porque hay impunidad.
En el mural su rostro se muestra con la frase: “Las mujeres atacadas con ácido en México existimos, resistimos y sobrevivimos a este Estado Feminicida a pesar del machismo y la impunidad”.