Los restos de las 16 personas guatemaltecas, víctimas de la masacre en Camargo, Tamaulipas, fueron repatriados este 12 de marzo.
El gobierno del estado informó que cubrió todos los gastos, tanto para la repatriación como para que los familiares de las víctimas pudieran acudir a Ciudad de Guatemala para la recepción de los cuerpos, y su posterior traslado a sus lugares de origen.
Ambas naciones reafirmaron su compromiso por continuar trabajando de manera conjunta para el esclarecimiento de las muertes.
Desde inicios de esta semana, servidores públicos del gobierno de Tamaulipas y de la Fiscalía General de Justicia del estado hicieron la entrega física y jurídica de los restos al embajador de Guatemala en México, Mario Búcaro Flores, en la ciudad de Reynosa, desde donde fueron trasladados los cuerpos.
Autoridades del estado informaron que el pasado lunes 8 de marzo, una comisión integrada por 15 servidores públicos de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas de Tamaulipas y de la Fiscalía del estado, viajaron a la capital guatemalteca para explicar directamente, a cada familia, el proceso llevado para la identificación forense y los registros utilizados.
Esa comisión estuvo integrada por psicólogos, trabajadores sociales, médico, antropólogo y genetista forense, así como por un asesor jurídico victimal y ministerios públicos quienes atendieron los protocolos correspondientes en materia de derechos humano, detalló el gobierno en un comunicado.
En la rampa militar de la Fuerza Aérea Guatemalteca aterriza aeronave con los cuerpos de los 16 guatemaltecos que fallecieron el pasado 22 de enero en Camargo, Tamaulipas, México. pic.twitter.com/7FTtJ6e2IF
— Ejército de Guatemala (@Ejercito_GT) March 12, 2021
El 22 de enero, los cuerpos de 19 personas calcinadas fueron encontrados en la comunidad de Santa Anita, Camargo. La mayoría de las víctimas, que ya han sido identificadas, son migrantes guatemaltecos que trataban de alcanzar Estados Unidos. Con ellos viajaban también ciudadanos mexicanos que, según la Fiscalía General del Estado de Tamaulipas, se dedicaban al tráfico ilegal de personas.
Tras la masacre fueron detenidos 12 policías estatales y ocho funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) fueron apartados de sus puestos después de que en el lugar del crimen apareciera una camioneta que meses antes fue asegurada en Nuevo León en un operativo contra el tráfico de personas.
La zona en la que aparecieron los cuerpos está ubicada en medio del conflicto que mantienen desde hace años dos de los principales cárteles que operan en Tamaulipas. Por un lado, el Cártel del Golfo y, por el otro, el Cártel del Noreste, antigua escisión de Los Zetas.