Casi 8 de cada 10 mexicanos reconocieron estar a favor de un gobierno encabezado por un líder político fuerte, mientras que el 40% de la población estaría de acuerdo con un gobierno encabezado por militares, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020 elaborada por el INEGI y el INE.
Según la medición de la inclinación democrática de la población, recogida entre personas de 15 años y más, una vasta mayoría (90% de ciudadanos) está a favor de un gobierno donde todos participen en la toma de decisiones, o bien, uno que esté encabezado por expertos en salud, economía y otros temas técnicos.
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Sin embargo, la propia medición da cuenta de un número importante de ciudadanos que se inclinan hacia regímenes no democráticos.
El 41.5% de los entrevistados está “muy de acuerdo” y el 36% “algo de acuerdo” con el gobierno de un líder fuerte (una aceptación global de 77.5%). El restante 22.5% se manifestó “algo en desacuerdo” y “muy en desacuerdo”.
En tanto, el 16.6% de los entrevistados está “muy de acuerdo” y otro 23.5% “algo de acuerdo” con un gobierno militar (40% en total). El restante 60% rechazó este tipo de gobierno.
Las preguntas sobre la inclinación ciudadana hacia el gobierno de un político fuerte o uno dirigido por militares no había sido incluida en anteriores mediciones sobre la cultura cívica.
La inclinación hacia regímenes no democráticos se debe a cómo la ciudadanía procesa su desencanto por los fallos o errores de sus gobiernos.
Por ejemplo, el 52.7% expresó estar satisfecho con la democracia que se tiene hoy en México, pero un 46.8% (prácticamente la mitad de la población) dijo estar poco o nada satisfecho.
Asimismo, aunque el 65% considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, el 31% admite que “en algunas circunstancias” un gobierno democrático puede “no ser la mejor opción”, o bien, que le da igual un régimen democrático que uno no democrático.
El 61% de la ciudadanía considera que las leyes se respetan poco o nada en México, y un 45% cree que no es posible disminuir la corrupción, cuyo combate es una bandera de la actual administración federal.
El INEGI explica en su sitio oficial que la ENCUCI 2020 mide el involucramiento de la población en los asuntos públicos, su relación con organizaciones y otras personas, su sentido de pertenencia y el reconocimiento de sus derechos y obligaciones como ciudadanos.
La encuesta fue aplicada en 25 mil 113 viviendas de zonas urbanas y rurales, entre agosto y septiembre de 2020.
A 10 días de que inicien las campañas electorales de este año, el 76% de los encuestados dijo que no confía en los partidos políticos, y el 50.7% coincidió en que estos “no sirven para nada”.
Las universidades públicas son las instituciones que gozan de mejor reputación entre la ciudadanía, pues el 70% les tiene confianza, seguidas de las organizaciones sociales, con una confianza del 51.4%.
Junto con los partidos, los sindicatos forman parte de las figuras más desacreditadas, con un 61% de la población que les tiene desconfianza, seguidos de los empresarios, de los que desconfía el 50.3%, y de los medios de comunicación, con una desconfianza del 49.8%.
A su vez, el 67% expresó que no confía en los servidores públicos o empleados del gobierno.
Ayer, durante la presentación de la ENCUCI, los titulares del INEGI y del INE, Julio Santaella y Lorenzo Córdova, respectivamente, precisaron que los resultados serán la materia prima para elaborar el Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México 2020.
Córdova reconoció que, si bien ha habido avances en el sistema democrático mexicano, sigue habiendo desconfianza de la ciudadanía en las elecciones, e incluso, dijo, hay actores políticos que utilizan el “discurso de la desconfianza” como estrategia electoral.
“Hay quien dice que en México ya no votan los muertos, que en México ya no hay prácticas fraudulentas como urnas embarazadas, ‘ratones locos’ y demás; es cierto, no los hay desde hace 30 años”, sostuvo.
“Sin embargo, pese a todo lo anterior, la desconfianza sigue estando presente en las elecciones, e incluso es alimentada por algunos actores políticos como estrategia electoral. Ambos datos, la desconfianza de la sociedad en el estado de la democracia y las instituciones políticas, por un lado, y la utilización del discurso de desconfianza como mecanismo de acción política, tienen eco en los comicios, porque la cultura cívica ha estado rezagada respecto de los avances del sistema electoral mexicanos”.
El presidente del INE dijo que se debe reconocer que los avances en materia de cultura cívica de los últimos 30 años, aunque existen, son insuficientes para ser una sociedad democrática “madura”.