Ya van dos años consecutivos con contracciones en México. Según los datos más recientes del Inegi, la inversión en el país cayó 18.3% durante el 2020, mientras que en 2019 también había retrocedido 4.6%.
La caída observada el año pasado es la más pronunciada desde 1995, cuando la inversión nacional disminuyó 35.9% de un año a otro.
Además, los niveles de inversión en México han mostrado avances ligeros en los años previos: en 2016 ésta creció apenas 0.9% en el año, en 2017 cayó 1.1% y en 2018 repuntó en menos de un punto porcentual durante todo ese año (0.9%).
En promedio, del 2010 al 2015 la inversión total en México creció 3.7% anual. En específico, en 1996 se registró la mayor tasa de crecimiento de la inversión para todo un año desde que se tienen datos, al crecer 19.9% anual.
La formación bruta de capital fijo se compone de los recursos invertidos por el sector privado y por el capital del sector público. En México, la inversión total está compuesta principalmente por la inversión privada: en 2020 el 86% de la inversión total provino del sector privado, y el 14% restante del gobierno.
Esta proporción se ha mantenido relativamente constante en los últimos 28 años, siempre predominando el capital que proviene de los inversionistas privados. En 2020, en el contexto de la pandemia, fue la inversión privada la que más se vio afectada, ya que retrocedió 19.9% durante el año pasado respecto a 2019, mientras que la inversión pública se contrajo 7.7% anual.
Tanto la inversión privada como la pública acumularon nueve trimestres con contracciones anuales consecutivas al cierre de 2020. Lo anterior refleja que la inversión en el país mostraba una tendencia a la baja previa a la llegada del Covid-19.
En particular, en los últimos cinco años, ha sido la inversión proveniente del sector público la que ha mostrado un mayor retroceso. De 2015 a la fecha, esta ha caído, en promedio, 6.7% cada año.
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Por su parte, la inversión privada ha mostrado una disminución anual promedio de 3.9% entre 2016 al 2020. Esto refleja que, a pesar de que la inversión de los particulares en el país se vio más afectada en el último año por la crisis sanitaria y económica, es la inversión que proviene del gobierno la que en el largo plazo ha mostrado un mayor rezago.
Para dar un seguimiento más claro a esta variable, el #SemáforoEconómico de Inversión presentado por la organización México, ¿cómo vamos? calcula la inversión total como porcentaje del PIB.
Esta forma de presentar la información permite dar seguimiento de la tendencia de la inversión controlando por los movimientos en el PIB, metodología útil en momentos como el de la crisis actual.
Durante 2020, la inversión como porcentaje del PIB fue 18.8%, menor proporción en más de 10 años; dicho nivel ubicó al #SemáforoEconómico de la organización en amarillo. La meta que establece la organización es de una inversión equivalente a 24% o más del PIB; sin embargo, en los más de 25 años de la serie histórica de inversión en México (proporcionada por el INEGI), la meta no se ha cumplido en ningún año completo.
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En 2008 se registró la mayor proporción de la inversión como porcentaje del PIB cuando pesó el 23.2%; no obstante, dicho nivel no alcanzó la meta de México, ¿cómo vamos?.
En 2020, del porcentaje total de la inversión como proporción del Producto Interno Bruto del país (de 18.8%), la inversión privada representó el 16.1% PIB y la pública el 2.6% restante.
Actualmente, la razón inversión privada sobre PIB se encuentra en su menor nivel para un año desde el 2010 (cuando fue 16.0%) y el porcentaje de la inversión que proviene del sector público respecto al Producto Interno Bruto Nacional reportó su menor nivel desde 1999 (2.4%).
En contraste, la inversión privada alcanzó su mayor representación del PIB en 2016, cuando fue el 19.3%, y la pública registró su mayor nivel como porcentaje del PIB en 2009 cuando se ubicó en 6.0%.
La tendencia negativa observada en la inversión nacional durante 2020 respondió al profundo impacto que la pandemia ocasionó; sin embargo, los datos también reflejan que la debilidad en la formación de capital en nuestro país se observaba antes que el Coronavirus apareciera, denotada por acciones de la administración actual como la cancelación del NAIM, la suspensión de la cervecera Constellation Brands en Mexicali y la más reciente iniciativa de Reforma al Sistema Eléctrico Nacional, entre otras.
Por lo tanto, se vuelve prioritario recuperar e impulsar la inversión, de inmediato, lo cual generaría en el mediano y largo plazo un mayor crecimiento económico, más oportunidades laborales para los trabajadores mexicanos, mayores avances tecnológicos y una mayor producción nacional de bienes y servicios.
Para esto, es necesario que se genere un ambiente de confianza para los inversionistas en el país; es decir, se debe proporcionar una mayor seguridad para la población que busca invertir, tanto para los grandes como para los pequeños inversionistas, de manera que se garantice que sus recursos tendrán una oportunidad real de prosperar y de producir rendimientos eficientes.