Minutos antes de las 2 de la tarde del viernes 26 de febrero, tres integrantes de la brigada Ponte Pila levantan de sus asientos al centenar de adultos mayores que esperan para pasar a recibir la vacuna de COVID-19 en la Prepa 1 en la alcaldía de Xochimilco.
Suena la canción Dónde estás, Yolanda, de la Sonora Santanera. Los activadores, vestidos con pants verde, piden seguir el ritmo con palmas y aquello se vuelve un coro de aplausos y una coreografía de pies que van un paso a la derecha y otro a la izquierda, mientras muchas de las bocas siguen el coro: te busqué, te busqué, Yolanda.
El baile se para por la hilera de adultos mayores a los que ya les piden avanzar a las mesas de vacunación, con ese ánimo reciben las dosis de la vacuna rusa Sputnik V.
Vanesa Tirado, promotora deportiva e integrante de Ponte Pila cuenta que fue hace más o menos un mes cuando les dijeron que iban a participar en las jornadas de inmunización. El baile y los ejercicios con las personas de 60 años y más no eran parte de la agenda.
Pero en el día uno de la aplicación, el 15 de febrero, en la alcaldía Magdalena Contreras, Vanesa vio que los adultos mayores tenían frío y empezaban a impacientarse durante la espera para pasar a que les aplicaran el biológico; otros estaban nerviosos.
Así que a la joven de 27 años se le ocurrió ponerlos en movimiento. Solicitó permiso para hacer una activación y pidió música. “La primera canción que pusimos fue Como La Flor. En cuanto empezó la cumbia y se oyó la voz de Selena, los señores se animaron, hubo hasta gritos”, cuenta Vanesa.
Ella es licenciada en acondicionamiento físico y recreación y lleva tres años, desde que empezó el programa, en Ponte Pila.
El programa Ponte Pila, del Instituto del Deporte de la CDMX, surgió hace tres años. Antes de que empezara la pandemia de COVID, los instructores iban a espacios públicos e instalaciones deportivas de las colonias, barrios, pueblos y unidades habitacionales de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, para llevar actividades físicas y recreativas a la población.
El primer día de la jornada de vacunación en Magdalena Contreras, Vanesa y sus compañeros activaron a unas 700 personas, cuenta.
“Queremos que los adultos mayores se sientan apapachados. Los recibimos bien, les damos la bienvenida, les damos agua, una manzana, una alegría para que coman algo y si hay oportunidad, porque ya están pasando muy rápido a la vacuna, mientras esperan los activamos, y además aprovechamos para decirles que deben hacer actividad física, que es bueno para ellos”, dice Martha Silvia Yáñez, promotora deportiva.
Tanto gustó aquel baile que la actividad ya se implementó para animar y mover a los adultos mayores mientras esperan por su vacuna. El miércoles, en la primera jornada de vacunación en Xochimilco, Tláhuac e Iztacalco, las redes sociales y los medios de comunicación reprodujeron los momentos en que las personas de la tercera edad seguían a los activadores de Ponte Pila, lo mismo en pasos de baile que en ejercicios regulares.
Este miércoles, promotores del programa Ponte Pila pusieron a bailar a los adultos mayores que esperaban ser vacunados en la Unidad de Vacunación de Prepa 1, en la alcaldía Xochimilco. 😍
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— Animal Político (@Pajaropolitico) February 24, 2021
Silvia, quien fue de las primeras que se lanzó a apoyar la idea de Pamela, cuenta que las jornadas han resultado cansadas para ellos. “Estamos cansados, sí, pero muy contentos. En este tiempo de pandemia siento que estamos ayudando a terminar con esto. Además, mis papás viven en Magdalena Contreras. Ya se vacunaron. Se vacunaron mis vecinos. Ya están a salvo y para mí es una gran tranquilidad. Tengo muchas ganas y energía para seguir apoyando acá y que la gente se sienta querida, apapachada”, dice la promotora deportiva.
Su compañero Héctor Rodríguez, que también lleva en Ponte Pila desde que inició el programa y es un experto bailador de Break Dance, confirma que las jornadas han sido cansadas. “Pero el cansancio es lo de menos. Aquí lo importante es darle un buen trato a la gente, porque se lo merecen, a la gente hay que tratarla bien. Y no nada más es siéntate y ahí espérate. No, es siéntate, por favor, y ahorita te vas a divertir para que pases con buena actitud por tu vacuna y salgas con buen ánimo”.
Los integrantes de Ponte Pila han estado apoyando desde el arranque de la vacunación en la capital, a mediados de febrero, en las alcaldías de Magdalena Contreras, Milpa Alta y Cuajimalpa, pero entonces su presencia fue menos visible.
Todavía en esos días quienes dominaban la escena y la logística eran los Servidores de la Nación. Con ellos, que se distinguen por usar chaleco café, el trato y el ambiente era otro. Los rostros adustos daban instrucciones secas y las preguntas de los adultos mayores se topaban con respuesta cortas. Incluso hubo fricciones entre la población y los servidores o Siervos de la Nación, como les dice el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las jornadas de vacunación no fluyeron bien. Hubo caos y confusión.
En la segunda fase de la inmunización, en Xochimilco, Iztacalco y Tláhuac los pants verdes desplazaron a los chalecos cafés y todo cambió. El trato se volvió afectuoso, las preguntas encontraron respuestas amables, las filas y el baile fluyeron.
Y no es que los servidores ya no estén, están, pero se intercalan con los integrantes de Ponte Pila y los de Participación Ciudadana del gobierno de la Ciudad de México, que también apoyan en la coordinación, enfundados igual en un pants verde. La administración de la capital dispuso un total de 600 personas para ayudar en la logística.
“La verdad es que sí se notaron problemas en las primeras jornadas y por eso el gobierno de la CDMX decidió tomar el control, porque con los Servidores de la Nación sí se estaba dificultando el proceso”, dice un integrante de la administración capitalina que prefiere que no aparezca su nombre.
“Buenos días, bienvenidos, bienvenidas, gracias por venir”, les dice, con tono amable y una sonrisa que se adivina bajo el cubrebocas, una integrante del personal del gobierno capitalino a los adultos mayores que llegan por su vacuna al módulo de la Prepa 1 de la UNAM.
En el área de salida, los familiares reciben a las personas de 60 y más que en su mayoría salen con buen ánimo. “Estuvo bien, hasta bailé un rato”, le dice un adulto mayor a su hijo mientras caminan. “Deberías bailar también tú, deberían bailar, eh”, les dice el señor a quienes están en la zona y se va con la sonrisa que se nota en sus ojos.