Empleados de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) denuncian que han sido obligados por sus jefes directos a acudir a las oficinas, pese a que pueden cumplir con sus labores vía remota, lo que ha derivado en el contagio de COVID entre sus compañeros e incluso decesos.
Si bien durante mayo, cuando la Ciudad de México estuvo en semáforo rojo, los funcionarios trabajaban desde casa, comenzaron el regreso en julio pasado con horarios reducido de 10 am a 5 pm sin hora de comida sino sólo un ‘refrigerio’ en sus lugares, alternando una semana trabajo presencial, y otro, vía remota, pero en la práctica no se ha respetado, aseguran.
Además, si bien sólo iría la mitad del personal cada semana, en total hay 3 mil 500 empleados en el edificio del Ajusco, lo que significa que más de mil 700 personas conviven en oficinas, elevadores, transporte institucional o en transporte público.
Animal Político también obtuvo una grabación en la que el auditor especial, Gerardo Lozano explicó la forma en que retomarían labores en las oficinas, porque “todos tenemos que regresar. Todos tenemos que incorporarnos a esta nueva normalidad”. Mientras su asistente, Carlota Barroso, remató: “estamos contratados para un trabajo presencial”.
En tanto, en el manual “Medidas para la seguridad del personal en la ASF, derivado de la emergencia sanitaria ocasionada por el virus SARS-COV2”, establecen que quienes trabajen a distancia será con autorización de su superior jerárquico y “deberán desarrollarse en los mismos días y horarios oficiales y permaneciendo geolocalizados durante su jornada laboral, siendo necesario que el número de días en los cuales desempeñen actividades en esta modalidad, no podrán ser mayores a tres días hábiles”.
Los trabajadores de la Auditoría aceptaron hablar con Animal Político a condición de resguardar su identidad por temor a sufrir represalias, pues en todos los casos se trata de personal sin cargo de dirección y con años de antigüedad, por lo que se cambiaron los nombres para la publicación.
Juan advierte que se ha enterado de primera mano de casi 30 compañeros contagiados en lo que va de la pandemia, y aunque efectivamente durante el regreso implementaron una estrategia de trabajo alternado, a partir de noviembre “dieron la instrucción de trabajar en horario normal y comenzamos a asistir todos los días”.
“Esto provocó que mucha gente tomará su hora y media de comida y por lo tanto se reunieran en grupos para comer como antes. Sumado al uso de elevadores y baños”, dice en entrevista.
Si bien el personal con alguna comorbilidad se encuentra trabajando en casa, Francisco asegura que muchas de las actividades que realizan en su área de trabajo podría considerarse administrativa, y “no es una actividad prioritaria o que necesariamente nos obligue a estar en la oficina”, pero que le ha costado la vida a sus compañeros.
Sin embargo, la Dirección General de Difusión de la Auditoría respondió que “se ha privilegiado el trabajo en casa” y sólo en las áreas prioritarias implementaron medidas alternas y también mantienen el control de acceso, sanitización de áreas cuando ocurre alguna confirmación de contagio, e incluso la compra de trajes de protección para utilizar en diligencias fuera de la oficina cuando son necesarias.
“Nuestro nivel de contagio es muy bajo, no llega ni a 1%. Y hacia al interior de la institución no hay quejas, y se revisan permanentemente los protocolos. La gente que está aquí está más segura que en sus casas”, afirmó la ASF.
Sin embargo, María, otra de las empleadas explica que la orden de asistir a oficinas depende de cada director, es decir, es completamente discrecional porque no hay ninguna orden por escrito desde Recursos Humanos. En su área, incluso compañeros han tenido que ir a trabajar aún cuando presentan síntomas porque en ese caso les exigen hacerse la prueba PCR para confirmar o descartar el contagio. Esto, dice, hace que en algunos casos prefieran ocultar algún malestar porque el pago de 3 mil o 4 mil por prueba no está a su alcance.
Juan, que pertenece a otra área, también coincide: “la idea era que si presentamos síntomas nos quedemos en casa, pero si te quedas en casa te piden que vayas al médico (aunque sólo sea dolor de cabeza) para que te justifiquen el día, si no, lo descuentan, y para regresar es necesaria la prueba negativa. Entonces mucha gente prefiere aguantarse”.
Martha, otra de las empleadas entrevistadas, agrega que el problema es como una “bola de nieve porque quien los jefes o no confían en el personal, que realmente puede trabajar en casa, o no sabe utilizar las herramientas para trabajo remoto”, lo que resulta en los contagios, que en su caso, han sido 10 compañeros.
Los empleados que acuden al edificio en avenida Coyoacán, advierten la misma problemática, sobre todo porque dicen, ni siquiera necesitan consultar documentación en la oficina, pues los documentos se cargan a la nube y los oficios que llegan en físico se escanean para que todos puedan acceder a ellos.
Si bien la Auditoría debe entregar el siguiente paquete de informes individuales de fiscalización en febrero próximo y eso pone presión a su labor, insisten en que pueden cumplir desde casa.
Aunque la Secretaría de la Función Pública publicó un nuevo lineamiento para extender el trabajo a distancia hasta el 30 de abril de este año, sólo aplica para el Ejecutivo, pero la ASF depende del Legislativo, por eso “estamos en el limbo”, lamenta Francisco.