La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) rechazó el proyecto de la minera canadiense Almaden Minerals para abrir una mina de oro y plata a cielo abierto en la sierra norte de Puebla.
El pasado 31 de agosto, Animal Político publicó que este proyecto minero consumiría más de 5 millones de litros de agua diarios en la comunidad indígena de Ixtacamaxtitlán, donde según datos oficiales de Conagua y del Atlas de Riesgo del municipio las sequías son recurrentes y en ocasiones severas. Motivo por el que académicos, ambientalistas, y organizaciones civiles han exigido su cancelación definitiva, mientras que en la comunidad de Ixtacamaxtitlán se produjo una división entre quienes están a favor y en contra del proyecto.
Ahora, cuatro meses después, la propia minera Almaden Minerals publicó a través de su subsidiaria mexicana Minera Gorrión un comunicado en el que informó a sus accionistas que el pasado 18 de diciembre la Semarnat denegó autorizar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que la empresa presentó en febrero del año pasado.
“Las razones expuestas por la Semarnat para fundamentar su decisión incluyen, desde su punto de vista, el haber provisto información insuficiente acerca de los impactos sobre el medio ambiente, y las áreas local y regional, de un proyecto de mina a cielo abierto”, apuntó la minera, que criticó que la Semarnat “no habría tenido en cuenta las medidas de prevención, mitigación y compensación de la compañía que la empresa presentó como parte de la solicitud de la MIA”.
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A pesar de la respuesta de la Semarnat, la minera matizó que el proyecto no está cancelado de manera definitiva. Por lo que señaló que, actualmente, se encuentra en “un periodo de reflexión” para valorar los siguientes pasos a dar, incluyendo la posibilidad de presentar una nueva Manifestación de Impacto Ambiental “en un corto periodo de tiempo”.
“La empresa confía plenamente en la solidez técnica y ambiental del proyecto de la mina Ixtaca, el cual busca ser punta de lanza de una visión minera responsable y comprometida con el bienestar social y de los entornos”, dijo Daniel Santamaría, vicepresidente de Minera Gorrión y responsable del proyecto Ixtaca.
Por otra parte, las organizaciones civiles Tiyat-Tali, Poder, Fundar, y la Unión de Comunidades y Ejidos en Defensa de la Tierra, del Agua y de la Vida, celebraron la decisión de Semarnat, y dijeron que esperan que ésta “ponga fin a las pretensiones de Almaden Minerals de imponer un proyecto de muerte en nuestros territorios”.
Julieta Lamberti, directora de investigación de Poder, explicó en entrevista con Animal Político que la decisión de la Semarnat implica de entrada que Almaden Minerals no puede realizar, a partir de ahora, ningún trabajo de exploración, ni de explotación, en el área del proyecto en Ixtaca.
“Esta decisión de la Semarnat muestra que las empresas mineras ya no pueden hacer negocios como siempre; esto es, pasando por encima de los derechos de las comunidades”, subrayó Lamberti.
En cuanto a lo manifestado por la minera Almaden Minerals en su comunicado, de que estaría analizando presentar una nueva Manifestación de Impacto Ambiental con el fin de reactivar el proyecto en un corto periodo de tiempo, la directora de investigación de Poder consideró que esto es “altamente improbable”.
“Primero, porque una nueva MIA implica que se eleven los costos de la minera ante sus accionistas, puesto que tendrían que contratar a otra empresa para que les hagan la MIA. Y segundo, porque la autoridad tardaría, al menos, un año o dos en volverla a analizar”, puntualizó Lamberti, que además subrayó que tanto las comunidades que se oponen al proyecto en Ixtaca, como las organizaciones civiles que las han acompañado, van a estar pendientes de los posibles movimientos del proyecto minero.
“Si es necesario, volveremos a recordarle a la autoridad, con evidencias científicas y técnicas, por qué no se puede hacer minería en la sierra norte de Puebla, y específicamente en la cuenca del río Apulco y Tecolutla, donde una mina de estas características sería devastadora para el medio ambiente y para las comunidades que viven de esos afluentes y que, durante una década, han dicho no al proyecto”.
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En la investigación publicada el pasado 31 de agosto, Animal Político documentó que la minera canadiense Almaden Minerals quiere abrir una mina de oro y plata que consumirá más de 5 millones de litros de agua diarios en una comunidad indígena de Puebla que padece sequías severas.
Para conseguir tal cantidad de agua, equivalente a llenar 730 albercas olímpicas al año durante más de una década, la compañía prometió que utilizará la lluvia que le caiga del cielo.
Sin embargo, hidrólogos, ambientalistas y organizaciones civiles, advirtieron que, en una región con sequías, no hay certeza de que lloverá suficiente para garantizar el abasto de la mina y a las comunidades de Ixtacamaxtitlán, municipio de la sierra norte de Puebla donde habitan más de 24 mil personas. Por lo que acusaron a la empresa canadiense de que, en realidad, tomará el agua faltante del río Tecolutla y de sus afluentes, como el río Apulco, que fluye a escasos dos kilómetros de la mina.
Además, para la extracción de oro y plata, Almaden Minerals usará explosivos y químicos como el cianuro, y generará toneladas de residuos. Y esto, advirtieron los especialistas, detonará también el riesgo de que esos residuos se filtren y contaminen el río Apulco, afectando no solo a las comunidades cercanas a la mina, sino también a las más de 395 mil personas que viven en 13 municipios poblanos por los que pasa el río en dirección a la costa de Veracruz, hasta llegar al Golfo de México
Organizaciones civiles como Poder, Fundar, y el Centro de Estudios de Desarrollo Rural, denunciaron que, durante la primera fase de exploración del terreno, la minera ya provocó daños en manantiales naturales afectando a agricultores que viven del agua para subsistir.
Almaden Minerals respondió que, a pesar de las sequías, la mina se abastecerá de la lluvia que almacenará en dos presas que construirá, y que incluso donará a las comunidades el agua que sobre del proyecto, de acuerdo con lo publicado en su Manifestación de Impacto Ambiental, ahora rechazada por Semarnat.
También subrayó en el reportaje publicado por este medio a finales de agosto que no succionará agua de río alguno y que no abrirá pozos. Aunque en la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto introdujo un matiz que los ambientalistas y académicos denunciaron que es “la puerta de entrada” a utilizar agua del río: la minera admitió que, además de la lluvia, se abastecerá “de flujos de agua subterránea”, aunque recalcó que es agua que ya está acumulada en el lugar donde perforarán la mina.
En cuanto a las afectaciones ambientales, Almaden Minerals respondió que almacenará los residuos en depósitos secos y filtrados, es decir, ya depurados de ácidos, para “reducir” la huella de contaminación.
La población de Ixtacamaxtitlán, por su parte, está dividida.
Por un lado, hay ciudadanos que están a favor de la minera, que prometió que dará empleo a 600 personas en comunidades pobres, y que para el final de los 11 años de vida del proyecto dejará en las arcas de Puebla y del municipio más de 2 mil millones de pesos por el pago de impuestos.
Y, por otro lado, están los que rechazan la mina por sus implicaciones ambientales en una zona marcada por la sequía, y quienes denuncian que la minera canadiense no hizo una consulta a los pueblos indígenas. Este grupo, además, critica que detrás de las acciones altruistas que presume la minera canadiense en la zona del proyecto, como como equipar escuelas, o donar sillas de ruedas, se esconden jugosas ganancias para sus arcas: más de 6 mil millones de pesos netos por la venta de toneladas de oro y plata.