“La nota está aquí en este micrófono, no en las paredes”, dijeron familiares de víctimas de feminicidio o sobrevivientes de violencia machista mientras contaban sus historias desde el templete instalado en el Zócalo, el único punto de la marcha feminista de este miércoles en el que se desató algún choque entre manifestantes y policías.
La marcha de este 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y a la que asistieron entre mil y dos mil mujeres, según las organizadoras, lejos estuvo de ser como las últimas manifestaciones feministas en la ciudad: con policías rodeandolas, usando extintores para contenerlas y violentando su derecho a marchar.
La diferencia notoria fue la ausencia visible de policías en todo el trayecto del Monumento a la Revolución hasta el Zócalo, gracias a un acuerdo entre las organizadoras de la movilización y la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México (Secgob).
Aunque en los alrededores había camiones y agentes preparadas, no estuvieron escoltando a ambos lados del contingente, como en otras ocasiones, y ni siquiera policías de tránsito se veían al paso. Solo 391 integrantes de un Grupo de Diálogo y Convivencia de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad, integrado por funcionarias de distintas dependencias que funcionaron como valla de paz, vestidas con color naranja y que por momentos incluso acompañaban las consignas feministas.
La marcha arrancó puntual a las 4 de la tarde y avanzó rápidamente, casi sin detenerse, por Paseo de la República y Avenida Juárez en el centro de la ciudad. La encabezaron familiares de víctimas y sobrevivientes, seguidas de otros grupos independientes de mujeres y organizaciones sociales como Las Constituyentes, Pan y Rosas y una representación indígena zapatista.
El llamado Bloque Negro, integrado por jóvenes que visten totalmente de ese color, se tapan el rostro y suelen tomar acciones directas -como se identifica a las pintas en mobiliario o edificios, así como otras reacciones para manifestarse-, iba a un lado, por momentos adelantándose o rezagándose.
Pero ante la ausencia de policías, el grupo avanzó acompañando a la marcha y no hubo intercambio de agresiones; y ante una mayor presencia de vallas metálicas altas que protegían edificios y comercios, solo realizaron pintas a su paso y rompieron algunos cristales de mobiliario urbano, además de reclamar a los hombres que las grababan que no lo hicieran.
El contingente completo avanzó pacíficamente y a la vista de gente que estaba en el Centro Histórico por la calle 5 de mayo hasta llegar al Zócalo a las 5 de la tarde, ya que también se había acordado que las autoridades permitirían la entrada hasta ese punto, aunque permanezca el plantón de casas de campaña de la organización Frena contra el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sobre un templete instalado frente a Palacio Nacional, se leyó un pronunciamiento y se escucharon testimonios dolorosos de violencia machista e inacción de las autoridades para resolver los casos.
“Por todos lados se nos habla de la muerte, de una pandemia que ha conmocionado al planeta entero. Se imponen nuevas reglas, se fabrica una nueva normalidad que es funcional al capitalismo. Se nos cubre la boca, se nos pide silencio y se nos conmina al aislamiento. Pero nosotras, compañeras, vivimos estos tiempos de confinamiento de manera muy particular: nosotras resguardamos la vida no solo del COVID-19, sino también del riesgo a ser asesinadas brutalmente durante esta pandemia, y de la posibilidad de contagio al ver profundizada la precarización de nuestras vidas”, leyó una mujer para dar inicio al mitin.
Agregó que las estadísticas oficiales muestran que más de dos mil mujeres han sido asesinadas durante el confinamiento, y que más de ocho mil han denunciado haber sido violadas.
“Los datos están ahí a pesar del discurso presidencial que busca minimizar e invisibilizar la violencia a la que nos estamos enfrentando las mujeres y las niñas”.
Mientras ocurrían los pronunciamientos, algunas de las jóvenes del Bloque Negro comenzaron a retirar las vallas que protegían la Catedral e incluso subieron a las rejas. De pronto, aparecieron desde un costado decenas de policías mujeres que formaron una fila hasta cubrir totalmente el templo. Estaban en la parte interna, por lo que no hubo contacto con las manifestantes, que tan solo lanzaron cohetones que no llegaron a alcanzarlas.
Pero después de eso, las chicas se movieron hacia Palacio Nacional para quitar también esas vallas. Entonces se repitió la aparición inmediata de decenas y decenas de policías; y lo mismo ocurrió minutos después cuando las jóvenes tumbaron parte de las protecciones que rodeaban al campamento de Frena e incluso arrancaron algunas tiendas de campaña vacías a las que luego prendieron fuego.
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El gobierno de la Ciudad de México emitió por la noche un comunicado en el que dividió a las mil participantes en dos contingentes y acusó que uno de ellos fue quien rompió lo acordado previamente.
“Una de las colectivas de Acción Directa incumplió el acuerdo de manifestarse pacíficamente al derribar las vallas que se encontraban frente a Palacio Nacional, por lo que elementos del agrupamiento Ateneas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) conformaron un cerco para evitar vandalizaciones en el edificio. Posteriormente, elementos de la SSC mantuvieron su presencia y realizaron acciones de contención para prevenir enfrentamientos entre las personas que se encuentran acampando en la Plaza de la Constitución”, afirmó.
Aunque la Red Rompe el Miedo, que monitoreó el desarrollo de la marcha, criticó la reacción de la policía.
“Según los protocolos de actuación policial, los elementos de seguridad deben estar a una distancia que justo no genere un clima adverso para el ejercicio de la protesta. Y en diversas ocasiones se vio el acercamiento de los elementos lo que generó encono con manifestantes”, señaló la coordinadora, Paula Saucedo.
Por alrededor de una hora, se repitieron los episodios en los que las jóvenes retiraban vallas, llegaban policías, había empujones en los que a veces les quitaron escudos y respondieron activando extintores, aunque en mucho menor cantidad que durante la pasada marcha por la legalización del aborto el 28 de septiembre. Y al seguir llegando más elementos a rodear a las manifestantes, ellas gritaban que no se dejaran encapsular y corrían hacia otro punto de la explanada, donde volvía a darse una escena similar.
Las víctimas sobre el templete reclamaban que la policía no actuara con la misma celeridad para buscar a sus agresores, a los feminicidas que les quitaron a una mujer de su familia. Recordaban también, en medio del sonido de cohetones y el polvo verde que despiden los extintores que usan las agentes, la represión que ha sufrido el movimiento feminista en los últimos tiempos: los disparos en una marcha en Cancún, Quintana Roo, el pasado 9 de noviembr; las detenciones y golpes en el Estado de México el 11 de septiembre; agresiones en León, Guanajuato, el 22 de agosto; y distintas represiones y encapsulamiento de manifestantes durante la jornada por la legalización del aborto el 28 de septiembre.
Al final, el Zócalo quedó completamente rodeado por agentes, solo con la salida abierta por 5 de mayo. Según el comunicado de la Secgob, participaron mil 500 del cuerpo Ateneas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), además de 80 elementos de Bomberos, 44 del Escuadrón de Rescates y Urgencias Médicas (ERUM) y 23 de Protección Civil.
El saldo oficial fue de 20 civiles que recibieron atención médica en el lugar y 23 policías lesionadas, seis de ellas que fueron trasladadas a un hospital. Mientras que “20 mujeres con actitud muy violenta fueron retiradas del lugar para evitar la generación de violencia”.
Alrededor de las 6 de la tarde, las manifestantes empezaron a dispersarse y las familias de víctimas y sobrevivientes dieron por concluido el mitin. Solo quedaron pequeños grupos que prendieron fuego a escudos policiacos, pancartas y algunas casas de campaña, y que seguían derribando vallas metálicas, mientras la noche iba cayendo y la explanada fue quedando solo llena de policías.