La Iglesia católica calificó como “preocupante” la regulación del uso de la mariguana aprobado por el Senado el pasado 19 de noviembre.
“Esta iniciativa es la puerta de entrada para drogas más peligrosas y adictivas con graves incidencias en la degradación del tejido social”, señala la editoral de la publicación Desde la fe.
La Iglesia señala que es importante el análisis de la cannabis para uso medicinal, enfocado al bien de la salud humana, “pero un tema muy distinto es la permisividad en el ámbito social de sustancias que afectan la personalidad y la conducta de los individuos”.
El Senado aprobó tres formas de uso “adulto” de la mariguana: mediante el cultivo personal sin fines de lucro; por asociaciones cannábicas, o en establecimientos autorizados.
La Iglesia recordó que en 2015, durante un foro en la Universidad Pontificia de México se concluyeron cinco puntos respecto a la legalización de la marihuana.
Entre ellos estaban que la regulación del consumo ayuda a disminuir la violencia del narcotráfico y el peligro para los consumidores, pero se envía un mensaje equivocado a la sociedad, propiciando un aumento del consumo y los problemas sociales y de salud implicados.
Por lo que las políticas públicas deben buscar soluciones integrales y “no sólo tratando de resolver las consecuencias, sino, sobre todo, las causas”.
“Dentro de dos males no se trata de elegir el peor, como es abrir la puerta a los jóvenes al consumo de estupefacientes que afectan su salud, su desarrollo y su inserción positiva en la construcción de la sociedad”, añade.
La Iglesia señala que el Estado y las instituciones públicas y sociales deben centrarse en prevenir el consumo de drogas, la educación y el fomento de valores “no en la degradación cultural y social”.