A pesar de que no existen pruebas científicas que demuestren la efectividad y seguridad del dióxido de cloro como medicamento, un grupo de manifestantes se reunió este domingo en el Ángel de la Independencia para exigir que este elemento químico se use como tratamiento para la COVID-19 en los hospitales.
Alrededor de 100 personas escucharon diversas charlas con educadores, químicos y médicos que aseguran, entre otras cosas, que la COVID-19 es una pandemia y que el uso de cubrebocas es innecesario y hasta dañino.
El evento se convocó a través de redes de la COMUSAV (Coalición Mundial Salud y Vida), que está presente en 14 países, además de la Asociación Médicos por la Verdad y Humanos por la Verdad que también están presente en diversos países de Europa y Latinoamérica.
El doctor Efrén Cabrera Rivera, representante de Médicos por la Verdad México dijo a Animal Político que su lucha no era política, sino un “movimiento científico y pacífico”.
Aunque señaló que “muchas de las vacunas actuales tienen elementos que se relacionan con el autismo”, no se considera antivacunas, pues reconoce que las “vacunas viejas tuvieron grandes resultados a favor de la salud”.
La serie de charlas comenzó con un ritual para agradecer a la Madre Tierra.
“No tenemos miedo de respirar, ni al uso de cubrebocas”; “la verdad nos hará libres”, “yo soy el ADN de Dios”; “No a la vacuna obligatoria”; “No al 5g” y “La verdad nos hará libres” son algunas de las consignas que gritaron los asistentes.
Los participantes a quienes se les dio uso del micrófono sostuvieron que el uso prolongado de cubrebocas es perjudicial para la salud y causa hipoxia. También pidieron que no se permita la vacunación, acusaron a Bill Gates y a la OMS de ser parte del “nuevo orden mundial” y aseguraron que no eran conspiracionista ni negacionistas, sino “curiosos” que leen y buscan de la verdad.
La COMUSAV promueve el uso del dióxido de cloro como un fármaco para “curar” enfermedades tales como la COVID-19.
Sin embargo, hasta el momento no existen pruebas científicas que demuestren su eficacia. Tampoco es una sustancia aprobada por las autoridades nacionales ni internacionales.
Lo que sí hay son casos médicos documentados sobre las consecuencias negativas de su ingesta. Por ejemplo, este artículo médico de M. Zhao y Y. Wang sobre el daño causado al organismo por el consumo de dióxido de cloro: “Esta sustancia se ha vinculado a riesgo de hemólisis, sobre todo en población con déficit enzimáticos como el de glucosa 6 fosfato deshidrogenasa. También daño miocárdico y genotóxico“.
El único contenido disponible en la página de la COMUSAV México es una entrevista realizada al doctor Manuel Aparicio.
Aparicio, que ha dado entrevistas a diversos sitios de iInternet, defiende el uso del dióxido de cloro como tratamiento médico, bajo el argumento de que “existen muchos detractores que lo confunden con el hipoclorito de sodio” que no es lo mismo. Aparicio también dice que se utiliza para transfusiones de sangre, pero de acuerdo con una verificación que realizó El sabueso, de Animal Político, esto es falso.
Señala que según su experiencia el uso de dióxido de cloro funciona para tratar pacientes con COVID-19. Él es director del Centro Médico Jurica en Querétaro, que la Dirección de de Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) suspendió en julio por incumplir con normas de infraestructura y equipamiento.
El mismo Aparicio reconoció en la entrevista que el área de su hospital destinada a tratar pacientes con COVID-19 también fue clausurada porque el dióxido de cloro para prevenir y tratar el coronavirus no está aprobado por ninguna autoridad sanitaria.
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, a través de Facebook, Twitter, WhatsApp, están “recomendando” consumir MMS o clorito de sodio activado para “matar” al coronavirus.
En Estados Unidos, la FDA también reiteró que la venta de estos productos de dióxido de cloro “puede poner en peligro la salud de una persona y retrasar el tratamiento médico apropiado”.Las autoridades sanitarias en Chile, también señalaron que “MMS no corresponde a un medicamento y no cuenta con la autorización sanitaria de este Instituto”.
En 2016, Argentina advirtió sobre los riesgos de usar esta sustancia. Desde 2010 España también alertó a su población sobre lo peligroso que puede ser consumir dióxido de cloro. Ecuador, Colombia, Perú y Paraguay son otros de los países que han desaconsejado su ingesta.
En México, el 23 de julio la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) señaló que “no cuenta con evidencia científica que determine el uso de dicho producto para el tratamiento de ninguna enfermedad”.
En Bolivia, el 27 de junio la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud (AGEMED), advirtió que usar clorito de sodio “pone en grave riesgo la salud de la población que lo consume o pretende hacerlo”.