Las colectivas feministas que tomaron la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) seguirán con el proyecto de que sea una casa de refugio para víctimas, en especial de violencia de género, mientras que Yesenia Zamudio, fundadora de Ni Una Menos, se retiró, y con ella varias familias de desaparecidos de Guerrero.
Las diferencias de organización y métodos desde hace unos días provocaron la ruptura que finalmente se concretó este jueves, aunque cada grupo seguirá sus luchas.
El Frente Ni Una Menos se formó por familiares de víctimas de feminicidio, pero ahora ha integrado también a colectivos de víctimas de desaparición forzada. Por ello fue que al designar como refugio al edificio tomado, recibieron tanto a mujeres como a hombres que han sufrido diversos tipos de delitos y llevan años buscando justicia.
Ellas concretaron una segunda reunión con la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, las titulares del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Nadine Gasman, y de la Comisión para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), Fabiola Alanís, además de la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, a la que le pidieron que renuncie. Esta reunión fue considerada exitosa porque las autoridades escucharon brevemente caso por caso de unos 60 que les llevaron y se comprometieron a darles seguimiento para que sí avancen.
Pero la toma de la CNDH fue llevada a cabo también por colectivas de feministas muy jóvenes, que se identifican como anarquistas o radicales y se cubren el rostro ante el temor a represalias. La principal colectiva de ellas es Bloque Negro, que sí tiene como cara visible y sin capucha a Erika Martínez, madre de una niña abusada sexualmente a los 7 años, que esta vez no fue recibida en Segob, aunque había participado en el encuentro anterior, la semana pasada.
Estas jóvenes apostaron más bien a crear un refugio solo para mujeres y enfocarse en la violencia de género, y que la ocupación del edificio sea separatista, es decir, que no se permita la presencia de hombres, al estilo de las tomas que ha habido en el último año de varios planteles universitarios contra el acoso sexual. Esto para garantizar que sea un espacio 100% seguro y libre de violencia machista para mujeres.
Una de las chicas que permanece dentro explicó a Animal Político que por esa búsqueda de un espacio sin violencia es que rompieron con Zamudio, al considerar que ella era constantemente agresiva verbal y hasta físicamente, lo cual no se justifica por su dolor de que su hija Marichuy Jaimes haya sido asesinada hace cinco años, ya que ellas también tienen historias de violaciones sexuales, entre otros delitos.
Además señaló que las había puesto en riesgo al publicar algunos de sus nombres en redes sociales, y al grabar un video (que horas después borró) en el que mostraba la cara de las familias refugiadas y les pedía sus nombres, cuando algunas de ellas son desplazadas por amenazas del crimen organizado. También rechazan que tenga contacto con la policía, por la seguridad que le brinda a ella y a otras activistas que participan ahí, mientras que las jóvenes consideran que tener cerca a la policía es un riesgo por la represión que ha hecho en las marchas feministas recientes.
Zamudio, por su parte, conocida por su carácter fuerte, hizo varias declaraciones de que lo importante en la toma no eran las feministas, sino las madres y las víctimas, y que por ellas y para ellas eran las acciones, además de insistir en que ella no estaba ahí para caerle bien a nadie y que seguiría usando el lenguaje altisonante con el que expresa su enojo.
Guadalupe Rodríguez, representante del colectivo Padres y Familiares de Desaparecidos Secuestrados y Asesinados en Guerrero, explicó que cuando las asistentes a la reunión con Segob regresaron a la CNDH para informar de lo ocurrido, las jóvenes expresaron que ya no querían tener ahí a Zamudio y a dos abogadas a las que señalan de trabajar para ella, aunque ellas aclaran que son parte del Frente. Por ello, se retiró Zamudio, las abogadas, y con ellas parte de las familias de Guerrero y otras víctimas.
Rodríguez lamentó que hubiera un rechazo por parte de las feministas a los hombres que también han sido víctimas y un rechazo a que cualquiera se identifique como líder. Ella, explicó, es la representante del movimiento de desaparecidos en Guerrero, así como Karla Guerrero es la que representa a nivel nacional, y a Zamudio la reconocen como figura clave del movimiento, y así ha funcionado para coordinarse, dijo.
“Ahora dicen que la toma fue gracias a ellas y que gracias a esto es que se están atendiendo nuestros casos. A mí no me parece, ¿cómo van a decir que gracias a ellas, cuando yo llevo seis años de lucha y buscando a mi hijo y sacando cuerpos de fosas?”, reclamó.
La activista dijo que se retiran pero seguirán aliadas a Ni Una Menos, y seguirán en contacto con las autoridades para exigir que apoyen las búsquedas que ellas realizan como rastreadoras en fosas clandestinas.
Por la mañana, cuando se veía venir el rompimiento, Erika Martínez, del Bloque Negro, dijo que a ellas lo que les urgía era terminar con los enfrentamientos para seguir organizándose. El plan es realizar talleres para mujeres, por ejemplo, de bordado y costura para dar una fuente de sustento, como lo tiene ella con su proyecto “Muñeca Empoderada” que personaliza muñecas de trapo. Dentro de la CNDH se quedaron bajo su resguardo cientos de donaciones de ropa, despensa y medicinas que han recibido durante los 14 días que lleva ya la ocupación y que han estado empaquetando para repartir a víctimas que se acercan a pedir apoyo.
Las colectivas realizaron una asamblea por la tarde, pero hasta esta noche no habían hecho públicas las minutas de lo discutido y acuerdos alcanzados.
El Frente Ni Una Menos no emitió ningún posicionamiento, aunque al retirarse, las abogadas Rosalinda Pimentel y Jenny Godínez explicaron que ellas no trabajan para Zamudio, sino para el movimiento, y que continuarían como hasta ahora con el apoyo legal a todas las víctimas de feminicidio y otros delitos que se acerquen a ellas.
Aunque la CNDH dijo en días pasados que aceptaba el pliego petitorio que originalmente presentaron en conjunto Ni Una Menos y Bloque Negro, no se aclaró qué seguimiento se le dará.
Dicho pliego pide a la Comisión una recomendación con cinco puntos, uno de ellos con 36 incisos, más otras seis acciones adicionales. Entre los más destacados, se solicita un reconocimiento público de la gravedad de la violencia de género, la creación de unidades especializadas en perspectiva de género dentro de las Fiscalías y organismos de derechos humanos, reformas para poner en primer lugar a las niñas y niños cuando son víctimas de violencia sexual.
Además, la creación de un albergue para familias de víctimas, y que se sigan las quejas por represión policiaca a manifestaciones feministas ocurridas en las últimas semanas en Guanajuato, Jalisco, Chihuahua y la Ciudad de México.