Al cumplirse dos semanas de la ocupación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), otras 14 familias de desaparecidos de Veracruz, Guerrero, Coahuila y Baja California dejaron el edificio este viernes, así como un día antes lo hicieron otras 15 personas de Guerrero, después de que la líder de Ni Una Menos, Yesenia Zamudio, fuera rechazada por las colectivas feministas que permanecen dentro.
Karla Guerrero, representante nacional de varios colectivos que buscan a sus seres queridos, comentó que ellos se habían sumado al Frente Ni Una Menos y que reconocían a Zamudio como líder y como la persona que los convocó, por lo que ante la ruptura al interior de quienes mantenían la toma, ellos decidieron retirarse también. Además de estar inconformes con las actitudes de las jóvenes anarquistas que han asumido el control de lo que ocurre dentro.
De las más de 100 personas familiares de víctimas que llegaron a estar dentro de la autodenominada Casa de Refugio Ni Una Menos, según las propias activistas, este viernes ya no quedaban más que cuatro, mientras que las feministas son entre 20 y 50, según distintas versiones.
Erika Martínez, madre de una niña que sufrió abuso sexual y cara visible de la colectiva Bloque Negro, señaló que se fueron quienes habían sido traídos por Zamudio, pero que seguirán albergando a víctimas directas de violencia sexual, como su hija, además de que varias de las chicas que están ahí han sufrido violaciones, abusos sexuales o la violencia institucional del Estado.
Señaló que las apoyan algunas madres de casos de feminicidio que han sido conocidos, aunque no estén físicamente ahí. Quien sí estuvo un día antes, pero solo para llevar donaciones, fue Norma Andrade, reconocida activista fundadora de Nuestras Hijas de Regreso a Casa desde el feminicidio de su hija Lilia hace ya casi 20 años, y del que todavía falta aprehender a los tres involucrados.
“Lo que se necesita es que nos unamos, y que dejemos los egos, los liderazgos, que dejemos todo eso atrás”, comentó respecto al conflicto al interior de la toma de la CNDH. “A mí no me importa quién mientras se logre lo que queremos: que dejen de ser las autoridades tan prepotentes con las víctimas y que muevan los casos”.
Tras el deslinde de Ni Una Menos, que había sido quien firmó y presentó a las autoridades un pliego petitorio de la ocupación de la CNDH, el Bloque Negro tuvo una asamblea el jueves y este viernes hizo público su nuevo pliego. Luego de que la víspera Erika Martínez no fue recibida en la Secretaría de Gobernación (Segob) junto con las madres de feminicidios y familias de desaparecidos, se le dio una nueva cita y la atendió la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), Fabiola Alanís.
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“La OKUPA de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es un proceso histórico, la manifestación del hastío de las mujeres en México, nos representa un espacio de disidencia, una casa de resistencia, de encuentro de todas las causas feministas, siendo esto la reparación del daño por toda la violencia que vivimos. Consideramos la importancia que el espacio permanezca ya que el Estado nos debe y es momento de cobrar esa deuda histórica. Reivindicando el espacio como un lugar de aprendizaje, de encuentro entre mujeres en la cual se podrá tener un lugar donde estudiar, trabajar, ya que es un ejercicio pleno de nuestros derechos”, señala el punto 3.
El nuevo pliego se deslinda de la petición de que Rosario Piedra Ibarra renuncie a la presidencia de la CNDH, como plantearon las familias de víctimas en la reunión de un día antes.
Otras exigencias son la destitución de los cuerpos policiales que intervinieron en el desalojo de quienes tomaron la sede de Ecatepec de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM) y la posterior represión en el Centro de Justicia de Atizapán; la reprobación del uso de la fuerza excesiva en contra de mujeres por otras mujeres del agrupamiento femenil Ateneas; y la exigencia de capacitación policial con perspectiva de género.
También para los medios de comunicación solicitan que el Estado genere un protocolo de perspectiva de género para evitar la revictimización de activistas y víctimas.
Para la okupa en sí, pidieron en el primer punto inmunidad para todas las integrantes del Bloque Negro, además de adaptación de baños para tener regadera, una silla de ruedas para una mujer que lo necesita, que se garantice la seguridad de las niñas y niños que estén dentro del edificio. Y exigen la liberación de Tania Elis Hernández, estudiante de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, detenida el 25 de agosto pasado, acusada de vandalismo en el plantel.
“Se nos habló de que igual y nos podrían dar otro lugar, pero nosotras ya decidimos pues que sí, nos podrían dar otro, pero este no se va a desalojar”, señaló Martínez que fue una de las cosas que dialogaron con Alanís, pero que les dijo que no podía negociar el edificio de la CNDH porque pertenece a otra institución.
La CNDH aseguró en un comunicado que buscará una solución a las demandas de las víctimas y las colectivas, y que en los próximos días se trabajará con ellas.
“Existe una deuda enorme de años con las víctimas. La CNDH está lista para hacer su parte y coadyuvar a soluciones a la altura de los reclamos. Hacemos un llamado a los partidos, sean quienes sean, para que saquen las manos de este conflicto. Los derechos humanos son de todas y de todos”, manifestó.
El organismo señaló que no habrá ninguna medida que implique represalias o denuncias contra las manifestantes ya que su lucha y peticiones son legitimas.
El día de hoy iniciamos formalmente el desahogo del pliego petitorio entregado por colectivas a la @CNDH, a quienes se les reconoce su lucha y peticiones como legítimas y atendibles.
Los #DDHH son de todas y todos. pic.twitter.com/DgevLZZVIb— CNDH en México (@CNDH) September 19, 2020