Morena, el partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, irá a la elección más grande de la historia inmerso en una guerra interna por el control de la dirigencia, las prerrogativas millonarias y las candidaturas que estarán en juego el próximo año.
Alguna vez unificado en torno a la figura de un líder único, Morena está hoy pulverizado en tres grandes grupos que desde hace más de un año se disputan la presidencia y la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Con miras a la sucesión de López Obrador en 2024, algunos de los aspirantes presidenciales también entraron a la guerra interna y ya tomaron partido.
El pleito ya involucró al INE y al Tribunal Electoral federal, que impuso como método de elección una encuesta no prevista en los estatutos de Morena, misma que se realizará con base en un padrón no confiable e incluirá a cualquier persona que se defina como simpatizante.
La orden del Tribunal Electoral beneficia expresamente a uno de los candidatos, Mario Delgado, pues los magistrados eliminaron el requisito estatutario de que, para resultar elegibles, los aspirantes deben ser consejeros nacionales, una condición que no cumple el coordinador de los diputados morenistas. Libre del impedimento, Delgado ha orquestado una maquinaria desde San Lázaro para apuntalar su candidatura.
El actual dirigente nacional, Alfonso Ramírez Cuéllar, calificó la imposición de la encuesta como un “asalto” a la vida interna del partido y advirtió que en ella podrían participar hasta los priistas y los panistas.
Elegido como presidente provisional en un Congreso Nacional de suyo cuestionado, Ramírez Cuéllar se irá del CEN sin haber cumplido la encomienda que se le entregó a principios de este año: conducir el proceso interno de elección que durante meses atoraron Yeidckol Polevnsky, entonces secretaria general, y Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional.
Ramírez Cuéllar, que llegó a la dirigencia morenista con el beneplácito del Consejero Jurídico de la Presidencia de la República, Julio Scherer, está allanando a su vez el camino para dejar en su lugar a “alfiles”.
Aunque 105 morenistas se han inscrito ante el INE para competir por la presidencia y la secretaría general, en realidad, son tres grupos –formados por legisladores y funcionarios públicos– los que disputan el control del partido.
De acuerdo con fuentes de la dirigencia, Bertha Luján y Ramírez Cuéllar negociaron la postulación del diputado Porfirio Muñoz Ledo a la presidencia y de la senadora Citlalli Hernández a la secretaría general como si fueran una “fórmula”. Previamente hubo acercamientos con el senador Martí Batres e incluso con César Yáñez, exvocero de López Obrador y hoy coordinador general de Política y Gobierno de la Presidencia, también allegados a este bloque.
El grupo de Luján-Ramírez Cuéllar tiene el respaldo de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, una presidenciable en 2024, y del Consejero Scherer, señalaron las fuentes.
Al bloque se han sumado otros funcionarios como Gabriel García, coordinador general de Programas Integrales de Desarrollo y jefe de los superdelegados, y Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz; también diputados como Pablo Gómez, Aleida Alavez y el propio Muñoz Ledo.
Mario Delgado desplegó una estructura electoral hacia los estados a través de una organización de diputados de Morena creada expresamente para apoyar su candidatura: la Asociación Nacional de Legisladores por la Cuarta Transformación A.C.
Al evento de lanzamiento de esta agrupación, en diciembre de 2019, asistió el entonces subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, quien fue cuestionado por participar en un acto a todas luces partidista. Peralta justificó que su función de subsecretario era mantener diálogo con las organizaciones civiles, pero el bloque de Luján-Ramírez Cuéllar, actualmente en la dirigencia, lo señala como un operador electoral de Delgado en los estados.
El jefe de los morenistas en San Lázaro se postuló a la presidencia del partido junto con Donají Alba Arroyo, secretaria de Organización en la CDMX, que a su vez es identificada como operadora de Ricardo Monreal, coordinador de los senadores.
La mancuerna entre Delgado-Monreal se concretó este año, cuando ambos, de manera conjunta, operaron para que en el Congreso Nacional del 26 de enero hubiera los votos necesarios para destituir a Yeidckol Polevnsky de la dirigencia.
Entre el grupo que actualmente controla el CEN se da por hecho que el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard –también presidenciable–, apoya la candidatura de Delgado, quien fue Secretario de Finanzas y de Educación durante el sexenio del Canciller como Jefe de Gobierno de la CDMX.
Por la presencia de Monreal, las aspiraciones de Delgado también son apoyadas por el “Grupo Chiapas”, conformado por el gobernador Rutilio Escandón; Eduardo Ramírez Aguilar, presidente del Senado, y el exmandatario Manuel Velasco.
Monreal tiene otro “alfil” en la contienda por la dirigencia, aunque no forma parte del bloque de Delgado: Alejandro Rojas Díaz-Durán, senador suplente del zacatecano.
La estructura de apoyo de Yeidckol Polevnsky ha sido paulatinamente desmantelada por Ramírez Cuéllar, quien, desde la dirigencia del partido, ha revertido los nombramientos que hizo su antecesora en los Comités Directivos en las entidades federativas.
Sin embargo, la exsecretaria general busca restablecer su fuerza en los estados mediante alianzas con senadores morenistas que respaldan su candidatura, como Armando Guadiana, de Coahuila; Antares Vázquez, de Guanajuato; Américo Villarreal, de Tamaulipas; José Narro, de Zacatecas, y José Luis Pech, de Quintana Roo.
Polevnsky también cosechó el apoyo de los gobernadores Miguel Barbosa y Jaime Bonilla, a quienes acompañó en sus candidaturas a lo largo de todo el proceso electoral local de Puebla y Baja California de 2019.
La exsecretaria morenista ha colaborado con López Obrador desde hace casi dos décadas y es cercana al segundo hijo del tabasqueño, Andrés López Beltrán, junto con quien consolidó el partido en la Ciudad de México.
Algunos excolaboradores del CEN de Polevnsky inscribieron su candidatura a la secretaría general, como Carol Arriaga, quien fue secretaria de Mujeres, y Oswaldo Alfaro, exsecretario de Estudios y Proyecto de Nación.