México vive un conflicto por el agua en el estado fronterizo de Chihuahua (norte), donde agricultores tomaron una presa para impedir que el país siga abasteciendo a Estados Unidos como estipula un acuerdo de 1944.
Las protestas dejan un muerto y daños en una hidroeléctrica, mientras aumenta la presión para que México salde una deuda en el suministro.
Los dos países, que comparten 3,170 km de frontera, se surten mutuamente.
Campesinos ocupan la presa La Boquilla desde el 8 de septiembre, alegando que las entregas al país vecino amenazan sus cosechas por una sequía atípica.
Con piedras y palos, los manifestantes forzaron el repliegue de los militares que custodiaban la instalación.
Horas después, tras el arresto de tres personas que sustrajeron armas y granadas a uniformados, se produjo un incidente en el que uno de ellos hirió de bala a una pareja que había participado en la toma, según la versión oficial. La mujer murió.
El comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez, dijo que fue un “desgraciado accidente” por el cual 17 efectivos fueron detenidos.
El gobierno denunció daños en la hidroeléctrica por 4,7 millones de dólares.
Fue suscrito en 1944 y obliga a Estados Unidos a entregar anualmente 1.850 millones de metros cúbicos de agua del río Colorado, y a México 432 millones de metros cúbicos del Río Bravo.
Para cubrir su parte, México cuenta con un periodo de cinco años prorrogable por cinco más. Pero acumuló una deuda de 426 millones de metros cúbicos, cuyo plazo final vence el próximo 24 de octubre.
El presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador asegura que el país ya pagó el 82% y que la obligación se saldará a tiempo.
El acuerdo es “indefinido”, y si quisiera, el gobierno mexicano podría renegociarlo con autorización del Senado, explicó a la AFP Gonzalo Hatch Kuri, geógrafo e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Pero López Obrador descarta esa posibilidad. “No creo que haya otro convenio mejor”, dice.
Aunque el mandatario mexicano ha advertido que Washington podría subir aranceles si se incumple el acuerdo, Hatch Kuri descarta represalias.
“Estados Unidos nunca nos ha hecho la guerra por no pagarle (el agua) y ha habido quinquenios que no se ha cubierto la cuota. No ha pasado de roces diplomáticos”, señala.
Pero el gobernador de Texas, Greg Abbott, solicitó al Secretario de Estado, Mike Pompeo, interceder para que México cumpla.
“México necesita terminar este ciclo sin deuda (…), terminó el ciclo pasado, así como varios anteriores, con una deuda. Esta tendencia no puede continuar”, escribió Abbott a Pompeo el 15 de septiembre.
“Vamos a cumplir”, respondió López Obrador.
Con Donald Trump en busca de la reelección, Hatch Kuri no excluye que el agua pueda convertirse en tema de campaña.
“López Obrador ha querido tener una relación respetuosa y lo menos tensa posible con Trump, por eso quiere pagar sea como sea”, apunta.
El presidente afirma que los productores mexicanos tienen garantizada el agua para el ciclo agrícola que finaliza en octubre.
Pero los agricultores, respaldados por el gobernador opositor de Chihuahua, Javier Corral, denuncian que sacar el agua de las presas pone en riesgo el siguiente ciclo debido a la sequía en ese estado, que este año registra temperaturas de 45 grados centígrados.
Ante un hipotético desabastecimiento en Chihuahua, López Obrador ha dicho que está dispuesto a dialogar con Trump para flexibilizar el trato.
Pero critica que aun así los manifestantes, que según él son azuzados por grandes productores y adversarios del gobierno, se muestran intransigentes y optaron por la “demagogia”. A su juicio, esto revela intereses de cara a las elecciones legislativas y de gobernadores de 2021.
Por su parte, Corral acusa al gobierno de entorpecer una solución.