José Antonio Yépez alias el Marro, detenido esta madrugada en Guanajuato, era uno de los objetivos prioritarios del gabinete de seguridad del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Durante mas de año y medio fueron varios los operativos y estrategias para capturarlo que no habían fructificado hasta ahora.
Su detención para el gobierno federal era clave por dos sentidos. Primero porque se le identificaba como el principal operador del robo de combustible en la zona centro y bajío del país; y segundo porque, a su disputa con grupos rivales, se atribuye el disparo de la violencia homicida en Guanajuato.
El Marro nació el 3 de julio de 1980. Es originario de la localidad de San Antonio de Morelos perteneciente al municipio de Sata Cruz de Juventino Rosas, en inmediaciones de Celaya, Guanajuato.
Comenzó su carrera delictiva, según las fuentes consultadas, a partir de 2005 –teniendo 25 años– en actividades principalmente relacionadas con tráfico de drogas al menudeo y asalto a autotransportes. En 2008 hay antecedentes de su detención por el delito de robo, pero logró recuperar su libertad unos meses después.
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Entre 2011 y 2015 el presunto delincuente consiguió aliarse con bandas criminales locales para incursionar en actividades de robo de combustible. Ello aprovechando el debilitamiento de grupos del crimen organizado que llegaron a dominar estas actividades como el Cártel del Golfo.
El crecimiento del perfil del Marro fue notado desde 2012 por autoridades locales y federales, sin embargo, según lo señalado por especialistas de seguridad en la zona, no se implementaron acciones de contundencia para tratar de frenar su crecimiento.
Para 2016 José Antonio Yépez ya había conseguido reunir una fuerza criminal y logística considerable, que había tomado como punto de operación la localidad de Santa Rosa de Lima, otro poblado en la periferia de Celaya.
Un análisis de Juan Alcántara Soria, exprocurador de Guanajuato y extitular del Secretariado Ejecutivo del Sistema nacional de Seguridad Pública, indicaba que a mediados de 2017 “la banda de el Marro”, ya tenía presencia considerable no solo en Celaya sino en municipios aledaños del llamado “corredor industrial” de la entidad.
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En octubre de ese mismo año fue difundido en redes sociales un video en el que el Marro, acompañado de varios hombres encapuchados y fuertemente armados, anunciaba una confrontación directa con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), al que acusaba de expandirse territorialmente bajo la tolerancia de los gobiernos de todos los niveles.
En 2018 reportes del gobierno federal ya reconocían al Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL) – bajo el liderazgo del Marro- como un grupo del crimen organizado que había conseguido desplazar a bandas rivales, que lideraba las operaciones de robo de hidrocarburos, y cuya batalla con el CJNG había duplicado – para ese momento – la tasa de homicidios en la entidad-
Para 2019 el CSRL ya tenía presencia en cerca de 20 de los 46 municipios de Guanajuato, predominantemente en la zona centro, sur y sureste de la entidad. Se trataba de zonas clave para el trasiego de drogas hacia la zona norte y del Bajío, y para el “huachicoleo” por la presencia de líneas de suministro de combustibles y la refinería de Salamanca.
La escalada de violencia por la disputa con grupos rivales siguió en incremento luego de que el Marro ordenó – al igual que sus contrapartes – secuestros y ejecuciones de supuestos contrincantes, y el ataque a establecimientos en los que presuntamente operaban como vulcanizadoras, centros de tratamiento de adicciones, talleres, entre otros.
Los datos dan cuenta del saldo de dicha guerra criminal. Guanajuato pasó de 1 mil 96 víctimas de homicidios dolosos en 2016 a sumar 3 mil 540 víctimas en 2019, un incremento del 222 por ciento.
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En enero de 2019, luego de que el nuevo gobierno federal había establecido como la primera prioridad el combate al robo de combustible, el grupo delictivo del Marro colocó una manta en las inmediaciones de la refinería de Salamanca donde amenazaba con “asesinar a inocentes” sino se retiraban las fuerzas federales de la entidad. Un artefacto explosivo, que no detonó, fue localizado cerca de dicha instalación estratégica.
En los meses siguientes y en diversos operativos las fuerzas armadas consiguieron decomisar diversas propiedades atribuidas al Marro, entre ellas una residencia de lujo de mas de mil metros cuadrados localizada en el municipio de Villagrán, y que contaba con jardines, albercas, caballerizas, y hasta su propia toma clandestina de combustible.
Aunque fueron múltiples los operativos implementados directamente para conseguir la captura de Yépez, el objetivo no se consiguió durante 2019. No obstante, las acciones de las autoridades sí consiguieron debilitar la estructura delictiva del CSRL y el círculo cercano al Marro.
Por ejemplo, en marzo de 2019 agentes de la Fiscalía Genera de la República (FGR) con apoyo de la Marina detuvieron Agustín “M” alias el Agus, considerado un hombre clave en la estructura del Marro, pues además de coordinar acciones delictivas era el principal enlace con autoridades corrompidas en la entidad.
En ese mismo mes se reportó la detención de una cuñada del líder criminal de nombre Angélica “N”, presunta operadora financiera de la organización.
En meses posteriores se continuó con la captura de mas de una decena de presuntos operadores del CSRL. Ello pese a algunas dificultades debido al apoyo social del que gozaba el Marro, lo que obligaba a las fuerzas federales a replegarse, como ocurrió en al menos una ocasión con el Ejército en el poblado de Santa Rosa de Lima.
Para octubre de 2019 la comisionada de Seguridad en Guanajuato, Sophía Huett, aseguraba que José Antonio Yépez se encontraba prácticamente “acorralado”, que su margen de acción y movimiento se encontraba sumamente reducido, y que incluso tenia que vivir “en condiciones de incomodidad”, moviéndose de una casa a otra o quedándose hasta al aire libre.
No obstante, el año concluyó sin que se consiguiera la detención del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima.
En 2020 el cerco sobre el líder criminal se estrechó aun mas luego de la detención de su padre Rodolfo Juan “N” y de su madre Rosalba Ortiz “N”. Aunque fallas en los procedimientos ministeriales llevaron a su liberación posterior, estas capturas evidenciaron que el líder criminal ya estaba tocado en su primer círculo.
Un signo revelador de la situación en que se encontraba el el Marro lo ofreció el propio delincuente al difundirse un video en el que, con la voz cortada, reclamaba por la detención de su madre y solicitaba el apoyo de otras fuerzas criminales para tratar de continuar la batalla contra el CJNG.
El pasado 15 de julio el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, declaro que José Antonio Yépez ya se encontraba sumamente debilitado y sin el apoyo del que gozaba antes. “Ya no está en su casa con alberca, ya está en una casa a medio construir, batallando hasta para cubrir la nómina de su gente” declaró.
Justo dos semanas después de dicha declaración el Marro fue capturado en un operativo coordinado entre el Ejército y agentes de la Fiscalía de Guanajuato, en cumplimiento de órdenes de aprehensión giradas en su contra por delincuencia organizada y robo de hidrocarburos.