Mientras adentro de Palacio Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador repetía este lunes que su gobierno es el que más ha protegido a las mujeres, afuera Lidia Florencio también repetía una vez más la historia del feminicidio de su hija, que tiene ya tres años y ninguna respuesta.
Lidia cumple dos semanas de plantón en la puerta de Palacio, día y noche. Otras madres de víctimas de feminicidio han pasado algunos días y han vuelto a su casa por cuestiones de salud, o porque son de otros estados del país; chicas feministas más jóvenes han ido a apoyar, organizar talleres, conciertos y manifestarse. Pero Lidia es la única que está firme y sin descanso: no se va a mover de ahí hasta que la reciba el presidente.
Gracias al plantón, la subprocuradora de temas de Género del Estado, Dilcya García, le dijo que ya tenía una información muy importante del caso y la citó la semana pasada en Toluca por la noche, pero como tuvo un derrame en un ojo por el estrés y no tendría dónde dormir allá, Lidia pidió que le reprogramaran la cita y fuera en la Ciudad de México, así que está en espera de una nueva cita.
Su hija Diana Velázquez Florencio salió de su casa en Chimalhuacán, Estado de México, el 2 de julio de 2017 para hablar por teléfono y tomar aire, pero ya no volvió a entrar. Su cuerpo apareció horas después en un terreno, entre la basura, golpeado, violado y sin vida.
Pero la familia no la encontró hasta una semana después, porque las autoridades le pidieron esperar 72 horas antes de levantar la denuncia, y el cadáver encontrado había sido reportado como de un hombre. Hasta que buscándola, su hermana Laura fue al Forense de Nezahualcóyotl a preguntar y resultó que había un cuerpo con las características que buscaba, y apilado entre otros, sin la conservación adecuada, reconoció a su hermana.
Entre lágrimas, Lidia cuenta que fue al lugar donde la encontraron a preguntar si alguien sabía algo. Pero también a preguntar si alguna autoridad había ido a entrevistarlos, a buscar pruebas, a investigar… y la respuesta fue que no.
“Yo no perdono a los que me mataron a mi hija y no perdono a todas esas autoridades que no han hecho absolutamente nada, porque no han hecho nada para buscar a los responsables, porque no han castigado a todas las autoridades que tuvieron conocimiento de lo que hicieron con Diana. No ha habido un castigo para esas autoridades omisas, indolentes, ineptas, porque no están haciendo su trabajo y los casos siguen en la impunidad por todas esas autoridades que no hacen nada”, reclama.
Critica también que el gobernador de su estado, Alfredo del Mazo, se diga defensor de las mujeres, cuando ella no se ve ningún cambio en la violencia que sufren sobre todo, dice, las mujeres pobres, las de la periferia, del oriente, donde diario son violadas, secuestradas, quemadas y asesinadas de maneras terribles.
Según Lidia, ni siquiera hay una línea de investigación definida en el caso de su hija. Animal Político preguntó al respecto a la Fiscalía del Edomex, que contestó que entendía el dolor de la familia pero eso no era cierto, aunque no dio más detalles del caso.
A Lidia la acompañan algunos días, como este lunes, su hijas Laura, de 25 años, y Camila, de 5. En el día, el sol cae sobre la plancha del Zócalo y los plásticos de las carpas bajo las que se resguardan más bien se convierten en un horno. Después cae la lluvia algunas tardes, y aunque han puesto tarimas para las casas de campaña, el agua corre alrededor y el frío se cuela. Por las noches, son horas de no poder ir al baño, ya que usan uno público que cobra 5 pesos, pero cierra a las 11 de la noche y vuelve a abrir hasta la mañana.
El 6 de julio, que inició el plantón, las madres y activistas llegaron a las 5 de la mañana para tratar de acercarse al presidente por la puerta por donde entran los periodistas todas las mañanas a la conferencia de prensa matutina. La directora de Atención Ciudadana recibió un escrito, pero ellas insisten en que el punto clave que exigen es una reunión con el presidente, que todos los días habla durante horas en conferencia al interior del edificio.
Ese día se acercó a ellas la encargada de despacho de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las mujeres (Conavim), Balbina Hernández, a tratar de convencerlas de no montar el plantón y prometerles actuar en los casos, pero reclamaron compromisos por escrito. Estos llegaron dos semanas después, este lunes, pero los rechazaron por considerar que no responden a nada concreto, sino que solo repiten en que ya están funcionando las Alertas de Género y se trabaja para evitar los feminicidios.
El pliego petitorio de las mujeres en plantón pide que se declare una Alerta de Género nacional y no alertas regionales, la ampliación de las facultades de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), una base de datos de huérfanos del feminicidio, reformas en los códigos penales del país para que todo asesinato de una mujer se tipifique de inicio como feminicidio. Y lo más importante, la reunión con López Obrador y un pronunciamiento de su parte sobre los feminicidios.
“Yo he estado aquí todo el tiempo, desde que llegamos el 6 de julio. Especificamos que queremos una reunión con el presidente para que sean atendidas nuestras demandas de justicia. Y sobre todo, que él se comprometa, porque vemos que es un presidente que no se compromete con las familias, con los feminicidios… que ni siquiera llama por su nombre a los feminicidios; cuando se le cuestiona habla de homicidios de todo género”, lamenta.
Este lunes en la conferencia matutina, el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, reportó que los feminicidios han aumentado 7.7% en lo que va del año, que junio fue el peor mes con 99 casos reportados. Pero López Obrador respondió que sus adversarios se han envuelto en la bandera del feminismo para criticarlo y quienes lo acusan de no atender el problema son “los conservadores”.
Para Lidia, esa declaración es como una bofetada en pleno rostro, dice.
“Yo no navego con ninguna bandera de ningún partido; yo lo único que llevo en el corazón, en la mente y en mi lucha es el nombre de Diana. Por eso estoy aquí”.