Las exposiciones para conocer las innovaciones en tecnología, industrias, viajes, elección de carreras, ferias de empleo, congresos de profesionales de diferentes especialidades como médicos, ingenieros, o fiestas de aniversario de empresas, asambleas de sindicatos, y cualquier tipo de reunión de negocio o entretenimiento, preparan su activación para septiembre próximo con una nueva normalidad que, contrario a su naturaleza, tratará de mantener a la gente lo más distanciada posible.
De la industria de reuniones dependen laboralmente hasta 140 mil personas y aunque esperan retomar actividades este año, la etapa de “revitalización” de la industria será hasta 2021, y sólo hasta 2022 existirá la “nueva normalidad”, es decir, una mayor realización de eventos, según proyecta el Consejo Mexicano de la Industria de Reuniones (COMIR).
El regreso este año lo harán bajo nuevas condiciones. Por ejemplo, en una expo o feria considerada exitosa lograba un aforo de 65 mil personas sólo en tres días, pero eso ya no podrá ser porque las entradas serán limitadas, en horarios escalonadas y con la mayor distancia posible, explica el presidente de la AMIR, Jaime Salazar Figueroa en entrevista con Animal Político.
De acuerdo con el Manual de eventos de alto impacto y riesgo controlado que elaboró la COMIR para sus 18 asociaciones que agrupan a 850 empresas público, privadas y mixtas, todos los que integran la cadena de la industria deberán acatar lineamientos y recomendaciones para evitar contagios una vez que empiecen a operar.
Por ejemplo, los buffets en los restaurantes de hoteles o los lugares donde se organizan congresos o celebraciones ya no podrán hacerse; en cambio, se darán paquetes de comida individualizada y empacada, para evitar las filas y contacto entre las personas y los utensilios al momento de servir.
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Los manteles también serán de un solo uso y los menús deberán ser obtenidos a través de códigos QR para evitar la manipulación de cartas y los hoteles o restaurantes deberán establecer calendario para sanitizar oficinas, espacios públicos y el lugar del evento.
El aire acondicionado también deberá garantizar uso adecuado y procesos de higiene y desinfección, además, será obligatorio la instalación de unidades médicas para atender emergencias y situaciones sanitarias de primer contacto.
Mientras que para los expos y eventos recintos fuera de hoteles, los organizadores deberán rentar espacios más amplios que el estándar anterior al coronavirus para asegurar sana distancia y deberán usarán dispositivos de monitoreo de multitudes.
Para el caso de compras en el sitio, la recomendación es que no se haga con dinero en efectivo, sino vía transferencias electrónicas o paga con tarjetas, para evitar el intercambio de papel y monedas.
Los ponentes deben evitar entregar material en físico y deberán preparar sus exposiciones sólo por medios electrónicos, incluso evitando usar control remoto. Pero para la utilización de aparatos, equipo o gadget que pasen de mano en mano, “deben ser sanitizados cada que suceda, incluyendo micrófonos de mano, pedestal”.
Y en caso de los actos para homenajear a alguien en situación de alta vulnerabilidad, se pide que su intervención sea sólo por medios virtuales.
Todos los puestos de atención e información dentro del evento deberán tener barreras acrílicas transparentes entre el personal y los participantes. Todo el personal deberá usar mascarillas y guantes durante todo el evento y cada medio de transporte en el sitio deberá manejarse a medio cupo, es decir, dejar un asiento libre para el requerimiento mínimo de sana distancia.
Los asistentes sólo podrán entrar en turnos de visita o por sesiones y los organizadores deberán hacer establecer una logística en el montaje por horarios y en zonas distantes entre sí.
Para los empleados de esta industria se pedirá mantener un monitoreo especial en enfermedades crónicas y los dueños de las empresas deberán garantizar el sueldo para aquellos trabajadores que no vayan a trabajar debido a enfermedad o a algún síntoma de cualquier tipo de enfermedad respiratoria o sospecha de COVID-19.
Todas estas adaptaciones encarecerá hasta 30% la realización de eventos, y la industria aún no determina si lo pagará el organizador, los recintos o los clientes, porque “obviamente tenemos una economía muy dañada, pero no por la pandemia, sino por la carencia de un plan económico con incertidumbre del actual gobierno federal”, asegura Salazar Figueroa.
Aunque confía en que la joven industria en México, que apenas tiene unos 50 años, “regresará con mucha fuerza paulatinamente, pero hacia finales del próximo año creemos que ya estaremos trabajando fuerte en la nueva realidad porque el ser humano que necesita interacción. Necesitamos reencontrarnos”.
La industria tendrá una pérdida de 153 mil millones de pesos entre gastos directos e indirectos, por eso es que, según cálculos de la comisión, este ámbito aportaría hasta 1.64% del PIB en el país, sólo aportará 1.4% con los 259 mil eventos que se prevén retomar el resto del año.