Silvia Valerio sufrió hace un año un infarto cerebral, lo que se conoce como EVC. La señora de 68 años enfrenta además otros padecimientos: hipertensión, diabetes y una afección en la tiroides.
Cada mes, sus hijos acuden a la farmacia de la Unidad de Medicina Familiar del IMSS #186 a recoger los medicamentos para su madre. Pero hay algo que les preocupa: desde que empezó la contingencia por la pandemia de COVID no han podido llevarla a consulta con el neurólogo.
Esas consultas de especialidad tendría que tomarlas en el Hospital General Regional #72 de Tlalnepantla, en el Estado de México, municipio en el que vive desde hace más de 45 años. Pero con la pandemia el hospital se reconvirtió en 100% Covid. Nada distinto a esa enfermedad se atiende ahí.
La institución sanitaria incluso está acordonada y con los accesos cerrados. Muchas personas prefieren ni acercarse a la zona después de que, en abril pasado, hubo un brote entre los médicos y las autoridades municipales mandaron sanitizar las calles alrededor de la clínica.
A diario Silvia, quien siempre se ocupó en las labores del hogar, pregunta a sus hijos cuándo podrá ir ya con el neurólogo. Quiere saber por qué parece temblarle más su mano derecha y si no hay riesgos de algún otro micro infarto, como los que ya ha tenido. Le preocupa también no ir con el endocrinólogo: quiere saber si su tiroides está controlada, o si está a punto de darle un susto.
La familia ya tiene cita para el lunes 29 de junio en la Unidad de Medicina Familiar, pero la consigna fue la misma de estos últimos tres meses: la señora no debe ir a la unidad médica; solo alguien de la familia, y únicamente a recoger la receta para el siguiente mes y la orden para que se le siga surtiendo el oxígeno.
Sobre las consultas de especialidades en el HGR #72 esperan recibir ya alguna instrucción, pero lo más seguro es que deban seguir esperando.
Algo muy similar está viviendo Diego, a quien llamaremos así para resguardar su identidad, paciente con esquizofrenia e hipotiroidismo. Durante dos años recibió atención médica en el Hospital General de México de la Secretaría de Salud federal. Pero, desde que empezó la contingencia por Covid, también su consulta está suspendida hasta nueva orden.
A su hermana Felicitas le dijeron que podía ir a recoger las recetas y comprar los medicamentos en la farmacia del hospital, pero ella decidió conseguirlos mejor en otro lado.
“Hablé por teléfono y me dijeron que no están atendiendo ahorita. Me pasaron un número y me dijeron que hablara a finales de junio a ver si ya me pueden dar la cita para reactivar las consultas”, cuenta Felicitas, quien vive junto con Diego, su esposo y sus hijos en el municipio de Nicolás Romero, en el Estado de México.
Gracias a su hermana, Diego no ha suspendido su tratamiento. “La señora de la casa donde hago limpieza me ha ayudado para comprar algunos de los medicamentos y yo busco dónde comprarlos barato, pero eso es siempre porque no me los dan, los tendría que comprar en la farmacia del hospital y los venden caro, en los súper están más baratos”, dice Felicitas.
Lo que le preocupa es que su hermano no ha tenido sus consultas. “Está estable, no lo veo mal, está con sus medicinas, pero pues no lo ha visto el médico y no sabemos si ya se vaya a reactivar en julio la atención o cuándo, y pues sí nos apura”.
La señora Amparo Bañuelos tampoco ha podido tener seguimiento médico. Tenía cita con el cardiólogo el 15 de mayo, en el Hospital General de Zona 2A de Troncoso. La mujer de 81 años tuvo días antes una caída que la mandó al Hospital de Magdalena de las Salinas.
De cualquier manera, no habría podido ir a la consulta en Troncoso. Pero fue su hija María Salguero. Quería darle al médico los últimos estudios de una ronda de varios hechos a la adulta mayor para confirmar si padece angina de pecho o no.
María se encontró con las puertas del hospital cerradas y un cartel donde se anunciaba que toda consulta quedaba suspendida hasta julio.
“Mi mamá está bien. El médico ya sospechaba que en efecto tiene angina de pecho y le dio tratamiento para eso desde hace meses. Así que está estable. Recuperándose de la caída. Y en caso de que algo suceda, sabemos que podemos acudir a urgencias de Troncoso porque emergencias sí atienden”, dice María con tono tranquilo.
En el mismo caso de ellos tres están miles de pacientes de instituciones públicas de salud, donde se suspendieron las consultas regulares, las cirugías programadas y todo lo que no fuera una emergencia.
Animal Político solicitó a la Secretaría de Salud, al IMSS y al ISSSTE el número de consultas que se encuentran suspendidas, pero hasta el cierre de la edición no proporcionaron la cifra. Salud respondió, por ejemplo, que el dato se debería solicitar a cada hospital.
Fueron varios médicos consultados por este portal los que dieron un esbozo de lo que se vive.
“En todas las unidades está igual –dice un médico adscrito al servicio de urología en el Hospital General de Zona #1 del IMSS, Carlos MacGregor, antes Gabriel Mancera–, aquí todos los servicios se cerraron, todas las cirugías y las consultas se reprogramaron. Solo se está recibiendo a pacientes que requieren seguir su tratamiento por cáncer de próstata”.
El IMSS, por ejemplo, estableció una estrategia para emitir a los pacientes regulares las recetas de tres meses: abril, mayo y junio. De esta forma no tendrían que ir a consulta durante ese periodo.
En el caso de las personas de la tercera edad, la recomendación fue que un familiar acudiera a recoger las recetas, y después cada mes a la farmacia a por los medicamentos.
Las Unidades de Medicina Familiar están funcionando así. Solo para emitir alguna receta, corregir alguna, o por si alguien requiere una consulta extraordinaria. Pero la consigna es no acudir.
“La finalidad es que no salgan de su casa para que no se contagien en el hospital, porque un paciente diabético o con hipertensión es más susceptible de enfermarse gravemente, y a la vez pueden saturar las áreas de atención Covid”, explica una médica de la UMF #15 del IMSS, en Calzada Ermita Iztapalapa, en la Ciudad de México.
En caso de que tengan alguna complicación, o agravamiento de su padecimiento, explica, pueden solicitar su consulta.
“Por ejemplo, a veces los diabéticos se descompensan y nada más hay que hacer un ajuste del medicamento, de la dosis. En ese caso pueden venir a la unidad y se les atiende. Pero, en caso normal, lo ideal es que con la medicación para 2-3 meses ya no venga”.
Animal Político solicitó información al IMSS para saber si ya existe un plan para ir reactivando la atención a los pacientes regulares, pero hasta el cierre de la edición no hubo respuesta.
En los hospitales y clínicas del ISSSTE la estrategia fue la misma, dieron recetas resurtibles para que la gente solo fuera por los fármacos. Los servicios de apoyo diagnóstico como los análisis clínicos de laboratorio, los de rayos X e imagen se han mantenido pero solo para quienes ameritan una valoración urgente.
Hasta momento, confirmó la institución, aun no se sabe cuándo se normalizarán todos los servicios.
Por su parte, la Secretaría de Salud respondió que respecto a los institutos y hospitales de alta especialidad federales, la reactivación dependerá de varios criterios que cada hospital va a definir por medio de un plan.
En este se incluirán las patologías y cirugías prioritarias que comenzarán a atenderse. Pero, para esto debe existir un periodo o tendencia clara de menor ocupación en los Hospitales Covid.
Un residente del Instituto Nacional de Nutrición asegura que todas las consulta siguen suspendidas y aún no hay un plan para reactivarlas.
“A los pacientes menos estables se les ha dado seguimiento por teléfono, y a veces presencial, pero esto solo si es muy necesario. Por ahora no se sabe cuándo se reactivará todo, pero creemos que aún no es posible porque el hospital está reconvertido para ser 100% Covid. Además, nuestros pacientes tienen muchas comorbilidades y es un riesgo hacerlos salir a la calle y venir al hospital”, afirma el médico.
En el Hospital Juárez de México, la reactivación de las consultas y los servicios es algo que sí se está ya considerando.
Gustavo Lugo, director médico explica que aquí se siguió atendiendo todo lo relacionado a enfermedades que no pueden esperar: cáncer, problemas renales, hematológicos, afecciones en población infantil, embarazo, sobre todo los de alto riesgo.
Con el resto de los servicios se hizo una evaluación por servicio. En este hospital se atienden 53 especialidades, entre quirúrgicas y médicas “que nos obligan a tener diseños diversos”, dice Lugo.
Lo que se hizo, “es identificar por servicio el impacto que pudiera tener interrumpirlo, en base a eso decidimos qué debería seguir: como otorrino, maxilo facial, geriatría, gastroenterología sobre todo en endoscopía, salud mental, eso no se ha suspendido, pero hemos bajado el flujo e hicimos conciliaciones con instituciones para que los pacientes se pudieran ir a atender a otro sitio si era necesario”.
Del resultado de ese análisis, en este hospital también siguió operando una consulta mínima, sobre todo en la mañana.
Sin embargo, Lugo reconoce que el usuario en contención ya va a empezar a requerir evaluación.
“Estamos previendo ya cómo vamos a manejar esto, para reactivarlo. Pero necesitamos considerar todas las medidas, desde que el paciente sale de casa, cómo se van a trasladar y lo que implica que vengan al hospital”.
Para la reactivación se hará también un análisis.
“Estamos ya preparando el modelo de cómo vamos a reactivar las consultas externas con las 53 especialidades, porque no sabemos si será en agosto o septiembre, y los casos que están controlados se nos pueden descompensar”.