Nota del editor: todos los nombres fueron cambiados para cuidar la identidad de las personas entrevistadas y por petición expresa de todas ellas.
“En la empresa empezaron a despedir a la gente, pero yo nunca me imaginé que me tocaría a mí, porque yo tengo en cuenta que a las mujeres embarazadas no nos pueden despedir de los empleos”, cuenta Cecilia, que tiene cinco meses de embarazo. “Pero después me hablaron a mí de Recursos Humanos y me dicen: ‘es recorte de personal’, y les dije: ‘oye, no me puedes despedir porque estoy embarazada y voy a perder el seguro’, y ellos me dicen: ‘yo no sé’”.
Cecilia, de 32 años, quien será –aclara- madre soltera, perdió su empleo el 24 de marzo pese a que se encuentra entre la población vulnerable ante la pandemia de COVID-19 y a que el Gobierno federal ha insistido en que los patrones no pueden despedir a sus trabajadores con motivo de la emergencia sanitaria.
Ubicada en León, Guanajuato, la empresa para la que trabajaba Cecilia “a destajo”, Safi, S. A. de C. V., dedicada a la producción de calzado industrial, no le pagó liquidación, aunque ella había trabajado ahí ya un año y ocho meses.
“El contador me dijo: ‘yo no tengo nada contra nadie, simplemente te tocó el recorte de personal’, y yo le dije: ‘es que no pueden correrme’, y dice: ‘sí podemos despedir’”, detalla.
Al día siguiente de su despido injustificado, Cecilia fue a la Junta de Conciliación y Arbitraje, pero la encontró cerrada, como parte del mandato oficial de que los funcionarios públicos de sectores no esenciales del gobierno se ausentaran de los centros de trabajo.
“Fui a conciliación al siguiente día pero tampoco me dieron respuesta, sólo me dieron un teléfono, ni siquiera me atendieron adentro, porque está cerrado”, cuenta.
Cecilia, que pide reservar su identidad, no sólo fue despedida arbitrariamente, sino que además se encuentra desprotegida por la autoridad laboral.
La Procuraduría Federal de Defensa del Trabajo (Profedet) habilitó tres líneas telefónicas para dar asesoría a personas afectadas por abusos laborales, y publicó el martes una guía rápida en la que reitera que no existe fundamento legal para que las empresas despidan a sus trabajadores ni para pagarles el salario mínimo; el jueves, Animal Político intentó establecer comunicación en varias ocasiones con las líneas de la Profedet, pero, o bien no contestaron o ni siquiera se enlazó la llamada.
A su vez, la defensoría laboral de la Ciudad de México habilitó cuatro líneas de WhatsApp en las que asesores se limitan a recomendar a las personas despedidas no firmar ningún documento, y les informan que sólo hasta que se levante oficialmente la emergencia sanitaria podrán iniciar el trámite de conciliación o demanda, esto es, al menos, hasta el 30 de abril. Ello significa que, durante un mes, o más, los trabajadores estarán desprotegidos.
Animal Político lanzó en internet un formulario abierto para recibir denuncias de despidos injustificados y les dio seguimiento, consultando tanto a las personas afectadas como a las empresas señaladas. El ejercicio demostró que varios patrones han recurrido a prácticas como no pagar a sus trabajadores una liquidación conforme a la Ley Federal del Trabajo, forzarlos a firmar cartas de consentimiento o convencerlos de tomar días de descanso sin goce de sueldo.
Cecilia rechazó firmar el documento que le entregaron personas de recursos humanos y el contador de su empresa, por lo que sólo le pagaron la semana de sueldo que le correspondía: mil 600 pesos. Se trata del culmen de una cadena de malos tratos. Antes de ser separada de su puesto de trabajo, Cecilia trabajó un año y medio sin seguro social, que le fue concedido sólo hasta que tuvo un accidente que puso en riesgo su embarazo.
“Me acababan de asegurar en enero porque tuve amenaza de aborto, pero no estaba asegurada, ya tenía trabajando un año y medio ahí, les pedí el seguro cuatro veces y no me hicieron caso nunca, hasta que tuve amenaza de aborto. Cuando regresé de los dos días que me dieron de reposo, ya no me pusieron en mi lugar, me cambiaron y me bajaron el sueldo”, indica.
Animal Político contactó al teléfono de Safi, pero una persona señaló que el personal administrativo podría atender la petición a partir del 20 de abril y no proporcionó otro medio de contacto.
Vania fue despedida el pasado 26 de marzo a través de una videollamada mientras realizaba home office. La empresa que la despidió se llama Another Company, una agencia de comunicación con filiales en otros seis países de América Latina y el Caribe y que tiene entre sus clientes a una treintena de marcas nacionales y transnacionales.
“Mi directora me dice que han tomado la decisión de recortar personal y que yo he sido elegida. Nos dice recursos humanos que no es por falta de desempeño, no es por incumplimiento de contrato, al contrario, es por la crisis, y obviamente el discurso de: ‘nosotros no queríamos llegar a esto, nos duele mucho, pero se va a tomar esta decisión’”, relata.
Vania, que labró un año y 8 meses en la compañía, fue citada días después para firmar un “convenio de término” de la relación laboral.
“Me dijeron que mi contrato trae una cláusula donde se puede finalizar en determinado momento con un convenio monetario, digamos que un finiquito, ellos lo manejaron como ‘finiquito’, pero en realidad era una liquidación”, señala.
En respuesta, la empresa reconoció que ha tomado “decisiones difíciles”, pero rechazó haber hecho recortes de personal.
“También tomaron decisiones difíciles derivado de la contracción del negocio en industrias estratégicas con las cuales trabajamos, en vista de mantener la operación con el menor impacto posible”, informó vía electrónica Carla Mucharraz, directora de talento humano de Another Company.
“En atención a los hechos actuales, podemos asegurarte que estamos en línea con la declaratoria de emergencia que recientemente comunicaron las autoridades, y a partir de ese momento, nuestro grupo no ha tomado decisión alguna que conlleve un recorte de nuestro personal o cualquier otra acción que contraponga estas nuevas medidas”.
Vania asegura que, junto con ella, fueron separadas de su trabajo otras 30 personas. La situación de despido en medio de la crisis sanitaria le ha causado problemas de ansiedad.
“Yo trato de no rendirme, no apanicarme, porque yo sé que vienen tiempos muy difíciles: si me voy al extremo de la ansiedad y al pánico no me va a servir de nada, sólo me voy a afectar a mí misma; trato de tomarlo con calma, seguir buscando oportunidades laborales, ver si, aunque la crisis esté en un punto grave, se puede seguir buscando oportunidades”, comenta.
Knotion, empresa basada en Morelia y con filiales en Guatemala y Chile, despidió el pasado 20 de marzo a alrededor de 75 empleados, a decir de Mariana, quien trabajó 3 años y medio para esta empresa que diseña software educativo para instituciones de educación. Entre sus socios se encuentran 22 organizaciones internacionales y marcas como Apple, CNN, BBC y Discovery.
“Mencionaron que fue por recorte de personal y que, debido a la contingencia sanitaria, tenían que adelantar ese recorte, porque ya era un ultimátum del corporativo y que ese día era nuestro último, así que tenían que hacerlo sí o sí ese mismo día”, relata Mariana.
“Nos dijeron que nos esperáramos para firmar nuestra ‘liquidación’, nos hicieron esperar entre 3 a 5 horas, sin decirnos los motivos de por qué nos habían seleccionado a nosotros para el recorte, y al momento de que entramos nos hicieron llamar con el abogado y nos hicieron firmar (un documento) donde literalmente nos decían que era una renuncia voluntaria”.
Tras los años que trabajó contratada en un esquema de “doble nómina”, expone, en el que cotizaba con el salario mínimo en el seguro social (fue subcontratada mediante la empresa de outsourcing GTM Organización de Servicios Empresariales), Mariana recibió 30 mil pesos menos de lo que le correspondía por ser despedida.
“Les dejé en claro que no estaba de acuerdo, pero que, debido a la contingencia, necesitaba el dinero”, comenta. Agrega que un grupo de 50 personas afectadas se organizó para emprender una demanda contra la empresa, pero se encontraron con el cierre de la Junta de Conciliación y Arbitraje.
“No estamos hablando de 3 o 4 días, es un mes completo lo que ellos (la Junta) no van a estar trabajando, y en lo que proceden estas denuncias se vuelven hasta tres meses, y así nosotros quedamos fuera hasta de nuestro seguro en dado caso de no encontrar trabajo”, alerta.
El abogado de Knotion, Eduardo García, rechazó hacer un posicionamiento respecto de los señalamientos de despidos injustificados.
“Es un malentendido y creo que se está tomando provecho de la situación, pero sin comentarios, gracias por tu llamada. Que ellos procedan legalmente y adelante. Sin comentarios”, dijo.
Roberto fue despedido el 26 de marzo de Auditor Service, empresa para la que trabajó 3 años como operador telefónico. Especializada en la investigación de mercados, la compañía forma parte de la firma De la Riva Group, que agrupa a otras cinco empresas del mismo giro. Además, Auditor Service ha tenido convenios con marcas como Apple, Nissan, Comex y Grupo Modelo.
“Me dijeron que el proyecto ya no iba a poder sustentar a más personas, cuando días antes nos dijeron que habían vuelto a firmar contrato con un cliente, o sea que no iba a haber problemas de correr gente. Días después pasa esto. Me hablan a mí y a otras personas y me dicen que no podían pagar más el proyecto, que por la situación que estaba pasando”, expone Roberto, a quien quisieron hacerle firmar una hoja en la que declaraba que renunciaba voluntariamente.
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“No me querían decir directo que me estaban liquidando, sino que me dijeron que regresando de la contingencia lo más probable es que nos volvieran a contratar; fue cuando les dije: ‘entonces me estás liquidando’, y me dijeron que sí; ya que empecé a leer la hoja que me dieron a firmar decía que era de renuncia voluntaria, y les dije: ‘’es que esto no es de liquidación, esta carta es de que yo estoy renunciando’, y me empezaron a decir que eran cosas ‘internas’ de la empresa para ellos declarar ante la ley; obviamente no firmé la hoja”.
Una de las abogadas de la empresa intentó persuadir a Roberto para que firmara con el argumento de que las Juntas de Conciliación y Arbitraje estarían cerradas, cuando menos, hasta junio, lo que él mismo corroboró posteriormente al ponerse en contacto a los teléfonos de WhatsApp de la Procuraduría de Defensa del Trabajo de la Ciudad de México.
“Me dijeron que los trámites se ponen en pausa, que toda la validez que pudiera tener este proceso se pone en pausa, y a partir de que vuelvan a abrir es que empieza otra vez el tiempo, este tiempo no te lo cuentan, es como si fuera día inhábil”, explica.
“Estoy esperando a que se reactiven todas las oficinas gubernamentales para poder proceder legalmente. Planeo primero ir a asesorarme y a ver si se puede ir a juicio, porque la verdad no es honesto lo que están haciendo (Auditor Service), y aparte de correrte en estas fechas y que no te den lo que corresponde a la liquidación”.
Animal Político buscó contacto con la empresa vía telefónica y correo electrónico, pero no recibió contestación.
Otras compañías decidieron separar de sus puestos de trabajo a trabajadores que fueron contratados hace poco tiempo, como en el caso de Fernando, quien había sido contratado a finales de enero como vendedor en una tienda de la boutique de ropa Aldo Conti Italia, que tiene sucursales en 24 estados de la República. A Fernando y otros trabajadores les pidieron descansar 10 días sin goce de sueldo, y al término de ese periodo fue que les notificaron su despido por teléfono.
“A algunos compañeros les empezaron a marcar para comunicarles que los iban a dar de baja ‘temporalmente’, porque como éramos de nuevo ingreso no podían ellos cubrir nuestros gastos para la cuarentena y la pandemia. Hasta que se comunicaron conmigo y me notificaron lo mismo, que debido a eso, por la pandemia, no podrían ya pagarnos y que nos iban a liquidar”, cuenta.
“Hasta ahorita no he firmado nada. Nos llamaron por teléfono y yo les expresé mi molestia y dije que no era justo, yo había dejado otras opciones de trabajo por estar con ellos y ahorita, darme de baja en esta situación, está complicado, yo no tenía problema con que me pagaran lo mínimo y seguir laborando”.
Roberto tiene un hijo de 3 años y paga renta y una colegiatura de una universidad en línea. Él ubica al menos a otras ocho personas despedidas de tiendas de Aldo Conti del oriente del Estado de México, zona donde él trabajaba.
“Nos afecta a todos, porque somos gente que vive al día, no contamos con otro apoyo, no tenemos ninguna otra beca, somos gente que, a pesar de que estudia y trabaja, no recibimos ningún apoyo de nadie y nos está costando, y decirnos que ahora nos quitan el trabajo, así de la nada, pues tampoco podemos tener la oportunidad de salir y buscar otro, porque está paralizado; se me hace injusto”, reprocha.
El responsable de relaciones públicas de la empresa, Alan Morones, reconoció que fueron despedidos trabajadores “temporales”, aunque no precisó cuántos.
“Actualmente, más de mil 600 colaboradores de tiendas, corporativo, fábrica y centro de distribución, aun con las tiendas cerradas, siguen recibiendo salario. No han existido despidos injustificados dentro de Aldo Conti ni los habrá.
“No hubo despidos justificados ni injustificados. El único personal que ya no está con nosotros son todos los temporales que teníamos contratados para apoyo durante nuestra temporada pico (enero a marzo)”, respondió a través de un correo electrónico.
Nadia, quien había sido contratada en febrero como promotora de ventas, fue despedida el 19 de marzo de Grupo Estrella Blanca, empresa que cuenta con al menos ocho submarcas de autobuses que cubren gran parte del territorio nacional.
“Yo vi a la licenciada con varios sobres y pensé: ‘me van a decir adiós’, y sí, me dicen: ‘es que por la contingencia el patrón está pidiendo que se despida a todos los chicos nuevos que tienen menos de un mes’. Y aparte de mí habían cinco chicos más esperando afuera. Me hicieron firmar dos renuncias, una que ellos llaman la ‘larga’ y otra ‘corta’. La larga decía que estoy renunciando por motivos personales, que es voluntario. Hasta la licenciada me dijo que a lo mejor a ella le recortaban el sueldo o la recortaban de la nómina porque tenía ocho meses de haber entrado a la empresa”, recuerda Nadia.
Con un hijo de 20 años y renta por pagar, firmó y recibió un pago de alrededor de 3 mil pesos, que incluía su sueldo de una semana laborada.
“A la licenciada que me estaba despidiendo le sugerí: ‘¿por qué no me mandas a mi casa sin goce de sueldo?’, y me dice: ‘es que a mí no me lo tienen permitido, a mí me dijeron que te liquidara y te estoy finiquitando’, fue la palabra que usó, ‘finiquitar’, y me dieron como 3 mil pesos, incluyeron mi sueldo y dizque una semana más de sueldo”, añade.
“Mi idea era sacar una casa de interés social, irla pagando, esa era mi idea, pero me despiden y ya todo se viene abajo; físicamente estoy bien, pero moralmente sí estoy un poquito consternada, porque digo: ¿por qué me tocó a mí?”.
Estrella Blanca no respondió a llamadas telefónicas al área de recursos humanos ni a un correo electrónico enviado a la gerencia comercial.