Rosaura Benítez, de 34 años, trabaja en uno de los institutos que atenderá a enfermos graves contagiados por coronavirus COVID-19, por eso en las últimas dos semanas ha estado capacitando a todo el personal médico para estar listos cuando llegue el momento de hacer frente desde la primera línea.
Aunque en este momento ella y sus compañeros aún no están en contacto con pacientes graves, sabe que en algún momento el hospital podría ser foco de infección, y sabe también la facilidad de contagio del coronavirus que hasta el momento ha dejado 34 mil fallecidos en todo el mundo.
Por eso, hace 10 días, cuando la propagación en México sumaba apenas 203 casos, (este 31 de marzo alcanzó 1,215 contagios), la doctora Benítez tomó una decisión difícil pero indispensable para proteger a su hija de dos años, su suegra de 65 años y a su esposo. Ellos se fueron a casa de su cuñada a pasar la cuarentena y ella vivirá sola hasta que pase la emergencia, aunque no tenga certeza de la fecha.
“Eventualmente tendré contacto con personas infectadas, tal vez asintomáticos, si yo me convierto en portador asintomático no me perdonaría ser la transmisora de la enfermedad con mi suegra a quien admiro y aprecio mucho, es diabética, hipertensa y tiene más de 65 años, o sea, reúne todos los factores de riesgo que podría complicar la enfermedad”, dice la doctora en entrevista con Animal Político.
Para la especialista en neumología respiratoria, esta es también una prueba personal, cuando cuidar a tus seres queridos significa renunciar a ellos por un tiempo. Recuerda que cuando tenía 9 meses de vida, su madre, maestra de profesión, decidió que ella con sus abuelos se fueran a vivir a Campeche después del terremoto de 1985, para que estuvieran más seguros allá.
“Siempre pensé que no podría dejar a una hija por tanto tiempo, pero cuando la seguridad de los tuyos está en riesgo, lo haces, ahora lo entiendo”, cuenta en entrevista vía telefónica durante unos minutos libres que tuvo en medio de las capacitaciones que da incluso en horario nocturno.
La profesión médica implica, además de largas jornadas de trabajo, enfrentar situaciones inéditas como la pandemia de COVID-19 que los pone en riesgo aún mayor al tratar a los enfermos, por eso es que doctores y enfermeros en otros países como China, Italia o España han fallecido al contraer el virus.
En su formación, primero en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Campeche, luego como internista en el hospital Fernando Quiroz del ISSSTE, y ya como especialista después de cursar una especialidad en neumología, nunca había estado frente a un panorama como este.
Por eso, con mayor razón debe mantener la entereza. “Como profesional de la salud no puedes derrumbarte, si estás al frente tienes que dar el ejemplo de cierta fortaleza. Sí es difícil, pero siempre lo hace uno pensando que esto es temporal y luchar con todas nuestras fuerzas desde nuestras respectivas trincheras. Siempre mantener la esperanza de que esto va a ser mejor”.
Pero su caso no es único, muchos más de sus compañeros han rentado cuartos, se han juntado con otro colega, o quienes no se han podido ir de sus respectivas casas adoptaron “un ritual de limpieza y desinfección antes de entrar a sus domicilios”.
El cardiólogo Arturo Carrillo, del Centro Médico Siglo XXI, es otro caso. Desde hace dos semanas rentó un espacio para vivir, mientras su esposa y sus hijos de 8 y 5 años se quedaron en casa.
Aunque a él le tocó enfrentar como médico internista la propagación de influenza H1N1 en 2009, y adoptó medidas de prevención, entonces no se separó de su esposa, pero aún no tenían hijos, por eso la decisión ahora fue distinta.
Sin embargo, él no lo ve como una tragedia ni situación de extremo. “Hay que ver las cosas como son, ni más ni menos. Uno lo hace por seguridad y protección de la gente que quieres, pero no para estarse lamentando. Hay que hacer lo que se debe de hacer y ya”, dice en entrevista.
La medida llegó incluso antes que algún enfermo por COVID-19 al hospital donde trabaja, donde de inicio, los pacientes contagiados serán remitidos al hospital de especialidades, aunque si además tienen un evento cardiológico agudo le tocará atenderlo.
El personal médico, además de los empleados que se encargan de los alimentos y limpieza en los hospitales, forman parte de las actividades esenciales, aquellas que no pararán aun cuando la propagación de coronavirus esté en el punto más crítico.
Por ello piden a quienes sí pueden, permanecer en casa. De ello dependerá que los médicos puedan atender a todos los que lo requieran sin desbordar la capacidad de los hospitales.
Se trata de asumir la responsabilidad que corresponde a cada uno porque cada acción personal repercutirá hacia los demás. En su caso, se preparan afinando los procesos para recibir a los enfermos, se aíslan de sus propias familias, y la población en general debe quedarse en casa para detener la transmisión.
México enfrenta la pandemia de coronavirus con déficit de personal médico. La Secretaría de Salud informó en julio de 2019 que había déficit de 123 mil médicas y médicos generales y de 72,000 médicas y médicos especialistas en el país.
Y mientras la Organización Mundial de la Salud recomienda la existencia de 23 profesionales de atención de salud (incluidos únicamente médicos, enfermeras y parteras) por cada 10 mil habitantes, en México hay 2.4 médicas y médicos y 2.9 enfermeras y enfermeros por cada mil habitantes.
Además, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi, el personal médico en nuestro país gana en promedio 102.46 pesos por hora trabajada, y al considerar una jornada de 41 horas por semana, la percepción mensual es de 16 mil 146 pesos al mes, de acuerdo con cálculos del Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Al compararlo con otros países representa casi tres veces menos de lo que ganan los médicos en España o Brasil, casi cinco veces menos que en Francia. Mientras que en Estados Unidos, un médico gana 14 veces lo que un profesional de la salud en México, de acuerdo al análisis “Las remuneraciones del personal de la salud en México: entre el amor al arte y los esfuerzos débilmente recompensados”, realizado por el Instituto Belisario Domínguez, del Senado.
Y en medio del combate al coronavirus, ciudadanos de otros países han reconocido al personal de salud a quienes llaman “héroes de la pandemia”, y rinden homenajes a través de aplausos desde los balcones en países como España, o Estados Unidos en ciudades como Nueva York. Y en China, iluminando los edificios más emblemáticos con los rostros de los profesionales de la salud que atendieron la emergencia que justamente se originó ahí.
Sin embargo, en México está ocurriendo lo contrario, a grado tal que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) emitió un llamado a la población a “evitar actos discriminatorios”, luego de “detectar actos en contra de la integridad del personal de salud debido a sospechas infundadas sobre su estado de salud”.
Explica a quienes se dedican al sector salud habría que agradecerles por su labor vital, respetarlos y ser solidarios, porque hay un hecho irrefutable: “El personal médico y de enfermería puede ser quien salve nuestras vidas o la de nuestros familiares”.