Cirujanos, médicos generales, anestesiólogos, enfermeras, secretarias, camilleros, personas de intendencia y jefes de los Hospitales Generales de Zona 24 en la Ciudad de México y el número 58 en el Edomex –ambos del IMSS– han sido infectados de COVID-19 en las últimas dos semanas debido a la falta de insumos para atender los primeros casos de pacientes sospechosos de coronavirus que llegaron durante marzo, asegura el personal.
Esto ha provocado que los médicos fueran enviados a cuarentena, igual que quienes tuvieron contacto con ellos, dejando áreas como cirugía sin un solo médico como en el Hospital 24 o con menos personal para atender a pacientes con coronavirus que siguen llegando al Hospital 58. Hasta el momento, ninguna autoridad les ha informado si enviarán reemplazos.
Animal Político entrevistó a personal de ambos hospitales, pero con la petición de anonimato debido al temor de recibir alguna represalia en su centro de trabajo, por eso sus nombres han sido cambiados.
Entre cirujanos, médicos de urgencias, anestesiólogo, jefe de servicio, jefe de enfermería, doctores generales y enfermeras del Hospital General de Zona Número 58 del IMSS suman siete casos confirmados infectados por COVID-19 y tres más están en espera del resultado de la prueba.
Aunque este hospital es pequeño y, según el protocolo, no atendería pacientes con coronavirus, la realidad los ha rebasado, asegura Mónica, una de las doctoras. Los primeros sospechosos comenzaron a llegar al área de urgencias en marzo, pero el personal no tenía cubrebocas N95 ni googles, los insumos básicos para protegerse de posibles contagios.
El primer paciente fue un señor mayor de 60 años que falleció antes de que el resultado de la prueba confirmara que estaba contagiado. Lo mismo sucedió con otros que antes de ser confirmados son hospitalizados y la prueba tarda hasta tres días, periodo en el que el personal médico está en contacto con los enfermos.
En abril, los casos han ido en aumento, por eso es que aunque en la planta baja tenían área de urgencias para adultos y pediátrico, trasladaron este último al segundo piso del hospital para separar las urgencias respiratorias y de otros padecimientos, explica Lucía, otra de las doctoras.
Desde marzo han tenido más de 10 hospitalizados con sospecha y confirmados de coronavirus por día, que son ubicados en los pisos 3, 4 y 5; solo dejando libre el segundo piso de pediatría y el primero, que es administración; incluso han sido canceladas las cirugías para el resto de enfermedades.
En teoría, los enfermos debían ser trasladados a los hospitales COVID en Toluca, pero también están saturados, además se requieren ambulancias bien equipadas para el traslado de pacientes graves en intubación, afirma la doctora Mónica.
Esto significa, dice Lucía, que aunque el Hospital 58 no tenga los insumos de protección y atención necesarios porque ni siquiera estaba previsto para hospitalizar a pacientes con coronavirus, lo esté haciendo.
El primer médico general comenzó con fiebre el 26 de marzo, le aplicaron la prueba y resultó positivo y hasta el momento suman siete confirmados, más tres en espera del resultado.
A eso se agrega que las universidades decidieron retirar a sus becarios y 16 médicos de internado que hacen alguna especialidad también fueron enviados a cuarentena debido a que estuvieron en contacto con los infectados confirmados.
Esto significa que “no hay ni personal suficiente”, agrega Mónica. “Los becarios y residentes sacaban el grueso del trabajo como hacer estudios, notas, solicitudes”, mientras los médicos titulares atienden al resto de pacientes.
Ahora solo hay tres internistas y dos o tres médicos titulares atendiendo por cada guardia. “La carga de trabajo ha aumentado muchísimo, se requiere más personal”, insiste Mónica, sobre todo por la atención que requieren los hospitalizados por COVID.
La desesperación del personal llegó al punto de entregar un acta al director del hospital, Javier Andere Montes de Oca, el pasado 10 de abril en la que exponen las carencias de personal, insumos básicos, y transparencia en el tratamiento de casos.
Esto porque “en los expedientes de pacientes sospechosos no cuentan con algún documento que evidencia que se tomó la muestra para la prueba de PCR. La información de los pacientes positivos no se encuentra en los expedientes, solo se transmite de forma verbal provocando mal manejo de la información poniendo en riesgo a todo el personal del hospital”, dice el documento enviado también a Animal Político.
Lo que lograron fue que este martes 14 de abril entregaran algunos equipos básicos de protección para el personal en el triaje, donde se revisan a pacientes con síntomas respiratorios y detectar posible cuadro de COVID, y para quienes atienden a los confirmados, aunque solo entregan un kit para un médico por turno, lo cual, dicen, es insuficiente.
En el Hospital General de Zona 24, en la alcaldía Gustavo A. Madero en la Ciudad de México, no hay servicio de cirugías en este momento porque todo el personal de quirófano tiene incapacidad.
El jefe de cirugía del hospital falleció el pasado viernes 10 de abril y un día después el resultado de la prueba confirmó que tenía COVID-19. En la primera semana del mes trabajó de manera cotidiana, tuvo reunión con el cuerpo de gobierno del hospital, laboró con todo el equipo de cirugía y con el resto de compañeros del hospital debido a su extrovertida personalidad, comenta Juan, uno de los doctores.
A principio de la semana pasada el doctor se sintió enfermo y no pudo ir a trabajar, cuando regresó al hospital fue por una severa complicación pulmonar y aunque fue internado murió al poco tiempo, apenas cuatro días después de presentar los síntomas.
El martes 7 de abril, otra doctora también presentó síntomas de coronavirus. Días después, ya internada en el INER, envió un mensaje de voz a sus compañeros para advertirlos de su caso confirmado.
Y aún existe riesgo de más contagios debido a que en el Hospital hay un sector para atender solo a empleados de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). El 1 de abril ingresó un trabajador con problemas respiratorios y los médicos creyeron que se trataba de neumonía atípica, pero al no evolucionar le aplicaron la prueba y el 3 de abril confirmaron que era coronavirus.
“Ni siquiera lo trataron como sospecho, porque esa no era un área COVID”, por lo tanto, el personal lo atendió sin el equipo de protección necesario.
Por eso es que este fin de semana, la directiva del hospital comenzó la evaluación de quiénes estuvieron en contactos con esos casos y determinó que más de una centena de empleados entre doctores, enfermeras, personal de limpieza, camilleros y secretarias fueran enviados a sus casas con incapacidad, como indica el protocolo.
El impacto más grave para los hospitales es que todo el área de quirófano tuvo que ser enviado a su casa por haber estado en contacto con el jefe fallecido, por lo tanto no se pueden hacer cirugías en este momento, lo que pondría en riesgo a alguien que necesitara alguna intervención de urgencia.
A ello se suma que otros médicos y enfermeras más también han sido incapacitados porque padecen alguna enfermedad de riesgo de manera “descontrolada”.
Juan explica que la operación del hospital se está volviendo complicada. Hay menos personal aunque los pacientes siguen llegando, incluidos los contagiados por COVID-19.