“Si te quieren matar, te van a matar. Aquí se dice eso de perro ladrador, poco mordedor, pero si van a matarte, te matan. Hemos tenido amenazas antes, pero este es el primer y más artero de los ataques”.
Guillermo Rodríguez es miembro de la Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental. Hace 30 años conoció a Adán Vez Lira en labores de defensa de los humedales y hoy estará en su entierro, después de que desconocidos lo asesinasen el miércoles cuando viajaba en su moto entre La Mancha y Palmas de Abajo, en Veracruz.
Al menos nueve disparos, todos ellos en la cabeza.
“Lo emboscaron”, dijo Rodríguez.
Un día después del ataque, más de 200 personas acompañaban a su esposa y sus tres hijos en el velorio que tuvo lugar en el municipio de Actopan, Veracruz. “No permiten reuniones de más de 50 por el COVID-19, pero mataron a nuestro hermano, aquí estamos ofreciendo toda la protección a la familia”, aseguró el activista.
Si tiene que recordar con alguna anécdota a su amigo, Rodríguez se va al 11 de octubre de 2019, durante una reunión de ecoguías con el subsecretario de minería Francisco José Quiroga Fernández. “Le dijo que no queríamos minas. Que esta es una zona sagrada, que tiene una biodiversidad de más de 300 especies”, explica.
El funcionario se comprometió a que no habría excavaciones en las comunidades que rechazasen los proyectos mineros. Pero para los ambientalistas no era suficiente. “No basta la palabra, hay que revocar los permisos de las mineras”, señaló Rodríguez.
Adán Vez Lira, el tipo que dio voz a la comunidad y dijo “no” a la instalación de minería en la sierra de Chiconquiaco, fue asesinado el miércoles. Así lo confirmó la Fiscalía General de Justicia del Estado de Veracruz, que ha abierto una carpeta de investigación. Por ahora no hay detenidos ni se han hecho públicas las hipótesis que se barajan.
Vez Lira era un referente de la conservación del medio ambiente en Veracruz.
Un tipo hecho a sí mismo, que nació en un ambiente rural e hizo de mostrarlo al resto del mundo su modo de vida. Fue uno de los fundadores de la cooperativa La Mancha en Movimiento, un grupo de guías ecológicos aprovechan las riquezas naturales de su territorio para generar riqueza a través de la visita de escuelas, fotógrafos y familias. Para ello, casi como algo obligado, había que defender el territorio. Así que realizó labores de protección de manglares y especies autóctonas y se organizó junto a su comunidad para impedir la llegada de empresas de minería.
En los últimos años, la amenaza del establecimiento de los proyectos mineros El Cobre y Caballo Blanco se convirtió en una de sus grandes preocupaciones.
Los primeros proyectos de Vez Lira fueron de defensa de los humedales de La Mancha hace más de 30 años. “Era un experto en el manejo de los manglares, conocía a la perfección las lagunas en la costa de Veracruz, en la zona de La Mancha”, dijo Guillermo Rodríguez.
Con la ayuda del Instituto Nacional de Ecología (Inecol), Adán y sus compañeros levantaron un campamento ecológico en la zona, construido con madera de palma producida en la zona.
“Fue uno de los primeros ambientalistas populares que creció junto a Inecol”, dijo Rodríguez.
“Se convirtió en una persona activa, que junto con otros campesinos fundó el grupo de Ecoguías La Mancha en Movimiento hace más de veinte años. Su trabajo dentro de este grupo fue vital en la trasmisión de valores sobre la importancia del medio ambiente tanto a los visitantes que provenían de otras regiones como dentro de su propia comunidad”, señaló la investigadora del Inecol Patricia Moreno, que distribuyó un texto de despedida del ambientalista.
El proyecto beneficiaba a unas 20 familias, recibía miles de visitantes al año y se ganó el premio al Mérito Ecológico de Veracruz, según dijo Moreno.
La vida de Vez Lira es el reflejo de un hombre polifacético y siempre vinculado a la defensa del medio ambiente.
Trabajó en la protección de las aves rapaces que pasan por Veracruz en su tránsito migratorio, cuidando el cangrejo azul y como impulsor de un turismo ecológico “que ofreciese alternativas a la comunidad”, dijo Elisa Peresbarbosa, directora de Pronatura AC en Veracruz.
En la zona, la ganadería extensiva, la siembra de caña y la pesca son las principales fuentes de ingresos. Adán Vez Lira apostó por el ecoturismo “como fórmula que no que no dañara tanto al medio ambiente”, añadió Peresbarbosa.
“Es zona de riqueza ecológica muy importante, con uno de los corredores de aves migratorias más relevantes y grandes sitos arqueológicos. El lugar tiene vocación”, dijo la ambientalista, quien añadió que los proyectos desarrollados en Actopan “son un ejemplo de ecoturismo a nivel nacional. Todo el que venía aquí era cálidamente recibido por Adán, comprometido con transmitir los valores de la naturaleza que le rodeaba”.
A la víctima la recuerdan organizando cabalgatas, actividades de reforestación y limpiezas de basura. Uno de sus proyectos estrella era el festival de las aves que debería haberse realizado el pasado 4 de abril. Él mismo se encargó de anunciar que deberían posponer el evento en su página de Facebook.
Tres días después fue asesinado.
“Era un defensor y todos los defensores tienen el riesgo de sufrir un ataque”, dijo Patricia Moreno, quien puso en valor el activismo de la víctima contra los proyectos extractivos y contra planes turísticos “de gran voracidad para quedarse con los terrenos”. Cada costa puede ser una guerra y el modelo turístico un campo de batalla. En este caso, hasta el punto de que, según recuerda Moreno, Adán fue encarcelado injustamente por una litigio de tierras ejidales.
El homicidio ha sido un duro golpe para la comunidad. Además, deja una viuda y tres huérfanos que han pedido protección al gobierno de Cuitláhuac García Jiménez. En la familia hay desconfianza. No sería la primera vez que personas a las que el estado protege son víctimas de un ataque.
De cara al futuro, Patricia Moreno espera que haya otros integrantes del colectivo que tomen el testigo que deja la víctima.
En la misma línea se expresa Guillermo Rodríguez. “Estamos consternados, encabronados, tenemos mucha rabia, mucho coraje, pero conscientes de que tenemos que actuar pacíficamente”, afirmó. Asegura que los defensores de la zona “no tenemos miedo” y que tienen un pacto desde hace mucho tiempo: “a pesar de los ataques o las amenazas, la resistencia debe seguir”.