En la víspera de las vacaciones de la Semana Santa, el sector turístico del país vive una de sus peores debacles debido a la epidemia de coronavirus.
En destinos de Quintana Roo, Guerrero, Jalisco, Baja California Sur y la Ciudad de México, hoteles y restaurantes se han visto obligados a cerrar sus puertas, y miles de fuentes de empleo penden de un hilo.
Animal Político entrevistó a funcionarios y empresarios del ramo turístico de las cinco entidades, cuyo llamado de apremio es el mismo: se requiere de un rescate urgente para una industria que genera alrededor del 9% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
“Esto ni siquiera se compara con la influenza de 2008-2009, porque no había una pandemia como tal en el estado; ni siquiera cuando llegó el huracán Wilma; ni siquiera se compara con el huracán Gilberto; sí estamos hablando de que esto se va a desplomar muy fuerte, esperemos que no llegue a más”, confía Marcy Bezaleel Pacheco, presidente regional de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes (Canirac) en Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres.
El 87.7 por ciento de los 300 restaurantes que forman parte de este gremio decidió cerrar sus puertas a partir de este sábado, informa el líder empresarial.
“Está muy complicado, yo no creo que aguanten. El 25 por ciento de los restaurantes que están afiliados a la Cámara no van a regresar (tras su cierre), son números crudo,s pero así son, porque no todos son grandes empresarios: aquí hay familias trabajando en la misma empresa, son personas que crearon el concepto su restaurante y son autoempleos”, explica.
Pacheco expone que el ramo restaurantero en Quintana Roo genera una derrama de 40.9 millones de pesos, equivalentes al 20 por ciento del PIB estatal; tan sólo los 300 restaurantes asociados a la Canirac, detalla, crea 5 mil fuentes de empleo directo y más de 100 mil empleos indirectos de los ramos industrial, comercial, agrícola, agropecuario y pesquero.
Pese al cierre de los alrededor de 261 restaurantes, indica, se acordó que se protegieran los empleos.
“Hicimos el compromiso de no despedir a nadie y de tratar de jalar juntos, trabajar juntos, para que la pandemia pase lo antes posible, porque sabemos, como empresarios, que si yo despido a alguien, ese alguien tiene que comer, y si no hay trabajo en ninguna parte, desde nosotros hacemos mal en generar que haya asaltos. El pacto que hicimos con el gobierno del estado es que no vamos a correr a nadie, vamos a aguantar lo más posible”, asegura.
El empresario hotelero Juan Carrillo, que dirige un establecimiento en el centro de Cancún desde 1973, reporta menos del 10 por ciento de ocupación, una regularidad que, sostiene, se repite a lo largo de la ciudad.
“Está todo cerrado, todo apagado; se ve como una zona hotelera fantasma”, compara.
Expone que 30 personas dependen del empleo en su hotel, llamado Carrillos.
“Seguimos abiertos, no podemos correr a la gente y dejarla sin dinero, ¿de qué va a vivir? Hay que ver la forma, a ver si los bancos dan créditos o a ver qué hacemos”, avizora. “Nosotros vamos a aguantar dos quincenas, un mes, mes y medio con nuestros recursos, y después que Dios nos bendiga a todos”.
La Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres ha informado del cierre de 51 establecimientos en las tres ciudades, equivalentes a 18 mil 262 habitaciones, debido a la drástica baja de visitantes.
“Aquí en Cancún nunca se había visto algo así, nunca nos había tocado una pandemia. Ni cuando los huracanes”, refiere el hotelero Carrillo, de 79 años. “Cuando nos pegó el huracán Gilberto, en el 88, fue muy rápido, fue el huracán que nos ha pegado con más fuerza y muy rápido nos recuperamos todos; cuando nos pegó Wilma, ese sí fue muy desastroso, nos pegó como tres días que estuvo estacionado aquí, y también nos recuperamos rápido, pero esto… La gente tiene temor, la gente no sale, tiene temor de que, sin dinero, ¿cómo va a comer? La gente afincada aquí de muchos años está apanicada”.
Gerardo Bacelis, líder regional del Sindicato de Trabajadores de la Industria Gastronómica de la CTM, señala que la empresas de la región congelaron las nuevas contrataciones de personal, o bien, optaron por no renovar contratos temporales.
“Lo que sucedió fue que pararon todas las contrataciones, las personas que hace más de tres semanas lograban entrar en un hotel y firmaban un contrato, se quedarán hasta que venzan, pero ya no hubieron contrataciones en la mayor parte de los hoteles de Cancún y Playa del Carmen”, explica.
El dirigente sindical alerta por el cierre masivo de hoteles y restaurantes.
“Desde la semana pasada, muchas empresas, al ya no tener huéspedes, optaron por diferentes opciones, en algunos casos el cierre total; desgraciadamente, creo que vamos a terminar todos así, porque prácticamente ya no está llegando nadie, las ocupaciones han bajado de una manera muy drástica, ahora en estado crítico”, advierte.
La presidenta de la Canirac en el estado, Lorena Hinojosa, alerta que las ventas en restaurantes de Los Cabos alcanzan apenas el 1 por ciento, mientras que en La Paz ascienden al 5 por ciento.
La ausencia de turistas, afirma, ha provocado el cierre del 50 por ciento de establecimientos de la entidad, un duro golpe para una industria que genera 10 mil empleos formales directos y 30 mil indirectos, relacionados con la adquisición de pescado, carne, frutas y verduras, pan y tortilla, así como transporte.
“Es una situación muy crítica la que estamos viviendo, no solamente como empresarios dueños de estos restaurantes, micro, pequeños y medianos empresarios, sino toda la generación de empleo que hay detrás de cada restaurante, directos e indirectos, que es una cadena muy grande”, indica.
“Hay mucha gente que tarde que temprano ya no vamos a poder soportar, no sabemos cuánto pueda durar esto, ahorita estamos cumpliendo cabalmente con pagar sueldos, pero, si no ingresa, ¿de dónde vamos a pagar?”.
Con 358 pequeñas y medianas empresas asociadas a la Canirac, Hinojosa considera poco útil la medida anunciada por el Gobierno estatal de aplazar el pago de servicios, y urge apoyos fiscales drásticos que ayuden a paliar la crisis por la que atraviesa el turismo.
“No queremos que nos regalen nada, queremos que nos apoyen, porque nosotros, los micro, pequeños y medianos empresarios, que somos la gran mayoría en todo el país, somos gente trabajadora, honesta, que siempre ha cumplido cabalmente con sus pagos y que lo único que pedimos es que nos permitan, durante estos tres meses, un descuento en el pago del seguro social, de la electricidad, en el IVA, en el ISR, algo en lo que tenemos derecho, porque hemos sido pequeños empresarios que hemos ido, durante muchos años. pagándole al gobierno, y ahora queremos un poquito de reciprocidad”, demanda.
Agustín Olachea, presidente de la Asociación de Hoteles y Prestadores de Servicios en La Paz, reporta una ocupación de apenas el 7 por ciento de las 2 mil 400 habitaciones disponibles en la capital del estado.
Refiere que la industria genera 4 mil 500 empleos directos y una derrama de hasta 5 millones de pesos diarios sólo en la ciudad.
“Nuestro principal objetivo es proteger a esa planta productiva, que es nuestro mejor insumo y son colaboradores ya muy entrenados, muy eficientes, de una calidez enorme, que son los que nos van a sacar adelante una vez que esto se normalice”, perfila. “Todos estamos haciendo un esfuerzo para que esa planta laboral siga teniendo recursos económicos en la bolsa mientras este fenómeno pasa”.
El líder empresarial critica que el Gobierno federal, en lugar de formar un plan de rescate el sector turístico, busque, mediante el SAT, endurecer el pago de impuestos, pese a la circunstancia de crisis.
“Aquí el que tiene posibilidad de dar apoyos importantes al sector turístico es el Gobierno federal, el cual no lo ha hecho; está exigiendo que se haga el pago de los impuestos, no solamente no ha habido exenciones o apoyos en impuestos importantes en el sector, está exigiendo que se paguen todas las contribuciones, o sea, no entiende el problema, ahí vemos una falta de solidaridad de parte del Gobierno federal al sector turístico”, observa.
Olachea considera que se deben redireccionar recursos invertidos en los megaproyectos del sexenio para aliviar al turismo.
“Hay proyectos que deberían ahorita de parar de manera temporal y redireccionarse, por ejemplo, en lugar de estar pensando en el Tren Maya, esos recursos deberían regresar al sector turístico, ya sea para proteger la planta laboral y en su momento impulsar una campaña fuerte de la marca México para salir al mercado lo más fortalecidos posibles. No estamos viendo, desafortunadamente, medidas que sean empáticas con la problemática que está sufriendo el sector”, lamenta.
Rafael García, presidente de la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México, revela que al menos 40 hoteles de la capital del país han cerrado sus puertas y que se prevé el cierre de una cifra semejante la próxima semana.
“Tenemos una de las peores semanas de la historia de la hotelería de esta ciudad”, alerta.
Este fin de semana, señala, se registró una ocupación del 7 por ciento de las 53 mil habitaciones en los 610 hoteles de la CDMX.
Afirma que, debido a la baja de turistas, ya hay pérdidas de 100 millones de pesos diarios en el ramo hotelero, cifra que puede ascender a 3 mil millones de pesos en un mes.
Estima que la hotelería de la ciudad genera 40 mil empleos directos y hasta 160 mil indirectos.
Para conservar las fuentes de trabajo, expone, los patrones han recurrido, en acuerdo con los empleados, a recortar los salarios de 20 a 30 por ciento, otorgar días de descanso solidario (no pagados) y reducir las jornadas laborales.
García prevé que la ocupación caerá aún más, hasta un 3 por ciento, por lo que urge al Gobierno federal a conceder condonaciones fiscales y suspender el cobro de impuestos especiales.
“Pedimos, en la medida que se pueda, la reducción de los impuestos; diferir los pagos al segundo semestre, que estos tres meses se difieran en seis meses; y, si se puede reducir a la mitad el Impuesto Sobre la Nómina y el Impuesto Sobre el Hospedaje, sería mejor; reducir las cuotas obrero-patronales, y que se pueda diferir el pago de luz, gas y agua. Todo lo que es ayuda para el empresario se está pidiendo, pero no se ha obtenido nada, y a nivel federal no ha habido ninguna respuesta”, señala.
Puerto Vallarta, la capital turística de Jalisco, tuvo este fin de semana una ocupación de entre el 10 y el 12 por ciento de las 14 mil 500 habitaciones disponibles en la ciudad, de acuerdo con el Secretario de Turismo estatal, Germán Ernesto Kotsiras Ralis Cumplido.
En entrevista, expone que, a nivel estatal, Jalisco cuenta con 75 mil cuartos de hotel, cada uno de los cuales, detalla, genera 1.5 empleos formales y 3 empleos informales.
“Hay una gran preocupación del sector hotelero, restaurantero y también de todo aquel que tiene que ver con la actividad turística”, plantea. “Esto ya habla de un impacto directo en la economía, aportamos casi el 10 por ciento del PIB, es una economía muy importante, una industria muy dinámica, genera muchos miles de millones de pesos y está pasando por una situación complicada”.
El funcionario estatal advierte que, sin un plan de contención económica diseñado por el Gobierno federal, y ante el previsible endurecimiento de las políticas sanitarias de aislamiento de la población, se acentuará el golpe al turismo.
“Si estamos anticipando que la curva (de casos de coronavirus) todavía va a crecer y que la potencialidad del contagio es mayor, obviamente las políticas sanitarias tendrán que endurecerse, y evidentemente esperamos menor ocupación y habrá un impacto mayor”, anticipa.
Hubo una época en que Acapulco era visitado por Elizabeth Taylor, Frank Sinatra, Elvis Presley, Orson Welles y John F. Kennedy.
“Si ahora vienen cinco, veinte, cuarenta turistas, ¡qué bueno que vengan, se les va a atender muy bien!”, ofrece José Luis Smithers Jiménez, dirigente de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco (AHETA). “Acapulco no está cerrado, la gente que venga se encontrará las más altas medidas de responsabilidad e higiene en cada uno de los hoteles”, insiste.
El puerto turístico amaneció el sábado con una ocupación del 20 por ciento de sus 18 mil habitaciones, informa Smithers Jiménez. En años “normales”, recuerda, la ocupación habría llegado al 90 por ciento por la Semana Santa, suficiente para mantener los 150 mil empleos directos e indirectos que genera la industria en Acapulco.
El líder empresarial afirma, resignado, que el objetivo de los hoteleros no es siquiera atraer a más turistas, sino pagar la nómina de sus trabajadores, a quienes ya se les comenzó a asignar días de descanso solidario.
“Lo que nos ocupa a nosotros es nuestra gente, los trabajadores, que les demos garantías; hoy el turismo pasa a un segundo plano”, sostiene. “Al gobierno no le estamos pidiendo que nos dé nada, queremos que nos condonen impuestos, que el impuesto lo utilicemos para pagar salarios, hoy lo que nos atañe y lo que nos ocupa son nuestros trabajadores, no el turismo”.
El pasado viernes, la Secretaría de Turismo de Guerrero reportó que, a nivel estatal, la ocupación hotelera había sido de 11.3 por ciento. Smithers Jiménez asegura que los empresarios del ramo están dispuestos a asumir las pérdidas para pagar a los trabajadores, pero advierte el riesgo de que, eventualmente, cerrarán los hoteles.
“Sabemos que no se va a ganar lo que estábamos ganando, pero no se pierde, porque esto es una inversión que estamos haciendo; la gente está siendo solidaria, aquí estamos dejando de ganar, no estamos perdiendo, son negocios que han sido lucrativos, ahorita (estamos usando) lo que se guardó; cuando empecemos a perder, tendremos que cerrar las puertas; ahorita estamos en pie de lucha”, subraya.
Smithers Jiménez reconoce que ésta es la peor crisis que ha afrontado como dirigente de la AHETA, pero decide ser optimista.
“Cuando más oscuro está, es porque va a amanecer”, asienta.