A partir de este lunes 23 de marzo y hasta el 20 de abril, todas las niñas y niños del país dejarán de ir a clases por las medidas de “sana distancia” tomadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP). Un mes en casa sin que tampoco puedan salir libremente, por el riesgo de contagio de COVID-19, puede traerles ansiedad, aburrimiento y problemas de convivencia para toda la familia.
Por ello, psicólogos especialistas y organizaciones mundiales como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) están dando algunas recomendaciones para manejar la crisis por la epidemia con infantes, desde explicarles sin engaños lo que está pasando en el mundo, hasta establecer horarios y espacios para actividades.
Aunque no vayan a la escuela, no son vacaciones. La psicóloga educativa Romina Mondragón sugiere mantener cierta rutina y disciplina similares a las que tienen normalmente por la escuela.
“Mi recomendación para esto es: hagan un horario. Los horarios son esenciales. A tal hora nos vamos a despertar, vamos a desayunar… como si fuera normal levantarse para ir a la escuela, pero meterles actividades. Muchas escuelas sí están mandándoles actividades, entonces marcarles como si fuera hora de clases, este es tu receso, vamos a tomar un lunch, después otra vez una actividad”, explica.
Recurrir a juegos de mesa y también a las nuevas tecnologías: si tienen una tablet, ya hay juegos que son muy didácticos o que les ponen retos para estimularlos cognitivamente.
En caso de ver televisión, estar pendientes de qué ven y que sean contenidos adecuados para su edad, pero no usarlo como recurso para tenerlos entretenidos el día completo.
“Pueden hacer muchas cosas, los niños tienen mucha imaginación. El aburrimiento puede ser bueno para los niños, es esencial para que la imaginación siga funcionando”, comenta.
En caso de tener jardín o patio, o algún espacio al que puedan salir con seguridad para su salud, que también salgan a jugar en algún momento del día para que se despejen.
La organización internacional Save The Children, enfocada en la infancia, emitió una “Guía emocional para la convivencia en cuarentena” que recomienda ejercicio o actividades físicas, que para niñas y niños es fundamental para liberar energía, reduce el estrés y genera emociones positivas.
También hace énfasis en definir estructuras y horarios, ya que “la rutina reduce su sensación de incertidumbre”.
Además, para que también los adultos puedan hacer home office, poner en claro que necesitan tiempo propio sin que los pequeños pidan su atención, así como darse momentos para hacer cosas para ellos, por ejemplo, si hay un momento para siesta, que los adultos aprovechen para leer, oír música o ver un programa que les guste.
“Es complicado porque tienes la rutina de la escuela y los dejas de ver ocho horas al día, y de la nada, los vas a tener en casa. Por eso es importante lo de los horarios, hacer un calendario, una planeación de: ok, tú vas a estar en esto, yo voy a hacer mi trabajo, porque yo tengo que trabajar. Eso también es importante, porque los niños también ven que los papás tienen que estar trabajando, y si se le explica desde el principio, van a respetar esos tiempos. Y como van a empezar a ver que es una rutina, se van a acostumbrar a esto”, aconseja Mondragón.
“Para los niños, los cambios son gigantescos. Un cambio de coche, los cambios de ciudad, y si no se les explica, los frustra. Entonces ahorita es muy importante esta parte de hablar y explicarle que tienen que estar en casa, que todos vamos a estar ahí, que tal vez papá y mamá sí tengan que estar saliendo, ir a comprar las cosas necesarias, pero ellos no pueden salir, ni modo, es ponerles ese límite”.
La guía de Save The Children recomienda conversar desde el principio y hacer acuerdos sobre las tareas que realizará cada miembro de la familia, y fijar metas, para motivar a cumplir con horarios de trabajo y tareas escolares.
Agrega la importancia de que cada miembro mantenga su espacio. “Es clave que cada quien pueda hacer sus propias actividades y pasar tiempo a solas”.
Lo primero que niñas y niños tienen que entender es por qué se van a quedar en casa, saber que hay una nueva enfermedad y que no es menor, por lo que tienen que tener estos cuidados.
Unicef publicó una guía para madres, padres y educadores en la que da tips de cómo abordar el tema con las niñas y niños de hasta seis años. Recomienda usar lenguaje apropiado para que entiendan, pero que no sea engañoso.
Buscar información solo en fuentes confiables y ser muy claros al transmitírselas, pero evitar que estén sobreexpuestos al tema o a comentarios fatalistas, como puede pasar en estos momentos en los que las noticias giran en torno al coronavirus.
También pide poner atención en las conversaciones de adultos que vayan a escuchar, ya que puedan incluir bromas que los menores no entiendan y los confundan o preocupen. Por esto último y por las pláticas que pueden tener con otros niños, Unicef recomienda incluso tomarse un tiempo extra para detectar malentendidos que pueden afectar su percepción de salud y sentar bases para prejuicios que les quedarán en un futuro. Por ejemplo: que se preocupen de que si el abuelo tose, se va a morir; que hay que alejarse de los viejos; que los pobres contagian enfermedades.
La psicóloga educativa Mondragón subraya el tema de las y los abuelos: habrá que explicar a los nietos que para cuidarlos, es mejor no abrazarlos y darles muchos besos por el momento.
“La comunicación es esencial, los niños escuchan muy bien, ponen atención, y se sienten parte”, dice. “Obviamente no les vamos a dar estadísticas, pero lo entienden, que tienen que estar en la casa por su protección”.
Aun con todas estas recomendaciones, niñas y niños pueden desarrollar angustia y depresión ante la idea de la pandemia y el encierro. Por ello, también es importante estar alerta de cualquier cambio en su comportamiento y pedir ayuda en caso de que sea necesario.
Save The Children recomienda que los propios padres y madres animen a sus hijos a expresar cómo se sienten respecto al tema, por si hay dudas o sentimientos negativos. Explicarles, y decirles que no tienen por qué asustarse ni asustar a otros niños.
Los niños son muy transparentes, señala Mondragón, por lo que ellos mismos pueden empezar a expresar sus sentimientos, gritar que ya están hartos, o se les va a notar la tristeza. Si ya no quieren hacer nada, o solo quieren ver televisión, es momento de poner atención en su salud mental.
“Primero, lo más sencillo, hablar y tranquilizarlos. Respiración profunda. Te explico la situación: no nos vamos a enfermar porque estamos tomando todas las medidas para cuidarnos”, remarca.
“Escucharlos también es muy importante. Si están preocupados, no minimizar. Decir: ok, ¿cuál es tu preocupación, por qué te estás sintiendo así? Y se lo explicas de la manera más sencilla, pero en lo que lo escuchas, el niño ya con eso se va a tranquilizar mucho”.
Los especialistas coinciden en que la primera fuente de calma o angustia ante la situación, es la propia familia. Por ello es importante que todos los miembros estén bien informados y mantengan el ánimo, a pesar de que no es sencillo para nadie, o busquen ayuda para sí mismos si no pueden controlar el estrés.
“Los niños como hasta los 10 años reflejan mucho lo que ven de los adultos. Si los ven ansiosos y nerviosos, también se van a poner así, son el reflejo. Más en los chiquitos, como de los 3 a los 7 años”, dice la psicóloga.