La CDMX cumple 15 días con la prohibición de las bolsas de plástico de un solo uso y aún hace falta una normativa técnica.
Además, aunque se había anunciado que a partir de este miércoles se multaría a los comercios que dieran bolsas a sus clientes, esto aún no aplicará pues solo habrá revisiones a los establecimientos y se les invitará a dejar de usar bolsas.
El decreto de la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México publicado en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México señala la prohibición de la comercialización, distribución y entrega de bolsas de plástico al consumidor, “excepto las compostables, siempre y cuando cumplan con las especificaciones de compostabilidad establecidas a través de las normas ambientales”.
Dice también que “las bolsas compostables deberán integrarse en un plan de manejo que garantice su adecuada gestión y composteo”.
Sin embargo, aunque la Ley ya entró en vigor todavía está pendiente la norma técnica de compostales que detallará el manejo que se hará de este material.
La directora General de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Sedema, Andrée Lilian Guigue Pérez, señala que quien debe asegurarse de que la mayoría de estas bolsas compostables lleguen a ser compostadas es quien las produce.
“Se les autoriza producir bolsa compostable porque tienen un plan de manejo que es viable y está certificado”, dice la funcionaria a Animal Político.
Guigue Pérez asegura que ninguna bolsa se degrada por sí sola y las bolsas compostables se vuelven composta si se llevan a una planta de tratamiento y “esto es la diferencia entre una que se composta y las que se convierten en microplásticos”.
La funcionaria dijo que las normas ambientales de la ciudad se trabaja en grupos de trabajo instalados luego de una convocatoria pública, por lo que llevará tiempo su creación.
“Todo este proceso lleva un tiempo importante, algunas se han llevado entre 8 y 14 meses. Pero eso no va a restringir que de manera inmediata estemos trabajando con los industriales que dicen tener producción de compostables, lo vamos a hacer de manera inmediata con lineamientos temporales”, dijo Guigue Pérez.
“Lo que acordamos con la industria es que mientras la norma técnica de compostables es publicada como debe de ser y discutida con los actores que están participando vamos a aceptar las solicitudes de estas empresas que dicen fabricar bolsas compostables siempre y cuando haya una certificación que garantice que en efecto son bolsas compostables”.
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Guigue Pérez asegura que “ninguna bolsa se degrada por sí sola, hay que llevarlos a procesos controlados para que podamos tener esta degradación, las bolsas de plástico no importa del origen que tengan, tardan en degradarse desde los 100 hasta los 500 años dependiendo de su consistencia”.
De acuerdo con la funcionaria las bolsas compostables se vuelven composta si se llevan a una planta de tratamiento y “esto es la diferencia entre una que se composta y las que se convierten en microplásticos”.
Los comercios que no acaten la medida se harán acreedores a multas de entre 42 mil a 170 mil pesos, según datos de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México.
Sin embargo, Guigue Pérez asegura que “el objetivo de la prohibición no es aplicar sanciones sino que erradiquemos de nuestra cotidianeidad el plástico de un solo uso, de ahí que se hayan prohibido en un primer momento las bolsas que conocemos como de acarreo en la que nos daban nuestras cosas cuando compramos”.
De acuerdo con la funcionaria la aplicación de sanciones es posible desde el momento en que la Ley entró en vigencia pero lo que actualmente se está haciendo es una campaña con el propósito de comenzar a informar a la ciudadanía y evitar la etapa de las sanciones.
“Lo que queremos ahorita es que a nadie le haga falta información y que las personas cumplan la disposición legal por convicción pues esto es algo que va más allá de los intereses pues estamos hablando del bien del planeta”, mencionó.
Según la funcionaria “el periodo informativo va a continuar hasta que tengamos mayor conocimiento de la disposición y no existe un periodo establecido para empezar a sancionar”.
Sin embargo, Guigue Pérez aclaró que actualmente ya se están recopilar todas las denuncias de la ciudadanía sobre en dónde les están entregando bolsas de plástico y actuar en consecuencia.
“Lo primero que hacemos es buscar esos establecimientos con denuncias y los invitamos a que se restrinjan de estar dando bolsas, esta actividad nos ha dado muchos elementos para saber que muchos de los grandes comercios están cumpliendo la disposición legal”.
Los ciudadanos que observen este tipo de prácticas de parte de los establecimientos los podrá denunciar en Dirección General de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Sedema o en el Instituto de Verificación Administrativa (Invea).
Guigue Pérez agregó que “la visita de inspección es un acto administrativo”, que “tiene que ser en función de una serie de reportes que nos están haciendo y lo que vamos a ver es si se está infligiendo, en caso de que sea así se aplica una sanción que va desde una multa económica hasta la clausura del lugar comercial”
“Lo que más nos ocupa es seguir informando a todas las personas porque no queremos que por falta de conocimiento se vean afectados los comercios que también son fuente de empleo y parte de la economía de la ciudad”, señaló Guigue Pérez.
Gabriela Jiménez Casas, ecologa y encargada de difusión del Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó que el problema no es que una bolsas sea reciclable o no, sino el uso que se le da.
“Por lo general lo que hace la gente es que la usa y la tira aunque esté buena. Una buena bolsa de plástico se puede lavar y se puede usar varias veces. El problema es el abuso que hacemos todos de las bolsas, del plástico y de todo”, dijo la especialista.
La experta explicó que “nos están metiendo muchas cosas que llaman plásticos biodegradables, pero son entre comillas porque al menos el 50% siguen siendo plasticos y muchas veces esas cosas que dicen que son biodegradables no se degradan solo por echarlos a la tierra”.
La especialista señaló que este tipo de materiales tienen que pasar por un proceso industrial para que pueden ser desintegrados, y este proceso se puede convertir en nuevo problema a largo plazo porque la cantidad de agua y energía utilizada en esas máquinas puede rebasar el beneficio.
Miguel Rivas, especialista de Greenpeace México, explicó que lamentablemente los plásticos biodegradables compostables solo se compostan bajo ciertos parámetros de presión, temperatura, humedad que no son las que uno podría tener en una composta casera. “Tampoco tirándola al medio ambiente esto se va a deshacer y se va a reintegrar a los ciclos de la naturaleza y es ahí la clave del problema”.
Rivas contó que para muchos industriales la compostadora la tiene que construir el Estado, pero para él la solución es muy simple: “si ellos van a poner esas cosas en el mercado son ellos quienes tienen que hacerse cargo junto con el consumidor sobre cómo generar la cadena de recuperación para que se composte”.
De acuerdo con Rivas “las bolsas biodegradables compostables vuelven a lo mismo porque van a terminar en los basureros y le da a la gente la falsa idea de que con su uso puede redimirse de esta contaminación pensando que lo hacen ecológicamente bien cuando en realidad es más de lo mismo”.
De acuerdo Rivas no sólo prohibiendo las bolsas vamos a lograr algo, pues las bolsas son uno de los muchos articulos prescindibles que podríamos ahorrarnos.
“Nada va a cambiar si no cambia el modelo de producción y consumo en general que hoy nos entrega todo envuelto en plástico pero eso tiene que ser a nivel federal” dice el experto de Greenpeace.
En este sentido Miguel Rivas contó que Greenpeace junto con la Alianza México sin plástico están promoviendo una serie de modificaciones para la prevención del sistema integral de los residuos que tiene como puntos centrales: reconocer la responsabilidad de quienes fabrican y ponen en el mercado los productos, prohibiciones a lo innecesario, programas de educación e información en los mismo envases sobre cómo estos perjudican y cómo se puede realizar su adecuado acopio.
Pero para Greenpeace lo más importante es evitar las falsas soluciones como los bioplásticos o los biocombustibles. “Es una falsa solución porque nos hace creer que las cosas mágicamente desaparecen y en realidad solo generan más contaminación. Como es el caso de los bioplásticos que solo genera basura ecologica”.
El experto de Greeanpeace también mencionó que la solución parte en el origen: “es dejar de transformar derivados del petróleo en plásticos porque la crisis climática y la pérdida de la biodiversidad que hoy vivimos lo demanda”.
Rivas dijo que hay que tomar medidas urgentes y generar alternativas que puedan ser reusables, que se generen envases que puedan ser intercambiados, y que se cree nueva tecnología.
“Lo desechable tiene que desaparecer, es un negocio obsoleto que ya va de salida en todas partes del mundo, y tienen que dejar de amenazarlos con los empleos que se van a perder pues es una industria y como cualquier otro negocio debe innovar conforme a los tiempos que se están viviendo”, señaló.
Para la especialista del IE esta Ley no es mala, pero necesita que la sociedad sea educada en consecuencia, además de hacer otras contribuciones. Advierte que sus beneficios no se verán reflejados al menos hasta dentro de 5 años.
“Debemos tener paciencia y conciencia de que tenemos que disminuir nuestra producción de basura, no nada más de bolsas de plástico, sino de todo tipo de basura inorgánica”, comentó.
Gabriela Jiménez dijo que para hacer sostenible una zona o un ecosistema, se necesita que el ecosistema sobreviva de manera natural y que la gente que vive en ese lugar pueda vivir de lo que le da el ecosistema sin matarlo. Para eso se requiere un equilibrio.
Como ejemplo la experta señaló el bosque que habita la mariposa monarca. “La gente dejó de talar los árboles y tuvieron que pensar en otra cosa que les beneficiara sin dañar el ecosistema. Fue así como en esa zona comenzó a practicarse el ecoturismo. Ellos mismos cuidan del lugar e intentan evitar la tala clandestina”, señaló.
“Algo así tenemos que hacer aquí con los plásticos, usarlos de una manera responsable que nos beneficie a todos pero que al mismo tiempo nos ayude a cuidar el ambiente. Hay que buscar un equilibrio en el que todos salgamos beneficiados”, apuntó Jiménez.
Para lograrlo, la experta reconoció que es un esfuerzo multifactorial, y requiere de un trabajo conjunto de investigadores, académicos, gobierno, industria, sociedad civil y medios de comunicación.
Para ella, la Ley tiene que funcionar si se aplica con criterio y paciencia. “El chiste es hacer una buena campaña de concientización muy clara para que la gente lo crea y lo entienda. Es necesario que entiendan que las acciones son conjuntas y que no eres tú, somos todos”, agrega.